Incesto Voyeurismo

Una niña entre hombres

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               Os traigo una nueva historia contada por uno de mis seguidores y lectores de mis relatos, que sienten la necesidad de expresarse a través de mis palabras, quizás buscando una comprensión que no es fácil de encontrar fuera de estos círculos del “Erotismo o sexo sin tabúes”, y su caso fue el siguiente:

“Soy un hombre de 52 años, una persona normal, más bien gris, con una vida aburrida y rutinaria, que suele pasar más bien desapercibido para los demás.

En verano solía acudir a una piscina pública que estaba bastante concurrida en esa época del año, llena de familias y de niños por todas la partes, lo que por un lado era una pesadez por la falta de tranquilidad que había, pero por otro, me permitía recrear mi vista con algunas preciosidades en bikini de todas las edades.

               El calor parece que siempre relaja las costumbres y provoca una desinhibición que en otras épocas del año no es tan fácil de ver, y para un viejo solterón como yo, sin mucho éxito con las mujeres, era un buen aliciente estar rodeado de ese ambiente relajado que me tenía entretenido toda la tarde.

               Siempre me producía curiosidad ver los cuerpos desnudos de los críos y crías que correteaban desnudos por allí hasta que sus madres lograban vestirlos. Tampoco era que despertara mi deseo, pero atraía mi mirada, sin saber por qué, quizás por esa inocente libertad que se apreciaba en su comportamiento, tan añorada en edades adultas.

               Uno de esos días que estaba en el vestuario duchándome, entró un hombre con una niña, a la que le calculé sobre 8 o 9 años, y se pusieron a ducharse ante las miradas sorprendidas de los hombres que estábamos allí en ese momento, aunque era normal que a veces entrara algún padre con sus hijos pequeños cuando estaba él solo.

              En este caso, aunque la niña era menudita, creo que nos llamó la atención porque ya tenía sus formas y en esa edad límite en la que quizás ya no se ve tan bien que un padre entre en el vestuario de hombres con su hija desnuda, que ya atraía nuestras miradas, aunque siempre se tratara de ser respetuoso por si el padre pudiera darse cuenta y ofenderse, lo que no sería un momento agradable.

               Yo ya había tenido ocasión de ver a alguna niña en el vestuario de los hombres en esas circunstancias, aunque quizás fueran más pequeñas, pero no dejaban de tener su encanto y siempre se te escapaba alguna mirada que te hacía alterarte.

               Pero tener a aquella cría allí desnudita entre todos nosotros, hacía que nadie pudiera  evitar mirarla, y aunque algunos intentaran disimular, sus pollas no lo conseguían tanto, ya que aumentaban su tamaño más de lo normal, lo que a su vez, atraía las miradas de la niña, curiosa ante la vista que se le ofrecía, pero sin que pareciera que se sintiera intimidada por ello en ningún momento.

               Yo era el que más cerca la tenía, así como a su padre, en esa fila de duchas sin ningún tipo de separación, por lo que aprovechando la situación, y supongo que porque ese hombre se estaba dando cuenta del morbo que estaba despertando su hija, intentó justificarse conmigo:

               —Es que estoy separado y cuando me toca estar con la niña, a ella le gusta que la traiga a la piscina, y tengo que meterla conmigo en los vestuarios.

               Contestándole yo:

               —Claro, es normal. Aquí entran muchos padres con sus hijos a ducharse y cambiarse, aunque sean niñas.

               —Hombre, ésta no es que se vaya a asustar, porque ya está acostumbrada a verme a mí, y ya ves lo tranquila que está. Yo te diría que está hasta encantada con tanta polla alrededor, jaja.

               Siguiéndole la broma, no exenta de morbo, intenté seguirle en ese juego:

               —No me extrañaría. Está en la edad de la curiosidad y se sentirá atraída por ellas.

               —Bueno, a ella lo que más le gusta es chuparla…. —diciéndomelo al oído.

