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Mi Hijo, Mi Sobrino Y Sus Amigos. *PARTE:4*

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Cómo si eso fuera poco, pues no, éste no era la única verga que me amenazaba con penetrame, podía sentir al menos dos más contra mis muslos y muchos dedos toqueteando; mi nalgas que me la apretaban,  mi espalda también, mis brazos, mis piernas, mi barriga y mis tetas etc,  mi cuerpo estaba siendo violada por esa manos. 

 

Estos chicos parecían depravados sexuales. Urgentemente Tenía que alejarme de ellos ya no podía con más, y además tenía que hacerlo  porque pronto perderían el interés por mis pechos y buscarían otra zona especialmente; mi ano y mí chepa. 

 

Gabriel sostuvo su verga con una mano, y la otro me agarró de la cintura ajalandome hacia él, y parado frente a mí comenzó a frotarlo contra mi vagina(¡¡hay que huevada!!), podía sentir lo caliente que estaba su trozo de carne, mis fluidos de mi panocha ya no tenía control porque  pronto  manaban atravesando la delgada tela que me protegía, y deslizándose hacia mis piernas. Tuve que aferrarme con mi mano libre  a la verga de Gabriel para que esté no me haga eso y así poder apartarlo de mí, pero esta acción  me dejó desprotegida ante tanta vergas que me amenazaba con penetrarme, por que mi otra mano aún tenía firmemente agarrado la verga  de Ariel, y ya no tenía forma de apartarlos de mí.

 

 Adriano este chico se ánimo ir más lejos, se lanzó sobre mi teta izquierda y me chupó el pezón, lo chupo tan fuerte  que sentía mis pechos dentro de su boca, cómo un bebé hambriento.- ¡ya chicos, basta, ya esto es suficiente para mi mi! – Me quejé del dolor y de todo– me van a hacer enojar, ya cálmense, ¡hey, dije que ya!– pero ninguno parecía escuchar mis palabras de súplica.

Ni mi propio hijo, peor Santiago; por que me tenía agarrando mis nalgas.

 

 Isaac imitó a sus amigo y mi chupo el pezón derecho. Esto me produjo algo extraño en mí, una mezcla de ser una madre asquerosa por dejarse hacer eso de mi propio hijo, y la otra de morbosidad, y de mucha calentura que envolvió a mi cuerpo semi desnudo. 

 

De toda maneras luché contra mis instintos sexuales que estaba apunto de florecer en el momento, e intenté cómo puedo caminar hacía el sillón individual donde estaba anteriormente, quería salir de ahí, quería  recoger mi camisón e irme a mi cuarto, ¡puta madre!, -*exclamaba en mi mente*-, pero era muy difícil hacerlo,  no podía moverme con facilidad, tenía a mi alrededor a los chicos que se aferraban a mí;de mi cintura, de mi culo y de mis pechos.

 

Tenía que hacer un esfuerzo para que apenas dar un simple pasó a la dirección de mi sillón. Pero ni siquiera podía soltar las vergas por mucho tiempo porque enseguida intentaban apuntarlos hacia mí vagina, era una situación que no me lo imagina tanto así.  

 

Dando pasó por pasó, llegué hasta mi camisón pero no podía agacharme para recogerlo ni loca haría eso, por que los cinco aprovechaban esa oportunidad de tocar mi cuerpo, hasta la posibilidad de penetrarme, perdí el conteo, por que varias manos pasaron por mi panocha, aunque se notaban cierta timidez en ir más allá, los dedos solamente tocaban mis labios vaginales, pero también eso era suficiente para mojarme aún más.

 

Aunque ninguno desaprovechó la oportunidad de lamer mis pechos ya que estaban demasiado baboso, sentía mis pecho doloridos de tantas chupadas,  no se si me la estaban dejando moraditas. No me había dado cuenta pero mis manos se movían instintivamente sobre las vergas que agarraba, hasta parecía que los estuviera masturbando, la movía de arriba hacia abajó,  a cada verga que tocaba. 

 

Reaccioné, me di cuenta de lo que estaba haciendo,  por eso no quería que los chicos creyeran eso, así que las solté inmediatamente alejandolos de mí. Ya con las manos libres intentaba empujarlos, apartarlos de mí, pero era muy imposible, me estaban asfixiando, en cuanto conseguía sacar a uno, otro tomaba su lugar, ¡¡que mierda!!, estaban muy perdidos en la excitación. Además de esto Adriano  se aferraba con firmeza a mi cintura, lo cual me impedía moverme con facilidad,  estaba sometida.

