Heterosexual Tabú

Solo paseaba 2

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Relato por RUTH98
Estilo corregido por Stregoika

Yo solo paseaba. Solo quería fumar tranquilamente absorta en mis pensamientos juveniles, pero….
Nunca me había sentido tan feliz. Cierto es que si ayer casi no podía andar, por el tremendo dolor que me produjo mi tío Igor al desvirgarme con su enorme pollón, hoy, al romperme el culo, no solo me había desmayado del dolor, sino que ahora me estaba costando horas el poder llegar a mi casa andando, a solo 300 metros de distancia.
Vale que yo, Marta, aún no había cumplido los 14 años, pero que a esas edades, tu propio tío te meta una polla de 23cm y casi 5cm de gruesa, fue tremendamente doloroso y enormemente placentero a la vez. Cuando andaba lentamente hacia mi casa como si leyese algo en mi móvil, para que no se me notase demasiado el dolor del bajo vientre y la entrepierna, mi cerebro iba pensando en muchísimas cosas. Varias de mis amigas ya no eran vírgenes o casi vírgenes, pero ninguna había follado con chicos de más de 16 años y yo lo había hecho con un hombre de verdad, un ex-ciclista profesional, un hombre fuerte y con una polla de cojones. ¡Lástima que no se lo pudiese contar a mis amigas! porque eso si era fardar de «mujer».
Me duché y lavé bien mis agujeritos sexuales, y una vez seca me miré de nuevo en el espejo y me gusté. Como decía tío Igor, era alta para mis aún 13 años, rostro infantil, pero un cuerpo de escándalo con tetas más grandes que mis amigas de 14-15 años, largas piernas, y caderas que marcaban un culo de ensueño. Y me puse la crema que me dio para el agujero anal, necesitaba se rebajase para poder ser nuevamente follada.
Sí, mis queridos lectores, me gusté. Acaricié mis tetas, aprecié lo duras que eran, pasé mis dedos por los bordes de mis areolas que parecían colinas adosadas a mis pechos, y pellizqué mis pezones, no demasiado grandes, pero si relativamente gruesos y oscuros. Acaricié la pequeña mata de pelo de mi entrepierna y me excité de tal manera, que me masturbé como una loca y conseguí un orgasmo salvaje. Y tal y como me prometí yo el día anterior y le prometí a tío Igor esta misma tarde, me entregaría a la prostitución, al porno, y a todo lo que fuese sexo. Fuese cual fuese la clase de sexo… siempre que pagasen bien. Él sería mi chulo y maestro. Y yo, su obediente sumisa.
Esa noche tardé un poco en dormirme. Mientras nuevamente acariciaba sin prisas mi clítoris, pensaba en todo lo que en solo dos tardes me había acontecido, y si como chica gamberra, yo tenía mis hormonas desatadas como algunas de mis amigas, lo que yo no entendía era el por qué estaba tan deseosa de follar constantemente. Pero tal y como ya os conté en el relato anterior, yo no sabía que mi tío me había puesto, y aún lo haría unos días más, unas gotas que ampliaban exageradamente mis deseos sexuales. Me gustaba la idea de ser un cuerpo para el sexo, y mi clítoris me dio una alegría con una estupenda corrida. Y me dormí como un angelito.
Al día siguiente, fui al cole con falda y sin bragas. Quería sentirme especial y libre, muy libre. Y al terminar las clases, encendí un nuevo cigarrillo en la misma puerta del colegio, y me aparté de mis amigas para ir en busca de tío Igor, mi follador y maestro. Le vi en la puerta de su casa y le saludé agitando la mano y vi que entró en la casa. Yo entré al llegar y cerré la puerta, y al llegar al salón, me dijo que me desnudase y dejase la ropa en el sofá, mientras que me grababa con su cámara. Lo hice bailando y al ver que no llevaba bragas me preguntó:
—Marta ¿por qué no te has puesto hoy las bragas?
Y sabiendo que él quería respuestas procaces para que se quedasen grabadas, le dije:
—Porque una puta tiene siempre que estar preparada para ser follada y así, sin bragas, cualquiera me puede follar sin ropa que se interponga. Ya sabes que soy puta y necesito demostrarlo, para que la gente lo sepa y ganar más clientes.