               Yo, muy sorprendido por lo que acababa de confesarme, no sabía ni que decirle, pero mi polla creo que ya estaba contestando por mí, poniéndose dura como un palo, de lo que él se dio cuenta, así como su hija, que se fijaba más en ella y acabé contestándole balbuceando:

               —No me digas…. Bueno, supongo que muchas se lo harán a sus papás si se lo piden…. —aunque ni yo mismo me creía lo que estaba diciendo, aparte de mi desconocimiento total sobre el tema.

               —Créeme que sí, amigo. Es algo delicioso —seguía hablándome en voz baja, mientras yo no podía dejar de mirar a su hija, imaginándome esos momentos.

               Como suele pasar con las niñas de esas edades, sus juegos con el agua se hacían eternos, pareciendo que su padre tampoco tenía prisa, por lo que aprovechando que el resto de los hombres iban saliendo de las duchas y nos quedábamos solos, me atreví a decirle:

               —Pero es pequeña todavía para eso, ¿no?

               —Ya tiene 10 años, aunque aparente menos, pero si te fijas en ella, ya tiene los pezones disparados. Tiene ya un buen culo y su vulvita ya no es la de una niña.

               Yo tampoco es que fuera un experto en esas cosas del crecimiento, pero la verdad es que la niña estaba de lo más rica y por la forma de hablar de ese hombre, me imaginaba a su padre sobándola todo el rato en su casa, como casi hacía allí mismo, enjabonando su cuerpo y  diciéndole a Eva, que era como se llamaba la cría:

               —¡Anda!, lávate bien la rajita, que luego se te irrita con el cloro de la piscina —mientras él mismo la ayudaba y la cría se abría la vagina con los dedos para echarse el agua dentro.

               Se notaba que ese hombre disfrutaba de provocar mi morbo con su hija, y supongo que no sería la primera vez que hacía eso ante otros hombres, siendo ese vestuario el lugar más indicado para ello, volviéndome a decir con cara de vicio, al ver mi polla erecta:

               —Se nota que te gusta verles la rajita a las niñas. ¿Has tocado alguna….? —sus comentarios eran ya más directos y mi turbación iba en aumento, pero él continuaba— Te veo con ganas, jaja. ¿Quieres que Eva te de unos lametones en la polla?

               —¡Eeehhh! ¿De verdad me lo estás diciendo?

               —Claro, ella también tiene ganas y ahora estamos solos —haciéndole señas a su hija para que me cogiera la polla.

               Ella, muy decidida, se puso a mi lado, agarrando mi polla con una mano y metiéndosela en la boca prácticamente hasta la mitad, mientras la hacía entrar y salir de ella. Yo no podía creerme lo que me estaba pasando, temiendo correrme mucho antes de lo que yo desearía, notando su padre mi nerviosismo:

               —Tranquilo, tú sigue, que yo vigilo que no entre nadie, —poniéndose en la entrada de las duchas, lo que yo aproveché, más tranquilo, para acariciar a esa cría mientras me comía la polla.

               Yo solo había tenido esa experiencia con una novia que había tenido hace mucho tiempo y con alguna prostituta con las que iba de vez en cuando, pero Eva lo hacía de maravilla y cuando noté que me iba a correr, quise hacerlo en su boca y ni me preocupé de sacársela, porque supuse que estaría acostumbrada a recibir el semen de su padre en ella.

               Así que en ese momento me corrí como hacía tiempo que no lo hacía y al sacarle la polla, le escurría mi semen por las comisuras de su boca, dándole un aspecto de lo más perverso, pero antes de que alguien pudiera darse cuenta, la lavé todo lo que pude para no dejar rastro de nada en su cuerpo, aprovechando también para tocarle entre las piernas, pasando mis dedos por su rajita para darle gusto a ella también, masturbándola sin saber si podría llegar a correrse a su edad, pero de pronto, su cuerpo empezó a temblar, agarrándose a mis piernas mientras empapaba toda mi mano con su flujo orgásmico.

               Cuando se acercó su padre, le pregunte:

               —¿Se la ha chupado a otros hombres también?

               —No te voy a engañar. Alguno más ha disfrutado de su boca. Yo la puse bien pronto a mamar y una vez me pilló mi suegro con ella, por lo que yo creía que me iba a armar un escándalo, pero no, al vernos, él mismo le dio la polla a la cría también y fue nuestro secreto durante una temporada, jaja.

