Incesto Jóvenes Sexo con Maduros Tabú Voyeurismo

El Fotógrafo

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               Entre todos los correos que recibo a causa de mis relatos, siempre hay alguno más sorprendente que otro y de los que pueden salir relatos como de esta historia que me contaron:

               “”Hola:

               He estado leyendo tus relatos y creo que eres la persona indicada para contarte mi historia, algo que pasó hace ya mucho tiempo y ahora que estoy jubilado, tengo más libertad para hablar sobre ello.

               De una forma casual, a través de un conocido, fue como llegué a ser fotógrafo en una Agencia de Modelos. Hasta ese momento, había sido una afición que no me permitía ganar lo suficiente para vivir, pero la simple posibilidad de trabajar con bellas modelos e introducirme en un mundo tan estimulante como ese, hizo que no me importara el dinero que podrían pagarme por ese trabajo.

               Me concertaron una cita con Karina, la dueña de la Agencia y en una breve entrevista en la que le enseñé alguno de mis trabajos, me hizo varias preguntas sobre cuestiones que creo que no deberían de importar para un trabajo como ese, como si estaba casado, si tenía hijos o si tenía disponibilidad total para viajar a diferentes lugares; insistiéndome, después de esto, en que buscaban a una persona muy discreta y abierta de mente, por lo que me probarían durante una temporada para ver si cumplía el perfil requerido.

               A pesar de que algunas cosas me extrañaron, empezaron a encargarme trabajos, de los considerados “normales”, haciendo reportajes a unas chicas preciosas para confecionar sus Books personales, que debían completarse con todos los datos posibles, tallas, medidas y demás referencias para saber si era la modelo adecuada para cada tipo de trabajo.

               Entre las fotos que debía hacer, siempre tenía que incluir una serie de ellas con las chicas desnudas, que no se incorporaban directamente al Book, sino que quedaban en poder de la Agencia, para trabajos “especiales”, según me habían dicho.

               Pensé que sería durante estas sesiones de fotos, en las que la Agencia estaría probando mi discreción y profesionalidad, por lo que trataba de hacer sentirse lo más cómodas posibles a las modelos, sin que se sintieran “acosadas” por mi inevitable mirada libidinosa y ni mucho menos, intentar propasarme con ellas aprovechando esa situación de tanta intimidad, como había oído que era frecuente que pasara  en este tipo de trabajos.

               Para no hacer demasiado larga esta parte, te diré, que después de varios encargos, la dueña de la Agencia me llamó para felicitarme por mi trabajo, diciéndome que ya estaba preparado para otro tipo de tareas más delicadas y que lo siguiente que tendría que hacer sería unas sesiones fotográficas para la campaña de una marca de bañadores para niñas, dándome una carpeta con catálogos de las modelos disponibles que tenían en la Agencia para ese tipo de campañas:

               —Vete haciendo una selección entre las niñas que veas más adecuadas para este encargo. También tendrás una entrevista con el Director de la empresa para que te diga cómo quiere las fotos y demás detalles que quiera hablar contigo.

               En principio, yo no le vi ningún problema a eso y lo consideré como un encargo más dentro de lo que un fotógrafo hace en una Agencia de ese tipo, así que durante los siguientes días estuve revisando esos catálogos que me habían dado, con los trabajos que habían realizado esas niñas y otro tipo de detalles más personales  que me llamaron un poco la atención, como si tenían hermanas más pequeñas, si sus padres estaban divorciados o eran hijas de madres solteras.

               Durante la entrevista con el Sr. Guzmán, dueño de la empresa de bañadores, estuvimos viendo los catálogos para elegir a las niñas que mejor imagen podían dar a la marca, quedándose mirando muy interesado a todas las candidatas, para finalmente decirme cuales eran sus favoritas, aunque todas ellas eran muy guapas y les quedarían muy bien esos bañadores:

               —Mira esta morenita de los ricitos, que ricura. Me gusta la piel que tiene, con esas preciosas piernas y fíjate que culito tiene, para que se le marquen bien los tangas. Tendremos que probarla a ver si da lo que esperamos de ella. También me gusta esta otra, su carita me encanta, con esa mirada de pilla que te lo dice todo, ¿no te parece? Creo que esta no se echará para atrás en todo lo que le pidamos.

               La forma de referirse a las niñas de este hombre, me sorprendió mucho, porque no eran el tipo de comentarios que me esperaría para elegir a las modelos, pero una de las características de mi trabajo eran la prudencia y la discreción. Escuchar mucho y hablar poco había sido mi línea a seguir en esa Agencia y parecía que era lo que se valoraba de mí.

               Pero el entusiasmo de ese hombre hacia las niñas, me acabó contagiando a mí un poco también y traté de no quedar como un pardillo delante de él, intentando aparentar una experiencia que no tenía, diciéndole:

               —En esta Agencia tenemos clientes muy especiales a los que tratamos de satisfacer en todos los sentidos, así que no dude en darme todos los detalles que considere necesarios para hacer el trabajo.

               —Esas referencias me dieron, amigo, y espero que no me defrauden. Mira, he traído unas muestras de los bañadores que queremos promocionar. Son bastante novedosos para estas edades, porque ya sabrás que las niñas de ahora, quieren hacerse mayores muy pronto, imitan las modas de sus ídolos y quieren ponerse lo mismo que ellas, luciendo lo más atrayentes posibles.

               —Sí, es la sexualización de las niñas, que ahora tanto se lleva.

               —Exacto, quiero que las niñas que lleven mis bañadores desprendan sensualidad, que atraigan todas las miradas y que ellas se sientan seguras y atractivas llevándolos, para que todas las demás niñas que las vean, pidan a sus madres estos modelos y convertirnos en la primera marca del mercado. Y para ello, estos bañadores y bikinis tienen unos pequeños secretos que te voy a enseñar.

               Me mostró la parte interior de uno de los bañadores, en los que a la altura del pecho, tenía unos pequeños suplementos de silicona, con el propósito de aparentar que las niñas tenían más pecho del que podrían tener a esas edades, diciéndome:

               —Yo sólo se lo he visto puesto a mi hija y estaba divina, paseándose por la playa como si fuera una modelo. Estoy deseando vérselos puestos a estas crías. También, en las braguitas y tangas, les hemos puesto un talle muy alto para realzar sus piernas, quedando sus culitos a la vista prácticamente, dándoles un aire irresistible.

               —Parece que dejan muy poca piel tapada, para que se pongan muy morenitas. Van a verse muy sexys, la verdad. Contactaré con los padres de las niñas elegidas para empezar a hacer las sesiones de fotos —le dije yo, para finalizar la reunión.

               Pero él no la había dado por terminada:

               —Me gustaría que me avisaras cuando hagas las fotos, porque quisiera estar presente por si tengo que dar alguna indicación, aparte de que hay algún detalle más que quisiera que comentemos.

               —Claro, no hay problema. Los fotógrafos también tenemos nuestros trucos para conseguir los efectos deseados por el cliente.

               —Perfecto. Entonces, como te estaba diciendo, quiero que estas niñas posen lo más sexys posibles y que se la pongan dura a quien vea esas fotos, jaja….., perdón por la expresión.

               Desde luego, no había sido la expresión más adecuada para una reunión de trabajo, pero quedaba claro lo que el Sr. Guzmán esperaba de esas fotos.

