Sexo con Maduros

Cogida por viejos, a la puta le gusta. Pt. 4

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–Lo…lo siento, puse accidentalmente mi brazo en su apoyabrazos

Katherine Riveros no se creía la mentira, recordaba muy bien como ese pervertido la había estado mirando todo este tiempo, así que continuando con su voz seria continúo hablando para tratar de ahuyentarlo

– ¿En verdad este es su número de asiento?, Me parece rarísimo que, entre tantos asientos vacíos, justo el suyo este tan cerca del mío, sería tan amable de regresar a su asiento antes de que llame a seguridad

Se hizo un silencio incómodo, pero pronto el viejo saco de su pequeña mochila el papel arrugado que pertenecía a su boleto donde certificaba que realmente estaba sentado en el asiento correcto, Katherine Riveros se sentía como una tonta ya que el tiro le salió por la culata, el caballero siempre había estado sentado en su lugar y la que había estado en falta era ella ya que al ver el cine tan vacío decidió sentarse en el lugar donde estaba actualmente , pero aceptar su error no era una opción.

Mientras pensaba que decirle el viejo para salir librada de la incómoda situación que tontamente había creado, el viejo se levanto de su asiento, se disculpó con Katherine Riveros por la incomodidad y se sentó a unos 3 asientos de ella.

Aquel acto dejo peor parada a Verónica, había quedado como toda una maleducada, nunca se espero que el viejo se comportara tan cortésmente, llegó a pensar que tal vez ni siquiera le estaba mirando sus pechos y todo había sido producto de su imaginación.

Las aguas se calmaron y ambos volvieron a ver la película. Pero Katherine Riveros solo podía recordar la escenita que había montado, además que podía recordar aquel fuerte aroma que despedía aquel sujeto, aquel olor a hombre maduro hacía que su cuerpo se estremeciera.

Por el rabillo del ojo, Katherine Riveros trataba de mirarlo, él viejo por su parte estaba atento a la película, pero su mano estaba dentro de su pantalón haciendo movimientos extraños, sin duda se estaba masturbando.

La bella jovencita estaba sorprendida, en la pantalla estaba la escena de una joven en lencería que le hacía un striptease a su pareja, aquel baile tenía anonadado al viejo.

Aquella escena hizo que la jovencita sintiera una sensación de hormigueo en su estómago, estaba enterrada en un charco de emociones que rodeaban su mente. Su corazón comenzó a latir más rápido y podía sentir como sus pezones se endurecían cada vez más.

“¿Por qué me estoy poniendo así por este viejo pervertido? ,qué pasaría si dejo que me toque…solo un poquito…¿Y si quisiera más? ¿Y si luego quiere llevarme a otro lugar?”—pensaba dentro suyo la tierna jovencita

Pronto su imaginación se apoderaba de su cordura, empezó a imaginarse aquellas toscas manos tocando suavemente sus senos, esos dedos sucios pellizcando y tirando de sus pezones con fuerza, Incluso si quisiera no podía salir de todos esos pensamientos, se sentía tan bien al recordar ese feo rostro, pero pensar en eso también la asustaba un poco.

Esas fantasías sin duda eran un gran estímulo para ella que no pudo sostener por más tiempo. Todo lo que tenía que hacer era darle un pequeño empujón a la situación y ese viejo pervertido se encargaría de lo demás.

Necesitaba llamar su atención, pero él viejo estaba atento a la pantalla, así que su primer movimiento fue abrir su casaca para liberar de aquella prisión de cuero sus turgentes senos, se volvió lentamente hacia él y lo miro con la esperanza de tener contacto visual. Después de unos segundos, cuando la pantalla se iluminó, el pervertido sujeto cruzo miradas con la cachonda jovencita. Asombrado vio como la nena se mordía su labio inferior y apretó su pecho izquierdo suavemente.

La mandíbula del viejo Beto casi se cae cuando la joven hizo eso, Katherine Riveros satisfecha volvió a ver la pantalla. En un rápido movimiento, el caliente sujeto se volvió a sentar al lado de la nena y se puso a murmurar en su odio solo para que ella escuche.

–Mmm, que grandes y ricas tetas ¿Puedo tocarlas … por favor? —murmuraba el viejo pidiendo un milagro de una forma patética producto de la excitación del momento.

Katherine Riveros al escuchar eso tuvo una combinación entre miedo y calentura por lo que había provocado, al principio negó con la cabeza cualquier avance del viejo cruzando sus brazos a la altura de sus pechos, pero ante las suplicas de este por fin terminó cediendo

“Cómo puedo negarme cuando dijo por favor”–-pensaba juguetonamente la nena

Finalmente, Katherine Riveros sin decir ninguna palabra bajo sus brazos, dejando expuestos sus apetecibles senos, el suertudo caballero tomo eso como una aprobación y extendió su mano apretando suavemente el seno derecho. Frotaba los pezones duros con la palma de la mano aun por encima de su blusa y la vibración que creaba los hacía aún más duros.

La respiración de Katherine Riveros se hizo más profunda y más rápida, todo su cuerpo estaba reaccionando al manoseo que el viejo le estaba dando. Don Beto por su parte se encontraba en el cielo, estaba levantando y acariciando los senos de la hermosa muchacha mientras ella fingía mirar la pantalla, ahora con más confianza uso ambas manos y comenzó a amasar ambos senos con mucha más fuerza y rapidez

Al cabo de unos segundos el viejo tenía total control de los pechos de la joven, pellizcando aun por encima de la blusa los duros pezones de la nena, dibujando círculos con sus gordos dedos, de rato en rato frotaba ambos pezones al mismo tiempo con su antebrazo.

Luego del tremendo agasajo Katherine Riveros volteo su lindo rostro para ver al horrible tipo, Cuando lo miro pudo ver aquel rostro desencajado por lo excitado que estaba, su boca generaba bastante saliva y el aroma a adulto mayor se había vuelto aún más fuerte y para su sorpresa, había un bulto bastante grande en aquel pantalón de tela.

La excitada jovencita a estas alturas hacia grandes esfuerzos para no soltar ningún gemido a pesar de la rica manoseada que estaba sintiendo.