               Ya se hacía tarde y después de eso tuvimos que despedirnos, pero yo seguí yendo todas las tardes a la piscina para ver si volvía a encontrarme con ellos, lo que no volvió a ocurrir, por lo que empecé a dudar de que ese hombre y su hija hubieran existido en realidad y que todo fuera producto de un sueño mío.

               Pero quiso la suerte que pasados dos meses, cuando ya había perdido la esperanza de encontrármelos de nuevo, un día nos cruzamos por la calle y me saludaron, disculpándose conmigo:

               —Es que me cambiaron los turnos de trabajo y ahora vamos por la mañana, por eso no nos hemos visto.

               —¡Vaya! Es que ya no sabía si la mamada que me dedicó tu hija habría ocurrido en realidad, jaja.

               —Sí, hombre, claro que fue real. Mira, ahora íbamos para casa, si quieres nos acompañas y allí estaremos con más intimidad.

               Ante aquella tentadora invitación, no podía negarme, empezando a saborear los momentos que me regalaría su hija Eva, que escuchaba aquella conversación como si fuera lo más natural del mundo.

               De camino a su casa, seguíamos con esa conversación, esperando una nueva mamada de Eva, aunque tenía curiosidad por preguntarle si la estaba jodiendo ya también y yo tendría oportunidad de hacerlo igualmente, pero no me atreví a tanto, de momento y preferí esperar acontecimientos.

               Al llegar, me preguntó:

               —¿Prefieres aquí en el salón o quieres llevártela a la cama?

               A mí me sorprendió esa pregunta tan directa, pero después de dudar un poco, me pareció más cómodo estar en una cama con ella:

               —Supongo que la cama será mejor, si te parece bien.

               —Claro, pasa. Aquí duermo con ella.

Me pareció de lo más morboso que me dejara estar con su hija en la cama donde dormían juntos; sentándome en ella y teniéndola frente a mí, a mi disposición, ante la mirada morbosa de su padre, empecé a acariciarla, pasando mis manos por sus hermosos muslos hasta sus nalgas, que apreté suavemente.

Eva estaba vestida con una faldita corta que resaltaba sus apetecibles piernas y una camiseta en la que se notaban perfectamente sus puntiagudos pezones, que llamarían la atención de cualquiera que la viera por la calle, y al desnudarla, me pareció que hasta le habían crecido los pechos desde la otra vez, dándole un aspecto de preciosa muñequita.

Según le iba quitando la ropa, iba besando su cuerpo, con esa suave y cálida piel en la que al pasar mi lengua la hacía estremecer, mientras mi polla ya estaba deseando liberarse del pantalón, por lo que me la saqué y se la mostré a Eva, para que la cría pudiera empezar a jugar con ella.

Yo no acababa de entender muy bien por qué su padre permitía que yo estuviera haciendo todo eso con su hija, pero al verle mirando y masturbándose, supuse que sería de esos que tiene ese tipo de morbo, que disfrutaba viendo como su pequeña hija podía hacer disfrutar a cualquier hombre, y cuánto más maduro, mejor.

Pero yo había tenido la suerte de encontrarme con ellos y estaba dispuesto a aprovechar la ocasión todo lo que pudiera, sin pensar en otras cosas, así que después de deleitarme con su boca y su rica lengua, me entretuve lamiendo su jugosa rajita mientras ella me comía la polla con una entrega total.

Hubo un momento en el que tenía a la cría con las piernas abiertas en la cama, mostrándome su chochito abierto y miré a su padre como preguntándole si podría follarla, a lo  él me respondió:

—Puedes joderla todo lo que quieras, ya la traga bien, aunque tú, como la tienes un poco más gorda que yo, házselo con cuidado al principio.

Sin esperar más, puse mi polla en la entrada de su coño abierto y lo froté con mi polla para ir metiéndosela poco a poco, viendo la cara que ella ponía; echándola atrás, cuando hacía algún gesto de dolor, pero cada vez podía introducirla un poco más, hasta enterrarla totalmente en su vagina, quedando ensartada en ella y alzándola, la puse sobre mí, para controlar mejor mis movimientos y besar su boca mientras la estaba jodiendo de la forma más rica que podía imaginarme.

