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Club de intercambio familiar III

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Desde la última reunión en el Club, había pasado ya un tiempo y todos teníamos ganas de volver a hacer una nueva convocatoria. Por el contacto que manteníamos con las amistades que habíamos hecho allí, parecía que se había corrido la voz y que había mucha gente nueva interesada en ir a una próxima reunión para conocer todas las maravillas que les habían contado de ese Club tan especial, así que la Directiva estaba preparando algunas novedades para hacer una gran fiesta, que sería inminente.

Nuestra hija, había estado pasando unos días en la casa de los señores que había conocido en la anterior reunión, tal como habíamos acordado con ellos, y a la vuelta nos contó cómo se lo había pasado:

—Yo dormía todas las noches en su cama, con ellos, y jugábamos los tres juntos. Entre su mujer y yo se la chupábamos a su marido hasta que se la poníamos dura y enseguida me la quería meter. Su mujer le ayudaba a que me follara en todas las posiciones hasta que se corría. Pero enseguida se le volvía a poner dura y la señora aprovechaba para que se la metiera a ella. Me decía que nunca había visto así a su marido, tan excitado, ni cuando era joven, y que todo era gracias a mí, pero que tenía miedo de que le pasara algo, porque ya era muy mayor y todo eso podía ser demasiado fuerte para él, pero ellos me decían que estaban disfrutando muchísimo conmigo y que les daba igual morirse ya haciendo eso, teniendo todo ese sexo conmigo.

—Bueno, mira, yo me alegro por ellos, gracias a ti han sido felices y eso es lo que importa, pero casi no te dejaban descansar, ¿no?

—No mucho, porque siempre estaban inventando algún juego. Alguna vez jugábamos a que yo era su hija o su nieta y era muy divertido, eran muy simpáticos los dos. Una vez invitaron a casa a un amigo de ellos y no se podía creer lo que veía, cuando ellos se pusieron a meterme mano delante de él sin que yo dijera nada, preguntándoles su amigo que si él podía también, y acabaron dejándome sola a su lado para que me manoseara todo lo que quisiera. Estaba entusiasmado conmigo y nos dijo que él nunca había estado con una niña como yo de esta forma, teniéndola toda desnuda para disfrutarla. Que sólo había podido tocar un poco las tetas y el coñito a su nieta, pero que no se dejaba mucho y que siempre le dejaba con las ganas. Y cuando ellos le dijeron que a mi podía follarme si quería, casi le da un infarto de la emoción. Se la sacó del pantalón y sólo pude chupársela un poco porque tenía muchas ganas de metérmela y cuando se puso encima de mí, empezó a follarme muy rápido, como fuera de sí, y enseguida se corrió como un colegial, dijo él, pero al momento volvió a follarme y ya duró más tiempo para que yo pudiera correrme también —seguía contándonos nuestra hija, emociomada.

—Ya me imagino a ese pobre hombre intentando meter mano a su nieta y teniéndose que conformar con hacerse pajas, y al poder tenerte a ti, no se lo podría creer. Si le llevaran al Club se iba a volver loco allí. Va a haber pronto una nueva reunión, porque ya me han avisado para que vayamos la próxima semana.

—Qué bien, con las ganas que tengo de ir —nos dijo ella.

—Todos tenemos ganas, hija.

El día señalado, cuando llegamos, ya nos llamó la atención la cantidad de gente que se veía. Yo creo que habría casi el doble de la vez anterior. Lo que había empezado como una reunión de unas cuantas familias se había convertido en todo un éxito y llevaba más trabajo organizarlo bien.

Enseguida empezamos a ver a algunos conocidos, notándose en su cara la excitación del momento, deseando que empezara la fiesta cuanto antes:

—Madre mía, que cantidad de gente nueva y cuantas chiquillas se ven por aquí; no vamos a dar abasto —decía mi marido.

—Vamos a sentarnos allí que ya va a empezar —le dije yo.

El presentador nos dio la bienvenida a todos, saludando especialmente a los nuevos y deseando que todo el mundo se lo pasara genial:

—Vamos a iniciar nuestro concurso especial. Van a empezar a desfilar el grupo de las “chicas y chicos de soba” debutantes este año.