               —Claro, no se preocupe. He entendido el resultado que quiere conseguir…….

               Hasta ese momento, yo no tenía experiencia en este tipo de fotos tan atrevidas con niñas y tuve que improvisar sobre la marcha, dejándome llevar, por un lado, por mi propia excitación, y por otro, por algún tratado que había leído sobre fotografía erótica:

               —Sí, mire, había pensado en darles un aceite a los labios de las niñas, para que luzcan brillantes y más carnosos por los efectos de la luz, y ponerles un maquillaje muy suave, así como lápiz de ojos para que se vean más preciosas de lo que son ya, pero que tampoco parezcan unas putas.

               —Exacto, me parece genial. Ya veo que nos vamos entendiendo…..

               Una vez  terminada la reunión con el Sr. Guzmán, comenté con Karina, el tipo de fotografías que quería hacer, esperando su aprobación, ya que no quería meter la pata tomando algunas decisiones por mi cuenta que no se vieran convenientes:

               —Está bien, me parece genial. Tenemos más clientes así, que nos piden estos trabajos más especiales y me alegra que el Sr. Guzmán se haya quedado contento con lo que espera de nosotros. Ya sabes que el cliente paga y tenemos que hacerle sentir que también manda, jaja.

               También le comenté sobre las niñas que se habían elegido para la campaña, haciéndome ella la observación:

               —En las fichas que te pasé, habrás visto unos datos sobre las niñas, más personales, que en este caso nos pueden ser de utilidad para no tener problemas con los padres.

               —¿Qué problemas?

               —Los típicos cuando se trabaja con niñas. Me temo que el Sr. Guzmán nos va a pedir unas cosas, que a lo mejor no les pueden  gustar a los papás de las crías, que suelen ser más celosos de sus hijas, y siempre es mejor elegir niñas  que tengan sólo madres o que estén separadas, ya me entiendes, porque suelen entender mejor estas situaciones, aparte de que son más fáciles de convencer para aceptar ciertas cosas.

               —¡Ah!, ya, muy bien pensado —aprendiendo yo de cómo iba ese negocio con cada conversación que tenía con unos y otros.

               En ese momento empezaba a darme cuenta del funcionamiento de esta Agencia, que hasta ahora no había entendido muy bien. Esa Agencia, no era una más. Se dedicaba a otros tipos de trabajos que bordeaban la legalidad, quizás, y de ahí, las cualidades que debían tener sus empleados.

               La propia dueña de la Agencia se encargó de que me quedara claro lo que podría pasar y cual debía ser mi actitud ante ello, por lo que después de que me diera vía libre para hacer mi trabajo, fui llamando a todas las elegidas para concretar las sesiones de fotos, de lo que avisé al Sr. Guzmán para que estuviera presente, como me había pedido.

               La primera niña a la que iba a hacer las fotos, fue una llamada Alba, que al verla, no me pareció tan niña como en las fotos que había visto de ella. No me había dado cuenta de que a esas edades, en unos meses se pueden tener unos cambios que modifiquen totalmente su fisonomía, lo que puede llevar  al traste cualquier campaña que se tuviera pensada, como en este caso, en el que quizás, la cría no necesitara esos suplementos extras para sus pechos, ya que se le marcaban completamente erguidos, y esos bañadores, llevarían inevitablemente todas las miradas hacia esa parte de su anatomía, por lo que cuando miré al Sr. Guzmán, se mostró más entusiasmado todavía al verla, y sin importarle que estuviera su madre presente, comentó:

               —¡Uuufffff!, está todavía más rica que en las fotos.

               Un comentario espontáneo que nuevamente me sorprendió del pintoresco dueño de la empresa de bañadores, aunque afortunadamente, la madre de Alba, no pareció darle importancia a ello, o simplemente sería que ya estaba acostumbrada a escucharlos.

               Aunque para evitar más problemas durante la sesión de fotos, le dije a la madre:

               —Será mejor que esté la niña sola, para que esté más tranquila y podamos trabajar mejor.

               —Está bien. Esperaré afuera —Dijo con naturalidad, la madre de Alba.

               Un poco más tranquilo, dentro de lo que cabe, ya en el estudio, le dije a Alba que se fuera poniendo detrás de un biombo, los modelos que habíamos elegido, y mientras lo hacía, yo notaba el nerviosismo del Sr. Guzmán, que no se aguataba las ganas de ir a mirar mientras la niña se cambiaba, llegando a asomarse durante sus paseos nerviosos por la sala, preguntándole con todo descaro:

—¿Necesitas que te ayude….?

               Finalmente salió Alba con ese primer bañador,  de una pieza, de colores estampados, de talle alto y que efectivamente estilizaba sus piernas, haciendo destacar sus torneados muslos, completando su figura con sus pechos más abultados con la ayuda del relleno.

               La hicimos girarse para verla por detrás y al ver su culito, el Sr. Guzmán resopló, incapaz de aguantarse ante lo que estaba viendo:

               —Estás preciosa, Alba.

               Pero yo le dije:

               —Quizás la talla le queda demasiado ajustada…..

               —No, mejor así. Para estar en la playa, su madre seguramente le compraría otra talla para que le durara más, pero para las fotos, prefiero que le quede así —me corrigió el Sr. Guzmán.

               —Sí, tiene razón. Así lo luce más la niña.

               Me puse a hacerle las primeras fotos de prueba, mientras Alba iba adoptando diversas posturas, para después indicarle que se pusiera el aceite en los labios ayudándole yo con unos ligeros retoques de maquillaje, mientras le preguntaba si se había pintado alguna vez los ojos y si sabía hacerlo:

               —Sí, alguna vez juego con mi prima a maquillarnos y pintarnos.

               Yo no tenía mucho conocimiento del mundo de las niñas de estas edades, pero Alba me estaba dando unas clases aceleradas, viendo la destreza con la que manejaba el lápiz de ojos.

               Si la cara de Alba ya era preciosa de por sí, después de esos retoques, se había convertido en divina, dejándonos con la boca abierta, sorprendiéndome una vez más el Sr. Guzmán, al ver como se tocaba la polla por encima del pantalón, por lo que no pude evitar pensar:

               —(Es un cerdo el tío este).

               Pero a la vez que pensaba eso, yo mismo me estaba excitando también y mi polla ya no tenía su tamaño normal…..

               Continuando con la sesión de fotos, le fui indicando a Alba, que expresiones debía poner, sacando su lengua entre sus labios, poniendo miradas lánguidas, pero  el Sr. Guzmán seguía interviniendo:

               —Hazle una con las piernas abiertas. Que se vea como le queda…., y se le marca todo…..

               Alba se sentó, poniéndose con las piernas abiertas, pudiéndose ver perfectamente como el diseño del bañador, hacía que sólo cubriera prácticamente la rajita de la vagina de la niña y como le quedaba tan ajustado, se percibía como se le metía por dentro la tela, por lo que comentó nuestro cliente:

               —Perfecto, que maravilla…..

               Pedimos a Alba que se fuera moviendo mientras le seguía haciendo fotos, aunque en cualquier momento esa parte del bañador podría moverse y dejar al descubierto su vagina, lo que en parte sucedió, al ponerse flexionada de culo, en donde la fina tira del bañador no tapaba completamente esa parte de su cuerpo en la que se fijaban nuestras miradas.

