Confesiones Incesto Sexo con Maduras

Una monstruosidad.

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Un tedioso viernes de mediados de octubre mientras trataba de hacer pasar las horas para cerrar la oficina, sonó mi teléfono; miré el numero y no lo reconocí, así que corté la comunicación.      Al cabo de un corto rato volvió a sonar y era el mismo numero desconocido, así que volví a cortar.      No paso mucho tiempo y me llegó un mensaje de texto:

Mauro, soy tú hermana Valeria.   Se que esto es inesperado

para ti, no nos hemos visto desde el funeral de papá y no sé

si me recuerdas.      Pero necesito ayuda y tu eres el único a

quien puedo recurrir.      No conozco a nadie más que pueda

ayudarme.      Por favor devuélveme la llamada.      Es urgente

te necesito.

 

Miré el mensaje y lo leí varias veces antes de decidirme a responder:

 

¿Valeria?, no te conozco.      No tengo idea de quién eres.     Creo haberte

vista una vez cuando tenía unos diez años, pero no recuerdo nada de ti.

Creo que te has equivocada de persona.      Quizás biológicamente

podemos ser hermanos, pero en la realidad no somos nada, cualquier

cosa menos hermanos.

 

Ella insistió:

 

Mauro, créeme; si tuviera a alguien más a quien recurrir no estaría

molestándote.     Te guste o no, somos hermano y hermana, lo cual

debería significar algo, ¿no?      Sé que mamá te envenenó contra

de mí.      Estoy segura de que te dijo todo tipo de mentiras sobre mí,

y es esa la única razón por las que no nos conocemos.      Por favor,

Mauro, dame una oportunidad, no quiero que me odies.      Ahora la

maldita bruja está muerta.      Es hora de que nos conozcamos, eres

todo lo que me queda en este mundo.

 

Estuve mucho tiempo tratando de asimilar el mensaje de texto de Valeria.      Ella nunca fue parte de la familia donde yo crecí.      Mí madre la odiaba porque a los diecisiete años sedujo a papá y se acostó con él, destrozó nuestra familia.      Cuando mamá la sorprendió en la cama junto a papá, ella la echó de la casa.      El nombre de Valeria en casa era innombrable, mamá me dijo que yo era su único hijo y si alguna vez tuvo una hija, ahora estaba en el infierno junto a satanás.      Mamá era una mujer puritana y temerosa del Señor.

 

Cuando murió papá, apareció esta extraña mujer en su funeral.       Alguien dijo que era la hija de mamá, yo solo sé que se pelearon y a esa edad me dio bastante temor de saber que estaba viva en cualquier parte del infierno.      De mala gana le respondí:

¿Por qué ahora?   ¿Por qué después de todos estos años? 

¿Qué necesitas de mí?  ¿Arruinaste la vida de alguien más?

No se metió mucho tiempo en responder:

Sí, pero esta vez jodí mi propia vida y necesito de tu ayuda

urgente.  Por favor

Estaba en el intenso trafico de la ciudad y no quería correr el riesgo de causar un accidente, así que le respondí:

Llegaré a casa en 30 minutos, te llamaré entonces y

puedes decirme lo que necesitas.

Enseguida me respondió:

Está bien, gracias.

 

Mientras me movía en medio a los otros vehículos estaba tratando de asimilar este extraño contacto con mi “hermana”.      Ella debe estar en sus cincuenta ahora.      Quizás más, quizás menos.     Si se ha atrevido a comunicarse conmigo, debe seguramente estar en un lio de grueso calibre.      Pero ¿cómo demonios consiguió mi número telefónico?

 

Finalmente estacioné en la cochera de casa, se aproximaba un fin de semana largo y pensaba pasar unos días en la quinta región.     Solo que ahora estaba tratando de descubrir en que problema se encontraba mi supuesta hermana.      Mamá había fallecido hace algunos meses y no tenía a nadie más de mi familia, quizás era hora de acercarme a Valeria, mal que mal es mi hermana y, tenía toda la razón; mamá siempre habló pestes de ella, había un odio insoslayable en contra de ella, no había nada ni nadie que mamá odiara más que a su propia hija.      Pero yo nunca viví con ella, quizás debía conocerla finalmente.

 

Me senté en la sala de estar y llamé al número de Valeria:

—¡Hola! … ¿Valeria? …

—Sí … soy yo … gracias por devolverme la llamada … pensé que no lo harías … y no te culparía por ello …

—Soy un hombre de palabra y dije que te llamaría … dime un poco, ¿qué es lo que quieres de mí? …

—¡Ah, vas directo al grano! … veo que mamá te crio para que fueras como ella …

—¡Escucha Valeria! … ¡Nada te da derecho a criticar a mamá! … dijiste que necesitabas ayuda … ¿necesitas dinero? …

—¡No, Mauro! … no necesito de tu dinero … pero necesito de un lugar donde detenerme por un poco … me he separada de mi esposo Alberto … una ruptura definitiva y bastante desagradable … necesito alejarme de aquí … estar en un lugar tranquilo … donde nadie me conozca … quiero volver a casa, Mauro …

No era lo que realmente esperaba de ella, pensé que sabía de mi empresa y trataría de aprovechar de mi holgura económica.