Su padre no pudo aguantarse más ante esa escena y también le acercó la polla a la boca para que se la chupara, formando un trío de lo más perverso, en el que dos hombres maduros le daba verga a una cría que se iniciaba en la adolescencia disfrutando de un sexo sin límites.

Después de correrme dentro de ella, le cedí el turno, para que fuera él quien la jodiera, poniéndola en cuatro para metérsela por detrás, mientras sujetaba sus caderas durante las profundas penetraciones con que la obsequiaba, colocándome yo esta vez a darle polla por la boca, todavía con restos del semen de su padre.

Después de varias corridas, yo acabé agotado, pero satisfecho. El padre ya estaba más acostumbrado y la cría descansaba con cara de satisfacción, o de vicio, no sabría decir muy bien, porque nos había deslechado a los dos.

Como yo seguía muy intrigado con lo que estaba sucediendo, quise satisfacer mi morbo preguntándole:

—¿Cómo es posible que a tu hija le gusten tanto las vergas?

—No sé, salió así, jaja, pero yo creo que a todas les gustan, si se las empiezas a dar como algo natural, como un juego en el que van a disfrutar mucho.

—¿Y su madre sabe todo esto?

—Claro que lo sabe. Y además permite que la pareja que tiene ahora, le dé verga a la cría también.

—No me digas. Yo creía que esto había sido el motivo del divorcio. Que te había visto meterla mano y que por eso se había separado de ti.

—Que va… A ella no le importaba que le metiera mano y hasta que la metiera en la cama conmigo. Es que ella es muy puta también y le daba igual que yo estuviera con la cría, porque ella lo  que quería era estar libre para buscar todas las pollas que le apetecieran.

—Vaya. No sé si decirte que todo eso fue una suerte para ti.

—Hombre, según se mire. Nunca es agradable tener que separarte de la mujer a la que quieres, pero al menos, me dejó el mejor regalo que podía darme.

—Desde luego. Casi que ni necesitaste buscarte otra mujer.

—Pues no. Eva absorbe todo mi tiempo y todas mis ganas de sexo, jaja.

Después de todo esto que me había pasado, y de la conversación con ese hombre, a mí seguía intrigándome el proceso de sexualización de esa cría hasta llegar a su comportamiento actual y tuve que preguntarle otra vez, como había comenzado todo, si a él ya le atraía tener sexo con una niña o fue algo que surgió solo con su hija, y él fue contestándome, intentando aclarármelo:

—Pues mira. Yo nunca me había fijado en una niña como algo sexual, aunque si las miraba obviamente, cuando empiezan a ponérseles esas tetas tremendas y esos culos que quitan el hipo, pero con mi hija fue surgiendo cuando la tenía durmiendo conmigo, de una forma inocente, en la que ella tenía la costumbre de dormirse agarrando mi polla con su mano.

—¡Mmmm! Puedo imaginarme ese momento. Yo creo que a muchos padres les ha pasado.

—Puede ser, pero ella, no sé si de una forma consciente, la apretaba fuerte hasta que se me ponía dura, pareciendo que se excitara con ello, pero yo no podía entenderlo porque era muy niña todavía, aunque supongo que será cosa del instinto, no sé. El caso es que yo empecé a recrearme con esa situación, acompañando su mano en sus movimientos hasta prácticamente, acabar masturbándome con ella. Imagínate como fue eso.

—Algo tremendo, desde luego. Imposible parar ya desde ese momento.

—Así fue, cada vez hacíamos más, hasta acabar con unos juegos que eran más propios de los que podría tener con su madre que con una hija inocente, que era lo que más quería.

—Lo entiendo y lo comprendo. Después fue surgiendo todo lo demás que me contaste…..

—Sí. Comprendo que es algo difícil de explicar y que alguien entienda el por qué lo haces, a no ser hombres tan viciosos como tú, con respeto te lo digo ¡eh!