 

Lo que me tomo por sorpresa al instante. Isaac de un momento a otro llevado por el ambiente sexual, agarró mi mano y la dirigió hasta su verga erecta,  me sorprendí mucho que hiciera esta cosa, pero su mirada ya no era la misma, ya había cambiado, no era mi hijo, aparentemente él ya no me veía como su mamita en ése momento, además era entendible, era muy fácil dejarse llevar por la situación, es obvio que a mí también me costaba resistirme por que me estaba conteniendo,  ya que agarré su verga muy erecto.

 

Sentirlo entre mis dedos, pude notar su dimensión de su carne, el tamaño, ese olor que salía de su pene fue muy excitante, y estaba muy pegajoso pero emanaba mucha sexualidad.

Con mi dedos toqué su glande y eso pareció gustarle. 

 

La fuerte mano de Ariel me apretó las nalgas muy fuerte al mismo tiempo que Gabriel volvía a colocar su verga contra mi panocha. Mi corazón latía tan fuerte que tenía miedo de que ellos pudieran oírlo, estaba excitada por algo prohibido que me estaba ocurriendo. La punta de la verga de Gabriel surcando entre mis labios exteriores de mi panocha me hizo perder la razón y volar de arrechera, y con eso me llevó a cometer una locura de lo puta que me pondría.

 

Sin poder resistime más, subí mi pierna derecha al sillón, quedando así más expuesta mis labios vaginales que florecían por los lados de mi tanga, solo la tela me protegía mi hueco de mi panocha, a los segundo  de hacer esto, escuché que alguno de los chicos soltaba una exclamación al verme así. 

Agarre la verga de Gabriel con mi mano y la dirijí hacía el medio de mi vagina. Su primera embestida fue muy potente, no me penetró  porque la tanga aún llegaba a protegerme mi huequito, pero aun así me produjo mucho placer grande. 

 

Con mi otra mano masturbaba  la verga  de mi hijo que latía entre mis dedos. Gabriel  volvió a embestirme y no pude evitar gemir, *cerrando los ojos, solo puede esclamar mi placer* , -ahhhhh… uhmmm-. 

Mi mano izquierda busqué otra verga,  y se la agarré Adriano…comencé a estimularlo mientras seguían presionando contra mi vagina. 

 

Mi concha era un océano de flujos de preseminales y si seguíamos así en cualquier momento Gabriel encontraría la forma de evitar chocar contra mi tanga, pero en lugar de seguir con su trabajó, se apartó para permitirle el pasó a Santiago hacer lo mismo, la timidez de sobrino se había desaparecido por completo, acepté su largo pene y dejé que lo apoyara firmemente. Mientras que los dedos de Ariel hurgaban por detrás, entre mis nalgas(más nunca llegaron a mi ano) y mis tetas seguían acaparando bastante atención, siempre había una mano o una boca en ellas.- Está bien chicos, los voy a dejar jugar un ratito conmigo, porque me estoy divirtiendo – “y porque estoy muy caliente” pensé – pero solamente un poquito, pero cuando yo diga basta es basta, ok. 

 

Todos asintieron sus cabezas. Se apartaron de mí sabiendo que esta vez yo iba a poner de mi parte. Me coloqué mirando de frente al sillón individual y apoyé mis manos sobre los apoyabrazos, así quedé dándole la espalda aun posición en cuatro patitas, a los cincos muchachos, inclinada hacia adelante con la cola bien levantada expuesta a un millón de toqueteos.

 

 Aunque mantuve las piernas juntas mis labios vaginales sobresalía entre ellas, Adriano se levanto del sillón y fue directo hasta mi, y de dio un tiró de mi tanga hacia arriba haciendo que ésta se meta aún más en mi concha, todos exclamaron por la sorpresa de ver mis hinchados labios vaginales que completamente quedaron afuera de mi tanga.- Se portan como si nunca hubieran visto una vagina – les dije.- no seño. Nunca hemos visto una en vivo y en directo, y mucho menos una tan hermosa con labios tan hinchados como el suyo – contestó Gabriel.- .

 ¡Oh, gracias!. 

 

Ese simple y dulce comentario me hizo separar aún más las piernas para que pudieran apreciarla mejor mis cositas. Pero ninguno se movió y yo ya comenzaba a dudar, tal vez estaba asustando de la impresión de verme así, esto era una completa locura. Cuando estuve a punto de ponerle fin a todo, sentí que una verga se pegaba a mi vagina y empujaba con fuerza, me hizo levantar aún más mis nalgas, cómo una gata en celo.- ¡Ay, despacio! – no me quejé, sino una sugerencia.

