Incesto Jóvenes Sexo con Maduros Tabú

Conversaciones de chats (De las palabras a los hechos)

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 El anterior relato “Conversaciones de Chats” trataba sobre unas conversaciones que suelen darse en los chats de internet, pero que eran sólo eso, conversaciones que después no llegaban a algo más, aunque evidentemente hay ocasiones que si se acaban produciendo esos contactos que se proponen, como el caso que me sucedió a mí y a otra amiga, que estaba casada también, con la que hablaba de esos temas porque sabía que entraba en esos chats, así que un día que nos encontramos nos pusimos a hablar:

—¿Sigues entrando en esos chats? —le pregunté yo.

—Sí, cuando estoy sola en casa, o tengo ganas de que me calienten, jaja.

—A mí también me da mucho morbo hablar con esos hombres tan pervertidos y calentarles mientras imagino como se masturban, aunque al final, muchas veces la que me masturbo soy yo, excitada por las conversaciones.

—Jaja, a mí también me pasa. No sabía que hubiera tantos hombres a los que les excitan las chiquillas y que buscan contactar que alguna madre que se las ofrezca.

—Sí que hay, además ya viste que te ofrecen una barbaridad de dinero por quedar con ellos.

—Yo llevo unos días hablando con uno y estoy tentada a quedar.

—¿Te atreverías?

—Es un señor mayor que me inspira confianza. Además, ha hablado también con la cría por la cam y tienen mucha complicidad.

—Pero tu hija no tiene mucha experiencia en el sexo ¿no?

—No, no es como la tuya que anda jugando con la polla del padre. Mi marido es más serio para estas cosas y casi no deja ni que la cría le vea desnudo.

—Cada uno es como es, amiga. Pero el otro día me dijiste que habías visto a tu hija en su cama masturbándose.

—Sí, me quedé muy sorprendida. Estaba tumbada con los pantalones del pijama bajados, tocándose la rajita con los dedos y dándose gusto. Tenía los ojos cerrados y ni me vio.

—¿Te quedaste mirándola? Te daría morbo.

—Sí, no pude evitarlo, viéndola pajearse de esa forma, estremeciéndose por el placer,  acabé excitándome yo también.

—Pues menos mal que no la pilló su padre así, porque una de dos, o le mete la polla hasta el fondo según estaba, o le echaría la bronca por estar haciendo eso a su edad.

—Sí, mejor que no la viera, porque no sé cómo reaccionaría mi marido, aunque ya sé que hay otros padres que estarían encantados de ver a su hija de esa manera y no podrían aguantarse.

—Sí, jaja, desde luego. Es normal que las crías lo hagan. Están en la edad de empezar a experimentar, aunque si es raro que empiece así tan jovencita, si el padre no la está tocando ni estimulando para que descubra esas cosas, poniéndose a hacerlo por ella misma. Seguramente alguna amiga se lo comentó y empezó a probar.

—Pues seguro, porque estas crías están ahora muy espabiladas.

—Tu hija cuando estaba tocándose supongo que estaría pensando en una buena polla y ya está deseando tener una en la mano.

—Me imagino que sí, así que si se la llevo a ese señor va a poder cumplir sus fantasías.

—Pues yo no sé si me decidiré también. Ahora con mi marido sin trabajo, nos vendría muy bien ese dinero, pero no quisiera que se enterara él de donde lo saco.

—Claro, como yo. Tal como es mi marido no aceptaría que otro hombre nos diera dinero por dejarle sobar a nuestra hija.

—Claro, porque si das el paso, sabes que a lo mejor puede ser más que solo manosearla.

—Lo sé, por eso lo he hablado con este señor y está dispuesto a llegar sólo hasta donde yo y la cría queramos.

—Bueno, mejor así, porque una vez que están comiéndole el coño a la cría, como quieran metérsela es difícil pararlos ya.

Después de estar hablando del tema, al poco tiempo las dos nos decidimos a dar ese paso de llegar a un contacto real, y para contar lo que sucedió voy a personalizar esta conversación de chat de ella en mí, aunque sea una mezcla de las experiencias parecidas de ambas:

Manuel48.- Hola Vero

VeroCasada.- Hola

M.- Me llamo Paco, tengo 48. Mi mujer murió hace 2 años y tengo un hijo. ¿Me cuentas como eres tú, edad, si tienes hijos……?

VC.- Tengo 37 años, rubia, 1.62, 55 k. Con una hija.

M.- Pareces muy guapa. ¿Tú hija es también rubita?

VC.- Sí, tiene 11 años, a punto de cumplir 12.

M.- Que rica, debe ser una preciosidad. ¿Y cómo te va el matrimonio?

VC.- Bueno. Ahora estamos pasando un mal momento. Mi marido está sin trabajo, tenemos mucho que pagar y eso hace que esté de mal humor y repercuta en la relación.