—Tranquilo, no te preocupes, cualquiera podría llamarme un pervertido después de estar en la cama con tu  hija, una cría de 10 años, me habías dicho que tenía ¿no?

—Bueno, acaba de cumplir 11, pero es igual, es algo perverso de todos modos.

—Nunca me lo habría imaginado, pero cuando la vi en las duchas contigo, no pude evitar desearla.

—Tampoco te avergüences por ello. Todas las veces que la he llevado, siempre ha habido alguno que se nos ha arrimado para tantearme y morbosear a la cría.

—No me extraña.

—Supongo que lo que buscan, sobre todo, es manosearla un poco. Uno me pidió permiso para enjabonarla él y yo le dejé, claro, cuando no había nadie más. Empezó a sobarla todo lo que quiso y hasta tuvo que pajearse allí delante.

—¡Buuufff! Menudo momento. Y la cría gozando de todo eso también….

—Ya te digo, a ella le encanta.

Yo tenía un amigo, que también me había enviciado con esto de las crías, cuando me contaba cómo se follaba a la hija de una amiga, pero su edad era ya de 14 años, aunque había empezado a hacerlo con 13, con un cuerpo de esos que empiezan a apetecer a cualquier hombre, aunque se niegue a admitirlo, y yo me preguntaba como reaccionaría él cuando yo le contara que me había follado a una cría de apenas 11 años, por lo que seguí preguntándole al padre de Eva, que le parecería si trajera a mi amigo para que estuviera con su hija, aunque eso ya fuera demasiado atrevimiento por mi parte, pero él me contestó:

—Me encantaría que lo trajeras a casa. Ver a mi hija con tres hombres dándole verga, me excita muchísimo. ¿Sabes una cosa?… Cuándo doy a la piscina y meto a mi hija en las duchas con tantos hombres alrededor, me imagino a todos ellos follándola y se me pone dura allí solo de pensarlo.

—Ya me di cuenta del morbo que te causaba esa situación, aunque en realidad ese morbo lo teníamos todos los que te vimos allí con ella. Más de uno se habrá pajeado al llegar a su casa pensando en ello.

—Sí, seguro, aunque yo entiendo que ninguno se va a atrever a hacer nada ni a comentarme algo en esa situación. Solo el que te dije y tú os atrevisteis un poco a seguirme el juego, jaja.

—Pero eso solo fue cuando nos quedamos solos y vi que era eso lo que buscabas, aunque me pareciera increíble que eso estuviera pasando.

—Eso es lo que pasa, que nadie se cree que yo pueda ofrecerles a mi hija para que disfruten con ella.

—Pues te traeré a mi amigo para estar los tres con Eva.

—Lo vamos a disfrutar mucho. Ya lo verás…..

—Eso ya no lo dudaba, después de que su hija me hubiera vaciado de semen.

Cuando se lo comenté a mi amigo, casi no podía ni creérselo, sorprendiéndose por la suerte que había tenido al encontrarme con ese hombre y la oportunidad que me había dado, por lo que le lleve a su casa para disfrutar de su hija y al llegar, ya se fijó en ella ante la mirada orgullosa de su padre, que le comentó:

—Creo que ya tienes experiencia con crías de estas edades, ¿no?

—Bueno, con una solo, que es un poco mayor que la tuya, pero está hecha toda una puta y nadie diría la edad que tiene por lo buena que está y la forma de follar que tiene.

—Es que si la madre es sudamericana, no me extraña. Son tremendas y las crías parece que nacen con tetas ya y una polla en la boca —le dijo el padre de Eva.

—Jaja…, pues sí, así es en muchos casos.

Después de las presentaciones, mi amigo sentó a Eva en sus piernas y empezó a meterle mano por sus piernas y por debajo de la ropa, mientras ella se dejaba hacer, aceptando los besos en su cuello y su boca, lo que ya fue encendiéndola y hasta a nosotros nos hizo llevar la mano a nuestras polla para recrearnos con ese momento.

Cuándo la dejó toda desnuda, mi amigo exclamó:

—¡Qué maravilla! Es una ricura. Me la comería entera, pero voy a empezar por su coño, jaja.