 

El que me embestía tan fuerte y rico, esta vez era Ariel. Los labios de mi concha envolvieron la cabeza de su verga, aunque gracias a mi tanga le impedía llegar más adentro, precisamente en mi hueco. Me agarro de mi cintura y comenzó a meterlo y sacarlo, parecía que me estuviera penetrando. El muchacho se aferró tanto a mi cintura y continuó empujando inexpertamente hacia adentro. Yo confiaba en que no consiguiera metérmela. No pretendía llegar tan lejos, solo disfruta un poco esa tensión sexual que había y de hecho, se conformaban con hacerme eso, sin sacarme la tanga. Yo estaba ahí,  en cuatro, con mis ojitos entre cerrado disfrutando del momento, siendo usada por completo de esos chicos, hasta que de repente.- ¿Puedo probar yo también? – preguntó isaac mientras que Ariel continuaba frotándose contra mí. No sabía que decir, ni que hacer, pero mis instintos sexuales de ese momento era al máximo, -Bueno… sería injusto si te dijera que no mi amor, está bien venga –, no podía creerlo, le estaba dando permiso a mi propio hijo para que me arrimara.

 

Su amigo se apartó y le cedió el lugar. Mi hijo no esperó a que yo me arrepintiera de lo que había dicho, casi de inmediato presionó con fuerza su verga contra mi panocha, sentir la verga de mi hijo fue una sensación extraña, pero muy morbosa y excitante a la vez. No pude evitar acompañar sus movimientos con mi cadera, movia mi cadera al son de su movimientos, y al instante soltó un leve gemido. 

 

Mi vagina me pedía a gritos que la penetraran pero yo no estaba dispuesta a hacerle caso, ya era mucho. Dejé que mi hijo se entretuviera un rato con mi culo. Luego de unos segundos Isaac se apartó de mí.- Pueden hacer una ronda más cada uno y terminaré con esto– les dije sin pensar con mucha claridad. Esto no podía terminar nada bien, pero ya no podía deshacer lo hecho.

 

El primero fue Gabriel, que se aferró de mi cintura, y con ganas frotó su verga contra mi vagina, al menos él ellos respetaban un poco mi cuerpo, ninguno intentó apartar la tanga para meterme su verga. El turno fue de Adriano, él fue muy amable, no presionó con mucha fuerza(como la primera vez que lo hizo), hasta parecía que lo hacía con cariño y amor. Las vergas de los chicos abrían cada vez más mi panocha, mis jugo vaginales se deslizaban por mi piernas de tanta excitación que tenía, me gustaba mucho sentirlos ahí y cada vez me ponía más arrecha.

 

 Cuándo volvió a pasar Ariel yo ya tenía las piernas más separadas, por lo que pude sentir su verga un tanto más adentro, pero aún no podía llamarse una penetración, aunque esto estimuló más a Ariel, lo que hizo que me embistiera como si estuviera cogiéndome con ganas. Mi hijo también se portó de una forma similar a la de su amigo, no le importaba en lo más mínimo que yo sea su madre, estaba tipo poseído, igual que yo, creo que no me importaba que mi propio hijo me haga eso, disfurtaba mucho ese encuentro de mamá e hijo, y de poder sentir su verga restregadome contra mi panocha.

 

Y continuación era el turno de Santiago, mi hijo le cedió el pasó,  Santiago se apegó tanto contra mi vagina, que pude sentir la cabeza de su verga en el hueco de mi chepa, gracias a la tira de mi tanga no permitía su acceso. tía, ud si es muy buena,- se aparto de mi dándome una nalga. A la cuál yo le respondí, «gracias hijito». -Bueno, suficiente. Espero que hayan quedado satisfechos – dije dando media vuelta, y acomodado mi tanga, ninguno tenía cara de satisfacción, al contrario, parecían desilusionados, – sigan con la película, yo me voy a tomar algo y de ahí me voy a acostar, ok.

 

Ariel respondió con gesto de desaprobación, pero lo miré con mala cara, cerró la boca al instante. Caminé hasta la cocina a paso lento, acomando aún más mi tenga que la tenía empapada, volteó a ver hacia los chicos, sólo para corroborar que me hicieran caso, se sentaron ante la tele otra vez y pusieron la película en play. Agarré un vaso con agua en la heladera y tomé un largo trago con la esperanza de que eso me enfriara un poco. 

 

Miré mi concha sobresaliendo por los lados de la tanga, era una escena sumamente sexual y yo había estado así frente a mi hijo, mi sobrino y sus amigos, me sentía avergonzada, sólo quería regresar a mi cuarto y no tener que verles las caras durante toda la noche.