–Mmm, hermosos pezones paraditos y duros, están listos para metérmelos a la boca—murmuraba el viejo en el odio de Katherine Riveros para estimularla aún más.

Esas sucias palabras estaban excitándola a lo grande. El viejo estuvo manoseándola durante casi media hora de pronto la pantalla se apagó y las luces se encendieron.

¡La película había terminado!, entre los primeros tímidos avances y la parte final del manoseo se habían tardado casi hora y media que duraba la película.

Tan pronto como las luces se encendieron la nena se apresuró acomodándose su blusa toda jaloneada donde se podía ver perfectamente su sujetador deportivo de color negro, el viejo por su parte estaba igual de desarreglado que antes así que acercándose al oído de la joven le dijo:

–Tus tetas son las mejores que he visto y tocado. Nunca esperé que fueras una niña tan traviesa, dejando que este viejo sintiera tus grandes tetas –dijo el horrible tipo mientras la nena seguía arreglándose

-muchas gracias – fue lo único que pudo decir la acalorada muchacha con voz bajita, aquella voz autoritaria y sería se había esfumado.

–sabes bomboncito, en la sala de al lado esta a punto de comenzar otra función, no te preocupes por las entradas estoy seguro que también estará vacío y ahí podemos continuar lo que estábamos haciendo, ¿o prefieres ir a un lugar más privado?

– ¿y usted como sabe eso? – pregunto extrañada

–pues muy fácil, yo soy el que limpia las salas, me conozco este cine, sus funciones y cuanta gente promedio entra como la palma de mi mano

– ¿u…usted es el que limpia? Y como es que tenia un boleto de asiento

–mi compa de la boletería me lo dio, me dijo que había una modelo de grandes tetas y pues me dio todos los boletos sobrantes para que entre a comprobarlo, es un gran tipo ese enano de mierda, seguramente lo debiste ver antes de entrar a la sala, se podría decir que gracias a el es que la hemos pasado rico, tal vez luego deberías ir y agradecerle como se debe jeje

Katherine Riveros sabia perfectamente de quien se trataba, era increíble como todo esto había sido orquestado por aquel enano caliente, incluso ese tipo había planeado en darle todos los boletos sobrantes al viejo de la limpieza para que así se pueda sentar en cualquier lugar y no tener problema en caso ella se quejara como lo había hecho antes.

–entonces que dices, Ya no hay nadie acá, ¿La seguimos en la otra salita?

– ¿y no podemos quedarnos aquí? —murmuro con algo de pena la nena

— jeje sin duda las mocosas como tú son unas calenturientas, por mi estaría encantado si tuviéramos la sala para nosotros dos, pero a esta hora esta por comenzar la ultima función y por la película que sigue estoy seguro que tendrá mas personas de las que estuvieron antes, en cambio en la otra sala casi no habrá nadie, es una película que ya esta varias semanas en cartelera, estoy seguro que ya está pirateada en el mercado así que poca gente le dará bola a esta hora de la noche.

-o…ok entiendo

–genial bomboncito, entonces vete a la sala 5, en unos minutos empezara la función, te vas a la ultima fila para que estemos mas cómodos, no te preocupes por no tener boleto, a esta hora ya ni guardias de seguridad hay jeje, yo limpiare rápido esta sala de mierda para que el maricon de mi jefe no me haga problema y en un momento estaré contigo para continuar en lo que nos habíamos quedado ¿está bien?

La nena asintió afirmativamente con la cabeza, todavía se estaba recuperando de lo sucedido, pero ya había quedado un segundo encuentro con aquel viejo de la limpieza, podía sentir la humedad en sus bragas

 segundo encuentro con el viejo desconocido

Tal y como le dijo el viejo, la bella y nerviosa jovencita se metió a la sala 5 y se fue hasta la última fila, esta vez había menos gente que en la otra sala, la espera se sintió verdaderamente larga y cuando las luces se apagaron, señal de que ya iba a empezar la película, el anciano aún no estaba con ella.

Una leve preocupación mezclada con alivio se apodero de ella, por un lado, sentía que dejarse manosear los senos por un viejo desconocido había sido demasiado y era hora de marcharse, pero por otro lado se preguntaba dónde estaría aquel vejete

“tal vez me equivoque de sala o será que el viejo también tuvo suficiente por un día” — eran los pensamientos de la tierna jovencita

pronto comenzaron a aparecer comerciales y no había ni rastro del viejo. La nena estaba a punto de irse cuando por fin lo vio entrar y acercarse a su fila de asientos, instintivamente se trató de arreglar un poco acomodando su ondulado cabello.

Katherine Riveros podía sentir su cuerpo preparándose para el segundo round. Ahora el viejo no necesitaba ninguna invitación para continuar donde lo habían dejado, tan pronto como se apagaron las luces, se acercó a la linda jovencita, una de sus manos se fue directo a los melones de la nena y la otra fue a parar a una de las suaves piernas.

A pesar de que el pervertido sujeto podría haber metido su mano dentro del escote, sabía que ahora tenía mucho más tiempo y no quería espantarla con algún movimiento brusco, así que estaba lo suficientemente tranquilo como para seguir acariciando esos melones solo desde afuera. Siguió frotándolos durante unos buenos 15 minutos, Katherine Riveros estaba disfrutando de las ricas manoseadas ya no solo a sus senos sino también a sus piernas, pero ahora ella quería llevar la situación aún más lejos a pesar del miedo que sentía.

Sin pensarlo mucho, en un estado donde la calentura predominaba a la razón, empezó a acariciar el sudoroso rostro del viejo levantándolo para cruzar miradas, con una sonrisa coqueta y metiéndose juguetonamente uno de sus dedos a sus labios pregunto coquetamente 

– ¿Quiere ver más?

El viejo que creía tener el control de la situación se quedó sin palabras y empezó a tartamudear. Ver al viejo pervertido ponerse de esa forma enterneció a la jovencita por lo penoso que se veía el tipo, así que metiendo su mano dentro de su escote, saco su seno derecho del sostén. Ahora su amamantable pecho estaba fuera del sujetador deportivo, pero todavía estaba cubierta por la blusa, se podía ver aquel pecho perfectamente redondo y firme a través del material translúcido de la blusa. Luego hizo a un lado esta prenda para poder liberar totalmente su suave y apetitoso seno. La expresión del rostro del viejo era de asombro total.

