Confesiones Incesto Jóvenes Orgías

Mi Hijo, Mi Sobrino Y Sus Amigos. *PARTE:1*

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He conocido y he leído muchas historias(reales) en diferentes páginas. Y de verdad, lo que se encuentre en aquellas páginas es simplemente impresionante, de las vivencia(sea real, o ficticias) y de modo de como las relatan. Dónde los padres cuenta sus vivencias en esas situaciones que a la vez sonaría raras, pero a la misma vez te llena de morbosidad.

Y hoy me animé en contar la mía propia. He vivido por muchas cosas a lo largó de mi vida(hablo experiencias sexuales desde la temprana edad; yo madure desdé muy niña), que marcaron mi forma de pensar y mentalidad a las diferentes situaciones sexuales.
Soy mujer que le encanta mucho el sexo, y la verdad, no me he arrepentido de nada hasta los días que escribo está historia.
Solo quiero desahogarme de todo estas cosas que tengo en mi cabeza, y que mejor hacerlo por escribirle.

Pd: me perdonarán por mi falta de ortografía, soy nueva en todo esto. Y escribo esto; temblando mis manos por los nervios y la excitación que tengo ahora.

Me nombre: Vanessa bajaña, actualmente tengo 38 años de edad.
Soy una mujer de físico muy privilegiada y sé que despierto fantasías eróticas(no es por presumir) en muchos hombres y jóvenes.
Tengo el cabello largo. Mi piel es clara, blanquita.
Me mantengo con mucha actividad física; troto, salgo bailar, voy al gym etc.
Soy de contextura gruesita, me caderas es de forma de pera. mido 1.65. Poseo unas piernas muy torneadas gruesa, mi talla de pechos son 36c;  super grande. Y mi culo es una herencia divina familiar. Un culo redondo y grande, pese a mi contextura física que es muy pronunciado.
Soy muy alegre, carismáticas,  muy extrovertida y amorosa con mis hijos e espeso. Por si decirlo, soy el alma de cualquier fiesta que voy.

Cómo les mencioné tengo 3 hermosos hij@s, el mayor tiene 18 actualmente, y la menor tiene 13 años respectivamente, y el último que es un bebé de 2 años(este último, es referenciado en este relato, por que de aquí cualquiera puede ser el papá de mi hijo,  hasta de mi propio hijo que tengo la duda que sea el papá, pero no le se aún. Obvio, mi marido creído que es suyo)

*Está historia es 100%real*.

Un viernes en la madruga.
Mientras que mis hijos dormían. Yo Alistaba el equipaje de esposo y de mi hija. Dentro de poco iba a salir de viaje y no los iba  poder ver por  (2)semanas, su viaje será a las islas Galápagos con la familia de mi esposo.

Mi hijo Isaac esa vez no pudo ir al viaje por los exámenes del colegio(ya faltaba poco para que terminé sus estudios, y dejarlo ir sería un error), y Leonela mi hija, ya tenía programado ése viaje con la familia de mi esposo, se hizo maravillas para que la escuela le den ése permiso(hacerse la enferma) por es razón ella se fue al viaje. Y yo no podía ir al viaje por mi trabajo, que ya tenía muchas cosas que hacer. Trabajó en una entidad bancaria; soy cajera.  En total, en la casa sólo nos quedábamos; mi hijo y yo.

Estaba todo listo,  ya había preparado el desayuno. Mi esposo y mi hija ya había terminado de desayunar.
Raúl(mi esposo), se estaba despidiendo de Isaac que seguía durmiendo en su dormitorio, y yo me estaba despidiendo de mi hija deseándoles buena suerte y que me traigan algo de por allá. Nos dimos unos abrazos fuertes, besos y bendiciones por el viaje, y se marcharon, no volvería dentro de 2 semanas.

Llamé a Isaac. Porqué ya se hacía tardé para que vaya al colegio, él salió de su cuarto todo moribundo como cada mañana, y me imploró que ése día(viernes) no le obligase ir al colegio. – ¡¿Isaac, qué es éso?!-, le mencionaba en son de bromeó, mientras apuntaba mi dedo hacia su intrepierna que cargaba puesto un shorts de pijama corto, dónde se le notaba su bulto muy despierto.

-Estos muchachos hoy en día son muy potentes-, le decía eso, mientras me reía de la situación.

Mi hijo es de contextura delgada, pero si es muy definido por que el va al gym. Es alto y guapo, por eso se explica las chicas que están detrás de él. -mamasita linda, no quiero ir, no hay nada para hoy, el lunes comienza los exámenes, así que déjeme quedarme solo por este día-. Me mencionaba mi hijo, con una carita tristes parecido a esos emoji.

Me convenció por su forma de pedirme, así que le dije «que por hoy no tenía que ir», pero me tenía que tener la casa limpia por que yo tenía que salir  al trabajó.  Con su cara de felicidad,  por haber logrado ése objetivo de quedarse en casa, me dio un beso y un abrazo.