               Después le pedimos que se pusiera un bikini rojo con braguita de tanga. Y eso fue ya un espectáculo total. La diminuta prenda, desde luego, no parecía haber sido diseñada para un cuerpo como el que tenía Alba. La parte de arriba apenas tapaba sus pezones y la tira del tanga, se metía totalmente entre su culo y por delante, la niña no hacía más que sacárselo de la raja de su vagina, en la que también se le introducía, notándose que estaba molesta con una prenda tan pequeña, pero el Sr. Guzmán, la miraba extasiado, diciéndome a mí que se la follaría allí mismo, aunque yo esperaba que no lo hiciera, porque no sabía si podría detenerle, temiendo que en cualquier momento, se lanzara sobre ella, mientras yo continuaba haciéndole fotos.

               Pero estaba claro, que él no se iba a quedar con las ganas e interrumpiendo la sesión, se acercó a la niña para decirle:

               —Espera, que yo te ayudo a colocártelo bien, que ya veo que te está molestando.

               Y con todo el descaro, el Sr. Guzmán, haciendo que colocaba el tanga en su lugar, empezó a sobar a la niña, metiendo sus dedos por su culo y por delante, para sacar la tira del tanga de su vagina.

               Ingenuamente, Alba consentía sus manoseos y yo no sabía qué hacer, si intervenir o decirle a mi cliente que me dejara continuar mi trabajo, aunque como no quería contrariarle y viendo que la niña no protestaba, seguí contemplando, como él seguía, bajándole el tanga a la niña, mientras continuaba hablándole:

               —Déjame ver si te ha hecho alguna marca o una herida. —Inspeccionando con sus dedos la vagina de Alba, sentada en una silla con las piernas abiertas, dejando a nuestra vista un precioso coñito que parecía que en cualquier momento, el Sr. Guzmán se pondría a devorar con su boca.

               Pero antes de eso, me dijo a mí:

               —Hazle unas cuantas fotos así…..

               Yo me quedé, una vez más, sorprendido, paralizado sin saber qué hacer, por lo que él insistió:

               —Haz lo que te digo, que estas son para mí, son privadas y nadie lo va a saber.

               Todavía con dudas, me puse a hacer las fotos que me pedía, con su dedo pasando por la vagina de Alba, que se abría cada vez más y que ya empezaba a humedecerse por tanto toqueteo, hasta llegar a mojarse completamente, dejando entusiasmado a mi  cliente, que mientras ahora pasaba su lengua por el rosado interior de esos labios vaginales, me decía:

               —Sigue haciéndolas, sigue, no pares……

               Yo, como poseído, continúe haciendo fotos de todo lo que le hacía el Sr. Guzmán a Alba, sin pensar cómo reaccionaría la madre de la niña, si en esos momentos entrara en el estudio y viera todo eso……, pero recordaba las palabras de la dueña de la Agencia y me di cuenta de que esto debía ser algo habitual durante estas sesiones “especiales” de fotos.

               El Sr. Guzmán, también parecía al límite de su excitación, sorprendiéndome una vez más:

               —¿Quieres lamerla tú? Está riquísima….

               Me quedé parado ante esa invitación, pero mi excitación me impedía pensar adecuadamente, por lo que ante la pasividad de Alba, me arrodille entre sus piernas para pasar mi lengua por esa exquisita vagina, tan sonrosada y mojada, que hacía imposible resistirse a que se la comiéramos entera, sin llegar a saciarnos, y ya totalmente fuera de sí, el Sr. Guzmán dijo:

               —¡Uuuufff! ¡Qué rica está esta cría! ¿Nos la follamos ya?

               Ante mi asombro, le contesté con otra pregunta:

               —¿Qué dice? ¿Está loco?

               —No me digas que no te apetece. Si tú en este trabajo te las debes follar a todas……

               No me lo podía creer. El Sr. Guzmán, sin esperar a más, se sacó la polla y se puso delante de Alba para ponérsela en su coño y casi sin darme cuenta a reaccionar, ya se la estaba metiendo, empezando a follarla ante la complacencia de la cría, que gemía con sus envites, preguntándome a mí mismo:

               —(¿Pero a esta cría se la estarán follando ya?, ¿Quién……?)

               A la vez que la follaba, me hacía señas para que continuara haciendo fotos de todo lo que estaba haciendo con la cría y yo, como un autómata, continuaba haciendo click con mi dedo, recreándome en unas escenas que me tenían como hipnotizado, viendo como el Sr. Guzmán echaba su semen sobre la barriga y la vagina de la cría, inmortalizando yo ese momento único que estaba presenciando, cuando de pronto, él se apartó y me dijo:

               —Tómala, fóllala tú ahora……

               Realmente, no se todavía por qué lo hice, pero sin pensar en las consecuencias, me puse yo también entre las piernas de Alba y poniendo mi polla en su rajita, se la metí con gran facilidad por la lubricación del semen de mi cliente. Supongo que la complicidad de Alba con lo que estaba pasando y la excitación del momento me llevaron a ello y no fue hasta cuando me corrí dentro de la cría, cuando pensé en lo que había hecho, en que perdería ese trabajo que tanto me gustaba y quién sabe si tendría consecuencias peores en mi vida.

               Pero el Sr. Guzmán estaba exultante y satisfecho con lo que había pasado, felicitándome por la sesión de fotos y por cómo había resultado todo, así que le dije a Alba que se vistiera, y le di un pañuelo de papel para que se limpiara.

               Con un gran nerviosismo, se la devolví a su madre, esperando que no se diera cuenta de nada y que su hija no se lo contara tampoco, hablando con ella:

               —La sesión de fotos ha resultado genial y Alba se ha portado muy bien. Es toda una profesional…..

               No sé por qué dije eso, pero la madre de Alba sonrió satisfecha por el trabajo hecho por su hija, como sabiendo lo que había sucedido allí dentro y lo asumiera con naturalidad, aunque supongo que también influiría, sobre todo, el cheque que le entregarían en los próximos días, ya que cuando se lo comenté, me contestó:

               —Espero que Karina sea tan generosa como siempre….. Siempre me da algo más de lo convenido.

               Desde que había empezado a trabajar en esa Agencia, me daba la extraña sensación de que todo el mundo hablaba de una forma que yo no acababa de interpretar muy bien, dándome un aire desconcertado al no saber que responder a veces.

               Al día siguiente me dijeron que Karina quería verme y ya me temí lo peor —me va a despedir—, pensé para mí, pero al entrar en su despacho me recibió con una amplia sonrisa:

               —Ya me dijeron que la sesión de fotos con Alba había resultado fantástica y el Sr. Guzmán está encantado con nuestro trabajo, así que te felicito.

               Supongo que una vez más adopté esa cara de desconcierto que le hizo gracia a la dueña de la Agencia, diciéndome:

               —Que sí, hombre, has superado la prueba satisfactoriamente y estamos muy contentos con tu trabajo y el trato con los clientes. Ya estuvo el Sr. Guzmán contándome todo lo que había pasado.

               —¿Sí? ¿Y está usted de acuerdo con eso?