–¡Dios santo! Son más grandes de lo que imaginaba…¡y son tan firmes!, ¿Puedo tocarlos?— preguntó casi suplicando.

-Adelante, por hoy son todas tuyas… pero no seas muy rudo ya que son muy sensibles — Katherine Riveros simplemente se dejaba llevar por la calentura del momento, le encantaba tener el control y tener en su mano a ese viejo sucio usándolo para satisfacer sus nuevos gustos que estaban floreciendo y que poco a poco aceptaba.

El suertudo viejo extendió ambas manos hacia el suave pecho desnudo copa D. La nena casi se corre de placer cuando sintió aquellas manos rasposas en sus desnudos pechos.

–Ohh, maldita sea que melones tan grandes. Nunca había visto o tocado unas ubres tan hermosas como estas

-uhmmmm uhmmm ahhhhhhhhhhhhmmmmfffff –eran los leves gemidos que soltaba la tierna jovencita mientras se mordía el labio inferior

— No he tocado a una mujer en años y eres una chica tan linda y sexy… Pero creo que hay más, en el fondo debes ser una zorra cachonda lista para ser usada por viejos como yo

La nena era elogiada y llamada zorra al mismo tiempo que el viejo apretaba sus tetas con verdadera pasión, tirando de sus sensibles pezones y frotándolos con su palma. El vejete Sabía exactamente lo que estaba haciendo, La experiencia de los años sin duda era de gran ayuda . Katherine Riveros solo echo su cabeza hacia atrás y volvió a gemir suavemente

El viejo ahora con más confianza tomo una de las suaves manos de la muchacha y lo llevo hacia su bulto.

— siente lo que pronto vas a tener dentro de tu conchita , Sé que quieres tocarlo, adelante agárramela y siente lo dura que se ha puesto gracias a ti

Katherine Riveros obedeció sin oponer ninguna resistencia

–eso nenita, ¿Te gusta?, me la has puesto así desde la primera vez que vi tus tetotas, pronto vas a estar cabalgando encima mío moviendo esas ubres tan ricas que tienes

La nena tenía sus ojitos cerrados mientras frotaba ese tremendo bulto que se asomaba por aquel viejo pantalón de tela, de repente sintió algo de humedad en su pezón. Abrió sus grandes ojos y vio con sorpresa como el viejo sin previo aviso se metió parte de su seno en su maloliente boca y estaba succionando como un bebé.

-ohhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh espereemmmmffff ahhhhmmmfffffffffffffffffff – eran los gemidos de la nena que aun luchaba por hacer el menor ruido posible para que nadie de los asientos de abajo los escuche, aunque poco a poco eso estaba dejando de importarle

El pervertido señor por su parte estaba jugando con el duro pezón usando su lengua mientras chupaba con bastante fuerza, de rato en rato daba leves mordidas para luego volver a succionarlos.

Katherine Riveros a estas alturas podía sentir su vagina bastante húmeda. Se arrepentía de no haber llevado una falda en vez de jean para así poder tocarse con mayor libertad, podía sentir como ambos senos se estaban llenando de las babas del horrible tipo que no cabía en alegría por todo lo que estaba pasando.

Para comodidad de ambos, la caliente Katherine Riveros acomodo con mucho cuidado la cabeza del horrible pervertido para que descansara en sus piernas, la vista que tenia el viejo era impresionante y abriendo todo lo que pudo su boca invito a Katherine Riveros a que pusiera una de sus tetas en aquella boca repleta de dientes amarillentos cosa que la nena hizo de inmediato. Realmente parecía que la bella jovencita era una joven madre que estaba dando de lactar a su bebé, solo que este bebé era bastante feo y tenía casi la misma edad que su abuelo.

La escena “maternal” duro varios minutos dónde el viejo succionaba como si de verdad quisiera sacar algo de leche de esas suaves montañas de carne y mientras ella daba de lactar a su horrible bebé, también decidió actuar por su cuenta y sin pedir permiso bajo el cierre del pantalón del viejo, sin decir nada metió su mano para tocar directamente aquella barra de carne caliente,

–ohhhhh siiiiii sabia que eras toda una perra pervertida, vamos hazme una buena paja que pronto te la voy a meter por ambos lados.

Katherine Riveros obedeció sin titubear, mientras hacia a un lado el calzoncillo del viejo, pudo notar que este poseía una herramienta bastante considerable, no pudo evitar compararla con la verga del viejo borracho, ya que a pesar de que esta era un poco mas corta, lo compensaba enormemente con los grueso que era y sin duda era mucho más grande que la de su novio, la nena primero empezó con unos leves movimientos pero las succiones a sus senos eran tan agresivas que pronto empezó a subir el ritmo y con ayuda del liquido preseminal se le hizo más fácil subir y bajar su mano para deleite del horrible tipo.

Había tanta saliva que podía sentir como su sostén se mojaba, el pervertido estaba haciendo su mejor esfuerzo para meterse toda la teta en la boca, pero ni siquiera un tercio del seno de la joven podía cubrir.

-ahhhhhhhhhhhhhhh ufffffffffffffffffffffffffffff siiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii ahhhhhhhhhhhhhhhhh — gemía suavemente en el odio del viejo alentándolo a que continúe así de rudo con sus niñas.

Cuando el viejo comenzó a morder su sensible pezón con mayor fuerza, la nena empezó a masturbarlo más rápido, Estaba haciendo sonidos descuidados con todo el líquido preseminal de aquella gruesa verga

El pervertido conserje se sentía en el cielo, una hermosa mujer de grandes senos le estaba haciendo la paja de su vida mientras él le chupaba las tetas, miro directamente al rostro de la bella jovencita y no pudo aguantarse a robarle un beso, aquel acto sorprendió a Katherine Riveros, pero lejos de rechazarlo, la bella mujer abrió sus finos labios para intercambiar saliva y entrelazar sus lenguas al mas puro estilo de un beso francés de unos recién casados.