Una vez desnuda, mi tío me dijo si prefería follar en el sofá o nos íbamos a una cama, pero que antes nos tomaríamos un refresco. Y claro, yo elegí la cama para sentirme puta de verdad ¡es allí donde follan las buenas putas! ¿no? Trajo los refresco y el mío contenía las famosas gotas que yo desconocía. Y subimos a un dormitorio del piso primero, y mi tío me seguía grabando. Y dejó la grabadora sobre una estantería para grabarnos de lado. Se desnudó y su pollón ya estaba casi duro, fui a chuparle la polla y él me dijo que en la cama y así lo hicimos.
Nada más coger con mis manos esa gran polla, una sensación de felicidad y orgullo me invadió, y una niebla se fue apoderando de mi cerebro. Mientras yo intentaba por todos los medios meterme esa polla en mi boca y producir la mayor cantidad posible de saliva, las manos de Igor me agarraban de las tetas, las estiraban, las aplastaban. Sus labios besaron intensamente los míos, y yo buscaba desesperadamente su lengua y su saliva para saborear sus asquerosos puros y toda la mierda que en su boca hubiese. Yo ya estaba entrando en un mundo de perversiones sin ser consciente de ello, pero esas manazas de Igor jugando con mi cuerpo, me pasaron factura con un orgasmo placentero.
Al notar mi estremecimiento, tío Igor sacó la polla de mi boca y tumbándome sobre la cama, separó mis piernas y con gran alegría de mi parte, empezó a penetrar mi estrecha vagina, desflorada por esa misma polla solo dos días antes. Yo no podía contener, ni mi alegría ni mi cuerpo, agitada por la penetración de esa polla, ya que su tamaño hacía que se quedase casi pegada con mis paredes vaginales y cada mete-saca, movía mi cuerpo en cualquier posición. Como una hoja movida por el viento.
Y yo era inmensamente feliz, entregada totalmente al placer de mi tío. Le oía respirar agitadamente, oía sus voces de «¡que estrecha eres… qué buena estás… menuda puta vas a ser… tengo que preñarte yo el primero… !» Lógicamente, esas expresiones aún me calentaban más, y yo quería darle más, más y más placer que nadie en el mundo. Yo no quería ni podía perder esa oportunidad de follar con un animal como ese y con esa polla. Siempre me entregaría a sus deseos ¡No pares tío, no pares, sigue, sigue…!
Obtuve un nuevo orgasmo y le dije a mi tío con voz entrecortada y emocionada:
—Tío, me acabo de correr otra vez, mi coño está ahora más lubricado ¿por qué no me follas más fuerte? ¡quiero caña! Necesito que me entrenes de puta sin miramientos.
—Oh sí putita, te voy a follar duro, pero luego no te quejes. Ya verás en pocos días como se van a ensanchar tus agujeros. Te entrarán ¡hasta las pollas de los caballos!
Y agarrándome por las caderas, levantó un poco su cuerpo y empezó una nueva follada. Lentamente al principio, su polla entraba ahora hasta el fondo de mi matriz y en algunas ocasiones salía de mi coño para volverla a meter cada vez con más intensidad. Y todo esto, haciendo fuerza, agarrando mis caderas con unas manos que parecían garras o tenazas. Yo era totalmente suya y estaba haciendo conmigo todo lo que le apetecía a él, Ahora si entraba su pollón con mucha más facilidad, pero aunque él no lo sabía, mi coño y mi clítoris se lo agradecían y vino otro orgasmo que facilitó aún más sus penetraciones.
Y minutos más tarde, me vino otro casi simultáneamente al suyo, inundándome de nuevo mi coño de su cálida y pegajosa leche, chorro tras chorro. Era excitante ver salir a presión su leche por todo mi coñito, mientras su polla aún estaba dentro de mí. Era como un géiser, como una fuente de autentico placer.
Yo estaba sudada, cansada, pero tenía ganas de más. Y mi tío también lo estaba, así que lo que hizo fue coger un paquete de tabaco de la mesita, para descansar solo unos minutos y fumarnos los dos un cigarrillo. Luego estuvimos un rato abrazados dándonos besitos y de repente me dice:
—Marta, me gustas mucho. Hacía mucho tiempo que no me follaba tan a gusto una jovencita como tú y no he tenido suficiente con lo que hemos follado ahora, quiero follarte y llenarte de leche otra vez ¿te parece bien? Quiero que aprendas a follar sin descanso, como si tuvieses un cliente detrás de otro.