—¿Entonces no me contactaste a sabiendas de mi prosperidad financiera? …

—Mauro no sé nada de ti y de que haces para ganarte la vida … pero para serte franca si escuché que tenías una empresa telefónica o algo por el estilo … pero lo único que me interesa ahora es tener un lugar donde dormir y tratar de ordenar mi vida de mierda … por eso pensé en volver a la casa donde crecí … siempre y cuando tú estés dispuesto a recibirme …

—¡Ok! … está bien … ¿Qué necesitas de mí? …

—Bueno … asumo que, por herencia, mamá te dejo todo a ti … necesito que me des permiso para venir a quedarme en tu casa por un tiempo …

—Bueno está es la casa de la familia … en algún modo tú también eres de la familia … lo que necesito saber es que necesitas tú para llegar aquí … ¿dónde estás actualmente? …

—Bueno mi marido … mejor dicho, mi exmarido … me quitó mi auto … estoy aquí en Concepción necesitando un vehículo para trasladarme con mis cosas …

—Bueno echa todo en un par de maletas y te vienes en avión a Santiago … yo te recogeré al aeropuerto …

—Un par de maletas no me bastan … estoy terminando una relación de más de veinte años y son muchas las cosas que tengo que llevar conmigo …

—Esperaba que vinieras a recogerme aquí y que consigas un remolque para mis cosas … en el camino de regreso podría servir para volver a conocernos …

—¡Pero son cinco horas de ida y otras cinco horas de vuelta! …

—Bueno … si es demasiado para mi hermanito … ¡ehm! … veré modo de solucionarlo …

Era la primera vez en mi vida que alguien me llamaba “hermanito”, y eso tocó algo sensible en mí.      Se trataba de ayudar a mi hermana y eso es lo que iba a hacer.

—¿Sabes qué, hermana? … tengo un furgón que servirá … me pondré en viaje y vendré a buscarte … necesito saber donde vives …

—¡Oh, fantástico! … estoy aquí en Concepción … en un hotel … te enviaré la dirección en un mensaje de texto, ¿te parece? …

—Entonces tu maridito te ha rendido todo más difícil, ¿eh? …

—¡Hey! … eso es un eufemismo … pero realmente no lo culpo de nada … yo … ¡ehm! … bueno … me atrapó haciéndole una mamada a uno de sus colaboradores …

—¡Guau! … así que por eso te echó de la casa, ¿eh? … creo que te cagaste la vida otra vez tú solita … al parecer eres buena en eso … Escúchame … hoy se ha hecho ya tarde … mañana prenderé un furgón de la empresa y saldré para allí … ¿te va? …

—¡Oh, Mauro! … gracias … estaré siempre en deuda contigo … en algún modo te lo pagaré …

—No te preocupes de nada … no es gran cosa … eres mi hermana, ¿no? …

—¿Crees que nos recibirá a trompadas tu maridito? …

—Ja-ja-ja … no creo … no te preocupes … yo lo arreglaré … solo avísame cuando llegues y tendré todo listo para cargar …

—¡Ok, Valeria! … te veré mañana, pasado mediodía … te llamaré en cuanto llegue a Concepción … 

—¡Perfecto, hermano! … no veo la hora de encontrarte y comenzar a conocer a mi hermano pequeño …

—Esta bien, hermana … se siente bien decir eso … mañana hablaremos …

 

Al día siguiente me dirigí temprano a la empresa y arreglé con el encargado, para que me asignara un furgón de los disponibles y a eso de la ocho y media estaba ya en autopista con dirección a Concepción.      Un viaje de cinco horas, puse una estación de radio con buena música y conduje respetando los límites de velocidad.     Mientras más pensaba en mi hermana mayor, más me interesaba en saber cosas de ella.      Mamá siempre habló cosas horribles de ella.      Especialmente el como había seducido a papá obligándolo a tener relaciones sexuales con él.      Mamá había dicho que era un puta, una meretriz poseída por el demonio.      Bueno, mamá estaba un poco loca con la Biblia y todo lo referente a la religión.      Cuando crecí, le di crédito solo por la mitad de lo que decía como verdad, todo el resto era una inútil perorata eclesiástica.      Pero realmente nunca había pensado mucho en todo eso, nunca conocí a Valeria y en casa estaba prohibido referirse a ella.      Pero ahora quisiera saber, ¿cómo una chica de dieciséis o diecisiete años, logra seducir y obligar a su padre a tener sexo con ella?      Hay algo que no cuadra bien en esa teoría; estoy seguro de que la historia tiene algo más que espero conocer ahora que me encontraré con Valeria, y en un viaje de cinco horas con ella, tendrá bastante tiempo para contarme la parte de ella en toda esta historia sucedida antes de que yo naciera.