Mientras el increíble beso continuaba, el viejo trataba de meter sus manos dentro del jean de la caliente jovencita para poder sentir aquella húmeda zona directamente, pero aquella prenda estaba tan pegada que le era imposible por lo que empezó a sobar la zona intima de la muchacha por encima del jean

–Ohhh …putaaaaaaaa tetonaaaaaa ¡me voy a correr!, sácame la verga de los pantalones, no quiero mancharlos

La nena en un rápido movimiento hizo lo que el viejo le pedía y por fin pudo ver aquella varonil herramienta en todo su esplendor, sin duda aquel mástil de carne era más grueso y tenía una prominente cabeza, de pronto pudo ver como unos 3 potentes chorros de semen salían volando con gran potencia por todo el lugar manchando parte de su blanca blusa y su jean.

Los ojos del viejo se pusieron en blanco por unos segundos ya que esa había sido la mejor paja de su vida, sus ojos estuvieron cerrados por unos segundos y luego miró con una gran sonrisa a la tierna muchacha que tenía una respiración pesada

Justo cuando la nena bajaba su linda cara para fundirse en un profundo beso en agradecimiento por todo lo que había experimentado, el celular del viejo empezó a timbrar haciendo que la nena rápidamente acomode su ropa por el susto

–me lleva la…espera un rato tetona, es el maricon de mi jefe tengo que contestar o si no ese maldito me puede botar— así que acomodándose su pantalón se fue hasta el otro extremo de la sala para poder contestar sin interrumpir la película, mientras tanto Katherine Riveros aprovechaba el momento para arreglar su ropa ligeramente ya que seguramente el viejo otra vez iría a por ella luego de la llamada

luego de unos segundos el viejo regreso a su asiento bastante frustrado

–la puta madre tetona, ese maricon quiere que vaya a la otra sala a limpiar una mierda que se ha desparramado por toda la sala, no sé cuánto tiempo me tome.

La nena se quedó sin palabras, sin duda ella quería llegar más lejos ¿en verdad la iba a dejar con tremenda calentura?

–Eres una chica increíble. Nunca en mi vida me había sentido tan bien, Espero que te haya gustado como este anciano te chupó tus tetotas y gracias por ayudar a liberar mis bolas, sin duda esto se tiene que repetir, pásame tu numero putita para quedar más tarde y seguir pasándola rico hasta el final

La bella jovencita estaba anonadada, su mano estaba goteando con el semen del viejo, su pecho y sujetador aún se sentían húmedos, no sabía cómo reaccionar así que solo atinó a decirle su numero celular para que el horrible vejete lo anote en sus contactos

–listo bomboncito, hoy más noche te llamare para ver donde la continuamos, conozco un hostal cerca de acá, aunque siendo sincero estás tan buena que soy capaz de meterte la verga en el callejón de al lado, ¡Tengo que decirte que esas tetas tuyas son las mejores!, nunca me cansaré de chupártelas, pero también me muero de ganas por probar ese rico culito que pide a gritos una buena cogida – decía esto mientras le sobaba las piernas hasta llegar a su húmeda vagina por encima del jean, para tallarla suavemente.

Antes de irse el viejo le plantó un último beso con harta lengua mientras seguía masajeando la zona íntima de la muchacha aún por encima de la ropa, de pronto abruptamente el viejo conserje se alejo y se fue caminando con una evidente erección.

La caliente nena no podía creer que aquel viejo la estaba dejando en ese estado de calentura y había preferido irse a terminar su trabajo, estaba segura que cualquier otra persona hubiera mandado al diablo eso y se hubiera quedado con ella hasta el final, aquella acción del pervertido señor sin duda había lastimado su orgullo, sentía que debía irse a su casa y dejar con las ganas al tipo, pero la tremenda calentura que aún estaba en su cuerpo le decía que aún no era suficiente.

Katherine Riveros un poco más calmada pero aún bastante cachonda pensaba en sus opciones, ¿sería mejor quedarse a esperar a ese horrible vejete?, tal podría ir a buscar al enano pervertido que inició todo esto y darle su respectivo regalo tal y como le dijo el conserje , tal vez podría buscar un nuevo candidato en las oscuras calles para calmar sus deseos o tal vez…solo tal vez debería ir a buscar al viejo borracho de Don Manuel a su casucha para arreglar cuentas pendientes.

Katherine Riveros, aún con la respiración agitada y el cuerpo temblando de excitación, se quedó en su asiento tratando de decidir qué hacer. La película seguía en la pantalla, pero ella no podía concentrarse en nada más que en la calentura que sentía. Finalmente, tomó una decisión. Se arreglo lo mejor que pudo, se levantó de su asiento y salió de la sala, dirigiéndose hacia la boletería donde había visto al enano caliente por primera vez.

Al llegar a la boletería, vio al enano boletero sentado en su pequeña silla, mirando con una sonrisa lasciva mientras ella se acercaba. Katherine Riveros, con una mezcla de nerviosismo y excitación, se acercó a la ventanilla y le devolvió la sonrisa.

—Hola, ¿te acuerdas de mí? —preguntó Katherine Riveros con una voz suave y coqueta, sin duda estos señores feos despertaban algo en ella que no se podía explicar y luego de haber sido, manoseada por el conserje en aquella sala, su cabeza solo pensaba en consumar el acto, de lo contrario no podría dormir esa noche por lo caliente que estaba.

El enano boletero, sorprendido pero encantado, asintió con la cabeza. —Claro que me acuerdo de ti, preciosa. ¿Cómo podría olvidarme de una belleza como tú?

Katherine Riveros se mordió el labio inferior y se inclinó un poco más hacia la ventanilla, asegurándose de que el enano tuviera una vista clara de su escote. —Me dijeron que tú eres el responsable de que yo haya pasado un rato…agradable con el señor conserje.

El enano mostrando sus dientes amarillentos producto del excesivo cigarro que consumía solo atinó a decir:

—Sí, fui yo quien le dio los boletos. Me alegra saber que lo pasaste bien. Pero dime, ¿qué cosas te dejaste hacer con ese viejo? —preguntó, bajando su voz a un tono más grave y sucio.

Katherine Riveros se mordió el labio inferior, sintiendo una oleada de calor en su cuerpo.

—Bueno, él… él me tocó en …ay no me da pena decirlo acá, puede venir alguien ¿Hay algún lugar donde podamos hablar en privado? —dijo, su voz temblando ligeramente.