Y yo sonriendo, cogí su polla con mi mano derecha y lentamente empecé a masturbarle mientras le decía:
—Nunca tío Igor me vuelvas a decir eso. Yo siempre seré tu puta, tu esclava, y por lo tanto, seré tuya cuantas veces quieras. Si realmente quieres hacerme una puta ninfómana, como decías anteayer, fóllame sin parar, siempre que lo desees. Soy totalmente tuya, no lo olvides.
Y os prometo que no hizo falta que mi mano le siguiese masturbando para ponérsela dura otra vez ¡se le puse dura en solo unos segundos! Y esta vez cambió la posición de mi cuerpo y del suyo. Cogió la almohada, la puso casi a mitad de la cama y me tendió encima boca abajo. Yo creí que me iba a reventar el culo aún hinchado, pero no. Me la metió sin demasiados problemas en el coño y se dejó caer encima mío, pero sin aplastarme. Sus codos soportaban el peso de su cuerpo, y sus manos se metieron bajo mi cuerpo agarrando mis tetas y mis pezones. Y entonces fue cuando empezó a follarme de verdad. Estaba muy caliente y me enseñó los principios del sexo duro.
Mi cuerpo doblado sobre la almohada, su pollón clavado hasta el fondo en mi coñito, y sus manos agarrando mis tetas con fuerza. Esa follada era totalmente nueva (bueno, como sabéis, todo lo de follar era nuevo para mí) y totalmente distinta. Mi cuerpo soportaba gran parte del peso del suyo en posición invertida, y ese peso, añadía un placer y una experiencia distinta. Su polla se clavaba con fuerza, cuando se dejaba caer golpeaba con fuerza en mi cérvix, y sus garras en mis tetas me producía un dolor brutal. Pero algo inesperado se produjo: Tío Igor empezó a besarme la espalda, toda mi espalda. Lentamente, depositando sus labios que se aplastaban sobre mi piel y me transmitían calidez y otras muchas sensaciones. Poco a poco, el dolor de mis tetas lo fui pasando. El peso y el dolor de mi penetración vaginal, quedó en un segundo plano. Esos besos, que iban abarcando toda mi espalda, cuello, hombros, brazos… me iban dando tal placer y sensación de cariño, de propiedad, de plenitud, que mi mente pasó a otra dimensión y empecé a correrme. Pero no eran orgasmos salvajes, ni en 3D, eran unos orgasmos como relajados, constantes, muy fluidos. Y todo mi cuerpo y mente se entregaron a mi tío. En esos instantes, en esos momentos, mi mente se entregó a los deseos viciosos de mi tío, y sin ser todavía yo consciente, me convertí en su sumisa, en su perra, en su cerda…Cuando Igor se corrió nuevamente en mi coño, mi mente estaba en otra dimensión. Y en esa dimensión, yo me veía sola en una cama, sonriendo, boca arriba, con las piernas bien abiertas,  y miles de hombres de pié esperando su turno para follarme. Y me juré que nunca dejaría de ser puta. Sí, es cierto, yo nunca había sido puta, mi único hombre era mi tío, pero en los sueños de una cría de 13 años, el futuro se estaba marcando a fuego. Esas gloriosas gotas que mi tío me daba sin yo saberlo, marcaban tanto mi futuro como yo misma. Porque las dos buscábamos el mismo destino, el placer sexual sin limitaciones.
Estaba totalmente agotada y me costó bastante recuperarme, y solo el frío agua de la ducha sobre mi sudado y agotado cuerpo agarrado por mi tío, me fue devolviendo a la realidad. Me sentía mujer, en solo 3 días me había hecho muy adulta, el sexo me volvía loca y quería más.
Cuando terminé de secarme, cogí de nuevo un maldito cigarrillo y mientras lo encendía, me miraba en el espejo, y entre volutas de humo, pensé que por culpa del tabaco no sabía si cogería el cáncer, pero si estaba segura de quedarme preñada, y mirando a mi tío que me observaba desnudo desde la cama, le pregunté:
—¿Estás seguro tío Igor que si me dejas preñada podré abortar?