 

Llegué a Concepción a eso de la cuatro y media de la tarde, llamé a Valeria:

—¡Hola, Valeria! … acabo de llegar a la ciudad … ¿dónde estás? …

—Estoy en mi casa empacando mis cosas … ahora te envío la dirección y puedas llegar aquí …

Me demoré otros veinte minutos en llegar a su casa, un barrio residencial bastante ordenado y limpio, con amplios jardines.      Bajé del furgón y pude escuchar como un hombre y una mujer discutían a gritos lanzándose palabrotas de grueso calibre, a la entrada de la casa había estacionado un Mercedez azul.      La puerta estaba abierta a mitad, así que hice como que llamaba y entré.      El tipo me vio y dejo de gritar, luego se volvió hacia mí:

—¿Quién diablos eres tú? … ¿Qué estas haciendo en mi casa? …

Antes de que pudiera responder, la mujer que supuse era mi hermana, (nunca la había visto antes), intervino diciendo:

—Ese es Mauro … mi nuevo amante … está aquí para ayudarme con mis cosas …

Me quedé estupefacto, una porqué la mujer era estupenda, una Milf caliente de esas que salen en las revistas porno y, en segundo lugar, porque me había llamado “su amante” y no su hermano.

—¡Ah! … no te bastaba humillarme con unos de mis trabajadores … ahora también me pones los cuernos con este niño tonto … ¿Quién es él, maldita puta? …

—¡Hey, amigo! … te digo yo quien soy … soy el tipo que te va a partir la cara si sigues insultando a mi mujer … porque no te vas a la mierda y dejas a Valeria tranquila a empacar sus cosas …

—¡Estúpido! … esa no es tu mujer … esa es mi esposa …

—¡Hey! … tu exesposa … me echaste, ¿recuerdas? …

—Lo que sea … si la vuelves a insultar te mandaré al hospital pedazo de mierda … así que te conviene más dejarla tranquila …

El tipo nos miró enfurecido, luego salió de la casa, se subió al Mercedez y se fue.      Apenas sentimos como el ruido del auto se alejaba, Valeria se lanzó a mis brazos y pude sentir todas las sinuosidades de su cuerpo voluptuoso que todavía temblaba de miedo.

—Mauro, gracias a Dios, llegaste en el momento justo … estaba aterrorizada … nunca lo había visto tan enojado … pero se suponía que no debía haber estado en casa … lamento solo haber dicho que eras mi amante … lo hice para enojarlo …

—Sí … supuse que ese era tu intención …

—¿Deveras le hubieras dado una paliza si continuaba a insultarme? …

—No lo hubiera pensado dos veces … lo habría hecho añicos … se estaba comportando mal contigo …

Valeria me echó sus brazos al cuello y me besó en la mejilla.

—Eres oficialmente mi héroe …

Las grandes tetas de mi hermana presionaron mi pecho mientras me abrazaba.      Hubiera deseado que no estuviéramos relacionados, porque la hubiese follado ahí mismo con esos preciosos pechos y ese cuerpo escultural de Milf cachonda.      Y no se veía ni siquiera tan mayor, era solo una esplendida mujer con un cuerpo escultural.      La encontré muy semejante a la presidenta de Croacia, Kolinda Grabar-Kitarovic.

 

 

Con el furgón empacado y cargado, salimos a la autopista.      Teníamos cinco a seis horas de viaje por carretera, y aunque no nos conocíamos muchos, tampoco nos hicimos muchas preguntas, no nos habíamos dicho mucho el uno al otro.      De repente me parecía que Valeria quería decirme algo, pero se contenía.      Improvisamente me dijo:

—Mauro … has conducido por más de seis horas para venir a buscarme … ahora harás lo mismo para llevarme a casa … ¿No crees que sería bueno quedarnos en algún lugar a pasar la noche? …

—¡Ah! … no te preocupes … no estoy cansado … y si me canso … podrías conducir tú, ¿no? …

—Sí … supongo que sí …

—Además … necesito volver para encargarme de mis cosas …

—Quizás cuantas chicas estarán esperando que vuelvas pronto … eres muy guapo … eres rico … chicas no han de faltarte …

—¡Hey! … ¿me estás coqueteando? …

—No soy tu hermana … estaba solo diciendo lo obvio …

—¿Y tú, Valeria? … ¿Qué hay de ti? … eres despampanante … una mujer muy bella … no sé que hacías con ese imbécil en Concepción …

—Gracias … pero mi vida es un desastre … lamentablemente me lo he buscado todo yo sola … fuimos bastante felices con mi exmarido por muchos años … luego una noche en un momento de borrachera, llevé a casa a un chico negro … el sexo con él fue asombroso … desde ese momento me enganché en varías aventuras con chicos super dotados …

—¡Diablos! … te volviste adicta a las pollas grandes …

Valeria me miró fijamente y pensé que se enojaría, sin embargo, ella comenzó a reírse.

