Y qué conveniente es que se celebre próximamente San Valentín, porque esta publicación es nada menos que sobre El Amor.
He intuido últimamente que mi obra escrita genera salpullido. Ya antes ha causado brotes de histeria (en otros sitios). Pero, eso vale más que cualquier número de likes. Un like, representa un grado de pertenencia al rebaño. Ahora imaginen varios cientos de likes o miles. Lo que hiciste, le gusta tanto a la gente que estás bien adaptado a la inmensa bola de plastilina que forman. Y si considero tal cosa a los likes, extrapólenlo a un hashtag o a una publicación viral. No sería yo un libre pensador sino una oveja.
Mi obra tiene como motor al Amor. Cualquiera que sepa leer, pero leer de verdad, podrá detectarlo al vuelo. Mientras, que alguien programado por el rebaño para andar con él a donde sea, no tendrá tiempo, espacio ni capacidad para analizar. Su razonamiento quedará estancado en lo que le solicita la manada: «Esos relatos son sobre menores, luego el tipo es enfermo, criminal, peligroso y debemos actuar». Los ponen a marchar igual con el miedo al machismo, al clima, a los virus…
Yo, lo único que promuevo es el amor. Y lo seguiré haciendo cada que me asalte la inspiración.
Den mucho amor. Cómanse a besos. Abrácense, anden de la mano. Arrúnchense. El cuento del distanciamiento es para deshumanizar, nada menos.
A mí, lo que más amor me hace sentir son las morras. Si quieren pensar que soy un monstruo, piénsenlo. Pero piénsenlo porque sea vuestra percepción, no porque se los mandaron pensar en la tele, el instituto, libros promovidos en bibliotecas públicas, anuncios en paraderos, comerciales de radio, conferencias ofrecidas por mujeres con el cabello corto y teñido de morado y hombres afeminados, movimientos impulsados por una palabra seguida de un #. ¿Se dan cuenta? ¡Una palabra seguida por un numeral! Y eso ya los pone a marchar juntos.
Si dejáreis fluir el amor en vez del odio, no caeríais en la trampa que os han tendido. Amen, y de todo lo que les haga sentir e imaginar ese amor, escriban, pinten, canten, creen. Eso es justamente lo que les están enseñando a no hacer a punta de miedo, que es lo contrario al Amor.
El Amor crea, el miedo destruye.
Ahí se ven.
Regálense mucho chocolate, que tiene Teobromina, un alcaloide que actúa estimulando el comportamiento socio-afectivo. J.K. Rowling lo sabía. Por eso el remedio tras el ataque de un dementor (que chupa la felicidad y te deja en depresión) es, primero, comerte un chocolate y ¿Cuál es el hechizo para ahuyentar un dementor? Un Expecto Patronum, que se realiza invocando recuerdos felices.
Dejen de ver televisión, esta es un dementor.
Es más ¡coman chocolate boca a boca! (mientras no se inventan algo para prohibirlo).
Bye.