Y él, mirándome con cara de extrañado, me dijo:
—Te he prometido Marta que sí, que abortarás cuantas veces lo desees y yo estaré siempre a tu lado. Yo seré un hijo de puta en muchas cosas, pero nunca he faltado a mi palabra y menos, con una sobrina tan especial como tú.
—Entonces tío ¿vuelvo mañana para que vayas terminando de dilatar mis agujeros?
—Por supuesto Marta, y no te olvides de seguir poniéndote la crema antiinflamatoria.
Le di un intenso beso en la boca, otro más húmedo para su polla y me fui a casa, con una rara sensación de que mi coño parecía un túnel de ancho por lo dilatado que estaba, y además, yo iba sin bragas. Casi me apetecía recibir el fresco del atardecer directamente en el coño, solo era levantarme un poco la falda y dejarlo respirar. ¡Malditas leyes!
Después de cenar, entré en el baño, me limpié mis partes concienzudamente y me puse la crema, volví a mirarme en el espejo y me sonreí. Me encerré en mi habitación con la luz apagada, me desnudé totalmente, abrí la ventana, encendí un cigarrillo —¡el primero que fumaba en mi cuarto y por eso abrí la ventana!— y empecé a pensar en todo lo sucedido estos tres días.
Yo había pasado de jovencita ignorante y virginal en el sexo, a ser follada varias veces por el coño y una brutal follada anal. Y no solo deseaba más y más, sino convertirme en puta y actriz porno. Yo había visto porno de chicas mucho más niñas que yo ¿por qué no hacerlo yo? Y si en mi pueblo habían dos casas de putas ¿por qué no ser yo una de ellas? Además, me había gustado como me follaba con fuerza ¿sería masoca?
Un rato y varios cigarrillos después, dejé el cenicero escondido bajo la cama, pero a pesar del frío no cerré la ventana ¡solo faltaba que mi madre se cabrease conmigo por el tabaco y no por follar! Me tapé con la sábana y la mantita, y con la determinación de seguir mi proceso sexual hasta donde Igor me dijese. Si lo que más nos importa a las chicas es el embarazo, mi tío me quitaba de encima esos problemas garantizándome poder abortar ¿para qué preocuparme entonces?
Pero a veces hay problemas con los que no piensas. Y uno de esos problemas se me presentó en el cole, con mis amigas más íntimas, ninguna de ellas virgen:
—¿Qué te pasa Marta, llevas unos días muy pensativa y sin ganas de jugar con nosotras? —me preguntaron entre otras muchas cosas. Incluso una de ellas me preguntó:
—¿Es que acaso estás follando con alguien y no quieres que lo sepamos nosotras? Porque a todas nosotras, las primeras veces que lo hemos hecho estábamos como paradas, como con miedo de que se enteraran las amigas, y no te digo nada de que se enteren los padres. Tal y como tú estás estos días!
Y ahí se me encogió el estómago y con mala leche les dije:
—Y si fuese así ¿tengo la obligación de decíroslo?
Y ahí la cagué, porque para ellas fue la demostración de que realmente estaba follando con alguien y no lo quería decir. Y creé en ellas la obligación de espiarme, justo lo contrario de lo deseado por mí.
Esa tarde tuve que dar unas vueltas extra porque no me dejaban sola, incluso irme a mi casa y luego salir por el garaje, pero por suerte, pude encontrarme con Igor y quedé con él que me dejase la puerta siempre entreabierta, yo entraría y no me verían. Subí directamente al dormitorio y él ya estaba casi desnudo, con la grabadora en la mano y dos vasos de Cola. Me desnudé lentamente mientras bailaba y subí a la cama.
Agarré su polla ya medianamente endurecida y me la llevé a la boca. Una vez la encontré bien tiesa, empecé a jugar con ella para metérmela lo más profundo posible en mi boca y si podía hasta la garganta. La llenaba constantemente de saliva, me la metía por los lados, por el centro, hacía lo imposible para tragármela, y en su respiración y en cómo me agarraba cada vez más fuerte, me di cuenta que su excitación estaba al límite, pero de repente, me paró y me la sacó entre salivas, mientras me decía:
—Ya me correré luego en tu boca, pero ahora deseo penetrar tu culo y esta vez hasta los huevos.