El enano boletero se levantó de su silla, sus ojos brillaban con lujuria. —Sígueme, preciosa. Conozco el lugar perfecto.

Katherine Riveros siguió al enano boletero por un pasillo oscuro hasta una pequeña habitación que parecía ser una oficina improvisada donde había un par de pantallas que mostraban la entrada y la zona de comidas, alrededor había varias colillas de cigarros y muchas latas de bebidas energizantes y es que el viejo aparte de ser el boletero también atendía el área de seguridad en el que se turnaba con el viejo conserje. El enano cerró la puerta detrás de ellos y se volvió hacia Katherine Riveros con una mirada hambrienta. La habitación estaba iluminada por una tenue luz amarillenta que provenía de una vieja lámpara de escritorio, creando un ambiente íntimo y cargado de tensión.

—Aquí estamos, preciosa, ponte cómoda. Ahora que estamos solos quiero que me cuentes todo lo que paso —su voz estaba llena de lujuria mientras se acercaba lentamente a Katherine Riveros, sus ojos recorren cada curva de ese joven y escultural cuerpo.

Katherine Riveros se estremeció al sentir el contacto del enano, pero no se apartó. —Bueno, al principio solo me miraba, pero luego…

—¿luego qué, preciosa? ¿Te tocó? ¿Te besó?

La joven universitaria se quedó un rato callada ordenando sus ideas, El viejo boletero se apegó a ella, ese rostro ojeroso justo llegaba a la altura los amamantables senos de Verónica, por lo que tenía una vista privilegiada de ese profundo escote, sus arrugadas manos comenzando a recorrer ese juvenil cuerpo, deteniéndose en sus caderas y apretándolas suavemente. —¿Dónde te tocó, preciosa? ¿Aquí? O será por… ¿acá? —preguntó, poniendo una mano sobre el pecho de Katherine Riveros y apretándolo suavemente.

Katherine Riveros asintió, cerrando los ojos por un momento. —Sí, ahí. Y también… también los chupo—dijo, su voz llena de deseo.

El rostro del enano boletero era una mezcla de alegría y sorpresa por ver como la hermosa jovencita empezaba a contar su experiencia, sus manos ahora recorrían los senos de Katherine Riveros, sintiendo su suavidad a través de la blusa. —Mmm… qué delicia. ¿Y te gustó? ¿Te gustó cómo te chupaba los pezones? Seguro que tenía mucha hambre y quería alimentarse de tu lechita —comento totalmente excitado.

Katherine Riveros asintió, su respiración acelerándose. —Sí, se sintió ric…se sintió bien sentir aquellos labios resecos en mis senos, sentir como jugaba con ellas y la fuerza como los chupaba como si de verdad quisiera amamantarse, me hizo sentir cosas que nunca había sentido antes, cosas que jamás sentí con mi novi…con mi exnovio

El enano boletero comenzó a desabrochar lentamente la blusa de Katherine Riveros, revelando ese sexy sujetador deportivo. —ese viejo idiota tiene una gran manía con las tetas, cuando vamos a un putero siempre se toma su tiempo mamando como si fuera un bebe antes de cogérselas, aunque en este caso no lo culpo, tienes unas tetas muy grandes y suaves ¿Y qué más te hizo, preciosa? ¿Te tocó aquí abajo y te metió los dedos? —preguntó, deslizando una mano hacia su entrepierna y apretándola suavemente.

—uy…Sí, me tocó ahí, pero no pudo meter su mano por que estaba…ahhhh…estaba con el jean puesto—dijo Katherine Riveros soltando su primer gemido suave por la forma como el viejo la estaba tocando

El viejo ahora recorría todo el cuerpo de Katherine Riveros, sintiendo cada curva, apretando esas enormes nalgas y dándole un suave masaje en la zona intima a la excitada jovencita aun sobre su apretado jean.

El viejo boletero se centró en manosearle el trasero y mientras lo hacía, hizo que Katherine Riveros se agachara un poco y susurrando en su oído le dijo:

—Sabes, preciosa, fui yo quien envió a ese viejo conserje para calentarte. Sabía que una putita como tu estaría buscando un macho, sabía que con un par de manoseadas ese vejete te haría poner como toda una yegua en celo, pero antes de que pudiera cogerte lo llame y lo mande a otro lado para ser yo el que tenga el privilegio de meterte la verga primero—dijo, su voz llena de orgullo y lujuria.

Katherine Riveros ya sabía que el enano era el autor intelectual, pero se sorprendió por la exactitud del viejo para interrumpir el momento antes de que ella sea inevitablemente cogida.

—¿señor…ufff…usted… como supo cuando debía llamar? —preguntó, su voz temblaba de excitación por la tremenda manoseada que estaba recibiendo.

—¿cómo supe? Jajaja cariiiiño conozco a ese infeliz conserje desde hace muchos años, se cuánto demora en calentar a putitas como tú, ambos hemos trabajado en un cine porno por muchos años y olemos a kilómetros cuando las mujeres calenturientas como tu vienen solo para buscar ser cogidas , no creas que eres la primera mujer que nos cogemos en el cine….aunque debo admitir que si es la primera vez que viene una mujercita tan buena, putitas con el porte, las nalgotas y sobre todo esas ubres que te manejas suelen ser muy caras , pero gracias a ti podre vivir la experiencia de cogerme una puta A1 totalmente gratis  jeje

—entonces …lo que me dijo el señor conserje de que tenía que limpiar otra sala…ufff… ¿era mentira?

—pues sí, jaja ¿enserio le creíste? ¿¿¿Tú crees que un vejete tan feo como el preferiría limpiar a cogerse a un manjarcito como tú??? Jaja sí que eres ingenua, todo es parte del plan, ya que si le hubieras dado las nalgas y ese malnacido te hubiera cogido hasta el final lo más seguro es que hubieras saciado tus ganas y ya no podría cogerte, POR ESO trabajamos en equipo, yo me encargo de seleccionar a las putitas y él se encarga de la etapa previa, del calentamiento, del manoseo, luego entro yo, te hago el amor y luego entra el a cogerte por el culito…¿qué te parece nuestro trabajo en conjunto mi querida tetona?