               —Claro, ya lo habíamos hablado que podría suceder. Raquel, la madre de Alba también  sabe cómo trabajamos, porque lleva tiempo trayendo a su hija y sabía que con ella no iba a haber ningún problema.

               —¡Vaya! Y yo el último en enterarme de todo esto.

               —Bueno, no te quejes, que ya sé que tú también lo disfrutaste.

               —Sí, pero pasé muchos nervios, porque tenía miedo de que se me hubiera ido la cabeza y me acabara despidiendo.

               —¡Ay, pobre! Tranquilo, no te vamos a despedir. Las fotos han quedado perfectas. Ahora espero que en la sesión con la siguiente niña estés más relajado.

               —Sí, yo también, pero ¿todas las niñas que están en el catálogo son así?

               —No todas. Con alguna hay que tener más cuidado, porque cada una tiene su ritmo y hay otras, que tenemos que convencer a sus madres primero, para que no nos den problemas las niñas.

               —¡Ah!, ya entiendo… Perdone si es una indiscreción, pero ¿de dónde sacan a tantas niñas dispuestas a…… esto?

               —Pues verás, en esta Agencia, tenemos a unos empleados muy importantes, que llamamos los “Captadores”. Se dedican a recorrer todos los Colegios e Institutos del país, yendo a todas esas fiestas de Carnaval o fin de curso que se organizan y van seleccionando a las mejores candidatas, hablando con ellas y con sus padres y proponiéndoles trabajar con nosotros.

               —Ya, así es más fácil, claro, y siempre hay alguna con sueños de artista, que les gusta modelar, o que sus familias necesitan el dinero, también…

               —El dinero siempre abre muchas puertas, hasta las más cerradas, jaja. También las captan por la calle, los parques….., cualquier lugar puede ser bueno para ello. En determinados barrios, son más receptivas para estos trabajos y hay verdaderas bellezas dispuestas a estar en nuestra Agencia. También colaboramos y financiamos concursos de belleza, como el famoso de “Miss tanguita”, que supongo que te sonará.

               —Sí, leí que se celebraba en muchos Colegios y otros lugares, y que tienen mucho éxito.

               —De ahí sacamos a Alba. Era muy niña cuando empezó con nosotros y habría que actualizar las fotos de su book.

               —Me encargaré de ello. Ha cambiado mucho, desde luego, pero para mejor…, jeje.

               —La siguiente sesión va a ser con Mayra, la morena de los ricitos. Te advierto que su madre siempre quiere estar presente y no sé qué resultado dará, porque hace un año que no trabajamos con ella.

               —Bueno, veremos que se puede hacer en la sesión y como se pone el Sr. Guzmán…..

               —Karina me sonrió con complicidad, porque conocía perfectamente a nuestro cliente, imaginándose que la ricitos sería follada igualmente por él, lo que aumentaría su generosidad con la Agencia.

               El Sr. Guzmán, era un cincuentón con barriga y calvo, que no creo que les resultara muy atractivo a estas crías, pero era de ese tipo de personas son personalidad arrolladora, acostumbradas a conseguir lo que quieren y estas niñas supongo que solo se dejarían llevar por las circunstancias, la complacencia de sus madres y su propia curiosidad por el sexo, por lo que aceptaban sin muchos miramientos que esas sesiones de fotos terminaran con todas ellas siendo folladas si él quisiera hacerlo.

               En este mundo, desconocido para mí, fue una de las cosas que más me sorprendieron y a lo que me tuve que acostumbrar, aunque mi propia perversión y satisfacción ayudaron a ello bastante, por lo que al final acabé siendo como todos ellos, como alguien que ve a esas niñas como objetos de placer, sin pensar en más allá, en hacer lo que todos hacían, aunque en mi interior me intentara justificar manteniendo una cierta ética profesional y personal que no me hiciera considerarme un ser despiadado y sin escrúpulos, al verlas a ellas gozar como el que más.

               El día que acordamos la sesión, se presentó Mayra con su madre, estando también expectante el Sr. Guzmán para conocerlas. En su ficha ponía que vivía con sus padres y Karina me había dicho que me asegurara de que todavía seguían juntos, para conocer su situación, por lo que discretamente le pregunté:

               —¿No le acompaña su marido?

               —No ha podido venir, tenía trabajo.

               —¡Ah, bien! No hay problema.

               Luego me dirigí a su hija…..:

—Hacía tiempo que no te teníamos por aquí, Mayra.

A lo que contestó su madre:

—Es que no nos habíais llamado para ningún trabajo.

—Bueno, yo hace poco que trabajo aquí y no la conocía. Espero que se porte bien la niña.

—Sí, ella es bastante tímida y le cuesta relajarse, pero espero que vaya bien.

Mayra era una nena preciosa, y como todas las que trabajaban para esa Agencia, tenía un ángel especial, con esa elegancia al moverse heredada de su madre, su pelo negro sobre los hombros y unos ojos vivos que intentaban escapar a esa timidez inicial que esperábamos superar durante la sesión.

 Extrañamente, el Sr. Guzmán se había mantenido en un segundo plano, sin hacer ningún comentario de los suyos, por lo que agradecí su prudencia, pero en cuanto Mayra apareció con el primer bikini que le mandamos ponerse, pareció activarse de pronto, mostrando más interés en ella:

—Estás preciosa, Mayra, pero ahora tienes que sonreír más para hacer las fotos, ¿vale?

Mayra asintió, y con el permiso de su madre, le puse el aceite en los labios y una sombra de ojos para resaltárselos.

En cuanto empecé a hacer las fotos, Mayra se fue relajando poco a poco, acompañando con su sonrisa ese cuerpo espectacular que resaltaba el pequeño bikini que apenas cubría sus pequeños pero bonitos pechos, que en las fotos de su book todavía no se apreciaban.

El Sr. Guzmán, se revolvía nervioso en su silla, con ganas de intervenir en la sesión, pero quizás la presencia de su madre le frenaba un poco.

La madre de Mayra era una mujer elegante, muy cuidada y guapa para su edad, que no parecía la típica madre necesitada de dinero, dispuesta a vender a su hija para conseguirlo y a la que obviamente con dinero, no se podría conseguir que pudiéramos llegar más allá, por lo que el Sr. Guzmán intentó desentrañar el verdadero motivo de que su hija hiciera esos trabajos de modelaje, lo que en cierta forma, ella nos aclaró:

—Yo, en mi juventud, también hice algunas sesiones como modelo y así conocí a mi marido, por lo que sé cómo es el trabajo de las Agencias.

—Por eso le gusta estar tan pendiente de su hija ¿no?

—Sí, pero no es por lo que piensa. Es por puro morbo. Disfruto viendo a mi hija acaparar las miradas de todos, sintiendo como la desean.

—Es que su hija es preciosa. Ese bikini le queda perfecto —le dije yo.

—Gracias. Se le está poniendo un cuerpo muy bonito y luce mucho más cualquier cosa que se pone.

—Su padre estará encantado y muy orgulloso de ella.

—Sí que lo está, pero menos mal que no ha podido venir hoy, porque pone muy nerviosa a la niña, con sus celos posesivos que no deja que la mire nadie.

—¡Ah, bueno! Estamos de suerte, jaja….. Perdone si se ha notado demasiado que me la esté comiendo con los ojos —mostrándome más atrevido que en mi anterior trabajo.

