Triste quedé al enterarme de la partida de mi hija, se había presentado algo inesperado en el trabajo de su esposo y el viaje era inevitable, no era para menos, mi adorada nieta estaba dispuesta a vivir unas maravillosas vacaciones con su abuelo, esperaba ella conocer por fin, los secretos de su querida madre con su abuelo cuando ella era una niña.
Habían pasado casi dos días de nuestro primer encuentro, no hubo oportunidad de tener un momento a solas los dos, en ese tiempo ni mi esposa e hija no nos dejaron solos y precisamente necesitábamos ese pequeño espacio para poder estar tranquilos.
El viaje estaba programado para el día siguiente, todos partirían, además, no sabía cuando tendría la oportunidad de tenerlos en casa o que nosotros fuéramos de visita, solo tendría la posibilidad de salir a caminar un poco o sentarnos en el parque de nuestro pueblo para hablar a solas con mi nieta y poder contarle un poco de mi aventura con su madre cuando era un niña.
Me preocupé esa tarde cuando ví a mi pequeña nieta con su vestido de flores, era la señal, estaba seguro que ella estaba esperando vivir nuevamente nuestro primer encuentro, seguro sabía que regresaría con sus padres; le dije que yo iría a mi cuarto aprovechando que su abuela y mamá estaban haciendo el almuerzo y tendríamos un pequeño momento para los dos, porque sabía el motivo de haberse colocado el vestido de flores, igual que ella, estaba ansioso por consentirla un poco.
Me subí a mi alcoba mientras por mi mente pasaba nuestro primer encuentro, estaba un poco desconcertado, porque para ser sincero, no pensé que mi nieta se atreviera a colocarse ese vestido, estaba seguro que ella se lo había colocado porque deseaba nuestro encuentro, solo que no le pregunté si ese era el motivo.
En mi cabeza rondaban muchos pensamientos en ese momento, estaba un poco nervioso, no puedo negarlo, no era fácil tantas emociones para mi edad y menos sabiendo que en el piso de abajo se encontraba mi esposa y mi hija y que en unos momentos, tendría la oportunidad de tener a un ángel como mi nieta, dispuesta seguramente a que su abuelo disfrutara de toda su belleza, lo que yo anhelaba en ese momento.
Llegue a mi cuarto y me prepare para la anhelada llegada de mi nieta, estaba seguro que en cualquier momento llegaría, me quite mi pantalón, quedando solo en boxer y mi camisa, me metí a mi cama debajo de las cobijas y prendí la televisión, eso ayudaba a darme un poco de tranquilidad y evitar que nos escucharan en caso que alguien se asomará a mi cuarto, todo estaba listo para su llegada, lo que me extrañaba era que, a pesar que deseaba su llegada, mi pene no estaba erecto aún, pensaba que podrían ser los nervios, parecía un adolescente en su primera cita.
Estaba en mis pensamientos cuando apareció mi nieta en la puerta.
Nieta: Abuelo porque te subiste tan rápido a tu cuarto, ¿no querías hablar conmigo?
Abuelo: Cómo vas a decir eso mi adorada nieta, por el contrario, me subí a mi cuarto para que pudiéramos tener un espacio a solas para los dos, lo hice porque te ví con tu vestido de rosas, ¿recuerdas lo que te dije en nuestro primer encuentro?
Nieta: Si abuelo yo recuerdo lo que me dijiste, que me pusiera este vestido cuando yo quisiera que tu me vieras.
Abuelo: Si así es, pero no solo era eso, te dije algo más, ¿lo recuerdas?
Nieta: Creo que si abuelo, que cuando quisiera que vieras mi vagina.
Abuelo: Así es mi querida nieta, pero te falto algo importante, ¿lo recuerdas también?
Nieta: Si abuelo, que no me colocaras mi pantys.
Abuelo: Que bonito escuchar lo que me dices, ahora comprendes porque me subí, porque te ví con ese vestido, por eso te dije que necesitábamos estar solos para poder consentirte y ver tu hermosa vagina, también creo que tu deseas ver mi pene y jugar con él como la vez pasada.
Nieta: Es que mi mamá y mi abuela están abajo y de pronto nos pueden ver y mi mamá me regaña y mi abuelita también te puede regañar abuelo.
Abuelo: Tienes razón, por eso yo estoy debajo de las cobijas y con la televisión prendida, si alguien llega no se dará cuenta, dime ¿tu estas sin pantys? no me respondas, solo te alzas tu vestido para ver.
Estaba entrando nuevamente en confianza con ella, ya sentía acelerado mi pulso y mi pene empezaba su erección, solo esperaba ver ese hermoso cuerpo desnudo y sentirlo por un momento.
Mi adorada nieta cumplió su promesa, mi di cuenta al momento que se levantó su vestido, estaba sin pantys, ella estaba dispuesta a jugar con mi pene y que la consintiera hasta convencerla que me diera su hermoso tesoro, su virginidad. Me encanto ver su vagina, con esos pequeños vellos que pareciera se asoman tímidamente cubriendo su pubis.
Abuelo: Espero que tus pequeños senos estén descubiertos como tu vagina.
Ella asintió con su brazos, la notaba un poco tímida, no era para menos, después de aquella bonita primera experiencia entre los dos.
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