Adolescentes BDSM Dominación Erotismo y Amor Fetichismo Sexo Anal

Madre e Hija Zorras

1
Please log in or register to do it.

Soy Mimi, una señora de tés oscura, tengo 38 años y soy un poco gorda, por lo que mis senos y mi trasero son muy enormes. 

Vivia únicamente con mi hija Fiorela, una niña de 13 años, blanca de anteojos muy delgada, era mi adoración, se me hacía muy tierno verla caminar con su calzoncito, y sus chanclitas por toda la casa. Le preguntaba mucho sobre los novios para hablarle de sexo pero ella no me contaba casi nada. 

A menudo venía a casa mi joven amante, Ramiro, un chico moreno alto que solo venía a pasar la noche reventándome la vagina, su verga de casi 25 cm siempre me lastimaba por lo que siempre gritaba mucho, por lo que mi pequeña hija siempre me preguntaba que hacía con el en las noches y yo solo respondía que me divertía y por eso «reía» tan fuerte. Ramiro tenía 25 años por lo que tenía mucha energía así que me agarraba patas arriba para lamer mis pies mientras me cogia tan duro que tenía miedo que se venga adentro mío, siempre quiso metérmela al culo, pero me dolía mucho y no podía hacerlo así que eso le enfadaba mucho a él. Yo era una cerda, me gustaba ser suya, en una ocasión me orino las tetas y eso me encantaba. 

Una noche fuimos de fiesta, el no bebía y yo lo hice un poco, Ramiro me llevo a casa en su auto, al llegar le agradecí con una mamada en su auto, su pene aún flácido era grande y grueso, el era moreno pero tenía la verga negra como africano, mientras se la mamaba, vomite un poco, por lo que lo invite a pasar a casa para que se limpie. Entramos en silencio ya que mi hija dormía, pero en ves de limpiarse me llevo a mi cuarto subiéndome el vestido y bajándome la tanga, comenzó a cogerme contra la pared, duro como de costumbre, me vine a chorros ahí parada, sobre mis tacones de prostituta como el los llamaba porque eran abiertos y transparentes como de puta de porno, después de haber hecho del piso un charco, me puso en 4 con la boca al piso para que chupara mi jugo vaginal, sometida y con la chocha empapada le pedí que me deje lamerle las bolas pues me encantaba hacerlo, se sentó en la cama dejando ver sus pelotas negras y sudadas, acomode mi cabeza para meter esas dos cosas a mi boca, y al hacer eso vi hacia mi puerta, vi las chanclas de mi hija, sus pies retorcidos, y era ella, oculta en la puerta, con sus manitos por debajo del calzón tocándose su rajita, estaba masturbándose! Con su calzoncito rosado, y sin nada encima, con sus pechitos blancos casi planos al desnudo. 

En cuanto noto que la vi se asustó un poco, quise echarla pero mi excitación y ver su calzoncito húmedo no me dejaron, le dije que pasara, tapé el pene de Ramiro con las sábanas de mi cama; pero ella me dijo que lo hacía en vano porque ya nos había visto varias veces, me asombré, y ella lentamente destapó las sábanas preguntándome si podía tocarlo, le dije que si, agarró ese palo gigante comparado con sus manitas, lo levantó y procedió a hacer lo que yo quise; puso una de esas bolas negras en su boca, la succionó y lamió, yo vi eso y agarre la otra bola, chupándola a su lado, Ramiro lo disfrutaba pero yo sabía lo que el quería, su fetiche eran las patas, así que le ordene a mi hija girar su cuerpo para nosotras seguir y entregarle nuestros pies, me quite los tacones y ella sus chanclas, giramos los cuerpos y vi como el lamia los pequeños pies de mi hija y los juntaba con los míos, acabaron llenos de saliva. 

Acabando eso quise dormir pues creí que eso era todo; me puse de pie fui al baño pues quería orinarme en la cama pero mi hija estaba ahí, fui y volví, al volver vi a mi hija besando a mi amante, me excite demasiado y toda mi papayota se mojó, me desnude completamente, y Ramiro se puso de pie, Fiorela detrás de el le abrió las nalgas y metió su rostro, yo ya había hecho eso así que ella sabía cómo, yo obviamente baje a chuparle su vergota que estaba tan dura, éramos mi hija y yo, ella mamando culo y yo mamando verga. 

Ya casi amanecía y mi hija tenía la cara mojada del sudor del trasero de Ramiro se echó agotada, se quitó el calzoncito, yo me lo metí a la boca, olía a meo y sabía a cuca, decidí lamer su rajita, notaba su cara de placer, era deliciosa pues apenas tenía unos pocos pelos, Ramiro se alistó se posicionó, y me empezó a reventar la papaya, apenas unos minutos así mi hija nos interrumpió, Fiorela sudaba ahí desnuda, y en su cansancio dijo «quiero también su palo en mi rajita» Ramiro intento penetrarla, fallando muchas veces a lo que ella dijo, «a mi si me entra por el anito» el trío termino así; con mi hija dejando de ser virgen por el culo y yo desnuda siendo espectadora. 

espero les haya gustado el relato, comenten si es que quieren parte dos ora que me dejen subirlas. 

100% real Con solo 11 Alina
Morras para soñar

Le ha gustado a: