Fue inevitable para ella no pensar en esas palabras, sentía como a pesar de las fuertes embestidas que estaba recibiendo, poco a poco podía sentir ricas sensaciones que su exnovio jamás le había hecho sentir, quería seguir sintiendo esas sensaciones y comenzó ella misma a mover sus caderas, mientras que abrazo fuertemente a su macho
–mmmm siii sigaaa no se detenga
La poca cordura de Katherine Riveros se había desaparecido, las sensaciones ricas cada vez eran mayores y esto se lo hacia saber con fuertes gemidos ya no importándole que alguien la pudiese escuchar desde afuera
-jaja solo era cuestión de tiempo, toma mierda tomaaaa
–ufff siiii ayyy ayyy siiiiiiii dame más siiiii maaas papiiii mas
– ¿no que te dolía? ¡perra mentirosa! ¿quieres que pare?
–ayyyy siiiii duele, pero me gusta, me gusta mucho
El viejo sofa-cama parecía que en cualquier momento se iba a desarmar producto de los movimientos bruscos a los que era llevado debido a la caliente pareja
–dooon su verga es muy gruesa, pero me gustaaa ohhhhh me gusta mucho
El sudado anciano se sentía en el cielo ya que nunca imagino estar cogiendo con un ángel tan perfecto como lo era Katherine Riveros, quería aprovecharla al máximo, así que sin mediar palabra se hecho a un lado con su verga apuntando al techo e invito a la jovencita a que lo monte, ella no necesito pensarlo dos veces y solita se insertó ese mástil de carne para poder cabalgarlo a gusto
-eso perrita muévete así, sigue así, sácate el brasier, quiero ver como se mueven esas ubres
Katherine Riveros ahora arriba de el desvió la mirada, a pesar de la situación sentía algo de pena, pero aun así no dejaba de mover sus caderas
-haz lo que te digo maldita puta o paro de cogerte
La excitada jovencita no le quedo otra que hacer caso y con un rápido movimiento de deshizo del brasier arrojándolo a una esquina de ese sucio lugar, Don Manuel ahora si tenia una vista espectacular, ese par de formidables pechos se movían de arriba hacia debajo de una forma muy cautivadora, el horrible anciano alargo sus manos para poder poseer esos melones y apretarlos a su antojo una vez mas.
Pasaron varios minutos de intensas cabalgadas por parte de Katherine Riveros que parecía insaciable
–siga así señor manuel si siiiii ohhhhhhhh
-que rica puta que eres maldita, te encanta se tratada como una perra ¿verdad?
–ufff siii me gustahhhh, me gusta cómo me trata y como me lo hace
-si fuera por mi, jamás te dejaría salir de este cuarto, nos pondríamos a culiar día y noche como ahora
–Uyyy siii eso me encantaría señor, usted lo hace muy rico
Que la jovencita se ponga a hablar de esa manera cuando hace poco se comportaba tan tímida era demasiado estimulante para el sudoroso anciano, pronto el viejo sintió que se iba a venir
-ufff zorrita ya no aguanto, ya los voy a soltar
–noooo señor asu no se venga, aguante un poquito más, aun quiero seguir haciéndolo quiero seguir siendo su hembra – le suplicaba la nena que no quería que esto se acabe, pero la diferencia de edad era evidente, a pesar de ello Katherine Riveros había recibido la mejor sesión de sexo de su vida
-no aguantare mucho, salte de encima no quiero acabar en este condón, quiero tirártelos en el cuerpito
Katherine Riveros no objeto nada, jamás le habían lanzado el semen en su cuerpo y quería sentirlo, quería sentir ese caliente esperma desparramado por todo su cuerpo, así que se quito de encima, le quito el condón y lo tiro a un lado cerca a su brasier, se puso de rodillas y procedió a masturbarlo fuertemente para que eyaculara
-ahí viene pendeja ¡ahí viene!
