Guías

Cómo ajustar el volumen de tu colección de música. (Post para audiófilos)

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Paradoja: Esta guía no puede ser para audiófilos, porque los audiófilos ya saben lo que aquí quiero enseñar. Pero, debe haber cientos de jóvenes interesados en esto, que son audiófilos y no lo saben. Para ellos es este post. 

Introducción

Compartir vs parasitar

Esto es acerca de una cultura de la que no quedan sino vestigios borrosos. Casi para arqueólogos. El hábito de coleccionar música en formato MP3 y tenerla muy bien organizada en la carpeta de música del computador personal y/o hacerle una base de datos con MusicMatch Jukebox, Winamp u otros similares. Tú tenías toda tu música en tu PC, igual que tus padres tenían un aparador con 1000 o más CDs o tus abuelos tenían una habitación entera con LPs de vinilo. Una reverencia a ellos. Los coleccionistas, podemos pasar horas y horas (y más horas) oyendo música… sin propagandas. Ahora ya saben por qué se persiguió el hábito de coleccionar música en formato MP3. Los coleccionistas podían hacer crecer sus monumentales carpetas de música, sin costo, y disfrutarla sin caducidad. Lo que imperaba en el mundo de los coleccionistas de música durante la primera década del siglo XX, era el compartir, y se hacía, mientras Internet se establecía, todavía con tráfico de archivos, sobre todo en memorias USB. Compartir, sin costo. ¿Los derechos de los artistas? Las disqueras y medios de difusión son los primeros y mayores parásitos del trabajo de los artistas, así que como fulano que compartía música, llevando la que tenías en una USB a la casa de un amigo y copiando la que él tenía, no debe darte culpa. Poco después, se hizo popular el Ares P2P y el descargar música, por diluvios, de servidores dedicados expresamente a compartir. El paraíso. Pero, en ese paraíso, los parásitos se mueren de hambre, y lograron volver a interponerse en el flujo de energía, lo que es, infectar cualquier actividad humana para alimentarse sin hacer nada (como los bancos). Entonces, los websites de compartir fueron criminalizados y cerrados y, el hábito de coleccionar música, fue extinto. De ahí en adelante, si alguien quiere oír música, debe, para bien de los parásitos; Pagar. Pagar por los datos, pagar por el servicio de streaming, pagar oyendo propagandas o con un plan premium para no oírlas, etc; pero pagar. Hay apps especializadas para oír la música que el parásito ha colectado para que tú pagues por acceder a ella. Pero estas apps se actualizan solas y cuando se les da la gana, dejan de funcionar, haciéndote creer que necesitas un dispositivo más actualizado, y (adivinaste) pagar por uno nuevo. Los principales parásitos, a los que no les conviene la sana actividad humana de compartir, son YouTube, Spotify y cualquiera que les parezca. Ellos coleccionan, tú pagas. 

Otro gran defecto (‘de defecar’, o sea una excreción o cagada) del sistema parasitario de no-compartir sino que, algo colecciona la música y te cobra por oírla, es que el usuario es mucho menos crítico y autodidacta. El Sistema hace todo por tí, hasta ecualiza la música. El usuario es impedido de pensar, y entrenado para ser un ‘usuario’ de por vida, un organismo infectado por el parásito. Si un usuario llegara a aprender lo suficiente, podría llegar a independizarse del sistema y darse cuenta de que NO necesita a El Sistema (parásito). O sea que, a El Sistema parasitario de pagar por oír música, le convienen los usuarios dependientes e ignorantes. Por eso, este post es para la poquísima gente que quede que todavía coleccione música y se haga cargo de ella por sí mismo, probablemente muy pocos, pero todos ellos, sin duda, audiófilos. 

La pre-amplificación

Uno de los gajes de los coleccionistas de mp3 que no sufrían los coleccionistas de CDs o vinilos, era que, al poder ‘revolver’ álbumes entre ellos y escucharlos, el ‘volumen aparente’ de las pistas podía diferir mucho entre ellas y ser molesto. Es decir, oías una canción a un volumen que te gustaba, llamémosla «pista 1» pero la siguiente sonaba aparentemente demasiado bajo y tenías que ir a subir el volumen. Pero, cuando esa «pista 2» terminaba, «pista 3» sonaba aún más fuerte de lo que sonó «pista 1» y, como subiste el volumen, te hace brincar y debes correr a volver a bajar el volumen. Imagina ese fastidio al oír una playlist que preparaste para toda la tarde mientras hacías otra cosa. Ese ‘volumen aparente’ de las pistas grabadas, se llama prea-amplificación. Es el volumen al que fue grabada la pista en el estudio, independiente del volumen al que la escuche el usuario en su equipo de sonido, que sería la amplificación (sin el «pre»). Según leí, las disqueras nunca estuvieron de acuerdo en un nivel de pre-amplificación para estandarizarlo, y de ahí viene el problema de pistas con ‘volumen aparente’ alto y pistas con ‘volumen aparente bajo’ que, si se mezclan en una playlist, ¡qué dolor de cabeza! Un CD, vinilo o cassette, venía de un estudio profesional y tenían las pistas, todas, una misma pre-amplificación. Los coleccionistas de estos formatos, no tenían el problema del ‘volumen aparente’ de las pistas porque no solían mezclar álbumes, no tenían cómo. 