M.- Entiendo. Siento que estéis así, pero yo os puedo ayudar si quieres.

VC.- ¿Cómo nos vas a ayudar?

M.- Yo siempre tuve la fantasía de tener sexo con una madre y su hija. No sé si tú lo verás mal esto, o si alguno más te lo ha propuesto ya.

VC.- Sí, varios hombres me lo han propuesto por aquí también. Mi fantasía también es estar con un chavalito, pero no se lo he propuesto a nadie, jaja.

M.- Es normal. Todos tenemos las nuestras y a muchos hombres les gusta eso. ¿Nunca has aceptado?

VC.- No, nunca. El estar casada me echa para atrás porque si se entera mi marido, me mata.

M.- Pero él no tiene por qué saberlo. Yo soy muy discreto y no te causaría ningún problema y si la niña no quisiera o no estuviera a gusto, no pasa nada. ¿Tú hija tiene alguna experiencia?

VC.- Alguna cosa ha hecho con su padre.

M.- ¡Mmmm! Que afortunado tu marido por tener a una nena así en casa. ¿Tú le dejabas intimar con la cría?

VC.- Sí, es que todo pasó jugando. La nena le tocaba la polla y nos hacía gracia eso, pero mi marido se excitaba mucho con ella y cada vez fue a más sin que yo pudiera hacer nada.

M.- Es lógico, les pasa a muchos. Empiezan así y acaban follándolas.

VC.- No sé. A la cría de momento no se la ha metido.

M.- Pero seguro que tiene ganas. Yo te pagaría una cantidad por follar con las dos, pero si la nena no quiere que se la meta, o tú no quieres follar, lo respeto. Te pagaré en función de lo que hagamos.

VC.- La verdad es que necesitamos el dinero y me estás tentando ¿Alguna madre te aceptó la proposición?

M.- Sí, una sólo, pero no la conocí aquí. Yo tengo un piso alquilado a una chica brasileña con dos niñas y al cabo de unos meses dejó de pagarme, así que fui a verla y me contó que tenía que mandar el dinero a su marido, porque estaba enfermo en Brasil. Me dio pena por ella y al ver a las crías allí en casa, decidí aprovechar la ocasión y se lo propuse.

VC.- Le sorprendería a ella tu propuesta.

M.- No te creas. Ella no sé muy bien a que se dedica, porque me dijo que había estado en un Club de putas, ya sabes, pero que ahora lo había dejado. Y sobre sus hijas, de la mayor me dijo que tenía 14 años y que ya no era virgen y de la pequeña, que es como la tuya, su madre me dijo que aunque todavía seguía siendo virgen, sabía hacer de todo también.

VC.- En esos países empiezan a tener sexo muy pronto y muchas veces en su propia casa. ¿Las nenas aceptaron también?

M.- Sí, ellas sin problema, pero tienes razón, ya te digo que debían de haber estado con algún amigo de la madre, aunque ella no me lo dijo, yo notaba a las crías muy sueltitas, supongo que por lo que dices tú. Eran dos mulatas preciosas y allí vivían en una favela de esas, donde ya sabes que se las follan a todas.

VC.- Sí, ya me imagino. ¿Te hicieron disfrutar?

M.- Muchísimo. Aunque había pensado en ello muchas veces, no me imaginaba que eso fuera algo tan morboso. Me volvían loco. Iba una vez a la semana con ellas y así no las cobraba el alquiler, aunque también las ayudaba con otras cosas y les hacía regalos. Su madre se había dado cuenta de que podían sacarme lo que quisiera. Pero al final, acabaron volviendo a Brasil con su marido y a mí me dejaron con las ganas y con este vicio que tengo por las nenas.

VC.- Pareces buena persona y creo que esa mujer se estuvo aprovechando de la situación.

M.- Bueno, puede verse así, aunque otros pensarán que soy yo el que me estuve aprovechando de ellas.

VC.- Sí, según como se mire, pero creo que puedo confiar en ti.

M.- Sí, ya te digo que voy a respetar lo que decidas. Aunque hayamos empezado, si quieres parar, lo dejamos y ya está. Te pago lo que hayamos acordado según lo que hayamos hecho hasta ese momento, sin ningún problema, aunque me quede con las ganas, jaja…..

VC.- Bueno, está bien. Se lo comentaré a mi hija y te llamo para quedar.

M.- Estupendo. No te arrepentirás y os lo pasareis muy bien, ya lo verás.

Yo, por mi parte, a pesar de los miedos que tenía a que eso no saliera bien, el mal momento económico que estábamos pasando me llenó de valor para comentárselo a mi hija y al final, en principio pude convencerla para que se mostrara a través de la cam en esos chats, tal como me pedían esos hombres, llegando incluso a mostrarse desnuda en algún momento, provocando una mayor excitación de ellos y un morbo en mí que no había descubierto hasta ahora.