Metiendo su cabeza entre los muslos de la cría, empezó a lamerle la rajita que pronto rezumó sus jugos, enardeciendo todavía más a mi amigo, que tuvo que aguantarse para no joderla ya en ese momento, prefiriendo darle primero polla en la boca para recrearse con su pericia con la lengua.

Mientras tanto, su padre y yo, seguíamos estimulando su chocho haciéndola retorcerse de placer, poniéndole luego las tres pollas delante de la cara, las que ella iba alternando en su boca a su gusto, pero mi amigo tenía ganas de meterla ya la polla por el coño y se puso entre sus piernas para penetrarla, sabiendo que iba a obtener la resistencia justa para que quedara bien apretada en su interior y al bombearla, expulsar su semen dentro de ella, momento que alargó lo más posible para disfrutar de ese máximo placer.

Cuando mi amigo se corrió dentro de aquella cría, coincidió con nuestra corrida en su boca, por lo que en un momento la llenamos de semen a la espera de podernos recuperar un poco y continuar con esta especie de orgía tan especial.

Pero Eva seguía reclamándonos y como una niña rodeada de juguetes, agarraba entusiasmada nuestras pollas buscando que recobraran vida de nuevo, algo que no fue difícil en sus manos y con la ayuda de su boca, estaban listas de nuevo para volver a penetrarla, esta vez por todos sus agujeros al mismo tiempo.

Yo me la puse encima metiéndosela por el culo, mientras ofrecía su vagina a mi amigo que introdujo su polla en ella, a la vez que su padre volvía a ocupar su boca en ese trío de pollas dispuestas a darle el máximo placer que pudiera sentir, teniendo su pequeño cuerpo atrapado entre los de tres hombres adultos que doblaban su tamaño.

               Aquella niña era capaz de proporcionarnos tanto placer como cualquier mujer, e incluso, más todavía, debido al morbo de esa situación tan insólita, ya que algo así solo estaría al alcance de algunos privilegiados que siempre imaginamos situados en esas élites sociales a las que las personas normales no suelen tener acceso.

               Eso provocó que al final, nos quedáramos hablando entre nosotros sobre lo infrecuente que era vivir ese tipo de experiencias, aunque el padre de Eva, nos corregía:

               —Es más frecuente de lo que se piensa, pero hay mucho ocultismo, por razones lógicas. Yo mismo he tenido conversaciones con algunos padres de compañeras de mi hija del Cole, comprobando como más de uno le suelen bajar las bragas a sus hijas….

               —No me digas…. ¿Te lo cuentan así, sin más?

               —¡Hombre!, no es fácil, y tampoco te lo dicen, así, directamente….., pero entre nosotros nos entendemos.

               —Jaja, ya veo. Solo falta que hagáis alguna fiestecita de vez en cuando —le contestó mi amigo.

               —Quién sabe…. Con uno de ellos tengo más confianza, y hablamos más entre nosotros. Lo que pasa es que él está casado y no tiene tanta libertad como yo.

               —Claro, tendrá que andar con más cuidado, y no todas las madres son como tu exmujer.

               —Ni todas las hijas tan putas, jaja, aunque muchas ni lo saben que lo son, jaja, hasta que no les metes el dedo y empiezan a retorcerse de gusto —siguió el padre de Eva.

               —Eso es verdad. Me encantaba ver la cara de la hija de mi amiga, cuándo se lo hacía. Era una delicia notar como se deshacía entre mis manos cuándo la sobaba por todos los lados —añadía mi amigo, más entendido y experimentado en el tema.

               Mientras, yo asistía absorto a su conversación, imaginándome todas esas situaciones de las que hablaban, que se habían convertido en realidad en mi caso y para mi sorpresa y quién sabe lo que me depararía el futuro, con Eva o con otras crías parecidas……”

 

               Según dicen, “cualquier historia que haya sucedido, si no se cuenta, no existe”. Yo solo soy una contadora de historias que me dicen que han existido y os las traslado a todos vosotros para que las disfrutéis como si las hubierais vivido.

Cortesía del Harem de Niños.
Una niña entre hombres

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