—No se preocupe. Yo entiendo las miradas de los hombres, porque además, su padre es el primero en mirarla.

El Sr. Guzmán continuó la conversación para ganarse definitivamente a su madre, mientras yo preparaba la cámara:

—Es normal. Le envidio por tener a una criatura así en casa. Además, no me creo que se conforme solo con mirarla, ¿no es así?

—Bueno, de eso mejor no hablemos. Ya sabe que los hombres no se pueden contener…..

—Claro, lo entiendo perfectamente. No tiene que justificarse conmigo. Así que la ricitos ya tiene su experiencia…..

—Sí que la tiene y ella lo disfruta como nadie, pero todavía no la han follado.

—No me diga……. Eso le encantaría a usted, me temo. ¿Ha estado con más hombres que no fueran su padre?

—Sí, ya le dije que me gusta exhibirla en los parques, en la playa…, y alguno se ha acercado a ella, pero he estado yo siempre delante.

—O sea, que se han entretenido jugando con la cría… ¡que rico! ¿Nos permitiría hacerle unas fotos desnuda? Son solamente para uso privado.

—Sí, está bien. Disfrutaré viendo cómo se las hacen….

Yo, aunque estaba a lo mío con las fotos, también estaba escuchando parte de esa conversación, confirmándome el Sr. Guzmán:

—La madre de Mayra nos ha permitido hacerle unas fotos desnuda.

Yo me quedé un poco sorprendido mirándola y ella me hizo una señal de que adelante, que las hiciera, así que le dije a Mayra que se quitara el bikini, lo que hizo después de ver la aprobación de su madre, igualmente.

La cría se quedó desnuda ante nosotros y el Sr. Guzmán no pudo evitar resoplar, causándome a mí también una turbadora sensación mientras le hacía las fotos, indicándole las posturas que debía poner. Su vagina de niña, abultada sin pelitos,  parecía a punto de explotar, en ese momento mágico del desarrollo que las hace tan apetecibles, al igual que sus pechos en flor que tanto me fascinaban desde que había empezado a hacer este trabajo.

El Sr. Guzmán ya estaba totalmente excitado, tocándose por encima del pantalón, mientras su madre disfrutaba de toda la escena, observando con morbo, las reacciones torpes de dos hombres extasiados con su hija, y que tantas veces habría visto en otras situaciones propiciadas por ella.

En este trabajo, descubrí como me excitaba hacer este tipo de fotos, disfrutaba viendo como Mayra abría impúdica sus piernas ante mi objetivo, venciendo esa inicial timidez con la que habíamos empezado la sesión, demostrando ser hija de quien era, ya que su madre se estaba comportando como una auténtica zorrita ante la ausencia de su marido, creándose una situación de complicidad entre nosotros en la que cualquier cosa podría pasar ya, sobre todo, cuando la madre de Mayra le dijo al Sr. Guzmán:

—Puede sacarse la polla, si quiere. Me gustaría que se la viera mi hija.

El Sr. Guzmán dudó en principio, ante esa forma tan directa de decir las cosas, pero no estaba dispuesto a perderse la oportunidad que se le presentaba y se bajó los pantalones, dejando su polla empalmada a la vista de Mayra, esperando que ella se acercara a él, algo que hizo mirando a su madre, como pidiéndola permiso, la cría se la agarró con la mano y empezó a moverla ante la expectación de todos nosotros, que en ese momento, ya nos habíamos olvidado de la sesión de fotos, porque eso se ya se había convertido en otra cosa…..

La excitación de la madre de Mayra ante esa escena, era evidente también y me sorprendió cuando se acercó a mí buscando mi boca con la suya mientras ponía una mano sobre mi bragueta, consiguiendo sacar afuera mi polla, agachándose para chupármela, ansiosa, como si hiciera mucho tiempo que no lo hacía, pero en realidad era puro vicio de una mujer morbosa que disfrutaba con  el sexo y quería que su hija lo disfrutara igualmente.

Mientras ella me la mamaba, el Sr. Guzmán, ya tenía su lengua entre las piernas de la cría y mientras yo esperaba mi turno para degustar ese manjar, tumbé a su madre en el sofá, para abrirle las piernas, dejándome ver ese jugoso coño que había empapado sus bragas, hundiendo mi cabeza entre sus piernas para meter mi lengua lo más profundo que pude, atrapando su clítoris entre mis labios hasta que ella se corrió sin control, lo que llamó la atención del Sr. Guzmán, que se había acercado y aprovechó para meterle su polla y follarla, mientras a mí me permitía estar con Mayra, de la que quise disfrutar sin prisas, poniéndola sobre mí, besando su boca y toda su piel hasta bajar a su atrayente vagina, ya abierta por las lamidas de mi cliente, pero igual de apetecible o más todavía que cuando le estaba haciendo las fotos.

Después de provocar su orgasmo con mi lengua,  viendo su coñito tan mojado y dilatado, pensé en follármela, pero al ser virgen, no sabía si a su madre le parecería bien, y sin darme tiempo a pensarlo, la cría empezó a frotarse con mi polla, como si fuera algo habitual para ella, mientras su madre estaba muy ocupada follando con el Sr. Guzmán, por lo que me decidí a intentar metérsela, y cuando mi glande ya estaba en su interior, un pequeño grito de Mayra alertó a su madre, que me dijo:

—No la folles, no la folles, que su padre me mata…….

Evidentemente, en ese momento, yo no estaba para pararme y Mayra tampoco lo deseaba, así que continué con mi polla en su interior, hasta que una vez completada la penetración, ella misma empezó a saltar sobre ella, haciendo lo que tantas veces habría visto hacer a su madre cuando estaba sobre una polla.

Con el Sr. Guzmán sobre la madre de Mayra, follándola duramente, pronto se acabó su resistencia a que yo me follara a su hija, aceptando resignada que la hubiera desvirgado y en cuanto me corrí y se la saqué, enseguida su coño volvió a estar ocupado por la polla de mi cliente, que no iba a dejar de disfrutar de una criatura como esa, sin que pareciera importarle mucho no haber sido el primero. El caso era correrse con ella, como así fue, al cabo de dos minutos.

Al terminar, madre e hija no parecían muy arrepentidas de lo que había pasado, porque la madre le comentó a Mayra:

—A ver que le decimos a tu padre cuando se dé cuenta de que no va a poder ser el primero contigo.

—¿Cómo lo va a saber, si no se lo decimos?

La ingenuidad de Mayra nos hizo sonreír, diciendo el Sr. Guzmán:

—Tiene razón la cría….. Cuando te la meta tu padre, tú quéjate mucho, como si te doliera, y así se pensará que estás sin follar, jaja.

Estando terminada la sesión de fotos con Mayra, se las fui a enseñar a Karina y una vez más, me felicitó por mi trabajo, pero me dijo:

—Enséñame también las especiales que le hiciste, ya sabes….

—¡Ah, perdón! Es que esta vez no fueron muchas, porque la sesión fue demasiado intensa y no pude hacer muchas, y el Sr. Guzmán tampoco me insistió mucho.

—Él Ya tiene una buena colección, pero bueno, da igual. Ahora te voy a hacer unas indicaciones sobre el trabajo con la nueva modelo.