–hágalo señor estoy lista
-quiero venirme en tus tetotas
Tres potentes chorros de semen salieron disparados, el caliente semen impacto directo en los pechos de Katherine Riveros, podía sentir el calor de ese semen bajar por su cuerpo hasta llegar a sus piernas, luego de cumplir su cometido el viejo llevo su flácido pene hasta la carita de Katherine Riveros para desparramar lo que quedaba de semen en el bello rostro de la joven, luego de eso cayo pesadamente al sofá-cama para descansar boca arriba
-que rica que estas nenita, disfrute como nunca haberte metido la verga
Katherine Riveros se hecho a su lado exhausta también, sintió la necesidad de abrazarlo en agradecimiento por todo lo que había sentido esa noche, la semidesnuda jovencita (ya que aún conservaba su ropa interior de abajo) alargo sus manos para atraer hacia ella ese arrugado y sudado cuerpo para descansar ambos de la larga faena que habían consumido, como si de marido y mujer se tratase, pero antes que pudiera cerrar los ojos para descansa , sintió unos dedos hurgando cerca de su húmeda vagina
-tu aun no te has corrido zorrita, es mi deber como tu macho hacer que te corras, descuida con mis dedos hare que te vengas
–ufff señor no es necesario, con todo lo que me ha hecho sentir hoy estoy más que satisfecha
-esas son cojudeces, te hare venir tal y como tu me has hecho venir, así que déjate hacer
La sexy muchacha no mostro objeción y dejo que esos dedos invasores se metan dentro de ella, dos dedos se metieron sin ningún problema haciendo gemir a la sensible jovencita, el movimiento era rápido, tal y como cuando ella se masturbaba, al cabo de unos segundos la sexy muchacha empezaba a mover sus caderas al ritmo de esos callosos y gruesos dedos
Pasaron unos cuantos segundos, Katherine Riveros se movía rápido, sentía que algo se venía, todas las ricas sensaciones que había estado sintiendo se acumularon y se apoderaron de su cuerpo y mente para hacerla estallar en el más violento orgasmo de toda su vida
–Ahhhh Diosss que ricoooo ¡siiii! ¡Me corrooo! ¡Señoooor me corro! ¡Ohhhhhhhhhhhhhhh!!
fue lo último que pudo exclamar la jovencita antes de quedar semi inconsciente del delicioso estallido orgásmico que había experimentado.
todo había acabado, la sexy universitaria yacía en ese viejo sofá-cama semidesnuda y muy satisfecha, a su lado se encontraba un sudoroso viejo el cual solo se había bajado los pantalones mientras que su sucia camiseta estaba empapada de sudor, pronto unos fuertes ronquidos era el único sonido que se escuchaba en ese cuarto, Katherine Riveros pensó que luego de tan apasionado momento, ambos se dedicarían a hablar más tranquilos, pero esas cosas al viejo no le interesaban, luego de usarla como quiso, solo se hecho a dormir dándole mínima importancia a su presencia, esto le dio en el orgullo a la pobre nena, se sentía una cualquiera, pero por otra parte no podía negar que ese arrugado hombre la había hecho sentir una verdadera mujer y había activado en ella un gusto que no pensaba que tenía y solo por eso lo perdonaba, sabía que ya era muy tarde y se tenía que ir de ese lugar pero el cansancio también le jugó una mala pasada a la semidesnuda muchacha, sentía como sus bellos ojitos se cerraban del cansancio, asi que sin importarle mucho la hora decidido descansar, se acurruco bien al lado del arrugado vejete, sentía mucho morbo estar echada al lado de ese horrible sujeto como si de verdad fuera su pareja , al cabo de unos segundos ella también quedó dormida.
Habían pasado unas horas, el sonido del chat de su celular la despertó, se alejo un poco de su arrugado hombre y busco su celular, miro la hora y eran ¡las 5 de la mañana¡, tenía que irse de ese lugar e ir a su casa, volteo a mirar a la persona con la que había pasado la noche… no había sido un sueño, de verdad se había acostado con un horrible vejete casi pordiosero en un lugar que olía a mierda, pronto todos los recuerdos se le venían a la mente y Katherine Riveros se moría de vergüenza, no pensó que seria tan atrevida con otra persona a la que acababa de conocer y menos con alguien con una apariencia tan penosa como la de aquel sujeto que aun roncaba fuertemente
La joven universitaria no lo pensó dos veces, ahora mas lucida solo atino a ponerse la ropa buscar su cartera e irse antes de que despierte el vejete, se arregló rápidamente su cabello y acomodo su falda, antes de irse vio una ultima vez al horrible tipo con el que había pasado la noche, le daba asco solo verlo, pero sentía algo de gratitud ya que gracias a el había descubierto nuevos gustos y nuevas sensaciones que jamás le habría hecho experimentar su exnovio, a pesar del asco sintió que lo mas apropiado era despedirse con un suave beso en los labios ya que pensaba que nunca mas lo iba a ver, luego de darle una ultima mirada se fue sin hacer ruido.