Vio que aún estaba un poco inflamado y me puso una buena cantidad de crema que picaba un poco. Y me enseñó otra forma de follarme con dolor. Sus fuertes y grandes manos empezaron a golpearme los glúteos, los muslos, mi cuerpo entero empezó a ladearse de los golpes, y yo estaba extrañada de los mismos, pero poco a poco ese dolor que me hacía gritar aunque no muy fuerte, me empezó a calentar, a excitar, y yo empecé a gritar ¡más cabrón, más! y mi tío me daba más.
—Así puta, así. Aguanta los palos porque vas a recibir muchos ¡cómo me gusta el color rojo que se te está poniendo! ¡Qué buena sumisa voy a hacer de ti… ya verás como complaces todos los deseos sexuales de tus clientes! ¡Qué ganas tengo de preñarte, sobrina!
Hasta que sonriendo y con mala leche, apoyó su capullo en mi ano y empujó con fuerza, el agujero de mi culo se abrió, penetró casi todo, dilatándome tan brutalmente como dos días antes. Yo aguantaba mis enormes deseos de gritar más fuerte que Tarzán, mientras ese pollón se iba abriendo paso en mis intestinos. Mis ojos se llenaron de lágrimas silenciosas, mientras mi mente me decía «¡las putas no lloran… las putas no lloran!» Pero cuando sus huevos chocaron con mis labios vaginales, comprendí que toda su gran polla estaba dentro de mi culo ¡y me sentí enormemente feliz! Dolorida, pero feliz.
Comenzó Igor a follarme lentamente, sacando y metiendo su polla sin prisa alguna, y yo masturbándome al mismo tiempo, pero tampoco con prisa. Y yo me corrí antes. Y entonces Igor, me cogió y sin sacarla me dio la vuelta, cara a cara los dos. Y empezó a besarme en la boca, a meterme esa asquerosa y gruesa lengua suya, que me gustaba sentir con su horrible sabor, y empecé a sorber su saliva, y él empezó a sentirse de nuevo amo de mi cuerpo, y de una follada lenta pasó a una salvaje, mientras yo le decía:– Así me gusta, así. Fóllame siempre duro, no tengas sentimientos ni piedad conmigo. Cuanto más puta me hagas, más os complaceré a los hombres y a mí misma.
—O sí, te lo juro, nada de suavidades. Ya que te crees una puta hecha y derecha, te daré duro, muy duro ¿te parece bien así?
Y tío Igor fue duro, bastante duro, sobre todo para tener el pollón que tenía y follarse por el culo y por segunda vez, a una cría de 13 años. Pero yo lo quería así, sentirme usada y dominada por él, y de esa manera, los dos disfrutamos como locos esos instantes. Yo me corrí dos veces y cuando él se corrió en mis intestinos, me sentí como victoriosa, como si yo hubiese ganado esa batalla. Sobre todo, cuando él se dejó caer a mi lado visiblemente cansado y sudado.
Descansamos unos minutos fumándonos los consabidos cigarrillos y una vez acabados, me agarró de la nuca, me puso sobre él y bajó mi cabeza hasta la altura de su polla, y no hizo falta que me dijese nada más. Pero al ir a cogerla, vi en los pliegues de su glande y en otros sitios, pequeños trozos marrones oscuros, ya sabéis, de mi propia mierda.
Me quedé unos segundos parada, y en un pequeño instante surgió una pregunta en mi cerebro «¿Qué haría yo si fuese un cliente que paga para que se la mame?» Y no me lo pensé dos veces, si yo era capaz de aguantar su asquerosa lengua y saliva, y encima me gustaba esa provocación ¿por qué no saborear los deshechos de mi estómago?
Y me la metí en la boca. Y fui saboreando cada uno de los distintos sabores en mi paladar. Restos del semen, de la caca, de mis propios fluidos, y por el sabor de la sangre, de la propia sangre producida en mi culo, por esa follada que tanto me dilataba y me dolía. Pero poco a poco, esa polla fue adquiriendo dureza y buen tamaño.
Mi experiencia de mamona en el cole me estaba ayudando mucho. Igor empezó a acariciar mi cabeza, me pellizcaba mis pezones y tiraba de ellos, y de repente, noté cómo sus pulgares penetraban en mi vagina, se introducían en ella y jugaban metiéndose dentro, pellizcando mi clítoris o jugando con mis paredes vaginales y dilatándolas.