Al ritmo de la música  fueron saliendo mezclados todos los del grupo de “sobas”, las nenas todas guapísimas, rubias, morenas, más delgaditas o más rellenitas, de todos los estilos, y los chicos muy guapos también, como todos a esa edad y  bien armados, demostrando el alto nivel de este año, mostrándose esta vez completamente desnudos desde el inicio, al estilo de esos concursos que suele haber en los camping nudistas, llevando un número cada uno en la mano para facilitar las votaciones, entre los aplausos de la gente.

Enseguida empezando ya a deleitarnos con algún juego entre ellos, en el que los más dotados llamaban la atención de las chiquillas para formar las parejas de las pruebas, dando inicio el presentador a la primera de ellas:

—Bien, ya veo que os habéis puesto en parejas. La primera prueba va a consistir en hacer una masturbación a vuestro chico y el primero que consiga correrse será la pareja ganadora.

Las niñas se pusieron detrás de su pareja cogiendo su polla con una mano, poniéndose a masturbarles en esa posición para que se viera bien quien se corría primero. Poco más de un minuto después ya había conseguido correrse el primer chico y luego los demás, puntuándose a cada una de las parejas y continuando el concurso:

—Ahora vamos a dejar descansar un poco a los chicos para que se recuperen y vamos a pedir un voluntario del público para la siguiente prueba.

Se presentaron varios voluntarios, que salieron al escenario, pero el primero que llegó fue el elegido, mandándole que se sentara en una silla, mientras el presentador continuaba dando explicaciones a las niñas:

—Esta prueba consiste en que vosotras os iréis poniendo encima de él una detrás de otra, y os irá follando durante un minuto a cada una, y la que consiga que se corra con ella, será la ganadora.

A todo el mundo le estaba encantando como iba la fiesta y esas originales pruebas que estaban viendo,  comentandome una de nuestras amigas:

—A eso jugamos nosotros alguna vez, cuando nos reunimos varias familias en casa. El juego del muelle, lo llamamos, pero otros lo llaman de la Ruleta. Es muy divertido y morboso. A mí, por mucho que lo intentara, siempre me ganaba mi hija.

—Claro, normal, ellas tienen el coño mucho más apretado que nosotras y ellos con la presión que sienten, no se aguantan y lo echan primero.

—Ya te digo, mira, aquí  seguro que la que va a ganar es esa pequeñaja morenita que en cuanto se le ponga encima al tío, lo va a echar todo.

Y así fueron pasando todas las chicas en la follada express hasta que le tocó el turno a la que habíamos dicho y efectivamente acabo corriéndose finalmente con ella, aplaudiendo toda la gente divertida, mientras la cría se reía con picardía, consciente de sus dotes, continuando el presentador con las pruebas del concurso:

—Y ahora, para la siguiente prueba necesitamos ocho voluntarios para cada una de las finalistas. Las chicas os tendrán que hacer una mamada, y otra vez igual que antes, al primero que consigan hacerle correrse será la ganadora.

Allí se pusieron las chicas de rodillas delante de los voluntarios empezando a chupársela con toda su maestría para conseguir el deseado premio. Esta vez la ganadora fue una de las más mayorcitas, que en cuanto notó que se iba a correr su pareja, dejó ver al público como se lo echaba en la cara, demostrando que había chupado ya muchas pollas y sabía bien cómo hacerlo.

Después de terminadas todas las pruebas, el presentador anunció a la ganadora:

—Una vez sumados todos los puntos y votos obtenidos por las chicas, la ganadora es la número 7, que se llama Erika, esta rubia guapísima que tengo a mi lado de piernas infinitas:

—¡Enhorabuena, Erika!, ¿de dónde eres? —le preguntó el presentador.

—Soy de Ucrania, pero vivo aquí hace dos años.

—Has demostrado mucha experiencia en las pruebas y te ha votado mucha gente. Se nota que no eres nueva en esto, a pesar de ser tan jovencita.

—Bueno, ya empecé hace tiempo con mi familia en Ucrania. Éramos muchos en casa y mis hermanas mayores me enseñaron todo lo que habían aprendido.

—Ya lo veo, pero me parece que no sólo tus hermanas te enseñaron.

—No, claro, también tenía tíos y primos para practicar.