—Perfecto, dígame entonces:

—Cuando estuvisteis haciendo la selección de las niñas, os fijarías en dos hermanas. La mayor se llama  Sheila, y en su ficha ponía que tenía una hermana más pequeña. Llama a su madre y dile que traiga a las dos, porque el Sr. Guzmán, quiere poner en su catálogo también a nenas más pequeñas.

Al oír eso, yo pensé para mí: …. (¿Es que querrá follarse también a la pequeña?), pero no le comenté nada a Karina.

—Sí, perfecto, se lo pediré…….

La madre de Sheila se quedó encantada de que quisiéramos a su hija pequeña Mayka para el trabajo y el día indicado se presentó con sus hijas. En la ficha ponía que estaba divorciada, pero quise asegurarme de que no se había vuelto a casar, así que se lo pregunté:

—Sigo  libre. Estoy mejor así, con algún amigo cuando me apetece y las crías tampoco echan de menos a su padre.

—Estupendo. Eso nos da más libertad para trabajar con ellas.

—¿Qué quiere decir?

—Bueno, pues que en este trabajo, preferimos tratar con las madres más que con los padres.

—Ya me imagino. Yo lo que quiero es que ellas se lo pasen bien con este trabajo.

—En ese caso esté tranquila, que se lo van a pasar muy bien, pero será mejor que espere fuera mientras hacemos la sesión.

Yo no sabía qué tipo de trabajos había hecho su hija mayor con la Agencia, pero parecía que la madre de las niñas no debía de estar al tanto de lo que realmente pasaba allí, por lo que pregunté a Sheila, que ya había hecho varias campañas con nosotros:

—He visto las fotos de tus anteriores trabajos y están muy bien. ¿Te gustó hacerlas?

—Sí, me lo pasé muy bien.

—Estupendo, y ¿te hicieron fotos más privadas?, ya me entiendes, desnuda.

—Sí, también, pero mi mamá no lo sabe eso.

—Ya entiendo. Entonces ¿estarías dispuesta a hacértelas otra vez?

Sheila se quedó pensativa con tanta pregunta, hasta responder:

—Si…., bueno.

Añadiendo el Sr. Guzmán:

—A tú hermana también se las haríamos. ¿Nos guardarás el secreto con tu madre?

—Sí, vale.

Empezamos la sesión con las niñas, con distintos bañadores, que se ponían y quitaban delante de nosotros sin ninguna vergüenza, notándose su experiencia por todas las sesiones de fotos que ya había hecho Sheila anteriormente; y su hermana pequeña, al verla a ella, hacía lo mismo, mientras el Sr. Guzmán las ayudaba a ponerse bien los bikinis, pero  yo tenía que decirle que no se entretuviera tanto con ellas, que ya habría tiempo después para eso, que yo sabía lo que estaba buscando.

Sheila era una adolescente con un cuerpo espectacular, con mucha experiencia en los posados a pesar de su edad, sin que le faltara tampoco ese toque de picardía que tanto le gustaba captar al objetivo de mi cámara, por lo que para mí era muy fácil sacar lo mejor de ella.

En cambio, cuando empecé con su hermana, se notaba su inocencia y como intentaba imitar a su hermana con una simpatía natural que hacía que sus fotos quedaran muy naturales también, por lo que pronto termine el trabajo con ellas y pudimos pasar a la fase más privada y morbosa:

—Ahora vamos a pasar a las fotos desnudas. Seguro que las dos en casa os pondréis a jugar desnudas una con otra, ¿no?

Contestando Sheila:

—Sí, alguna vez, jaja —riéndose nerviosa su hermana pequeña.

—Pues es lo que quiero que hagáis ahora. Que os deis besitos y os toquéis una a la otra, ¿vale?

Las dos hermanas empezaron a hacer lo que les indicábamos, obedientes, notándose que se divertían con ello, abstrayéndose del lugar en donde estaban y por un momento me imaginé viéndolas en la cama de su habitación haciendo esas cosas tan morbosas, mientras el Sr. Guzmán continuaba dirigiéndolas:

—Comeros el coño una a la otra —Mientras a mí me indicaba que continuara haciendo fotos.

El espectáculo que nos estaban dando estas niñas era increíble. El contraste de sus cuerpos lo hacía más morboso todavía y mi cliente ya se estaba pajeando viéndolas, no pidiendo aguantarse mucho más tiempo sin acercarse a ellas, por lo que puso su polla en la boca de Sheila para que la chupara, mientras su hermana miraba con curiosidad y con deseos de hacer lo mismo, por lo que le pregunté a la mayor:

—¿Tú hermana ha chupado pollas ya?

—No, ella no. Sólo se la ha tocado una vez a un amigo de mi mamá, que se sacó la leche con ella.

Imaginarme esa escena me había excitado demasiado y sin importarme si Mayka tenía ya la edad suficiente como para chupar  pollas, me la saqué y se la puse en la boca para que empezara a lamer al igual que lo estaba haciendo su hermana mayor.

Mayka me la agarró con la mano y pasó su lengua por mi glande, como si fuera un helado, como si quiera comprobar primero el sabor que tenía una polla, de la forma que lo haría una niña pequeña cuando prueba un sabor nuevo con curiosidad.

Pero parece que le gustó, porque se acabó metiendo todo el glande en su boca, haciendo que su lengua me diera un gusto que temí correrme antes de lo deseado, por lo que preferí recrearme en lo que estaba pasando, indicando a Mayka como tenía que hacerlo, sin dejar de mirar a su hermana mayor, que era su auténtica maestra para ella, que ya había hecho correrse al Sr. Guzmán, tragándose toda la corrida, excepto los restos que caían por la comisura de sus labios y sin tiempo a recuperarse, ya se disponía a follarla.

Mayka no quería ser menos que su hermana y también se esforzó para sacarme a mí la leche también y aunque solo fuera por no hacerla sentir menos que ella, me dejé llevar y eché mi corrida en su boca, aunque esta vez no se atrevió a tragársela y la dejó caer por su boca, en una imagen increíble digna de ser inmortalizada por mi cámara.

Este momento estaba siendo el más morboso desde que trabajaba en esa Agencia. Tener a esas dos hermanas a nuestra disposición y sobre todo, que Mayka se estuviera comportando de esa manera tan decidida y abierta, era algo con lo que nunca hubiera soñado, pero a pesar de mi calentura descontrolada, sabía que no podría follarla, por lo que me conformé con pasar mi polla entre sus piernas, por su vagina, frotándome con ella hasta que volví a correrme y la llené completamente de semen con otra abundante eyaculación, que todavía se iba a ver posteriormente aumentada con la del Sr. Guzmán, que me había pedido intercambiar a las nenas, para que yo si pudiera follar a Sheila, algo  que no me iba a perder a pesar de haberme corrido ya dos veces.

Al ver al Sr. Guzmán con Mayka, temí que él no pudiera aguantarse y se la metiera por el coño, pero ahí estábamos los dos disfrutando de esas crías, ajenos a que su madre estuviera afuera, esperando a que terminara mi trabajo, por lo que nos dio un buen susto cuando ella entró en la Sala y nos vio a los dos sobre sus hijas, exclamando:

—Ya sabía que esto iba a acabar así, pero no se os ocurrirá follar a Mayka. Es muy pequeña todavía…..

