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La Agencia de Modelaje 2ª parte

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Después de que en el anterior relato  “La Agencia de Modelaje”,  os contara como mi hija se inició en este mundo del posado y de las modelos, la situación cambió bastante cuando dos meses después salieron publicadas unas fotos de ella en una revista para adolescentes luciendo varios modelos de ropa, que todas las niñas vieron con envidia, y se lo enseñaron a sus padres, no sé si para criticarla o porque ellas querían hacer lo mismo.

Mi hija, de pronto alcanzó mucha popularidad en el barrio y en el Colegio y no tardaron en surgir los comentarios malintencionados también, lo típico en estos casos.

En una ocasión en la que estábamos varias madres en el parque al lado del Colegio, se pusieron a hablar del tema y una de ellas me preguntó:

—¿Cómo es que escogieron a tu hija para esas fotos? Mi hija fue la que ganó el
Concurso del Colegio y no la llamaron y es más guapa que la tuya.

—No lo sé. Supongo que les gustaría mi hija. Me llamaron por teléfono y me lo propusieron. Lo hablamos con la niña y con mi marido y no vimos inconveniente en aceptar.

—Me parece raro que sólo te llamaran a ti. ¿No conocerás a alguien de esa Agencia?

—No, no conocía nada de ese mundo.

A una de ellas, la escuché decir con maldad en voz baja a otra madre:

—Ésta seguro que se acostó con alguien para que contrataran a su hija.

Yo, al escucharla, le llamé la atención:

—¡Oye!, ¿Qué estás diciendo? No se te ocurra decir esas cosas por ahí, porque yo no soy una cualquiera.

—¿Por qué? ¿Por si se entera tu marido, jaja? —me preguntaban, burlándose de mí.

—Mi marido no se tiene por qué enterar de nada. Además él estuvo al margen de todo esto.

—Claro, claro….. Tampoco hace falta que te hagas la decente ahora, porque aquí todas tenemos lo nuestro. Si lo hiciste, pues disfrútalo, y ya está….

—Lo que pasa es que sois unas envidiosas y os pasáis todo el día criticando a las demás —les dije yo, antes de marcharme, para  terminar con el tema.

Al día siguiente, Sandra, una de las madres de una compañera de mi hija me dijo en privado:

—¿Tú podrías decir a los de la Agencia esa si querrían contratar a mi hija Cris? A ella la hace mucha ilusión todo esto y no deja de insistirme con ello.

Intenté buscar alguna excusa para evitar que esa niña fuera también a la Agencia, porque no quería problemas y que  todo el mundo se enterara de lo que hacía mi hija allí, pero al final tuve que aceptar, porque esta amiga tampoco era de las más criticonas y se podía confiar en ella:

—Está bien. Hablaré con ellos, pero no sé si querrán. Si quieres mañana vamos y te los presento. Lleva a Cris para que la vean y ellos decidirán.

—¿Sí? Muchas gracias, amiga, mañana quedamos. Mi hija se va a poner loca de contenta.

Esta situación que se había creado con las fotos de mi hija, me estaba poniendo muy nerviosa, porque tenía miedo de que acabara descubriéndose todo lo que pasaba con esas Agencias, que mi marido acabara enterándose también y se formara un buen escándalo, y más todavía cuando al día siguiente no sólo se presentó esta madre con su hija, sino otra amiga de ella que no conocía yo, con su hija también, por lo que tuve que decirles:

—A ver, esta gente es muy discreta y no me gustaría que comentarais nada de lo que veáis allí. A lo mejor algunas cosas os parecen raras, pero esto de las modelos funciona así. Ya sabéis que hay muchas envidias por el barrio.

—Está bien, no te preocupes, seremos discretas.

Cris, la compañera de mi hija era muy guapita de cara, pero más aniñada que la mía, con un cuerpo más menudo, pero bonito también y la otra niña estaba más desarrollada y me parecía un poco mayor para que les interesara a ellos, pero prefería no decirles nada a sus madres.

Las dos iban vestidas un poco provocativas para su edad, pero seguramente sus madres habrían querido ponerlas guapas para causar una buena impresión.

Al llegar a la Agencia, se las presenté al Director, que estuvo mirando a las niñas muy interesado, hasta que finalmente les dijo a sus madres que les iban a hacer unas pruebas de cámara para ver como salían.