Katherine Riveros estaba sin palabras, realmente cayo redondito en el juego de estos dos vejetes, pero lejos de indignarse su mente solo pensaba en donde estaría el otro viejo en estos momentos.

—ufffff…y el señor conserje ¿dónde está ahora?

—¿de todo lo que te dije eso es lo primero que preguntas?? Jaja si que te dio una buena manoseada, ¿quieres que lo llame ahorita para que te culeemos entre los dos al mismo tiempo?

—¿que? ¡NO! …no…yo solo…uffffff…yo solo quería saber…

—pues es mi hora de gozarte putita, luego que yo acabe le avisare y el vendrá a reclamar tu culito, pero para serte sincero me voy a tomar mi tiempo contigo, es más, me sorprende como ese idiota te haya dejado ir y haya respetado el trato, si hubiera sido yo te culeaba en ese mismo momento.

Con todo lo acontecido Katherine Riveros sabía que si o si iba a terminar cogida por esos dos horribles vejetes, no veía otro escenario donde pudiera salir libre sin que los viejos no se la culeen …y pensar en ese escenario sin escapatoria, lejos de asustarla la calentó aún más.

PARTE VI: el mejor sexo oral

Con la adrenalina a tope, Katherine Riveros no pudo resistir la intensa excitación que la embargaba. El manoseo del enano boletero se volvió aún más intenso, esas arrugadas y callosas manos recorriendo cada centímetro de su piel con tanta destreza, sus dedos se introdujeron por debajo del jean de Katherine Riveros, llegando hasta su ropa interior sintiendo la fina tela de algodón.

El pervertido boletero, ansioso por saciar su lujuria, se puso de rodillas en el piso y en un movimiento brusco deslizo el jean hasta la mitad de sus muslos, exponiéndole el gran y firme trasero que poseía la jovencita.

La situación se volvía más escabrosa por segundos, la adrenalina que sentía Katherine Riveros era indescriptible, no sabía si era miedo o excitación lo que la movía, solo sabía que su coño ya empezaba a mojarse, la sensibilidad en su clítoris era extrema, la idea de que el enano la estuviera manoseando en aquel cuartucho la volvía loca.

Con la boca seca y la respiración jadeando, Katherine Riveros permitió que el enano boletero continuara su camino ascendente por sus muslos. Esas manos expertas recorrieron cada centímetro de su piel suave, acariciando, pellizcando y besando cada pulgada de ese juvenil cuerpo. El enano se detuvo en su ropa interior, que ya estaba empapada de la humedad de su deseo y acercando su nariz al tesoro de la jovencita inhaló profundamente, llenando sus pulmones del embriagador aroma a sexo que emanaba de ella. La joven se estremeció, sus piernas temblando de la emoción, y no pudo evitar abrirse un poquito más, permitiéndole al enano acceder a la joya que se encontraba escondida debajo.

—Mmm, preciosa, huele a que estás preparada para mi —murmuró el enano, su aliento la hacía estremecer. Sus dedos se deslizaron por la tela, buscando la abertura, la hendidura que le permitiría entrar en contacto con su sexo.

Mientras el enano boletero continuaba explorando la intimidad de Katherine Riveros, la joven no podía evitar sentir un extraño y perturbador placer en la humillación. Esas manos expertas hurgando en su ropa interior, acariciando su clítoris empapado y sus dedos deslizando por su abertura caliente. El diálogo se volvía cada vez más lascivo, sus alientos se entremezclaban en la atmósfera cargada de lujuria.

—¿Sabes que tienes un coño delicioso, preciosa? Suave y jugoso, exacto a mi gusto—susurró el horrible señor, metiéndole un dedo en la vagina con habilidad, provocando que la muchacha gimiera suavemente.

—Ay, si… si… me gustan sus manos…

Katherine Riveros no podía creer que le estuviera respondiendo a las vulgaridades que le decía el viejo, su mente se enredaba en la excitación que la envolvía. Más allá del asco y la repulsión, sentía la urgencia de ser tomada, de sentir el calor y la humillación que solo un ser tan despreciable como él podía brindarle.

—¿Te gustó la manoseada que te dio mi compañero, mi linda zorra? Pues eso no es nada, ahora vas a sentir como un verdadero macho trata a su hembra.

El enano, cada vez más emocionado, metió un dedo más, empezando a moverlos lentamente, explorando el interior de la joven universitaria.   En esos momentos, la muchacha se sentía sucia, usada, una simple presa de deseos repugnantes, y eso, paradójicamente, la excitaba aún más.

—Sí, dame, deme todo lo que tenga, por favor… no puedo más—susurró la muchacha

El enano boletero, viendo que la excitación de Katherine Riveros era palpable, no pudo resistir la tentación de darle aún más placer. Retirando suavemente los dedos de su interior le dijo:

—Tranquila, mi reina, no será solo mis dedos los que te harán gritar de placer hoy

Con un movimiento experto, el enano bajo la fina tela que protegía la intimidad de la universitaria, haciendo que Katherine Riveros exponga por completo su sexo húmedo y ansioso. Sin perder un instante, la lamió de abajo hacia arriba, succionando su clítoris erecto y chupando suavemente la humedad que emanaba de su abertura.

Katherine Riveros no se pudo contener y dio un grito ahogado de placer, su espalda se arqueó y sus manos se aferraron a la pared detrás de ella. La sensación de la ruda y caliente lengua del enano en su clítoris era incomparable.

Mientras el viejo la lamía con fervor, sus dedos continuaron explorando su interior, moviéndose de un ritmo suave a uno más intenso, siguiendo el compás del gemido de la joven. Katherine Riveros ya no podía distinguir el miedo del deseo, la humillación del placer, sobre todo porque el enano la miraba a los ojos mientras le hacia el mejor oral de su vida .

—Ay, si… si… ufffff … no pares… —eran las únicas palabras de Katherine Riveros

El enano se detuvo por un instante, disfrutando de la imagen de la muchacha totalmente entregada deseando más, sabía que todos esos años de practica en  esos antro de mala muerte con prostitutas baratas estaban dando resultados.