—Ja-ja-ja … creo que diste en el punto … me puse adicta a las pijas grandes y mi marido no estaba bien beneficiado en ese departamento … pero era un buen marido y realmente me ayudo mucho …

Observé que la sonrisa desaparecía de su rostro y su semblante se tornaba acongojada y triste, luego me dijo:

—Mauro … ¿Puedes preguntarte algo? …

—Por supuesto … pregunta todo lo que quieras … somos familia, ¿no? …

—¡Oh! … me gusta eso … me gusta la idea de tener a alguien con quien conversar y confiar algunos hechos de mi via … Mauro … ¿Qué te dijo, mamá? … ¿Te dijo porque me fui y escapé? …

—¿Deveras quieres hablar de eso Valeria? … te veo compungida … casi a punto de llorar …

—Mauro … necesito saber que tipo de mentiras te dijo …

—Bueno … mamá dijo que una noche cuando papá regreso con algunas copas en la cabeza … tu lo habías seducido y follado con él … y que estabas enamorada de papá … por ese motivo ella te había echado de la casa … Pero para que sepas … nunca creí del todo su historia …

—¡Oh! … siempre supe que esa perra distorsionaría todo y mentiría sobre lo que realmente sucedió … y por qué me fui de la casa … ella no me echó … yo me fui por lo que me hizo …

—Bueno … mamá siempre fue muy intensa … especialmente cuando se acercó a la iglesia y todo lo que decía la Biblia, era la única verdad de la entera humanidad … pero me gustaría saber tu lado de la historia … dime lo que realmente pasó …

—Es cierto que me acosté con papá … pero no fui yo a seducirlo … él empezó a trabajar en mí … a decirme cosas agradables … dándome el favor a mi y no a mamá … entonces una noche regresó borracho … mamá no estaba en casa … estaba en alguna actividad de la iglesia … Papá me dijo muchas cosas bonitas … luego me beso en un modo que los padres no besan a sus hijos …

—¡Demonios! … Valeria … no tienes que hablar de esto si no quieres … yo supuse que algo así había pasado …

—¡No! … deja … quiero decirte la verdad … no fue todo culpa de papá … yo también hice mi parte … sus besos me gustaron … luego comenzó a tocarme toda por sobre el camisón … le saqué su polla y … ¡Santo cielo! … era enorme … ya había probado un par de chicos, solo que no en profundidad … pero jamás pensé que mi padre tuviera semejante polla …

—Tal padre, tal hijo …

Dije tratando de aligerar el ambiente.      Valeria me miró, luego sus ojos se fueron a mi entrepierna, sentí que estaba tratando de adivinar de que tamaño era mi verga.

—¡Uhm! … bueno … cómo sea … no podía cerrar mi mano alrededor de su inmenso pene … inmediatamente quise probarlo … así que me incliné y comencé a lamer y chupar la pija de papá … ¡Eh! … ¡Ehm! … ¿Quizás te estoy dando demasiados detalles? …

—Ja-ja-ja … en absoluto … sigue adelante …

—Bueno … entonces comencé a chupar su enorme polla gruesa … papá puso una mano en mi nuca y empezó a follar mi boca … la posición me resultaba un poco incomoda, así que me subí a mi cama de rodillas … y con ambas manos acaricie su polla y me tragué todo lo que podía caber en mi boca …

—¡Diablos! … Valeria … la forma en que lo narras parece jodidamente caliente … sigue … sigue adelante …

Una vez más me pareció que Valeria tenía sus ojos fijos en mi pene, que luego de su relato, estaba bastante duro.      Sé que es un poco depravado excitarse por escuchar la historia de mi hermana follando con mi padre, pero de alguna manera me parecía escuchar a una extraña.

—Bueno … si quieres seguir escuchando … continuaré … Entonces papá empujó mi cabeza hacia abajo … tenía su polla en su mano … su otra mano la extendió hacia mi panocha y deslizó un par de dedos en mi coño que era una laguna … siempre me mojo mucho cuando siento una grande polla en mis manos … él comenzó a follarme con sus dedos … luego sacó su pija de mi boca y con mi camisón enrollado a mi cintura me tiró por los tobillos, me abrió las piernas y enterró su rostro en mi conchita …

—¡Guau! … ¡Por Dios, Valeria! … ¡Esto parece un relato porno! … ¡Me has hecho ponerme duro! …

Valeria me dio una seductora mirada, bajando sus ojos a controlar mi bulto ya imposible de esconder y luego dijo:

—Pero Mauro … Tu me dijiste que querías los detalles … Simplemente me estoy explayando para que entiendas bien por qué hice lo que hice … ¡No soy una santa! …

La lluvia había arreciado y la visibilidad empeorado.      Se estaba haciendo difícil conducir en esas condiciones climatológicas.      Detuve la música y encendí la radio, quería escuchar algún boletín del tiempo.      Valeria me miró preocupada.