Eran las 5 y 30 de la mañana el sol ya se asomaba y Katherine Riveros pensaba mejor la situación , sabía que no podía ir al departamento, la situación con su ahora exnovio tenía que manejarla y terminar con el cuanto antes pero quería ahorrarse todo ese problemón para más tarde, las únicas opciones eran irse a la casa de algún familiar pero por la hora sabia que no era buena idea, decidió caminar e ir hasta la avenida para tomar un carro que la llevase por cualquier lugar mientras despejaba su mente, ya en el paradero busco en su cartera algo de sencillo para pagar al momento se subir y para su sorpresa no encontraba nada, solo su carnet y sus tarjetas… ¡el viejo miserable le había sacado todo el dinero que tenia en su cartera¡, no contento con haberla follado y usado como se le dio la gana le había robado todo el efectivo, por un momento pensó en regresar e increparle pero luego desistió de la idea, pensó que el pobre necesitaba mas que ella el dinero, además le daba miedo despertarlo y que otra vez se la follara, ahora ya no tenia un condón que la protegiese de las posibles enfermedades que podría tener ese viejo pensaba ella, resignada se puso a caminar y pensar que es lo que haría de ahora en adelante, pensaba en que ya no vería nunca mas a ese viejo horrible pero lo que ella no sabia es que el viejo luego de robarle el dinero se había asegurado de sacar otra cosa de su cartera, algo tan importante que haría que tarde o temprano la jovencita regrese una vez mas a ese horrible lugar, el viejo aun entre sueños mostraba una leve sonrisa, sabía que pronto volvería a ver a esa chiquilla y haría con ella todas las sucias fantasías que se había guardado tantos años, pronto ese bomboncito seria suyo nuevamente…
Han pasado meses desde el encuentro sexual que tuvo con el viejo borracho, Katherine Riveros ha conseguido volver a su vida normal, empezó a ayudar en la pastelería de su madre, incluso le dio una nueva oportunidad a su novio, cosa que no le gusto a sus amigas, pero el joven había suplicado e insistido por tantos días que al final la muchacha cedió, con la única esperanza de dejar en el pasado su encuentro con el viejo Manuel.
A pesar de que su vida social parecía estar bien, su vida sexual tenía algunos problemas, su novio había mejorado bastante pero aún no llegaba al nivel del viejo Manuel ya que cada vez que Katherine Riveros llegaba al punto al punto más alto de su calentura, recuerdos de su encuentro sexual con aquel horrible vejete se le venían a la mente, el tremendo morbo que vivió en aquella casucha era difícil de olvidar, incluso había días donde antes de dormir ella tenía recuerdos muchos más largos de aquel viejo y a veces se preguntaba dónde estaría o que estaría haciendo en ese momento.
A pesar de que el tiempo transcurría sus pensamientos lujuriosos no cambiaban, lo más curioso es que cada vez que salía a la calle y miraba a algún señor mayor con aspecto descuidado o algún indigente, ella se quedaba observándolo disimuladamente y se ponía a pensar si aquella persona tenía la misma herramienta y vitalidad para el sexo que el viejo Manuel.
PARTE II: El viejo del reciclaje.
El trabajo en la modesta pastelería iba bastante bien, en pocos meses el lugar gano popularidad, principalmente por la belleza que trabajaba decorando y haciendo de moza en el turno tarde, en más de una ocasión la bella jovencita había recibido propuestas indecentes de clientes de todo tipo, pero ella rápidamente los rechazaba, aunque por las noches antes de dormir pensaba en aquellas palabras subidas de tono que le decían y se preguntaba qué hubiera pasado si les seguía la corriente.
Mas allá de aquellos percances todo iba de lo más normal en la pastelería, el único detalle es que a las 8:00 p.m. hora en la que limpiaba y ordenaba todo para el día de mañana, siempre había un caballero de aproximadamente 60-65 años afuera del local, este siempre pasaba por fuera de la pastelería con su gran saco y aprovechando la pared de vidrio, siempre caminaba lo mas despacio posible para admirar aquel exuberante y juvenil cuerpo.
Katherine Riveros podía sentir aquella perversa mirada todas las noches antes de que cerrara el local, la situación le daba algo de miedo e incomodidad, pero también le intrigaba mucho ya que aquel viejo solo la miraba, nunca le dijo nada obsceno.
