Dominación Incesto No Consentido Primera Vez Sexo Duro Sexo Oral Tabú

Atotita, la pequeña de papi. Parte 2

0
Please log in or register to do it.

Después del culeadon que le metí, Atotita se mostraba esquiva, callada, no me reclamó nada y durante algunos días la dejé así. Continué bañándola, pero ahora cuando la dejaba en la tina yo me bañaba frente a ella. Su mirada me seguía en silencio, temblaba por momentos y en más de una ocasión la caché tocando su intimidad.

Con más de una chica con la que estuve involucrado pero no querían ir más allá, tenía un «truco» para convencerlas. Antes de que las llevara a mi departamento, dejaba abierta alguna página porno BDSM o de algún fetiche que quisiera explorar. Cuando llegaban y veían el contenido en la pantalla, yo me disculpaba sumamente apenado.

–Perdona, no quiero que pienses que soy un pervertido o un degenerado.

Con esa línea, la mayoría sentía un ligero remordimiento y más por compromiso que por gusto, me pedían que le diera play al contenido. Así conseguí tener más de una sumisa amante de la lencería, los tacones y el cuidado de sus pies.

Viviendo con mi hija, fui un paso más allá. Al día de hoy, puedes buscar «Ella Knox» y si te encuentras en la calle a una chica parecida, llámala Atotita, si voltea, encontraste a mi hija. En aquel entonces, encontré un vídeo de una chica petit, Kat Young, en el vídeo ella estaba vestida de colegiala y jugaba con una banana, así que preparé el escenario.

Descargué el vídeo y lo dejé reproducir en loop con un sonido bajo, cuando ella regresó de la escuela, yo tuve un «imprevisto» y tenía que salir. Ella se quedó sola mientras la espiaba por las ventanas, fingí estar revisándolas cuando un par de vecinos me saludaron. Atotita no tardó mucho en ver el vídeo y quedarse atónita. Pensé que se iría a su habitación, pero no, cuando el bucle reinició, ella imitaba a Kat. Jugaba un poco con su ropa, se desabrochaba la blusa y cuando llegó a la parte de la banana, salió disparada a la cocina y regresó con una, quizá pensó que tenía suerte de que hubiéramos comprado fruta el día anterior.

No describiré la tremenda erección que casi rompía mi ropa mientras observaba la lengua de Atotita jugar con la punta del plátano y masajeaba sus pezones. Se recostó en un sofá mientras continuaba jugando sin desviar la mirada de la televisión.

Aquí, en las historias que he leído, suelen mantener una rutina de «el gato y el ratón», pero lo cierto es que en la vida real, harías lo mismo que yo.

Entré haciendo el menor ruido posible.

–¡Atotita! –rugí como si ella fuera la única culpable.

–¡Papi! Yo no fui –dijo, arreglándose la ropa, estaba nerviosa, sus lágrimas estaban rodando por sus mejillas.

–Si te vas a comportar como pequeña puta –no me importó lo que pudiera pasar después–, como una puta te voy a tratar.

–No… Papi… no en mi…

Mi verga la silenció, sus lágrimas lubricaban mi falo mientras llegaba más profundo en su garganta. Producto de mi lujuria, tome su cabecita con mi mano derecha y con la izquierda toqué su coñito, para mi asombro estaba mojado.

–Cómo no vas a ser una putita, si ya tienes mojado el coño.

Liberé su garganta y ella no tardó en suplicar.

–Papito, no me hagas esto, seré una niña obediente. No quiero que me duela, papi…

La jalé del cabello y la puse contra la mesa de centro, la blanca melamina contrastaba con su piel canela. Dejé de pensar mientras rompía su himen. Ella lloraba, pataleaba, intentaba quitarme de encima.

–No… no… duele… papi… no… seré una niña buena… seré buena… no… seré obediente… para… ya no, papi…

No me detuve hasta que vacié mis bolas en su agujero. En cuanto salí de ella, corrió llorando a su habitación.

La increíble follada que me dió mi papá a los 12 años
Una Pequeña Fantasia con mi Nieta "II" (19)

Nadie le ha dado "Me Gusta". ¡Sé el primero!