A mí hija también acabó gustándole y divirtiéndole esa exhibición obscena ante esos hombres, que directamente se ponían a pajearse mirándola, sintiendo por momentos que perdía el control de esa situación sin saber hasta dónde nos llevaría, por lo que finalmente acabamos aceptando la invitación de Manuel, que fue el  que me inspiró una mayor confianza,  para reunirnos y conocernos en persona.

Cuando nos encontramos, se mostró muy educado con nosotras y cariñoso con la niña para ganarse su confianza, diciéndole:

—Menuda preciosidad. Eres muy guapa, como tu madre. Tú papá tiene mucha suerte con vosotras.

Aunque yo ya había advertido a mi hija, le volví a insistir delante de ese hombre:

—Papá no puede enterarse de esto, ¡eh!, cariño.

—Vale, mamá, no le voy a decir nada.

Mientras hablábamos, él metía la mano bajo el vestido de la cría, acariciándole las piernas y subiéndoselo hasta dejarla en braguitas, terminando por quitárselas igualmente, mientras yo observaba atentamente la cara que ponía él cuando vio la vagina de mi hija:

—¡Qué maravilla! Tienes el coño rosadito, se nota que te lo frotan mucho.

—Sí, como tiene la piel tan blanca, se le nota cualquier roce —le aclaré.

—Eso se les nota a todas. Las niñas mulatas que te comenté tenían el coño abultado, más oscuro y enrojecido, así que imagínate lo usados que estaban ya. —Y dirigiéndose a la niña— Mira cariño, te voy a enseñar mi polla, a ver si te gusta.

La cría se quedó sorprendida mirando la polla toda dura de Manuel, mirándome a mí a la vez, como esperando mi permiso para tenerla en su mano:

—¿Puedo?

—Claro, hija, tócala si quieres.

Ella la agarró con la mano firme, apretándola ligeramente, demostrando que tenía ya cierta experiencia, empezó a moverla para descubrir el glande, que era algo que le gustaba especialmente y sobre todo, tenerlo en la boca, lo que hizo al instante:

—¡Ooohhh!, que bien lo haces cariño. Cómo te gusta chupar. Déjame comerte un poco el coñito ahora —dijo ese hombre, entusiasmado.

Después de saborear un buen rato la rajita de la cría, metiendo su lengua completamente dentro de ella, me dijo:

—¿Crees que su padre se dará cuenta si la follo?

—No sé, por si acaso de momento fóllame a mí, así te descargas conmigo.

Él aceptó, y yo me tumbé en la cama para que Manuel me follara mientras él quería seguir teniendo a la niña cerca para seguir besándola y lamiéndola toda a la vez que me la metía a mí, lo que aumentó su excitación hasta que no pudo aguantar más su corrida y después de llenarme el coño de semen, quiso que la niña se la siguiera chupando para echarle todo lo que le quedaba en su boca, que mi hija chupó con ganas tragándoselo todo.

Al terminar le preguntó a ella:

—¿Te gustó?, ¿te lo has pasado bien?

—Sí.

Y yo añadí:

—Sí que le ha gustado, se nota que ha disfrutado mucho.

—Sólo falta follarla —dijo Manuel

—Bueno, eso ya veremos otro día.

—¡Ah!, Que alegría me das. ¿Vamos a quedar otro día?

—Bueno, si tú quieres, claro.

—Por mi encantado, ya lo sabes. De momento aquí tienes el dinero pactado y llámame cuando queráis más.

Después de esa experiencia y habiendo dejado atrás totalmente mis prevenciones hacia esos encuentros, volví a llamarlo para vernos de nuevo, y también porque seguía necesitando más dinero, diciéndome él en esa ocasión:

—Estupendo. Esta vez te voy a llevar una sorpresa que te va a gustar mucho.

Me quedé intrigada por esa sorpresa, aunque suponía que fuera algo bueno, pero cuando volvimos a reunirnos vi que Manuel venía acompañado de un chico jovencito y no entendía muy bien porque iba con él:

—Hola, os presento a mi hijo Daniel, tiene 13 años y alguna vez ya ha sido el caprichito de alguna señora mayor, jaja.

—¿Va a estar con nosotros también? —pregunté sorprendida, sin llegar a creerme lo que me estaba proponiendo.

—Claro, ¿recuerdas la fantasía tuya que me confesaste en el chat? Quiero que disfrutes de él, en agradecimiento a lo bien que os habéis portado conmigo.

—¡Ah¡ Gracias —pasando de la sorpresa al nerviosismo.

Nos subimos a la habitación del Hotel que él había reservado, y allí, con más intimidad, continuamos con nuestro encuentro, diciéndome él:

—Seguro que estás deseando verle desnudo. Bájale el pantalón, si quieres.