Volvió a la carga, ahora con más decisión, su boca devorando cada centímetro de esa suave vulva, sus dedos entrando y saliendo de ese tesoro con la maestría que solo un hombre de mucha experiencia podía dar. La joven se movía sin control, sus caderas bailando al son de aquella viscosa legua que se movía muy bien dentro de ella y sus alrededores.

Más allá de la fealdad del acto, la sensación era indescriptible. La punta de la lengua del enano, raspando el clítoris de la excitada muchacha, los dedos en su interior, el sonido de su saliva chocando contra su piel, cada movimiento, cada caricia, la acercaba al precipicio del orgasmo. Y en ese instante, el enano se detuvo, jadeando, su cara estaba empapada por la humedad de Katherine Riveros.

—uffffff… ¿señor porqué para?… siga lamiéndome ahí abajo…ufff por favor…

PARTE VII: entregándose por completo

El enano, sin darle opción a Katherine Riveros de responder la lleva bruscamente a una vieja mesa que cruje con el peso, mostrando la impaciencia que sentía por la jovencita, con la respiración agitada, la mira fijamente a los ojos, su rostro denotaba deseo, al instante se saca su verga ya totalmente dura, parecía que iba a estallar en cada minuto.

En un movimiento rápido le quita el jean por completo y lo tira lejos de donde estaban, dejándola totalmente desnuda de la mitad para abajo. Con la excitación en su rostro, comienza a hurgar en la entrada de la excitada jovencita, acariciando la abertura mojada y caliente con la punta de su miembro. Katherine Riveros, entre la confusión, la excitación y la angustia por lo que le sucede, se niega por un instante tratando de cerrar las piernas.

—No, por favor, no la meta…sin un condón—suplica la muchacha, intentando mantener un mínimo de cordura en aquel escenario degradante.

El enano la mira con un brillo malicioso en sus ojos.

—¿Acaso crees que soy un imbécil que se coge a las putas sin protegerse? Tranquila, mi preciosa, ya tengo mi ponchito preparado jeje—dice, haciéndole un guiño a la caliente muchacha.

Sacando un condón del bolsillo de su pantalón, se lo coloca rápidamente, asegurando la protección que Katherine Riveros anhelaba, se acerca a la semidesnuda muchacha de nuevo y pone su miembro a la altura de su vagina, que por la propia humillación y el placer que sentía ella misma abrió las piernas listas para ser penetrada.

Mientras el viejo se acomodaba ella no podía dejar de pensar que se habían saltado varios pasos como el sexo oral que ella pensaba hacerle, que le chupen las tetas o todo previo que ella estaba dispuesta a obedecer, con este viejo boletero, pero solo basto que este repugnante sujeto le hiciera sexo oral para abrirle las piernas por completo

Katherine Riveros echada de espaldas en esa vieja mesa, ya no podía resistir más, se acomodó lo mejor posible empujando las caderas. El enano al ver a esa hermosa mujer prepararse para lo inevitable no lo dudo y empujo una parte de su miembro haciendo que la joven se estremezca y gima por aquel palpitante miembro que empezaba a entrar muy dentro de ella

Comenzando a moverse lentamente, el enano le susurra al oído a Katherine Riveros:

—Ahora vas a sentir lo que es un verdadero hombre, mi linda tetona…

Y con esas palabras, empieza a meter todo su miembro con una facilidad producto del buen oral que le había dado a la jovencita y poco a poco empezó a  acelerar el ritmo, la muchacha gemía más y más, aferrándose a la mesa y a la pared, su coño trataba de acomodarse a aquel enano que la penetraba sin piedad, cada embestida más potente que la anterior.

Ya no era solo la calentura del acto lo que la dominaba, era la sensación de ser cogida por un ser que la deseaba sin límites, que la usaría a su antojo, que la veía solo como un pedazo de carne que podía satisfacer su lujuria sin importarle su dignidad. Y ahí, en la soledad de aquel cuartucho, con la excitada mirada del enano y el sonido del cine en la lejanía, Katherine Riveros se rinde por completo al placer, olvidándose de la poca cordura que le quedaba y permitiéndole al enano ser su amo en aquel instante.

El enano boletero continuó empujando su venosa verga adentro de Katherine Riveros, cada embestida era más profunda. La mesa crujía y temblaba al ritmo de los movimientos reproductivos de ambos, su pene tocaba cada rincón de esa jugosa vagina, haciéndola sentir cosas que jamás habría imaginado. Katherine Riveros, incapaz de contenerse, gritó:

—Ah, sí… si… mas… mas… no pares…

El enano, ahora más emocionado por la reacción de la muchacha, aceleró el ritmo, sus manos agarrando fuertemente las caderas, levantándola cada vez que la penetraba.

—Mira cómo me aprietas la verga, zorrita, que deliciosa estás—dijo el enano con sus ojos inundados en perversa lujuria.

Katherine Riveros, con la cara roja del placer y la humillación, jadeando y aferrada a la mesa, no podía creer que estuviera disfrutando de ser usada de aquella manera por un ser tan feo y lo peor es que ella lo alentaba.

—se…señor … si… si… cójame más duro—suplicó la joven, entregada al placer que la consumía.

—ufff…siempre supe que a las putas como tú le gustan los viejos—exclamó, riendo a carcajadas.

La conversación se volvía cada vez más vulgar y excitante, el enano la insultaba y la halagaba a la vez, la hacía sentir sucia y deseada.

—Eres mi putita calenturienta, mi esclava del sexo, la que vino a mi cine a que la cogieran… ahora vas a sentir lo que es un orgasmo real—continuó el enano,   jadeando en su oído.

Mientras el enano la cogía con la pasión de un animal en celo, Katherine Riveros no podía evitar sentir que la vida se le escapaba de las manos, cada embestida la acercaba más a la realidad de lo que era: la presa sexual de unos viejos desvergonzados.

El enano, notando como la jovencita se entregaba completamente al acto, decidió dar un paso más besándola mientras se la cogía, esa boca seca y caliente se pegó a los dulces labios de Katherine Riveros, que sin pensarlo, correspondió al beso, el pervertido boletero, al sentir la suavidad de los labios de la muchacha, se emocionó aún más, y con un movimiento inesperado, levantó las piernas de la muchacha y las puso en sus hombros, para empezar un movimiento mucho más frenético.