—¿Está todo bien, Mauro? …

—Sí … todo bien … pero la lluvia está aumentando … los vientos lanzan ráfagas de agua contra el parabrisas … es más complicado conducir así … Quizás sea oportuno encontrar algún lugar donde capear el temporal de agua …

—Creo que tienes razón … apenas se ve la huella de la autopista …

Condujimos en silencio durante unas cuantas decenas de kilómetros, prestando mucha atención a la pista de la carretera, traté de concentrarme en la conducción.      Esta no era ya una simple tormenta, era un aguacero descontrolado.       En tanto la pista se había transformado en una serie de curvas cerradas con profundos barrancos a mi izquierda; Valeria miraba preocupada cuando me acercaba mucho a las barreras de contención.

—Vale … creo que tenemos que detenernos en algún lugar seguro … no podemos continuar en estas condiciones …

—¡Oh! … ¡Mira, allí! … Parece un estacionamiento de camiones … quizás podríamos detenernos y comer algo mientras pasa la tormenta …

—Sí … creo que es una buena idea … ¡Vamos allí! …

Me salí de la autopista y estacioné en la parte más alejada y que me pareció más segura.      El estanque del combustible estaba todavía casi lleno, así que no había problema de mantener el motor encendido y conservar la calefacción del habitáculo del furgón.

—Creo que vamos a necesitar alguna ropa de abrigo … tal vez algo de comer también …

—En mis cosas hay ropa de cama … también debería haber una caja con latas con cosas de comer … también una bolsa de pan de molde …

—Bueno … tú quédate aquí … abrígate y mantén la calefacción, cuando yo regrese apagaré el motor … ahora iré a ver que hay en esas cajas …

Me abrigué bien con mi parka y me fui a revisar las cajas de Valeria.      Rápidamente descubrí una con frazadas, mantas de lana y almohadas.      Seguí buscando, encontré una caja con chaquetas y otras prendas de abrigo.     En una caja muy pesada, encontré algunas latas de sardinas, unos frascos de aceitunas, pepinillos en conserva y dos bolsas de papas fritas.      Después había una caja etiquetada “Personal”, la abrí y para mi sorpresa, encontré una media docena de vibradores y consoladores de varias medidas, había uno muy peculiar a forma de mano con los dedos juntos y, bajo de todo eso, me llamo la atención una botella cuadrada con etiqueta dorada, un Johnny Walker Black Label sin abrir.      Pensé que era optimo para ayudarnos con las bajas temperaturas y pasar el tiempo que estaríamos varados.      Le di un vistazo más al consolador a forma de mano y sonreí imaginando a mi hermana tratando de meterse un arnés como ese.      Luego regresé a la cabina de furgón.

—¡Apúrate, Mauro! … ¡Entra que afuera está horrible! …

—Sí … he terminado … encontré algunos vestidos y ropa de cama … también cosas de comer … pero también hallé esto …

Dije mostrándole la botella de Johnny Walker; sus ojos se achinaron y me miró asombrada.

—Mauro … ¿de donde sacaste eso? …

—Hermana … no te preocupes … ya sé que las mujeres también se masturban … vi alguno de tus juguetitos …

—¡Por mil demonios, Mauro! … me haces sentir vergüenza …

Chillo Valeria agitada y rehuyendo mi mirada.

—Solo me llamó la atención ese a forma de mano … ya quisiera ver cómo lo haces …

Le dije riéndome abiertamente.

—¡Oh, Jesús! … es tan vergonzoso esto … no deberías haber abierto esa caja …

—¿Y por qué no? … Eres como cualquier otra mujer … Eres una reina de mujer … muy bella … además, con toda esa fina lencería te debes ver terroríficamente sexy … increíble …

Valeria se limitó a mirarme silente.      Quizás había sobrepasado un límite intangible.     Estas no son cosas que se le dicen a una hermana.      Nunca tuve una hermana y no estoy del todo seguro si se le pueden decir cosas de este tipo.      Volviendo a sonreír me preguntó:

—¿Deveras crees que me vería sexy con esa lencería? …

—¿Estas bromeando? … ¡Mírate! … Eres muy bella … es cierto tiene tu edad … pero tienes un cuerpo maravilloso … y no tengo ninguna duda de que lucirías preciosa con cualquier cosa que te pongas …

Valeria me quitó la botella de las manos, desenroscó la tapa y dio un gran trago.      Su cara se deformó con signos de asco a la bebida y su cuerpo tiritó.