Entre las risas y aplausos de la gente, el presentador continuó con el segundo puesto:

—En segunda posición, la revelación de este año, esta preciosa cría llamada Anita, de las más jovencitas del concurso, que nos sorprendió a todos en la prueba en la que hizo correrse a 4 hombres en 10 minutos. Menudo peligro tienes tú, nos vas a dejar a todos sin leche esta noche —arrancando las carcajadas del público.

—Bueno, debe ser porque les pongo mucho.

—Claro que nos pones a todos, estás tremenda Anita. Bueno, aquí terminamos el concurso y ya saben que todos los participantes estarán a su disposición en los reservados, aunque ya me han comentado que algunas ya están solicitadas desde antes del concurso. Buena vista tienen algunos, jeje.

En ese momento, se nos acercaron unos de nuestros amigos, de los socios más veteranos de la organización, diciéndoles mi marido:

—Este año el desfile de sobas, fue más bien de veteranas que debutantes, porque vaya lo que sabían las niñas y de vírgenes me parece a mí que nada de nada —en un tono de reproche.

—Sí, esta vez tuvimos problemas para encontrarlas vírgenes. Es que ahora cada vez son más precoces y enseguida empiezan a follar en sus casas. Y ya, lo de bajar más la edad para poder estar en el grupo de las “sobas”, nos parece demasiado, perdiéndose parte del encanto, aunque ya sé que alguno estaría encantado. Yo echo de menos la inocencia de las primeras reuniones, que nos venían muchas de 14 años que eran vírgenes todavía, pero de eso ya no queda, jajaja.

Diciéndome su mujer al oído:

—Anda, dejemos a los hombres hablar de sus cosas. Vamos a los reservados, que hemos organizado un ordeñe de chicos.

—¿Y eso que es?

—Pues una reunión de mujeres para sacarles la leche a todos los chicos que podamos, en una especie de “gam-bang”.

—¡Ah! ya, va a estar genial, pues sí que hay novedades este año. Vamos para allá.

Al llegar nos encontramos a un grupo de chicos jóvenes, incluido alguno del grupo de “sobas” que había estado en el concurso anterior, y unas cuantas mujeres esperando para empezar. Y de inmediato comenzó la fiesta, agrupándose alrededor de las mujeres, que con una polla en cada mano las masturbaban y hasta a alguna se la ponían en la boca también, empezando al poco rato la lluvia de corridas entre el delirio de las que allí estábamos, que dejábamos que cayeran sobre nuestras tetas y por la cara, para bañarnos en todo ese semen, que algunas decían que rejuvenecía la piel, poniéndola más tersa y suave.

Al salir nos encontramos con un matrimonio, que nos dijeron que era la primera vez que venían. Que su hija había participado en el concurso de “sobas” y que ya estaba por ahí “muy entretenida”, pero nos aseguraron que ellos habían venido a cumplir una fantasía que tenían, que era estar con un chavalito jovencito, pero no se decidían a decírselo a ninguno.

—Pues mira, ahí tenéis a uno que está solito, sus padres estarán entretenidos también. Venir conmigo, que yo os ayudo con él, si nos dejáis mirar.

—De acuerdo, vamos allá.

—Hola, ¿te vienes un ratito con nosotros a pasárnoslo bien? —le dije yo al crío, que me miraba un poco asustado.

—Bueno, vale —dijo él, no sé si sabiendo muy bien lo que le esperaba.

Nos metimos todos en un reservado, poniéndose la mujer enseguida a acariciar al chaval para ponérsela dura, mientras su marido les miraba con cara de vicio, centrándose más en el culito del chaval, echándole una crema para que dilatara bien, y metiéndole los dedos ante la cara de placer del chico. Luego le puso la verga en la entrada del ano y presionó con cuidado hasta que entró toda, para empezar a follarlo provocando sus gemidos, diciéndole a su mujer que se la chupara por delante. La estampa era de lo más morbosa, con esa pareja dando gusto el chaval por los dos lados hasta que los dos machos empezaron a correrse y su mujer juntó las dos pollas para poder tragarse la leche que salía de ellas.

Nosotros nos quedamos otra vez muy excitados después de ver eso, encontrándonos después con el matrimonio que había tenido a nuestra hija en su casa, saludándoles ella con mucho cariño al verles:

—Hemos llegado un poco tarde, porque tuvimos que ir a buscar a nuestra sobrina, que tal como le prometí a su marido, se la iba a traer, y mirarla, aquí la tenéis.