Esa entrada de la madre de las dos hermanas, pareció hacer desistir al Sr. Guzmán de sus intenciones, lo que en parte, me tranquilizó a mí también, porque en esos momentos de máxima excitación, es difícil contenerse y lo mejor sería evitar algo que pudiera ser peligroso, como sucedió en otra ocasión, con otro cliente, que no dudó en follarse a una cría que aparte de su edad, ella tampoco pareciera dispuesta participar de algo así.

Evidentemente, hay muchas cosas que sucedieron en esa Agencia, de las que no me siento orgulloso y prefiero no hablar de ello, porque sé que a ti tampoco te gusta recrearte en esas cuestiones, pero si puedo contarte como fui testigo del crecimiento de esa Agencia por su lado más oscuro.

En una ocasión, Karina me dijo que estaba recibiendo ofertas por esas fotos más íntimas y perversas de esas niñas teniendo sexo para venderlas y para hacer nuevos reportajes a medida del cliente, proponiéndome dar un paso más dentro de mi  trabajo en esa Agencia, para dedicarme más intensamente a esos reportajes.

En esa época, eso para mí era un trabajo más, más estimulante si cabe, pero me sentía respaldado por la Agencia y suponía que no habría ningún problema en ello, contando ya Karina con las candidatas adecuadas para esos encargos tan especiales, en los que el dinero que se movía y los medios dispuestos eran muy superiores a lo que había hecho hasta ahora.

Esas sesiones dejaron de hacerse en la Agencia para ir a casas particulares, lujosas mansiones o lugares apartados en donde la discreción era total. Incluso, empecé a viajar a otros países en los que la Agencia también tenía a sus captadores y en donde estaban los clientes, en su caso.

La Agencia creció mucho. Mi trabajo cambió radicalmente. Ya no eran necesarias las sesiones de fotos de modelaje como excusa para pasar al sexo. Me convertí directamente en un fotógrafo de pornografía dentro de un equipo con maquilladoras, estilistas, chofers que llevaban a las niñas a los lugares de trabajo, donde ellas se exhibían solas o con adultos, con los que tenían todo tipo de actos sexuales, a veces para encargos especiales bajo demanda, como los de algunos clientes que querían ser ellos mismos los protagonistas de las escenas.

En esos años, Internet empezaba a popularizarse a todos los niveles de forma global y eso era otra fuente de negocio, del que la Agencia se aprovechó en su mejor momento, marcando una época.

Luego, todas esas sesiones terminaban en una gran fiesta, a la que asistían más invitados, entre los que había gente muy importante que hacían posible todo eso y a la vez, daban la protección necesaria para que todo eso pudiera suceder, junto a más niñas que no sé de donde las traían, y allí se mezclaban todos entre copas, canapés y drogas que corrían sin reparo, lo que propiciaban esos encuentros íntimos entre los invitados y las niñas que más les atraían, vestidas como si estuvieran en cualquier club de prostitutas, que se dejaban llevar por ese turbio ambiente de música, luces y algunos sorbos de esas bebidas a las que las invitaban, mientras todas las manos iban recorriendo sus atrayentes cuerpos hasta dejarlas prácticamente desnudas.

Todo ello creaba un ambiente especial, como si fuera un lugar irreal que no perteneciera a este mundo, en el que podía tener a mi lado, a uno que besaba golosamente la lengua de una de las crías que tenía entre sus brazos, dejándose arrullar sumisamente, mientras me decía:

—¿Has probado la boca de una de estas nenas? Es uno de los mejores manjares de los que he disfrutado en mi vida.

—Sí, lo sé, y si la besas más abajo, en la rajita, eso ya es pura miel, jaja……

—Así es. Tú sí que sabes, amigo.

A nadie le importaba que mientras la besaba, le hubiera bajado las bragas y se la hubiera montado sobre él, con las piernas abiertas, acomodando su polla entre ellas,  haciendo que se rozara con su vulva y con el suave vaivén de sube y baja hacía gemir a la cría, que obviamente, a pesar de su corta edad, no era la primera vez que tenía una polla en su coño, aunque ella no fuera una de las que habían participado en la sesión de fotos.

Y él no era el único. Todo a mí alrededor se había convertido en una orgía difícil de ver en ningún otro lugar. Las niñas no faltaban para ninguno de los asistentes y algunos  disfrutaban de hasta dos o tres a la vez.

A veces, te daba la sensación de estar en una especie de harem de ninfas, o mejor dicho, de esas nínfulas de la mitología griega, tantas veces recreadas en los sueños de cualquier hombre maduro, que allí se hacían realidad  viendo a las nenas pasar de un lado para otro, desnudas, algunas con más pecho, otras con menos o con incipientes pezones, casi todas sin vello, porque las que lo tenían, se lo rasuraban, aunque siempre tenía su encanto unos finos pelitos sobre sus rajitas, como algunas lucían.

Cuando me veían solo, alguna de las invitadas, que disfrutaban de todo ese morbo, me traían a alguna de las crías:

—¡Anda! No te quedes con las ganas. Ya sé que te habrás follado a muchas así, pero nunca se tiene bastante, ¿no es así?

Aquella mujer tenía razón. Cuando uno se interna en este mundo, nada es suficiente, siempre quieres más, disfrutar de ese morbo de ser el primero, aunque pocas veces lo fueras, pero dentro de ese ambiente te dejas llevar y haces cosas que ni se te ocurriría en otras circunstancias.

La edad no era ningún problema, aunque como no querían problemas, las más pequeñas siempre estaban vigiladas por alguna de las mujeres que te decía hasta donde podías llegar o no, pero siempre se llegaba más allá porque los hombres no se podían contener y el morbo sobrepasaba cualquier situación. Yo, como te dije, nunca las forzaba en esos momentos, a hacer lo que no quisieran y como sabía que habría alguien esperando a querer hacer con ellas lo que yo no me decidía, intentaba retenerlas conmigo y en cierta forma, protegerlas de alguna situación desagradable para esas crías.

Recuerdo una ocasión de esas en la que estaba con una nena, quizás de las más pequeñas que había en esa fiesta, que era la hermana de otra que ya había trabajado con nosotros más veces, pero esta vez, esta cría había debutado con algunas escenas acompañando a su hermana haciendo un sexo oral a un hombre mayor, en una de esas situaciones que causaban especial morbo a nuestros clientes, por lo que al ser nueva, siempre despertaba más interés entre los que buscaban nuevas sensaciones.

A pesar de que por su hermana, ya estaría acostumbrada a este mundo y ya habría tenido sus experiencias, aunque no fueran delante de la cámara, todavía tenía ese aspecto de inocente que me enternecía, así que intenté que no se fijaran tanto en ella, teniéndola conmigo y enseguida empezó a mostrarme su cariño, dándome besos y buscando mis caricias, lo que me sorprendió, aunque sabía que era lo habitual en estas niñas, por lo que acabé excitado y seguí su juego entreteniéndome con ella y haciendo que me chupara la polla, lo que ella me hizo con una sensualidad tan especial que llamó la atención de uno de los invitados a la fiesta, que se sentó a mi lado, embelesado con la escena y diciéndome:

—Qué delicia, amigo. ¿Cuándo te haga correr me la dejas?