—¡Uhm! … ¡No te gusta! … al parecer no eres una gran bebedora …

Dije tomando la botella.

—Realmente no … pero me da una sensación de calorcito y … a veces me envalentona … para tu información, no soy tan vieja …

Me dijo mientras acomodaba las mantas sobre las butacas de cuero, luego me preguntó:

—… ¿y cuanto tiempo crees que vamos a estar atrapados aquí? …

—Hasta cuando despeje un poco y pase esta lluvia torrencial … no pienso moverme en las próximas veinticuatro horas …

Valeria tomó otro gran trago de whisky y luego me dijo:

—Me halaga que pienses que me vería bien con esa ropa íntima … pero ¿crees que es lo apropiado a decírselo a tu hermana? …

—¡No lo sé! … dime tu … fuiste tú la que me conto de haber follado con nuestro padre … la que le hizo una mamada … y que amabas las pollas grandes … no creo sea inapropiado decirle a una hermana así … que me encantaría verla vestida con esa lencería …

—Si lo pones de ese modo, creo que tienes razón … pero no me dejaste terminar de contarte porque me fui de casa … ¿Dónde iba? …

Puso su mano en su barbilla y miró al infinito como tratando de recordar.

—… ¡Ah, sí! … bueno … papá había enterrado su cabeza entre mis piernas y comenzó a comerme el coño … cosa que me gusta mucho … y él lo hacía fantásticamente … en minutos hizo que me corriera … me encanta que me chupen mi conchita y después me follen con una gran polla gruesa … y eso fue la que hizo papá …

—¡Diablos! … ¡Me gusta tu historia! … el viejo se las traía … de seguro se había dado cuenta de que tenía una hija caliente … sigue … ¿Qué pasó después? …

—Bueno … después de comerme el coño y hacer que me corriera … se deslizó hacia arriba y comenzó a besarme … me hizo sentir el sabor de mi propio coño … hasta el día de hoy eso me excita mucho … y supe que quería que él me quitara la virginidad …

—¡Mierda! … ¡Eras virgen todavía! … ¡Demonios! … esta historia me gusta … me gusta …

—Sí … yo era virgen … pero estaba a punto de dejar de serlo … papá puso su polla gigantesca sobre los labios de mi vulva y empujó dentro … la enorme cabezota de su pene separó los labios de mi coño … pero no pudo entrar … entonces empujó más fuerte … sentí todo el peso de su cuerpo y grité de dolor cuando rompió mi himen y casi me partió en dos … el dolor era agudo y papá dejo de moverse … me miró a los ojos y me dijo … “cariño lo siento si te lastimé, no sabía que era virgen” … entonces yo puse mis brazos alrededor de él y le dije … “papi ya no importa, me gusta, continua por favor” …

Bebió otro trago de licor y miró directamente a mi entrepierna, el bulto de mi polla era evidente en mis shorts, sabía que me estaba calentando con la historia de nuestro padre y ella.

—¿Quieres que prosiga, Mauro? … al parecer te gusta escuchar como nuestro padre me folló con su inmensa pija …

—Puedes decirlo fuerte … quiero seguir escuchando como nuestro padre te convirtió en una puta amante de las pollas grandes …

—¡Oh, sí! … ¡Dilo otra vez! … me encanta que me insulten …

—Eres una puta tremenda y te gusta que te follen con una gran pija … nuestro padre te hizo adicta a eso … él te convirtió en una zorra mamadora y caliente por las pollas gigantes …

—Sí … él lo hizo … me encantaba cuando venía a mi dormitorio de noche … ni siquiera preguntaba … me quitaba los calzones y me metía su enorme polla a la fuerza … ponía su mano en mi boca para no dejarme gritar por todas las veces que me corría con su enorme polla profundamente dentro de mí …

No pude resistir más, mi polla estaba a punto de explotar por la cachonda historia de Valeria y nuestro padre.      Sabía que a ella no le preocupaba el incesto.      Me hice adelante y la besé.      No hizo ningún intento de resistencia, con avidez me devolvió el beso, su lengua se deslizó en mi boca.      Mientras en el exterior las ráfagas de viento y agua golpeaban y estremecían el furgón, nuestras ropas volaron por los aires.      Valeria estaba tan caliente como yo, había una energía sexual desbordante entre nosotros.      La observé embelesado cuando quedó desnuda.      Si vestida se veía cachonda, en cueros parecía una estrella del porno.      ¡Jesús, mío!      Sus tetas eran celestiales, tuve problemas para aferrarlas en mis manos.     Sabía que ella era mi hermana, pero no la había conocido hasta el día de hoy.      No pensé más en eso y me concentré en la estupenda mujer desnuda que tenía frente a mí en esta noche de temporal.      Empecé a besar su cuello y me acerqué a sus increíbles tetas, tomando todo el tiempo del mundo para besar y acariciar cada pezón.      Me recordé cuanto le gusta que le chupen el coño y poco a poco me fui deslizando más abajo.      Valeria respiraba afanosamente, separé sus muslos y comencé a besar su coño con finos vellos recortados.