Los siguientes días la situación fue exactamente la misma, la joven se ponía a limpiar para irse a casa y casi al instante aparecía el viejo con sus ojos saltones mirándola fijamente del otro lado del vidrio mientras caminaba despacio, pronto la incomodidad que sentía la jovencita en los primeros días se disipaba y en su lugar florecía el morbo ya que esa mirada lujuriosa le empezaban a gustar.
Un sábado por la noche la bella universitaria había quedado con su mejor amiga para ir a un cine que estaba cerca a su lugar de trabajo, Katherine Riveros estaba entusiasmada ya que era el estreno de una película que había esperado mucho, estaba impaciente por salir pero antes de irse quería dejarle un lindo recuerdo a su admirador para que él también tenga en algo que pensar esta noche.
Ese día la hermosa jovencita se sentía bastante bondadosa por lo que minutos antes de que el viejo del saco llegara, se soltó un par de botones de su uniforme dejando a la vista una buena parte de sus suaves pechos copa D que bamboleaban cada vez que ella caminaba y eran perfectamente visibles desde afuera, también empezó a contornear sus caderas de forma provocativa mientras barría, se agacho varias veces, esto con el fin de que su corta falda se levantara aun mas y le regalara un lindo espectáculo al horrible viejo.
Luego de aquel increíble show, la nena noto como el horrible sujeto se frotaba su verga por encima del pantalón, aquella acción motivaba a Katherine Riveros a seguir con su espectáculo, pero ya casi era hora del cine así que con una tierna sonrisa se despidió del suertudo viejo y se metió a la cocina para cambiarse.
A eso de las 8:45 de la noche la bella jovencita se encontraba afuera del cine, una blusa blanca sin mangas cubierta por una casaca negra de cuero bastante pegada, un jean que moldeaba perfectamente su apetecible trasero y unas botas negras era su outfit para esta noche. La blusa con un escote bastante pronunciado dejaba ver claramente el bamboleo de sus niñas con cada paso que daba. Alrededor de las 9:00 pm tenía previsto encontrarse con su mejor amiga en la entrada.
Estuvo en la puerta del cine alrededor de 20 minutos, cuando llega un mensaje a su telegram.
“¡Lo siento Katherine Riveros! Se me presento un inconveniente. ¿Lo podemos posponer? »
La joven estaba furiosa y decepcionada, era una película que ambas esperaron por semanas y estaba a punto de mandarla a rodar y entrar ella sola, pero recordó que la película no seria lo mismo sin su amiga, por lo que optó por dejarla en visto de momento, aquella acción era como una tortura para su amiga que seguía escribiendo, pero Katherine Riveros no respondía nada.
Ahora con la película totalmente descartada, una parte de ella quería irse a casa y la otra quería quedarse para ver cualquier cosa, al final decidió quedarse para ver otra película, el problema es que las demás salas estaban abarrotadas de gente así que recordó que muy cerca de ahí había otro cine, no era tan moderno como en el que estaba, pero seguramente no estaría lleno, además que su orgullo no la dejaría tranquila si se regresara a su casa sin haber hecho nada.
El trayecto fue corto, no le tomo mas de 5 minutos llegar al otro cine, el lugar se veía bastante descuidado, era el clásico cine antiguo de la ciudad que poco a poco se estaba quedando en el olvido a comparación de las modernas instalaciones que había en otros lugares, ahora entendía por qué el otro cine se llevaba toda la clientela.
Escogió una película al azar y entro. Llego hasta donde estaba un caballero cincuentón bastante bajito que verificaba y recogía las entradas, este al percatarse de la presencia de la joven no paraba de observarla con una mirada lasciva y a propósito con mucha calma iba rompiendo el boleto dirigiendo su mirada en aquel gran escote.
Katherine Riveros se empezó a desesperar al ver como el viejo boletero que curiosamente le llegaba casi a la altura de sus senos tardaba exageradamente en romper a la mitad su ticket haciendo como si revisara, la nena volteaba para todos lados no quería verle la cara al calenturiento sujeto.
Primer encuentro con un viejo desconocido
Luego del incomodo momento, por fin entro a la sala, como suponía no había mucha gente, a lo mucho conto unas 10-15 cabezas, saco su celular y se puso a ver sus redes sociales hasta que empezara la función. Pasado unos minutos, vio a alguien entrando en la fila en la que ella estaba sentada, Katherine Riveros no le dio mucha importancia ya que estaba en el otro extremo y a su izquierda había una pared, había como 10 asientos entre esa persona y la jovencita.