Cuando ya casi su polla no me cabía en la boca, tuve otro orgasmo y me animé para proporcionar el mejor placer posible a mi tío. Mi lengua adquirió nueva vida y rodeó su capullo recorriéndolo en todo su grosor, mientras tío Igor me decía:
—Así, así putita, ¡qué bien lo haces! Vas a ser una puta de primera. Sí, sí, así, sigue… Voy a hacerte una esclava del sexo, mi esclava. Ya que te gusta el sexo duro, lo vas a tener duro, muy duro. No solo serás follada, sino azotada y tratada como una animal.
Me alegraron esas palabras, pero ahora, la polla de mi tío era bien gruesa y no solo no me la podía meter hasta mi garganta, sino que ahora tenía problemas para tenerla toda dentro de la boca. La fui sacando y metiendo, manteniéndola dentro la mayor cantidad de tiempo posible. Y también intentaba que penetrase hasta mi garganta, pero era muy difícil y doloroso mantener mis mandíbulas tanto rato separadas al máximo. Al mismo tiempo, una mano mía lo masturbaba lentamente y la otra jugaba con sus huevos.Y cuando me cogió la cabeza con las dos manos para que no me apartase de él, comprendí que se iba a correr. Y mientras intentaba coger aire, su primera descarga llegó a traición y me tragué el aire y el semen, todo junto. Casi me ahogué porque Igor tenía bien aprisionada mi cabeza y su polla seguía expulsando leche. Toda la que entró por mi boca me la tragué, pero la que expulsé por mi nariz… pues se quedó fuera. Boqueé como pececito fuera del agua, tosí un buen rato, las lágrimas inundaron mis ojos y mientras tío Igor se reía, y mirándome me dijo:
—Nunca te esperes al final para tragar y hacer acopio de aire en tus pulmones. Cuando oigas o notes, cómo un hombre o una mujer respiran muy rápidamente, llena tus pulmones de aire. Lo que te acaba de pasar ahora, y con la cantidad de leche que expulsamos los adultos, te puedes ahogar. No te olvides de hoy, te evitará muchos problemas. Y mi enhorabuena, no creí que fueses capaz de aguantar todo ese rato, estuve a punto de soltarte dos veces para que respiraras, pero vi que aguantabas y quería saber, por ti y por mí, hasta donde eras capaz de llegar.
Le sonreí, le di unos besazos de escándalo, me dejé caer a su lado y me quedé totalmente dormida.
Viendo Igor que era imposible despertarme, una hora más tarde llamó a mi madre, le dijo que yo había ido ¡como otras muchas tardes! a estudiar a su lado y que ese día estaba tan cansada, que me quedé dormida, que me dio de cenar como pudo y que al día siguiente, él mismo me llevaría a mi escuela. Mi madre le dijo que a las 8:30 de la mañana vendría ella, y sería ella quien me llevaría. Pero mi madre le dijo a mi tío que me diese un vaso de leche en cuanto pudiese. Y tío Igor le prometió darme toda la leche que yo le pidiese ¡y lo ha hecho durante años!

 

Nota de Stegoika: Este relato es de los mejores que he leído, por la explosión hormonal del personaje, porque es underage y sabrosamente exagerado. Pero YO NO APOYO EL ABORTO. Y lo desapruebo no tomando uno de los lados de la polaridad ‘politica’, que es una distracción idiota. Es como discutir si matar es bueno o no. Es absurdo. Las feministas del mundo se han dejado engañar con que, interrumpir el embarazo es una manifestación del dominio sobre su cuerpo y de liberación del yugo machista. Soberbia chorrada. La verdad es que los bebés abortados son ofrecidos a Baal. Misma razón por la que las vacunas tienen tejido fetal, es como hacer la ‘comunión’. Pero no voy a ahondar en eso en una página de relatos eróticos. Hagan su propia consulta, escuchen a su corazón y sobre todo ¡dejen de ver televisión!
Un abrazo a todos.

Una primera vez ...
¡Si que era grande la de papá!

Nadie le ha dado "Me Gusta". ¡Sé el primero!