 

Ninguno de los chicos parecía muy interesado en la pornografía, hasta sus vergas se veían flácidos, me dio mucha pena verlos así. Los había excitados e ilusionado demasiado y ahora los dejaba solos. Caminé nuevamente hasta el sillón y les dije:- Si quieren me quedo un ratito más, pero no se me vengan encima porfavor chicos.

 

Estuvieron de acuerdo con la propuesta, eso los animó bastante y continuaron tocándose sus vergas. Me senté en el sillón y dejé mis piernas un poco abiertas(Chris con más confianza), me miraban más a mí que en la pornografía, que se había transformado en solamente un ruido de fondo. 

 

Fui la primera en darse cuenta que la escenas porno ya habían terminado.- Se terminó – les avisé – ¿van a poner otra?- hay muchas más, tía – dijo santiago poniéndose de pie,

se dirigió hacía la mesa dónde estaba la televisión, agarró el mandó de la tele, y se puso a buscar otras escena de pornografícas. Yo cogí mi celular, por que me estaban llegando mensajes, y era mi esposo preguntándome de cómo estaba, y si estaba dormida, y como estaba Isaac, todo eso. 

 

Mientras mandaba mensajes, los demás chicos se levantaron del sofa y volvieron  amontonarse sobre mí. Sentí sus dedos hurgando entre mis húmedos labios vaginales, le daban suave masajes, que eso me provocó abrir más mis piernas, pero no me animé a decirles nada.- jajaja, por favor chicos, estoy mandándole mensaje a mi esposo, isaac controlalos – pero mi hijo nada decía,  Gabriel me chupaba un pezón. 

 

Con mi mano libre le agarré los testículos y los moví entre mis dedos, -oigan, dejen a mi mami un ratito, jajaja-,  hasta que por fin contestó Isaac, pero con algo burlesco, – no podemos hacer eso, seño, dígale que va a dormir, queremos verla, más que sea por hoy. – agregó Adriano.- ¡ay q tierno! – solté el celular que tenía en la mano y agarré su verga como si fuera lo más natural del mundo y lo guíe hasta la entrada de mi vagina, lo dejé frotarse un rato.

 

 Pude sentir nuevamente mis fluidos bajando por la cara interna de mis piernas. No solo las manos de los muchachos se mantenían ocupadas, mis manos pasaban de una verga a otra constantemente, me agradaba la idea de sentir tanta vergas para mi sola. 

Me puse de pies para sentir mejor las vergas en mi cuerpo. 

Mi hijo se colocó detrás de mí y puso su verga entre mis nalgas, me agarró con fuerza y comenzó a moverse, su pene surcaba mi cola de abajo hacia arriba.- Se nota que les gusta frotármela.

 

Yo exclame -Me están poniendo un poquito incómoda.- ¿seño, no le gusta? – preguntó Adriano apartándose.- No es, que no me gusta, el problema es que ustedes se frotan con fuerza contra mi panocha y yo tengo la ropa mi tanga puesta, y eso me hace doler un poco,– la verdad es que me gustaba mucho sentirlos a todos pegados a mí, solamente que la razón me decía que tenía que parar con todo este show, pero mis instintos sexuales se oponía.- ¿Y si se la quita? – sugirió Ariel. Medité durante unos segundos, ¿qué pensarían las madres de estos chicos si se llegaran a enterar que yo me ofrecía como juguete sexual para ellos? Ay no. 

 

La verdad es que yo soy madre de uno, y me gusta que mi hijo hasta mi sobrino esté disfrutando con mi cuerpo. Ellas se lo pierden.- Bueno, está bien. Después podemos seguir con todo esto, ok. 

Se apartaron de mi,  dejándome espacio. No quería llegar tan lejos pero ya les había prometido la diversión. Para colmo la tela de la tanga estaba empezando a irritarme mucho y ya no la aguantaba más. 

 

Me alejé un poco de ellos y les di la espalda, luego agarré mi tanga por los elásticos y por lo mojada que estaba, lo tiré hacia abajo despacito, dándole más morbo a la situación, sólo podía imaginarme las caras de los chicos, pero seguramente estarían atónitos ante tan semejante escenas. 

 

Mientras más la bajaba la tanga más aliviada se sentía mi vagina, mi tanga estaba muy mojada, que quedaba unos tirones de jugo vaginal que se colgaban de mis labios, al llegar a mis rodillas incliné mi cuerpo hacia adelante así podía quitarla del todo, mi gran culo quedó a la disposición de los chicos, y a su vez los muchachos podrían admirar mi vagina completamente y por primera vez al desnudo. 