Yo estaba ya muy nerviosa y le bajé el pantalón y el slip a la vez al chaval, saltando su polla como un resorte ante mi asombro por el tamaño que tenía:

—¡Madre mía! Esto es para volverse loca. Nunca me había imaginado que estos chicos tuvieran estos pollones.

—Bueno, no te creas que la tienen todos así, es que mi hijo salió así, bien dotado, jaja. —Añadió, su padre, orgulloso—. Haz lo que quieras con él, empieza a pajearlo, cómesela……

—Sí, siempre he querido hacer esto, es un sueño para mí. Se me ha puesto el coño chorreando. Esas señoras que dice tu padre han tenido que disfrutar mucho contigo —le dije a su hijo.

Aunque mi hija también estuvo tocando al chaval, muy curiosa durante un rato; luego, cuando me quedé yo a solas con él, creo que en ese momento me olvidé de mi hija completamente y me centré en el chico tan divino que tenía a mi disposición. Su polla era como un caramelo que no me cansaba de chupar mientras él me metía los dedos en el coño, lo que me obligaba a parar de vez en cuando para gemir y más todavía cuando metió su cabeza entre mis piernas y su lengua sorbía todos mis jugos vaginales.

Pocas veces había estado tan excitada en mi vida y quería disfrutar de ese momento lo más posible, besándole, lamiendo su cuerpo, saboreando y jugando con ese delicioso pene en mi boca, y cuando ya no pude más, le pedí que me follara. Yo misma introduje su polla en mi abierto coño y cuando empezó a moverse, ya no pude hacer otra cosa que gemir y gritar de placer hasta que al girar la cabeza, vi a Manuel con mi hija en el otro extremo de la habitación. La tenía sentada encima de él y aunque no podía verlos bien, me pareció que tenía su polla dentro de mi hija por la forma de moverla sobre él. La siguiente vez que pude mirar, tenía a mi hija a cuatro patas y él metiéndosela por detrás, manejándola a su antojo, mientras ella gemía sin parar.

En ese momento, a punto de tener mi tercer orgasmo, poco me importó eso, porque aunque quisiera, no podía haberle dicho nada, debajo del chico que me sujetaba con fuerza mientras me follaba sin descanso.

Luego me di cuenta de que Manuel había traído a su hijo para que me distrajera con él mientras él podía follar a mi hija sin ningún impedimento por mi parte, ya que seguramente la vez anterior se habría quedado con ganas y no estaba dispuesto a esperar más por si no volvía a tener ocasión de estar con ella.

Una vez recuperada de mis corridas y que ellos habían terminado también, le pregunté a mi hija que por qué se había dejado follar, diciéndome ella  con toda naturalidad:

—Es que ya tenía muchas ganas, mamá.

—No te preocupes Vero, que se lo pasado muy bien y ha disfrutado como nunca. —me dijo Manuel.

—¡Ay! Que pilla eres. A ver que le decimos ahora a tu padre si se da cuenta —le dije a mi hija, preocupada.

—Al metérsela, sangró un poco al desvirgarla —me dijo a mí—, pero cuando te folle tu padre, puedes decirle que ya tenías el himen roto por hacer gimnasia —dijo luego ese hombre a la cría, riéndose con malicia.

Por lo que yo le dije a mi hija:

—No sé si se lo creerá, hija. Él va a notar que te entra muy fácil la polla y te va a preguntar quién te folló.

—Da igual, mamá, no se lo digo. Tú dijiste que no tenía que enterarse.

—Sí, pero no me esperaba que pasara esto. Esperemos que no se dé cuenta y que no diga nada.

—Bueno, tampoco tiene que pasar nada si se da cuenta, porque las niñas empiezan a follar muy pronto ahora en el Cole, y puede decir que fue con cualquiera —nos dijo Paco, intentando tranquilizarnos.

—Ya, pero a su padre seguro que le gustaría ser el primero después de llevar tiempo aguantándose —le dije, resignada.

Después de esta experiencia, creo que me volví mucho más viciosa y morbosa y tanto mi amiga como yo, volvimos a quedar con otros hombres para llevarles a nuestras hijas. La verdad es que resolvimos nuestros problemas económicos, pero en mi caso tenía que acabar con eso porque cada vez era más arriesgado ocultárselo a mi marido, estando mi hija en pleno desarrollo y volviendo locos a esos hombres que disfrutaban muchísimo follándola todas las veces que podían aguantar, incluido su padre, que había empezado a follarla también, sin que afortunadamente se diera cuenta de nada esa primera vez, supongo que cegado por el morbo de estar follándose a su propia hija que tanto placer le daba.

Conversaciones de chats
Consecuencias de unas conversaciones de chat calientes (III)

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