—¡Ooohhh, Mauro! … ¡Me vas a hacer que enloquezca! … pero esto no está bien … somos hermano y hermana … no deberíamos … pero se siente tan jodidamente bien … ¿verdad? …

—¡Mmmfff! … ¡Mmmfff! … ¡Mmmfff! …

Respondí lengüeteando su surco mojado y caliente, me fijé en su vientre plano, su monte de venus y sus vellos afeitados a forma de triangulo invertido que apenas cubrían su coño, la visual era fantástica, mi hermana era una perfecta zorra caliente y sexy.      Su coño parecía una almejita rosada y apetitosa.   Podría haberle dicho que estaba mal lo que estábamos haciendo, pero su coño empapado me decía que ella lo quería tanto como yo.      Enterré mi cara en su chocho una y otra vez escarbando con mi lengua en su delicioso néctar, la escuché gemir y retorcerse de placer.

—¡Ooohhh, Mauro! … lo haces increíblemente bien … eres uno nacido para lamer coños … no te detengas …

Valeria estaba casi gritando de placer, de repente dijo:

—¡Ahora quiero que me folles, hermano! … ¡Dame tu pija! … ¡Házmela sentir en mi coño caliente! …

Aferró mi cabeza con sus dos manos y comenzó a follar mi cara con su chocho.      Chupé y mordisqueé su erguido clítoris, tratando de enterrar mi lengua lo más profundo dentro de ella, para beber esa ambrosía y miel que brotaba de su conchita.

—¡Joder, Mauro! … ¡Vas a hacer que me corra! … ¡Ooohhh, Ssiii! … ¡Ooohhh, Ssiii! … ¡Ooohhh Mauro, chúpame! … ¡Ooohhh, Ssiii! … ¡Chupa mi agujero caliente! … ¡Hmmmm! … ¡Ooohhh! …

No podía creerlo, Valeria dejo escapar un grito y explotó en un orgasmo terrorífico, un chorro salió disparado de su coño y mojó mi cara, cuando me aparté, varios chorros bañaron mi cuerpo.      Pocas mujeres con las que había follado se corrieron tanto y me mojaron tanto como mi hermana.      Ella con sus cuarenta y tantos años se corría como una bebita.

 

Me deslicé hacia arriba, ella agarró mi cabeza y empujó su lengua en mi boca, besándome como poseída, hambrienta de sexo.     Luego lamió mi cara.

—Me encanta probar los jugos de mi propio coño en la boca de mi amante … me excita saborearme a mi misma … pero ahora quiero sentir tu polla gruesa dentro de mí … quiero que me folles hasta hacerme gritar tu nombre … ¿crees poder hacer eso, hermanito? …

—Te voy a follar como a una puta … te lo voy a meter en tu apretado coño hasta que me ruegues de detenerme … y luego será el turno de tu engurruñado culo apestoso … cuando termine seré el dueño de todos tus agujeros cachondos …

—Está bien … pero menos palabras y más acción … demuéstrame de lo que eres capaz … fóllame duro … fóllame con todas tus fuerzas … fóllame como la zorra caliente que soy … ¡Vamos! …

—¡Y eso es lo que haré ahora mismo! …

Dije introduciendo mi pija nervuda y tiesa en su coño empapado.      Se sentía caliente y estrecha.   Se lo metí hasta que mis bolas se estrellaron con sus nalgas.

—¡Oh, Mauro! … Eso se siente increíble … Estoy toda mojada y aún así tu polla se siente enorme … fóllate a tu hermanita, Mauro … Úsame como una puta … Hazlo como solía hacer papá …

Escuchar a Valeria hablar de ese modo me volvió loco de lujuria, quería follarla más fuerte que nadie, eso de follarla a ella que era mi hermana y oírla decir que mi padre la había usado como su puta privada, me pareció algo loco y depravado, pero que me hacía sentir aún más caliente.

Fue como una experiencia etérea y sublime.      Estaba follando como loco el coño de mi hermana, ella comenzó a gritar cuando comenzaron sus orgasmo, como un tren, una detrás de otro.      Yo también grité sintiendo los apretujones que me daba su coño enloquecido que apretaba mi pija como sujetándola, sus fluidos bañaban mi ingle y sus muslos, no podía soportar mucho más de esto.     Comencé a sentir los signos evidentes de mi propio clímax, el característico cosquilleo en mi bolas y la tensión en mis piernas.