Entraron a los vestuarios para ponerse la ropa que les iban indicando, para después hacerles  varias sesiones de fotos. Cuando les tocó hacer las fotos en bikini, las madres empezaron a poner caras de incomodidad, sobre todo cuando les indicaban como posar, con esas posturas que a mí, en su momento, también me parecieron demasiado sensuales para unas niñas de su edad, pero aguantaron, a pesar de que me comentaron:

—Me parece que están toqueteando mucho a las niñas ¿Es normal eso?

—Sí, no os preocupéis, siempre lo hacen así, pero son gente muy profesional  —pensando para mí, el lío en el que me había metido y lo que se comentaría en el barrio.

Pero la cosa se puso más tensa cuando nos dijeron que a la hija de la amiga que no conocía, le iban a echar una crema por la piel, porque la tenía muy blanca y reflejaba la luz al hacer las fotos.

El propio Director se puso a echarle la crema por todo el cuerpo, incluso por sus pechos y su culo debajo del bikini y su madre ya no pudo aguantar más y dijo, gritando:

—¿Pero esto que es? Este señor está sobando a mi hija todo lo que quiere. ¿Tengo que aguantar esto también?

Otro empleado de la Agencia intentó tranquilizarla:

—Señora, su hija tiene la piel muy pálida y hay que echarle esa crema por toda la piel, es lo habitual en estos casos.

—Pues a mí no me parece bien —insistió ella—. Vamos, hija, nos vamos de aquí. ¿Qué se creen ustedes, que traigo a mi hija para que se exciten con ella? Ya me he fijado como se ha empalmado mientras la estaba manoseando.

—Bueno, pues haga lo que quiera, y no nos haga perder el tiempo.

Sandra intentó convencerla para que no se fuera, pero al final se acabó marchando muy enfadada con su hija llorando porque se quería quedar allí, lo que disgustó a mi amiga que me pidió disculpas por haberla traído y que se hubiera comportado así:

—No te preocupes. Ya os avisé que veríais cosas que no os iban a gustar. Hay que estar preparadas para aceptarlas.

—Es que las que no estamos acostumbradas a este mundo, nos chocan estas cosas.

Luego vino el Director de la Agencia para hablar seriamente con Sandra:

—Mire, vamos a dejar las cosas claras. Si quiere puede marcharse usted también, pero si se queda será con todas la consecuencias.

Mi amiga se quedó dudando, y me miró como preguntándome por qué decía eso, por lo que intenté que supiera exactamente lo que podría pasar, por lo que le dije:

—Bueno, será mejor que te lo expliquen ellos. Aquí puedes ganar mucho dinero si aceptas que tu hija haga ciertas cosas.

—¿Pero qué cosas?

El Director de la Agencia continuó explicándole lo mismo que me había dicho a mí al principio, cuando llegué allí con mi hija.

—Verá, le voy a ser sincero. Su hija nos interesa mucho, porque creemos que puede dar mucho juego para lo que hacemos aquí. En principio  tenemos varios niveles, que las niñas van superando según su actitud y las posibilidades que veamos en ellas. Su hija puede modelar para revistas de moda y marcas que nos piden unas niñas específicas, pero luego tenemos unos clientes especiales que pagan mucho dinero por fotos de niñas como su hija, así, más atrevidas, como las que le hemos hecho, pero si son desnudas, pagan mucho más. No sé si me explico…., y si estará de acuerdo con eso, pero es que precisamente tenemos un cliente que nos ha pedido una niña como la suya, así bonita de cara, pero con un cuerpo sin formar todavía.

Mi amiga puso cara de sorpresa, sin saber muy bien que contestar:

—Es que yo no tenía ni idea de estas cosas. Yo creía que era una Agencia normal donde buscaban modelos y nada más. No sé qué decirle y lo que pensará Cris de todo esto.

Luego me dijo, recriminándome un poco:

               —Amiga, tenías que haberme avisado de esto, porque de saberlo, no la hubiera traído.

               —Perdona, pero es que prefería que lo vieras por ti misma, porque yo al principio tampoco sabía todo esto y no estaba de acuerdo.

Yo continué explicándole, intentando convencerla, ahora por propio interés mío, para tener una cómplice en todo esto y que me guardara el secreto, ya que la otra mujer no me preocupaba tanto, porque no era de mi círculo de amigas:

               —Mira, es mejor que se lo preguntes a tu hija, para saber si está de acuerdo con ello. Si no, no entenderá por qué te la quieres llevar.