La solución al problema de la pre-amplificación variable la proveyeron algunos reproductores de PC que detectaban la pre-amplifación y ajustaban el volumen, pero el sonido no era agradable. A este punto, debo insistir, porque lo he dicho en otros post sobre el tema, que ser audiófilo no es un asunto solo de pensar, sino de sentir. No se puede ser audiófilo si no tiene un sistema nervioso evolucionado y una sensibilidad, sin miedo a exagerar: Hyper. Las personas que no tengan esto, no notarán siquiera el cambio de ‘volumen aparente’, y no notan cambios en la ecualización o la diferencia entre los sonidos que proveen bocinas diferentes, o la calidad de un archivo o formato de audio comparado con otro. Las personas menos audiófilas son las perfectas para ser usuarios de por vida de los sistemas parásitos de streaming. NPCs, en suma. Entonces, los reproductores que ajustaban el volumen, más no la pre-amplificación, fracasaron. La mejor solución para coleccionistas fue el mp3gain, un programa que modificaba la pre-amplificación de las pistas. No hay ninguna guía clara de su uso en español, y ni siquiera las que están en inglés parecen ser muy claras, que yo haya visto. Pero mp3gain es muy efectivo y por eso hago esta guía. Online dicen que ya no serviría más mp3gain, pero he comprobado que sí sirve.

Este es un programita muy bacano que modifica la pre-amplificación (En inglés, Gain) de las pistas en formato mp3, Pero aprender a usarlo puede ser un dolor de cabeza debido a que no tiene interfaz gráfica y debes escribir cadenas de código para ejecutarlo, y a que no hay una documentación clara disponible, menos cuando el arte de los coleccionistas está extinto y los servicios de streaming hacen todo por el usuario (para mantenerlo incompetente). 

Bocinas y speakers

Si eres capaz de notar, solo a oído, la diferencia de música reproducida en un dispositivo u otro o la ecualización, eres un potencial audiófilo. Ahora, para saber cuándo una pista de audio necesita tratamiento porque no tiene la pre-amplificación adecuada para tu dispositivo o incluso tus oídos, necesitas saber un poco más:
Los parlantes (bocinas, sepakers) tienen una característica importante que debes conocer: La impedancia. En términos electrónicos, tiene ciertas implicaciones importantes, pero no aquí. Aquí, entre audiófilos, las implicaciones importantes de la Impedancia, es qué tan sensibles son los materiales físicos del parlante a la corriente eléctrica, qué tanta usa para vibrar y con qué ‘fuerza’ manda esa vibración a tus oídos. Poca impedancia: Mucha resistencia a la corriente eléctrica, mucho consumo y mucha fuerza para vibrar. Apropiada para que suenen pistas con alta pre-amplificación, van a sonar bien. Empero, las pistas con menos pre-amplificación, van a sonar ahogadas, como si le hubieras bajado el volumen. Y, lo inverso: Mucha impedancia: Poca resistencia a la energía eléctrica, poco consumo y poca fuerza para vibrar. Apropiada para que suenen bien las pistas con poca pre-amplificación. Pero las pistas con más pre-amplificación, van a sonar sobre-moduladas, ni siquiera como si le hubieras subido el volumen, sino estridentes. No me canso de repetir: No cualquiera se da cuenta de esto. 

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Equipo de sonido noventero ¡Miren esta maravilla! Un equipo de sonido noventero. Tiene dos canales L-R, y con parlantes medios. El sonido era magnífico. Hoy, los equipos todavía tienen sonido estéreo pero sin sentido, porque los canales están pegados para hacer el equipo de una sola pieza y que sea portátil.Y no tienen parlante medio, solo el speaker yu el twitter, por economía. Vean, los ecualizadores cruzados (¡Un juego de diez bandas para canal!). Podías cuadrarlos como te viniera en gana. Hoy, los equipos traen unas diez ecualizaciones pre-establecidas (no piense, usuario, no piense). Estos equipos tenían la impedancia calcualda para pistas grabadas a 89dB (más abajo quedará claro qué significa) y el sonido simpre era soberbio. Hoy, los equipos vienen con la impedancia calculada para amplificaciones de 92 a 96dB. La música viejita suena ahogada. Y lo mejor de esta época vintage, es que todavía podías ser coleccionista. 