 

En ese instante volvieron a abalanzarse sobre mí cómo unos sedientos hacia la fosa de agua.- No se pasen por favor– les advertí – no piensen que pueden hacer cualquier cosa. Pero ninguno me respondió, enseguida sentí unos dedos tocando mi clítoris ¡¡por dios!!, eso me hizo saltar y pegar un gran gemido de placer. 

 

Yo tampoco perdí el tiempo, agarré una verga y la masajeé firmemente. Sentí que otra mano llegaba hasta mi concha y no se limitó con tocarla sino que introdujo un dedo, jugaba en toda mi vagina, hasta la entrada de mi hueco, pude ver que esa mano era de Gabriel, que comenzó a masturbarme.-ay papito, por favor siguele, porfavor siguele no pare, ayy que rico,- mientras cerraba los ojos de tanto placer, exclamaba. 

Agarré mi teta izquierda y se la ofrecí a Ariel con un gesto, él lo entendió y me chupó el pezón con ganas, hasta que sonaba su boca chupando mi pecho. 

 

Yo deliraba de placer. Mi hijo había tomado el lugar de Gabriel y era él quien me metía los dedos ahora. Había perdido de vista de Adriano hasta que supe que se encontraba a mi espalda el muy malcriado. Sentí su pene duro en mi cola. Mi culito no estaba lubricado para nada, pero él había puesto saliva en su pene. Pude sentir mi culito abrirse apenas con la presión, me dolió un poco pero no quería que el chico se sintiera mal así que no dije nada, pero él volvió a presionar y sentí que estaba a punto de metérmela en mi ano(que hace buen tiempo mi esposo no lo usaba).

 

 No quería eso, me vi obligada a apartar su verga con la mano, éste se deslizó hacia abajo quedando justo entre mis labios vaginales. Cuando él empujó hacia adelante su verga apareció en el frente mío por debajo de mi raja, parecía que un pene estaba creciendo desde el interior de mi chepa, agradecía que no me la hubiera metido y que mi hijo hubiera apartado su mano a tiempo. Agarré la punta del pene que sobresalía y la levanté para que el tronco quedara bien encajado entre los labios de mi panocha.

 

 Comencé a frotarme de adelante hacia atrás a lo largo de todo ese palo. Se sentía de maravilla, la cantidad de fluido vaginal hacía que el movimiento fuera suave y mi clítoris lo disfrutaba, esa verga de unos cuantos movimientos ya estaba mojada de mis fluidos. Ya estaba tan caliente que no podía dominarme a mí misma. 

 

Cuando Adriano se apartó agarré la verga de Santiago y la dirigí hasta mi concha(que me perdoné mi hermana por lo que estaba haciendo a su hijo), la froté contra mi clítoris, me movía en circulo, mientras con la mano libre agarraba la verga de mi hijo. Y después me moví de atrás hacia adelante rítmicamente haciendo que el pene en mi vagina se deslizara entre los labios, pero teniendo mucho cuidado de que no me penetrara, por que eso no quería que pasará. 

 

Ariel aprovechó la oportunidad y acercó sus dedos a mi culo. Logró meterme uno al primer intento, se sintió espléndido, mi ano accedió a ese dedo, que lo sentí dentro de mi, y al momento que lo sentí dentro, yo daba unas contracciones para así apretar el dedo. Entretanto yo había comenzado a frotarme sobre la verga de Gabriel, quien intentó por todos los medios metérmela pero la tenía firmemente agarrada y no pudo hacerlo. El dedo que tenía metida en mi cola entraba y salía con libertad y llegó el turno de Isaac para frotarse contra mi vagina. 

 

Luego de unos segundos Ariel quitó su dedo y yo pude apartarme de los muchachos.- ¿Vanessa, me puede dar un beso? – la pregunta de Adriano me tomó por sorpresa, giré hacia él y lo quedé mirando.- ¿Un beso dónde? ¿En la boca? – pregunté incrédula.- No, acá – señaló la punta de su verga.- Ahh pero qué vivo que eres muchachito – no pude evitar reírme de la sugerencia del chico.- Es solamente un beso – insistió – no tiene que hacer nada más.- ¿Nada más? ¿Seguro, jajaja?,- Seguro seño- respondía Adriano. -Dale mamá, es solo un beso… uno para cada uno – acotó mi hijo. 

Mordí mi labio inferior, después de todo lo que les había dejado hacer, un simple beso en la puntita de sus vergas no significaba nada.- Está bien – accedí – pero se sientan en el sofá en orden. Obedecieron sin chistar. Se sentaron uno al lado del otro y yo me tuve que preparar para hacer lo prometido, preparé mi boca y mi lengua. 

 

CONTINUARÁ…

Naturismo en la playa con mis hermanos
¿Y si esta fuera la última?

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