               —Pero es que…  ¿qué le digo a mi marido?

—Haz como yo, no le digas nada. Piénsatelo, pero ya que estás aquí, podías acceder y te llevarías un buen dinero a casa que te vendría muy bien. Además estas fotos no salen en ningún sitio, ya te están diciendo que son para unos clientes privados.

—Está bien. Le preguntaré a la nena, a ver si está de acuerdo con esto.

Sandra llamó a su hija Cris, y al comentárselo, puso cara de sorpresa, como es normal, pero después de hablar un rato con ella, vino a decirnos:

—De acuerdo, la nena dice que sí, que no la importa. Y como le dije que le iba a comprar un buen regalo con ese dinero, pues tan contenta.

—¡Genial!. Entonces, sin problema. Cariño, ponte donde antes, que te van a indicar como hacer las fotos —le dijo el Director, aliviado por poner disponer de esa niña.

Cris se quedó completamente desnuda delante del fotógrafo, un poco tímida al principio, ya que ponía sus manos delante de su vagina tapándola, por lo que el fotógrafo tuvo que decirle.

—Quita un poco la mano, cariño, y abre las piernas, que queremos que se te vea todo bien.

Cuando la cría fue cogiendo confianza, se dejó ver más, mientras seguía animándola el fotógrafo, cada vez más entusiasmado:

—Así, muy bien, que ricura, están quedando muy bien las fotos. ¡Oye!, tienes la rajita muy abierta, seguro que te metes el dedo ya, picarona.

Ella se río, con esa picardía de niña traviesa al haber sido descubierta, mientras su madre seguía un poco nerviosa viendo como posaba su hija y las cosas que tenía que hacer, lo que era un poco impactante para ella, pero yo para tranquilizarla, me puse a hablar con ella para destensar la situación:

—Mira que suerte, Cris no tiene ningún pelito todavía y así no hace falta que la rasuren, como hicieron con la mía —le dije, en tono de broma.

—Claro, si es que es muy niña todavía, ni siquiera ha tenido la menstruación.

—Bueno, yo creo que pronto le vendrá, porque ya tiene los pechitos hinchados.

—Sí, eso sí, ya se le marcan mucho en la ropa, sobre todo los pezones y ya empiezo a notar como se fijan en ella los hombres.

—Es normal, a esta edad se ponen muy guapas y las miran a todas. Como te dije antes, para que estés más tranquila es mejor que no cuentes nada de esto a tu marido. El mío no lo sabe tampoco, como te dije y esto es una cosa entre mi hija y yo.

—Por supuesto, a mi marido ni palabra, porque además, ahora no estamos muy bien que digamos.

—¿Qué te pasa con él?

—Verás, tengo que contarte una cosa. Mi marido lleva meses sin tocarme y el otro día descubrí que se estaba desahogando con la niña y que le estaba metiendo el dedo. Y mira, como se lo notó el fotógrafo, que se lo dijo a la cría.

—¿Qué me dices….? ¿Con Cris, quieres decir?

—Sí, se masturba con ella. Los vi y discutimos. Le dije de todo.

—Bueno, mujer, ya sabes cómo son los hombres, eso lo hacen muchos.

—Ya supongo, pero me dio mucha rabia que conmigo no quiera hacer nada por estar con ella. Se debe de excitar muchísimo haciendo esas cosas con la cría y se queda sin ganas para estar conmigo cuando se lo pido.

—Lo siento amiga, la verdad es que mi marido también ha jugado alguna vez con nuestra hija, pero a mí no me tiene desatendida, bueno, él cumple y ya está, tampoco está la situación como cuando éramos novios, ya me entiendes.

—Sí, claro. Pues que suerte. Si conmigo fuera así también, no me importaría tanto que jugara con ella también. Antes me dio mucha vergüenza, que el fotógrafo se diera cuenta de que tiene la rajita muy abierta, pero no sé si imaginará que quien se lo mete es mi marido.

—No te preocupes por eso, mujer. Ellos tienen experiencia en estas cosas y no le dan importancia. Yo creo que ni les sorprenderá que sea el padre el que la mete el dedo. Aquí han visto de todo.

               —Pues mejor así, me quedo más tranquila.

Yo también me quedé más tranquila después de esta conversación con mi amiga, porque me había asegurado su silencio y su complicidad en todo esto que estábamos haciendo con nuestras hijas, y nadie en el barrio comentaría nada sobre ello.