La película empezó, sin querer había escogido una película romántica cuya trama avanzaba muy lentamente, al poco tiempo perdió el hilo y saco su celular, estaba más entretenida mirando todas las fotos que sus amigos estaban publicado en sus redes sociales, no se dio cuenta que aquella persona se había levantado y se había acercado varios asientos más hacia donde estaba ella.
El tipo era un caballero bastante maduro, difícil de decir su edad si lo miras por primera vez, debería estar por sus finales de los 50 o empezando sus 60. Tenía un rostro sin muchas arrugas, pero las pocas que tenía eran bastante marcadas. Sus labios gruesos y resquebrajados, físicamente era delgado, pero le sobresalía una barriga típica de las personas delgadas que gustan de beber mucha cerveza, llevaba una camisa de cuadros bastante gastada, unos pantalones anchos de tela por encima de la cintura, el cabello estaba hecho un desastre, se notaba que se pintaba el cabello de una mala manera ya que se podía ver mechones blancos por todo lado.
Al momento de sentarse y tratar de acomodarse en el asiento fue que la nena se dio cuenta y sin querer hizo contacto visual, el tipo de nombre Beto solo sonrió mostrando unos dientes amarillentos, se había sentado a solo un asiento de la nena.
La descuidada y rustica sala de cine podía acomodar fácilmente a 100 personas y solo había un puñado en las primeras filas, la imagen de este viejo sucio con aquella fea sonrisa se le quedó atascada en la cabeza. Fue realmente una imagen repugnante, sabía que debía irse además la película ya no tenía sentido había perdido el hilo hace varios minutos, pero por alguna razón se quedó y decidió darle una nueva oportunidad a la película.
Varios minutos pasaron pero la trama seguía sin presentar mayores emociones, pronto la nena empezaba a ponerle más atención al viejo que casi tenía al lado, recuerdos fugases con el otro viejo borracho que se la cogió se le vinieron a la mente, quería compararlo un poco mas pero ese asiento de diferencia le dificultaba ver a más detalle a aquella persona, algo dentro suyo le decía que fuera ella la que se acercara pero no se atrevía y mientras ella estaba debatiendo en su cabeza los pro y sus contra de su acción el viejo se movió lentamente hacia el asiento.
Sin duda ahora que estaban cerca, el viejo podía tener una vista más que privilegiada de aquel juvenil cuerpo, aquel suave perfume impregnaba en sus fosas nasales, ella por su parte noto el fuerte aroma que desprendía el caballero, no era un olor nauseabundo, más bien un olor típico de una persona que esta en la tercera edad
A pesar de que la jovencita estaba mirando la pantalla, no podía evitar pensar en lo que acababa de pasar, podía ver a ese viejo pervertido clavando los ojos a su generoso escote y si bien no decía ninguna palabra, aquella acción era incómodo para ella.
La película seguía, pero la jovencita no podía concentrarse en ella porque cada vez que la luces se hacían más claras debido a alguna escena, ella podía notar claramente como el viejo la devoraba con la mirada, era obvio que estaba obsesionado con sus tetas, en ese momento se arrepentía de haber llevado un escote tan pronunciado.
Aquellas miradas más el fuerte aire acondicionado de la sala ponían los pezones de Katherine Riveros duros y totalmente visibles sobre su vestido. El material del sujetador no era suficiente para mantenerlos ocultos. Katherine Riveros Estaba avergonzada y quería taparlas, pero tampoco quería hacer una gran escena, por lo que se ajustó la casaca de cuero subiendo el cierre hasta arriba para intentar esconderlas de aquellos ojos pervertidos, la desilusión del viejo era evidente en su rostro, sorprendentemente, parecía que el horrible tipo aceptaba su triste destino, aquella hermosa vista se había esfumado.
Cuando la bella jovencita pensó que ya había pasado el momento incómodo, sintió algo frotándose contra su mano derecha y pinchando su seno derecho, este viejo pervertido al haber perdido su vista privilegiada dio un paso más allá y empezó a rozar el seno derecho de la encamable jovencita con el codo.
– Disculpe, ¿podría mover su mano? – dijo Verónica, con un tono de voz serio, el vejete se sorprendió por aquellas palabras, se le notaba miedoso y sus ojos estaban muy abiertos.