Entonces, de acuerdo a su sistema de sonido más usado, de qué impedancia tenga (si suenan más agradables las pistas ruidosas o las no ruidosas), el usuario sabe qué hacerle la parte ‘ruidosa’ de su colección de música, si subirle la pre-amplificación o bajársela. Aún así, sigue siendo más recomendable adquirir un equipo de sonido con bocinas de impedancia de 8Ω, al menos, para darle prioridad a la música de baja pre-amplificación, dejarla intacta, y modificar la música de alta pre-amplificación. Así se conservará la calidad. Lo contrario, podría deteriorar la calidad de las pistas con pre-amplificación aumentada. Esto es, porque la pre-amplificación es información, y es más seguro remover la sobrante que ‘inventársela’ si no la hay. O sea, al subir la pre-amplificación de archivos mp3. Se puede producir ruido de ‘clic’ y dañar el archivo. Entonces: Es más recomendable bajar la pre-amplificación que subirla. 

La pre-amplificación original de las pistas en vinilos y cassettes era de 89dB. Cuando aparecieron los CDs, ya había un desorden de pre-amplificaciones entre los 89dB y 96dB. El álbum Hybrid Theory, de Linkin Park, es un ejemplo de álbum grabado a más de 96dB. Ruidosísimo. Lo pones en tu dispositivo con el volumen en «1» ya suena duro. Es molesto. Los amantes de la música ochentera, habrán dádose cuenta que estas pistas suenan ahogadas en comparación con la música que fue grabada en este siglo. Es porque en los ochenta usaban el estándar de 89dB. A menos, claro, que pongas la música ochentera en un equipo ochentero, donde va a sonar muy bien pero la música reciente va a sonar estridente. Creo que está claro ya.

¿Qué hace mp3gain? cambiar el valor de esos tantos dB de tus archivos. Entonces, ajustas la pre-amplificación de toda tu música de acuerdo a tu equipo de sonido y adiós al problema de estar corriendo cada rato para ajustar el volumen. 

mp3gain

Para Windows y Android debe haber versiones con interfaz gráfica. Pero este autor enrevesado odia windows y android, porque son parte de ese sistema parasitaro que no quiere que la gente haga/aprenda nada y sea siempre dependiente. 

En Linux, mp3gain funciona así. En la terminal, dentro de la carpeta de música:

find ./ -type d -exec bash -c ‘cd «$1»; mp3gain -r -d -c  *.mp3’ — {} ;

Aunque es recomendable hacer el trabajo sobe una copia de seguridad de la música. Esta cadena específicamente, ajusta la pre-amplificación de todos los archivos .mp3 encuentre en esa carpeta, a 89dB. Si el archivo mp3 ya está a 89dB, lo dejará intacto. 

Si quieres arreglar canciones una por una, es así:

mp3gain -r -d  «mi canción»

Donde, «mi canción» es la ruta a tu canción que quieres modiciar. La pone a 89dB.

Cuando lleves más tiempo de experiencia y sepas que quieres tus cancones a, por decir algo, 92dB, debes escribir la línea así

mp3gain -r -d 3 «mi canción».

El «3» es lo que le falta a 89dB para ser 92dB. Y de igual manera, si quisieras tu canción a 87dB, la línea debe quedar así:

mp3gain -r -d -2 «mi canción».

Donde «-2» es lo que hay que quitarle a 89dB para ser 87dB. Se sobreentiende que mp3gain ajusta por defecto las canciones a 89dB. Si no escribes una modificacion (1, 2, -1, -2, etc.), el ajuste será a 89dB. 

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Créanme, no hay en Español y casi no en inglés una guía tan sencilla de mp3gain. 

 

Conclusión

Bueno, por hoy era eso. Espero que hayan aprendido re-harto, y no solo la parte técnica sino porqué no isntan a usar servicios que parecen novedosos pero son solo para parasitar todo lo que nos gusta. Si eres audiófil@, un abrazo. 

No olviden dar like, comentar, compartir y suscribirse, y donar en mi patreon. No mentiras, eso me importa un carajo. 

Vampirita
Oliendo bombachitas 3

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