Al terminar la sesión de fotos, nos dijeron que se habían quedado muy contentos con la niña. Que se las iban a enseñar a sus clientes y que seguramente le saldría algún trabajo más, recibiendo mi amiga el dinero pactado, y cuando nos marchábamos, aproveché para decirle:

—Seguramente ahora te van a llamar para que lleves a tu hija a hacer cosas más atrevidas, ye te puedes imaginar….. Pero como te van a pagar mucho dinero, te aconsejo que abras una cuenta sólo tuya para meterlo para que tu marido no sospeche.

               —Sí, es verdad, gracias por el consejo, porque no sé si acabaremos separándonos y este dinero me va a venir muy bien. ¿Pero a qué cosas te refieres….? ¿Es lo que imagino?

               —Yo sólo te digo que estés preparada para todo lo que te vayan a proponer y luego, tú decides. Es mejor que lo vayas viendo sobre la marcha. Y lo de la separación, piénsatelo bien, porque él va a poder seguir viendo a la niña y seguirá haciendo lo que quiera con ella.

—Ya veremos, es que no sé ni lo que voy a hacer con ese tema, la verdad. Y ahora que yo he metido a la nena en esto, ¿con qué cara le voy a reprochar a él nada?

               —Pues tienes razón. Lo mejor es callarse.

Efectivamente, a los pocos días nos volvieron a llamar a Sandra y a mí para que lleváramos a nuestras hijas, porque querían proponernos algo, aunque yo, conociéndolos, ya sospechaba de lo que se trataba, lo que se confirmó al llegar:

—Se han enamorado todos de su hija, la verdad es que es un encanto —le dijeron a Sandra—. Y un cliente nos ha encargado que hagamos un vídeo de las dos niñas juntas, ya sabe, besándose, acariciándose…..

—¿Teniendo sexo las dos?…..

—Sí, más o menos, jugando entre ellas. Eso les da mucho morbo y fíjese lo que podemos pagarle…..

—Pero esto es una barbaridad, sólo por un video —dijo asustada, mi amiga.

—Ya ve, es una buena oportunidad. Para serles sincero, les aconsejo que lo mejor es que aprovechen estos años de las nenas, porque es cuando más dinero pagan por ellas, porque luego, ya de más mayores no les interesan tanto y además, hay más chicas dispuestas a hacer estas cosas.

—Bueno, está bien, pues lo aprovecharemos, ¿no, amiga? —le dije yo.

—Sí, ya que nos hemos metido en esto…..

En la  sesión, empezaron a grabar con las niñas vestidas, y luego, iban desnudándose una a la otra, mientras les indicaban lo que tenían que hacer y como tenían que ponerse, hasta que empezaron a besarse y a tocarse, masturbándose mutuamente, primero con los dedos y luego, frotándose las vaginas haciendo la famosa “tijereta”, después de lamerse el coño, provocando que mi amiga se acalorara viendo esas escenas, que la dejaron totalmente excitada:

—¡Qué barbaridad…! Como se están poniendo las niñas y como me están poniendo a mí…. Fíjate como se están lamiendo, es una imagen muy morbosa. Llevo tanto tiempo sin sexo que ver esto me está dejando el coño chorreando. ¡Ay, que calor….!….. —me decía entusiasmada, la madre de Cris.

—Es muy bonito, sí. No me extraña que esos hombres se exciten tanto viendo esto —le dije yo.

Aprovechando su momento de excitación, me atreví a decirle:

—Tengo que confesarte algo. Después de esto, es posible que le pidan hacer sesiones con hombres teniendo sexo y que te propongan que tu hija pueda estar con alguno de esos clientes, pero te aseguro que no es nada malo, las tratan muy bien y ellas se lo pasan genial. Mi hija ya estuvo con varios y vino muy contenta.

—¿No me digas…? Pero eso es ya prostituirlas directamente, y son unas niñas todavía.

—Sí, es una especie de prostitución, porque pueden llegar a tener sexo con ellas.

—¡Buuff, amiga!, cada vez que vengo aquí es una sorpresa continua. Es que no sé ni que pensar ya de todo esto.

—Al menos tu hija ya está acostumbrada un poco a estas cosas, por lo que me contaste de tu marido —le dije yo, para que no se asustara tanto.

—Sí, algo de experiencia tiene ya, la muy guarra. No será una sorpresa para ella.