—¡Fóllame, Mauro! … ¡Folla mi coño de puta! … ¡Hazme tu puta! … ¡Hazme como papá! … ¡Jódeme con esa hermosa y grande polla tuya! …

Valeria estaba como una loca apostrofándome con todo tipo de blasfemias y groserías, entonces sentí ese golpe de corriente eléctrica y mis cojones se alborotaron; ni siquiera tuve el tiempo de sacárselo, exploté como un volcán dentro de mi hermana.      Inundé su coño caliente con un sinnúmero de chorros de mi espeso semen, mientras ella continuaba a gritar.

—¡Hijo de puta! … ¡Dame toda tu leche! … ¡Lléname con tu lefa caliente! …

Escuchándola decir tantas palabrotas, tanta maldición, tantas insolencias, me estaba haciendo pensar que mi hermana verdaderamente era una meretriz.      Nos derrumbamos exhaustos el uno en brazos del otro, nuestros cuerpos sudorosos, aún cuando en el exterior hacía un frio horrible y el vendaval de agua continuaba a caer.

 

Nunca me había follado a ninguna otra mujer con el ímpetu con que me follé a mi propia hermana, se lo había dado duro.      Mis bolas me llegaban a doler al rebotar con tanta fuerza en el trasero de ella.      Estábamos el uno frente al otro tratando de recomponer nuestra respiración; entonces ella me dijo:

—Esto fue divertido … no recuerdo de haber sido follada tan bien desde hace mucho tiempo … por favor, Mauro … dime que no será la primera y última vez que me follarás con tu hermosa polla … me importa un carajo si somos hermana y hermano … necesito tu joven polla lo más a menudo posible …

—Bueno … a mi también me gustó … al parecer nunca te había follado un chico de veinticinco años … ¿o sí? …

—Sí … es verdad … nunca había tenido sexo con un tipo tan joven como tu … ¡Ehm! … espera un poco … ¿Qué dijiste? …

—¿Qué de qué? …

—Los años … ¿Cuántos dijiste que tenías? … ¿Veinticinco? …

—Eso dije … veinticinco … ¿Por qué? …

Valeria se separó de mí y me miraba como si me viera por primera vez, como si fuese un fantasma, un extraterrestre, o algo así … estaba atónita …

—Mauro, ¿Cuándo es tu cumpleaños? …

—Valeria … ¿Qué te pasa? … ¡Que te sucede? …

—¡¡¡Por la mierda!!! … ¿¿Quiero saber cuándo es tu maldito cumpleaños?? …

—Bueno … en agosto … el veintinueve de agosto …

—¡¡Oh, Dios mío!! … ¡¡Bruja infeliz, maldita, ojalá te estés revolcando en el infierno!! …

Valeria se puso a llorar y rápidamente cubrió su cuerpo desnudo con una manta.      No tenía la más mínima idea de que cosas pasaban por su cabeza, pero entendí que los insultos eran para mi madre.   Puse mi brazo alrededor de sus hombros y traté de cobijarla.

—Valeria … explícame … ¿Qué te sucede? … me estas asustando …

Ella se quitó las manos de su cara, todavía lloraba, sus lágrimas se derramaban por sus mejillas.      Estaba realmente conmocionada, entre sollozos me dijo:

—Mauro, no soy tu hermana …

—Pero ¿De qué estás hablando, mujer? … ¡Por supuesto que lo eres! …

—Escúchame, Mauro … No soy tu hermana … soy tu madre …

—¿¿Qué?? … ¿Acaso te volviste loca? … ¿De qué mierda estás hablando? … ¡No puede ser! … ¡Eres demasiado mayor para ser mi madre! … ¡Espera! … ¿Cuántos años tienes? …

—Tengo cuarenta y dos … y di a luz a mi hijo un veintinueve de agosto de hace veinticinco años …

—Pe-pero … ¿Cómo? …

—No me echaron de la casa, Mauro … Cuando di a luz, mamá me obligó a firmar los papeles para darte en adopción … desde el momento en que ella se dio cuenta de que yo estaba embarazada de nuestro padre … me encerró en un cuarto; nunca más me dejó salir … hasta el momento de parto …

—¿Nuestro padre te embarazó? …

—Sí … así fue … y mi madre no podía soportar el escandalo si se venía a saber todo … como ella trabajaba en el hospital y colaboraba con la iglesia … debe haber hecho los arreglos previos para adoptarte, porque eras hijo de papá … tan pronto como tuve la oportunidad escape del hospital y logré rehacer mi vida con mi ahora exmarido … pensé que tenías no más de veintidós años … jamás se me pasó por la mente que pudieras ser mi hijo …    

La mirada de Valeria había cambiado por completo, y de repente me abrazó.      Sentí que era el abrazo de una madre que ama a su hijo.      ¡¡Mierda!!   ¡¡Me había follado a mi propia madre!!      ¡¡Una monstruosidad!!

FIN

 

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De tal puta tal putita II
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