Quizás él pensara que al ser yo de la Agencia, tenía algún derecho sobre ella, teniendo en cuenta su edad, también, pero en esos momentos, el morbo provoca situaciones poco habituales en otras circunstancias y fuera de ese ámbito, así que accedí a que él pudiera disfrutarla un poco.

La verdad es que la cría estaba encantada chupándome la polla, deleitándome con esa boquita y su lengua juguetona y mi compañero no pudo evitar empezar a pajearse esperando a que la cría le hiciera lo mismo, a la vez que empezaba a tocarla a ella,  buscando su chochito con sus dedos, totalmente empapado ya.

Era una situación demasiado excitante como para contenerse, y mientras Elena, como dijo que se llamaba, se esforzaba en provocar mi corrida y se metía mi polla en la boca todo lo que podía, para mí ya fue suficiente para eyacular mi semen entre sus labios.

Ya la teníamos totalmente desnuda y todavía manchada con mi semen, se la pasé a él, que la sentó sobre su polla, pero sin intentar penetrarla, tomándose su tiempo para disfrutar con tranquilidad de ella. Empezó a besarla, metiendo la mano entre sus piernas, buscando estimularla lo máximo posible para arrancar sus gemidos, algo que a él le excitaba especialmente, ver como una cría de esa edad podía disfrutar del sexo con esa intensidad, lo que nos hacía olvidar por momentos con quien estábamos.

Los hombres que hayan tenido la fortuna de estar con una cría así, saben eso tan especial que se siente con ellas; por su flexibilidad puedes manejar sus pequeños cuerpos a tu antojo, ponerlas en cualquier posición como si fueran una muñeca que tuvieran todo lo que tienen que tener para darte placer y aunque te corras, puedes seguir disfrutando de ellas de cualquier manera, porque el sexo  a su edad es más delicado y cuidadoso, no tan apasionado o desenfrenado como pueda serlo con una mujer adulta.

En una ocasión, hablando con el Sr. Guzmán de todo esto, durante una de mis primeras sesiones de fotos para la Agencia, cuando él todavía me sorprendía cada día, se sinceró conmigo reconociéndome que era algo adictivo para él y que todo había comenzado cuando su mujer dejaba que su pequeña hija durmiera la siesta con él durante los veranos en los que dormían desnudos.

Él me decía riéndose, que no sabía en que estaría pensando su mujer cuando permitió eso, quizás fuera demasiado ingenua y no sabía cómo era en realidad su marido, pero el caso es que él se calentaba con la cría y la primera vez que se corrió con ella, se puso tan nervioso que quitó las sábanas de la cama y las metió rápidamente en la lavadora, justificándose con su mujer en que su hija las había manchado, diciéndole ella que la próxima vez no dejara que su hija se quitara las braguitas. “Mi mujer es una santa”, me decía él con una cierta culpabilidad.

Pero ya puedes suponer que eso siguió repitiéndose más veces y esa culpabilidad acabó desapareciendo hasta que ya no se conformó únicamente con su hija.

La mujer que me había traído a Elena se acercó de nuevo a nosotros:

—Ya veo como están disfrutando de la nena; es un encanto…..

—Sí que lo es. Son muy especiales a estas edades, llenas de esa inocencia mezclada con deseo que tanto nos hace gozar. Fíjate en él, como tiene la polla entre sus piernas, que parecen querer tragársela, jaja.

—Bueno, no creo que le entre —dijo ella.

—Pero la cría lo está intentando. A veces se mete algo y se vuelve a salir.

—¡¡Uuffff!! Me está matando…. —Nos dijo el que estaba con ella.

Estaba visto que a Elena le gustaba jugar, provocarnos…., cuantas situaciones como esta habría vivido ya a su corta edad……, pero ella todavía no sabía medir esas cosas y podía pasar lo que pasó. Nuestro amigo enloqueció  con ella y le dijo:

—Te voy a follar, que es lo que estás buscando, ¿cómo puedes ser tan puta….?

Y sin darnos tiempo a decirle nada, sujeto a Elena por la cintura e hizo que su polla se clavara en su coñito y como lo tenía tan mojado de sus jugos, la mitad desapareció enseguida  en su interior, para sorpresa nuestra, sin que ella se quejara lo más mínimo, continuando la cría subiendo y bajando sobre esa polla hasta que acabó completamente dentro, exclamando la señora, que miraba muy atenta:

—¡No me lo puedo creer!, se la ha comido toda….. Mira que he visto a crías follarse unas buenas pollas, pero como ésta, ninguna. Está visto que tener una hermana mayor como Samira le ha sacado el gusto precozmente. Seguro que la llevaba con ella cuando se iba a follar con los chicos…..

—A lo mejor a ella también se la metían.

—Pues no me extrañaría nada, viendo cómo se desenvuelve la muy putita.

Una vez más, a donde no había llegado yo, el que venía detrás lo hacía, pero casi lo prefería así, porque estas nenas siempre acababan sorprendiéndonos, a pesar del tiempo que llevaba metido en esos ambientes y si miraba a mi alrededor, se veían escenas parecidas más o menos edificantes, pero a todo el mundo se le veía disfrutar de la fiesta.

Algunos de los hombres que asistían por primera vez a esas fiestas, al ver a esas crías desenvolverse tan desinhibidas y atrevidas, podían considerarlas unas putas, sin tener en cuenta su edad, pero yo no las veía así, porque ante todo, veía a unas niñas que se comportaban como las habían enseñado y su instinto las guiaba, pero todavía carecían de esa “maldad” que se le supone a unas chicas de más edad, a las que pudiéramos considerar con más fundamento como  unas putas.

Por eso, yo no las trataba como putas, como pudieran hacerlo ellos, sino que intentaba tratarlas siempre como lo que eran, como unas niñas con las que podías disfrutar, pero teniendo siempre en cuenta sus limitaciones y sus necesidades.

Años después, pude leer una entrevista con una de esas niñas que había trabajado en la Agencia, diciendo que en esa época se lo había pasado muy bien haciendo ese trabajo y que en ningún momento se había sentido abusada, lo que levantó una cierta polémica.

Pero esa misma impresión era la que tenía yo durante esos años, porque si hubiera sido de otra forma, hubiera dejado de trabajar allí, pero ya sabes que después de los años, se puede tener una percepción distinta de los acontecimientos que pudiste vivir en un momento determinado de tu vida, porque la mentalidad de la gente o esas costumbres sociales hayan cambiado, por lo que nunca es justo juzgar hechos del pasado con la forma de ver las cosas del presente.””

 

Este relato cuenta parte de la oscura historia de 1.500 niñas modelos que se convirtieron en mitos eróticos. Esas chicas se convirtieron en estrellas internacionales. Eran el objeto de deseo de miles de internautas de todo el mundo. Eran auténticas musas en los rincones más sórdidos de internet que contaban con una legión de perversos seguidores y admiradores clandestinos de todo el planeta. Eran símbolos sexuales. Eran… niñas de entre 7 y 14 años que se desnudaban frente a una cámara, pero detrás de ella, sucedían otras cosas, como las que me ha contado este Fotógrafo que trabajó con ellas.

Sin querer via mi hia de 12 años desnuda y esta tan ricay sexy que tengo fantasiasde yno puedo dormir .. nesecito ayuda por favor,,
No soy como la mami, papi.- II.-

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