Seguidamente, sin comentarnos nada, el Director de la Agencia, apareció desnudo junto a las niñas, dándoles la polla para que se la chupara, mientras él las masturbaba, algo que ya superaba totalmente lo que mi amiga se esperaba que pasase, dejándola sin palabras:

               —¿Y esto….? —me preguntó, desconcertada.

               —Bueno, es lo que te había comentado que podía pasar. Pero de lo que tienes que preocuparte es solo de que tu hija lo esté disfrutando. Fíjate como le agarra la polla al Director, con qué ganas….., vamos, que no me extraña que se la coma toda.

               —Ya veo. La verdad es que tiene una buena polla, la disfrutaría hasta yo…, ¡uuuffff!, ya no sé ni lo que digo, de lo empapado que tengo el chocho.

               —Jaja. Tú lo que necesitas es un buen polvo….

               —Eso es verdad, pero viendo a Cris, creo que ha hecho más cosas con su padre de lo que yo pensaba.

               —Pues seguramente. Una vez que empiezan, no paran….

Cuando terminaron de grabar el vídeo, las niñas se quedaron en un estado de sobre excitación, no parando de hablar y gritar, acercándose Cris para decirle a su madre:

—Mamá, ¿no te enfadas porque se la haya chupado al señor?

—No, hija, estamos aquí para eso, mientras tú quieras hacerlo…..

—Es que como te enfadaste con papá cuando nos vistes el otro día……

—Pero eso es distinto, porque él es tu padre y con quien debería hacer esas cosas es conmigo, no contigo, que eres su hija. Además, me parece que tú ya has hecho más cosas con papá de lo que vi el otro día.

—Sí, también se la chupo a papá, y él a mí.

—Lo que me imaginaba….., pero bueno, ni se te ocurra decirle nada de lo haces aquí.

—¡Nooo!, mamá.

A la semana siguiente, nuevamente recibimos otra llamada de la Agencia, para invitarnos a una fiesta que estaban organizando, a la que iban acudir varios de sus clientes y muchas de las niñas de las que trabajan con ellos, por lo que si estábamos interesadas, querían que asistieran nuestras hijas, porque estaba muy bien pagado.

Las dos aceptamos, entusiasmando a nuestras hijas la idea de ir a esa fiesta cuando se lo dijimos, porque mi hija ya le había contado más cosas a Cris sobre lo que había hecho ella, aunque la madre puso la condición de poder estar ella también en la fiesta de alguna forma, para poder ver a su hija y sacarla de allí si veía que lo pasaba mal.

Los de la Agencia se lo pensaron y al final aceptaron, con la condición de que yo la acompañara. El trato era que nosotras íbamos a estar contratadas como camareras para serviles y así podríamos verlo todo.

Cuando llegó el día de la fiesta, ya estaba todo preparado. Dejamos a las niñas en la Agencia, con las demás que iban a asistir, y nosotras nos fuimos con el grupo que iba a trabajar de camareras en esa fiesta.

La fiesta se celebraba en una casa antigua, alejada de la ciudad, que tenía un gran Salón, con varios sofás y mesas distribuidos por todos lados, donde estaban sentados los clientes, a los que íbamos sirviendo lo que nos pedían, pudiendo ver al fondo unas puertas que daban a las habitaciones.

Al momento trajeron a las niñas, que se pusieron todas juntas en un extremo del salón para que todos las fueran viendo. Eran ocho en total y las había de varias edades, todas muy guapas y vestidas muy sexys, hasta con tacones y ligeramente maquilladas.

Los señores invitados a esa fiesta, eran todos de mediana edad, algunos más maduros, pero todos muy elegantes, notándose que eran todos de dinero, seguramente empresarios o con puestos importantes, que empezaron a llamarlas para que fueran a su lado, preguntándoles cómo se llamaban y otras cosas para conocerlas mejor y entablar confianza.

Alguno ya había puesto sus manos en las piernas de las niñas, acariciándolas mientras hablaban con ellas y el que estaba con Cris, ya había subido su mano por debajo de su vestido a la vez que le decía:

—Eres muy jovencita tú ¿Cuántos años tienes?

—Tengo 11, señor.

—¡Ah!, muy bien, eres muy guapa. Déjame que te suba el vestido para verte bien. ¡Ay!, que linda eres, te ves muy bonita con este tanga que te puso tu mamá. ¿Te gusta vestir así?

—Sí, me gusta estar guapa.