Mi marido enseguida respondió:

—La verdad es que está deliciosa la niña, muchas gracias.

—Gracias a ustedes, su hija es maravillosa y gracias a ella, cuando se marchó, pudimos tener a esta sobrina unos días en casa, teniendo la suerte de que aceptara muy bien nuestros juegos, y ahora está con nosotros como estábamos con su hija. Siento no poder cumplir lo que le prometí de que usted sería el primero con ella, pero tiene que entenderlo, después de estar con su hija no puedo estar sin tener una nena a mi lado y no pude aguantarme sin follarla., pero sólo ha estado conmigo hasta ahora.

—No se preocupe, lo entiendo, a mí me pasaría lo mismo, pero ahora la voy a disfrutar igual.

—Ven cariño, que hoy sólo he estado con dos hermanitas antes y contigo voy a estar hasta el final —le dijo mi marido a la cría, sonriente y expectante con lo que iba a pasar.

Mi marido se la llevó para dentro para estar más íntimamente con ella, viéndose por todos los lados situaciones de lo más morbosas, como en las anteriores ocasiones, en la que un señor que estaba con una pareja, tenían a su lado a una nena que nos parecía muy joven para que estuviera allí, pero estaba siendo acariciada por él mientras hablaba con sus padres, supongo que serían, y al quedarnos mirando, ellos nos lo aclararon.

—Sí, ya sé que es jovencita todavía para estar aquí, pero no teníamos con quien dejarla para venir aquí con su hermana mayor, y pedimos permiso a los organizadores para traerla, y aceptaron, pero nos dijeron que no la dejáramos sola y que estuviéramos siempre pendiente de ella y bueno, éste es un amigo de confianza y está jugando un poco con ella, y como la cría  está a gusto, estamos aquí nosotros para controlarla —se justificó el padre.

—¡Ah!, bueno, la verdad es que al verla será una tentación para muchos, y seguro que se os acercarán bastantes.

—Sí que se nos acercan, pero estamos siempre presentes nosotros viéndolo todo y aunque se entretengan sobándola un poco y haciéndola disfrutar, no dejamos que la penetren.

—O sea, que para la próxima reunión ya la tendremos en el desfile de “sobas” —le dijimos.

—Sí, seguramente, además creo que algunos socios están pidiendo que se baje un poco la edad, volviendo a las normas del principio, que con el tiempo acabaron por no respetarse.

—Ya nos comentaron los organizadores algo de eso, y puede que sea lo mejor, porque este año, prácticamente no había diferencia entre las de «soba» y las de «monta», y al final todas acaban siendo montadas, o vienen ya montadas de casa.

—Al menos la vuestra no viene follada todavía y eso se nota en su inocencia, que es lo bonito de estos casos —les continuamos diciendo.

Contestando la madre de la cría:

—Mi marido ya se desahoga con la mayor y con esta solo le dejo que juegue con ella, porque me parece que es pequeña todavía para que empiece a metérsela.

—Sí, es muy cría todavía, pero ya he visto a alguna de esta edad, que empezaban a follarla —comentó el señor mayor.

—Ya supongo que alguna vez pasará, dependiendo del desarrollo de la cría, o cuando no tienen alguna mayor para hacerlo, pero en casa mi marido ya tiene bastante conmigo y la mayor, así que no tiene esa necesidad, aunque el morbo le pida hacerlo, y ella cuando se calienta mucho, lo pide también.

—Qué maravilla vivir esas situaciones —continuaba el señor mayor—, pero bueno, yo a mi edad no me puedo quejar tampoco, y estoy disfrutando de todo lo que quiero.

Al final de la reunión, se quedaron hablando los socios más antiguos, sobre la conveniencia de ir mejorando y modernizando las normas del Club, para que siguiera manteniendo ese interés entre todos los socios y fuera algo atrayente para que más gente se apuntara, que era lo que iba a garantizar el crecimiento y supervivencia de este original Club.

Muchos se acercaron para felicitarles por las novedades que se habían visto esta vez, lo que había hecho de este reunión, tan excitante o más que las anteriores, expectantes por lo que les esperaba en futuras ocasiones.

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