Con la respiración agitada, el enano jadeando en su oído le dijo:

—Sabes que no me cojo a putas sin condón, pero tu pareces especial…—dijo mientras su respiración desagradable resonaba en toda la habitación.

Katherine Riveros, que parecía saber lo que se avecinaba, le respondió entre jadeos:

—Pero… usted… dijo que…

El enano la interrumpió con un gruñido.

—tú… tú te sientes tan rica y apretada que merece la pena correr el riesgo, quiero sentir tu coño apretando mi verga completamente al natural—y sin darle oportunidad de responder, la besó de nuevo, metiéndole la lengua en la boca con tanta brutalidad que la muchacha no pudo evitar soltarse y solo le correspondió el beso.

Katherine Riveros no quería ser cogida por temor a quedar embarazada, pero en ese momento se sentía tan bien que quería experimentar como seria hacerlo sin condón, sería la primera vez que lo haría y se lo daría a ese viejo repugnante que jamás soñó en estar siquiera cerca de una joven tan hermosa y de buen cuerpo como ella.

Con un leve movimiento de cabeza ella acepto la petición de ese horrible vejete, el viejo con una sonrisa de oreja a oreja se detuvo y con un movimiento suave, se quitó el condón, su miembro ya reluciente estaba listo para la acción.

El enano boletero, ahora sin condón, penetró a Katherine Riveros con una intensidad renovada. El calor de su duro pene se transmitía a cada fibra del interior de Katherine Riveros, la muchacha no pudo evitar sentir como aquel pedazo de carne la llenaba de placer. El choque de sus fluidos, la pura carne contra carne, era algo que Katherine Riveros jamás hubiera imaginado que disfrutaría. El enano, al sentir el calor de esa joven vagina sin la barrera del preservativo, gruñía de placer, su ritmo se volvía cada vez más salvaje.

—Mira que rica estás, ufffff…. mi putita, sabía que cogerte sin esa mierda de preservativo seria el cielo—dijo el enano, susurrándole groserías en el oído.

—Ay, si… siiiii… ahhhhhh…sin condón… uffffff…se siente …ri…ricoooo…— Katherine Riveros gemía ya sin importarle que alguien pudiera escucharlos.

El viejo, emocionado por la reacción de la muchacha, la besó apasionadamente, intercambiando saliva, su boca recorría el cuello, mordiéndola suavemente y dejándole varias marcas

—Así es, mi zorra, disfruta de la verga de este viejo… si… siéntelo, siéntelo… vas a ser mi putita de por vida, además te voy a marcar tu cuellito con muchos chupetones para que todos sepan que eres mi mujer

Katherine Riveros, sin darse cuenta, empezó a repetir sus groseras palabras, cada insulto que le decía la hacía sentir más deseada, más sucia, más puta.

—Sí, soy tu putita, tu perrita, la que vino a abrirte las piernas… la que se lo chupara cuando quiera…la que te la coges…ufff sin condón…déjeme todas las marcas que desee viejo pervertido— Katherine Riveros decía todo ello totalmente excitada producto de las nuevas sensaciones que sentía, en un tono que jamás hubiera imaginado saldría de su boca.

El enano parando un poco los movimientos frenéticos le dijo:

—¿Que dices? ¿me chuparas la verga? ¿Vas a ser mi putita del cine siempre?

—S.…si… se la quiero chupar… la…la quiero en mi boquita…

El enano se la había estado cogiendo frenéticamente por unos 15-20 minutos donde se dijeron de todo, estaba a punto de explotar, por lo que la bajó de la mesa, la hizo arrodillarse y la empujo contra la esquina de aquel cuartucho

—Tan puta… tan calientita… no puedo creerlo…—dijo, sonriendo de excitación.

Y sin más, la tomo por la nuca acercando su caliente verga a los finos labios de Katherine Riveros que solo se dejaba guiar

—Ahora vas a saborear mi leche, putita calienta vergas…

Y sin darle opción, le metió toda la verga en la pequeña boquita de Katherine Riveros, ahora con la furia de alguien que sabe que se acerca al clímax. Katherine Riveros, ya sin reparos, se inclinó y abrió la boca, ladeando la cara, dispuesta a recibir la descarga del enano. El viejo al notar aquella sumisión, aceleró aún más, empujando su miembro duro contra su garganta, llenando la boca de la jovencita con cada embestida.

—Ahh… aaaaahh… ahí viene putita… ahí viene la lechita, tómatelo todo… ahh… ya… ya… ya…—gritó el enano, en el clímax.

Y en un instante, potentes chorros de semen llenaron la boquita de la universitaria, Katherine Riveros lo tragó todo, no quería que ni una sola gota tocara el piso. El enano la soltó y la muchacha se derrumbó en el piso a descansar un rato totalmente desnuda de mitad para abajo y solo con la blusa totalmente jaloneada

Pero Katherine Riveros no se detuvo allí, se levantó lentamente, se acercó al enano que se había sentado a fumar un cigarrillo y tomando esa verga aun caliente, la metió en su boca, succionando cada gota que aún le salía. El enano la miró sorprendido, sus ojos se abrieron al ver a la muchacha disfrutando de su semen, y no pudo evitar sentir un orgullo malvado por la escena que se presentaba ante él.

—Sí, mi putita… límpiala toda que ahorita se viene el segundo round, vamos a aparearnos toda la noche —le decía, viendo a la joven lamer su miembro aun palpitando mientras le daba una gran bocanada a su cigarro.

Ella, sin mirarlo a la cara, seguía en lo suyo, la degradación era completa, la humillación la llenaba de un placer que jamás creyó que sentiría.

En eso, la puerta de la vieja oficina se abrió de par en par, mostrando al viejo conserje, que miraba la escena con ojos ansiosos.

—¿Listo, jefe? Me toca a mi—preguntó el conserje, su pene ya erecto se notaba totalmente

El enano boletero, dando una bocanada a su cigarro, le sonrió y le dijo:

—Siempre tu tan inoportuno, solo dame un minutito, que limpie bien mi verga y será tuya hasta que me recupere para el segundo round

Katherine Riveros, con la boca aun llena del sabor del semen del enano, sabía que su noche de placer aún no había terminado

 

El día después de la primera noche con mis dos hijas VII (12)

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