—Claro, ya vas siendo mayor y tienes que presumir. Seguro que los señores como yo te miran mucho por la calle, a que sí, nena.

—Sí que me miran. Y me dicen cosas, a veces….

—Me lo imagino…Es que estás divina, criatura, dame un besito así con la lengua. ¡Mmmm!, que rica estás —agarrando su culito mientras besaba a la niña.

Los demás tampoco perdían el tiempo y ya habían desnudado a alguna, mientras las tocaban por todas partes, cuando me fijé en que a mi hija ya se la estaba llevando el señor que estaba con ella a una de las habitaciones, cerrando la puerta por lo que no pude seguir viendo lo que iba a hacer con ella.

Pero había otros que no se iban a ninguna habitación y allí mismo, sentaban a la nenas encima de ellos para irlas penetrando, después de jugar con ellas, poniendo más cuidado con las que les habían dicho que eran vírgenes, aunque en realidad, solo dos lo eran, Cris, la hija de mi amiga y la menor de todas ellas, pero al final acabaron follándolas de la misma manera, arrancando sus gemidos mientras se lo hacían. Sobre todo, cuando aceleraban el ritmo de la follada.

Yo estaba un poco preocupada por lo que le estarían haciendo a mi hija en esa habitación, pero me distraía viendo como uno de los que estaban fuera, tenía a dos de las niñas chupándole la polla a la vez, mientras otro se dedicaba a lamer el coño de una de las más mayores realmente entusiasmado en la tarea, y así estaban todos disfrutando de esas crías, acabando al final con una especie de gran orgía, todos juntos sin importar quien estaba con quien, mientras Sandra y yo veíamos, desde una posición discreta, como se divertían con ellas, hablandolo entre nosotras:

—¡Qué barbaridad!. Nunca me imaginé estar en un sitio así viendo todo esto y encima trayendo a mi hija para que esté con estos viejos. Fíjate como se la están metiendo a Cris y ella sin quejarse, toda feliz. Cuando mi marido se la vaya a follar y vea que no es virgen ya, no sé qué va a pensar.

—Sí, la verdad es que impresiona verlo, pero ya ves que ellas están contentas y se lo pasan muy bien. No te preocupes tanto por tu marido y que se aguante.

—Eso es verdad, las nenas están disfrutando como las auténticas putitas que son. Quien tuviera su edad y poder disfrutar de esto, ¡eh, amiga!

—Bueno, nosotras también teníamos lo nuestro, pero no es comparable, claro. Y yo tengo a  la mía encerrada en la habitación, sin ver lo que le están haciendo.

—Pues lo mismo que a las demás, pero a lo mejor, ese señor quiere tener más intimidad con ella. Seguro que se lo está pasando bien también.

—Parece que alguno ya va acabando, no pueden más los pobres.

—Es que ya tienen una edad para darse estas emociones. Y pensar que muchos estarán casados y con sus mujeres e hijas en casa, sin saber lo que hacen sus maridos.

—A estos hombres que tienen tanto dinero, sus esposas les consienten todo, con tal de vivir bien y no me extraña que en su casa, se les vaya la mano también con sus hijas, si les gusta tanto esto y las que ellas se lo permitan.

—Seguro, no podrán aguantarse, pero no sé si tendrán tantas niñas disponibles para darse estas fiestas.

—Con dinero se consigue todo, amiga. Míranos a ti y a mí, quien nos lo iba a decir…..

Uno de los señores, al marcharse, nos comentó, no sé si con sentimiento de culpabilidad, para justificarse ante lo que habíamos visto:

—Supongo que a vosotras os parecerá muy mal lo que hacemos aquí, pero para nosotros es complicado poder disfrutar de unas niñas así, ¿comprenden? Y si encima podemos ayudarlas económicamente y a sus mamás, no hacemos mal a nadie.

—Por nosotras no se preocupe. Venimos a trabajar, ver, oír y callar —Dijo con gracia mi amiga, sin imaginarse el señor, que nuestras hijas habían estado allí con ellos.

Cuando terminó la fiesta, algunas mamás vinieron a buscar a sus hijas, como si esto fuera lo más normal del mundo, pero la verdad es que al salir de allí, yo estaba como hipnotizada, y tenía la impresión como de haber estado en otro mundo, por lo que me costó trabajo volver a la realidad, preocupada de que al llegar a casa con mi hija, mi marido no nos notara nada raro.

La Agencia de Modelaje
La Agencia de Modelaje. CamGirls.

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