Cuándo me abrazó por detrás, puede sentir su pene muy erecto presionando mis nalgotas, -hijo, que cosa se siente aquí-, mientras le decía eso, yo movía mis nalgas de un lado a otro. No sé si fue mi impresión del momento, pero el también se movió al ritmo que yo movía mis nalgas. Por unos segundos seguido en esos movimientos,  y después se alejó, – mamá ¡ya!, no sigas. Mejor me iré a dormir-. Apartándose de mi, mientras corría al cuarto.  Yo solo me reía quitándole importancia a ese pequeño acontecimiento, pero sentir el miembro viril de mi hijo, era algo que nunca se me pasaba por mi cabeza, peor cómo lo sentí,  detrás de mí, y en mis nalgas. Era una situación cómica así lo tomé, sin más importancia.

Me dirijí al cuarto por que tenía que vestirme para salir, me coloqué el uniforme del trabajó y salí, pero sin antes de exclamarle a mi hijo que tenía que limpiar la casa, esa era la condición para que se quedé. Lo malo que en ese día no podía usar el auto por que estaba en mantenimiento, y salir a esa ahora de la mañana es un calvario los buses y los taxis es un caos, que ya era un poco tardé para llegar a mi trabajó. Y para agregar no pasaba ningún bendito taxi a esa hora.

En éso, justito aparece el bus que me llevaba directo a mi jornada laboral, lo malo de ir en bus a las 7:20, pasaba lleno de estudiantes de colegios y universitario, «la hora pico se la conoce». Y yo, con el uniforme del trabajo que es típico de una cajera bancaria; con una chaqueta gris, de mangas largas, muy ajustada a mi tamaño de mis pechos, que con eso se me marcaba aún más mis firmes y parado pechos de 36c, y un vestido corto que me llegaba hasta las rodillas de color negro. Pero ya se imaginarán ese vestido como me quedaba, muy ajustado a mi cuerpo y se me formaba una cintura de pera, que marcaba exageradamente mi enorme culo( por esas situaciones no me gustaba ir en bus y peor con el uniforme del trabajo), mis piernas con su respectivamente mallas, por esas razones de mi cuerpo, siempre mandaba a la costurera hacer mi uniforme. Pero aún así, me quedaba muy agustado.

El bus estaba hasta más no poder ¡oh por dios!. Ya sé imaginarán la situación, yo con mi contextura de mi cuerpo y el uniforme que no me ayudaba a nada. Imedientamente robe las miradas de todos, y la mayoría de los  jóvenes estudiantes, yo era el centro de esas miradas. Un  chico de 16 años morenito, alto con la contextura delgada, me invitó a que me parará a su lado, por donde yo estaba era por la ventana del bus y no podía agarrarme de nada, un frenazo me mandaba al suelo.

Dudaba en ir, pero el bus no es seguro por así decirlo, ni yo estaba segura en ese sitió parada. Accedí a la propuesta del chico, y me coloqué a lado de él mientras que detrás mío por esos momentos no había nadie, estaba bien por ahora, pero igual se sentía que no despejaba las miradas de mí.

De pronto en una parada de bus, unos chicos que eran universitarios(lo que tenía que pasar, pasó), abriendo paso al genterio que estaban en el pasillo del bus, no me di cuenta, pero yo me encontraba en otro sitió,  y precisamente por la puerta de salida, por la parte trasera del bus ahora sí estába repleto ningún alfiler entraba ahí, y yo me encontraba en medios de esos chicos. Cómo soy pequeña de estatura, no podía agarrarme de los pasamanos, estaba muy altos, así que obte por apoyarme en unos de los chicos universitario que estaban alrededor de mí.

Antes que él no me dijo nada, solo me quedó mirando y se sonreía, al cuál yo le correspondía con una sonrisa, -me voy a caer si sigo así-, mencioné al chico que lo tenía sujetado por los hombros, el con una quebrada voz, me dijo «que no me preocupara por éso».
Así era el trascurso de esos minutos, hasta que de repente unos chicos de 17 años, de colegio, se colocaron detrás mío, eran 3 chicos morenos; dos altos y un bajito, cómo lo regular que son esos chicos en mi país y más aún en los colegio públicos,  son flaquitos.
Los tres sé apoyaron detrás mío, el uno quedó a lado mío y el segundo al otro lado(pensaba que me iban a robar), y el alto que tenía la cara de ser muy atrevido, y si lo era, se colocó detrás mío, con tanta exageración se apoyó en mis nalgas que puede sentir  la verilla de su pantalón.

Al instante sentía unos dedos explorando mis muslo, que tímidamente me tocaban. Puede sentir esos dedos caliente, de cómo quieran recorrer por todo  lados.
La situación me puso media incomodaba, no quería verles la cara a esos niños, solo miraba hacia la ventana del bus, quería hacerme la desentendida de lo que estaba pensando. Pero era inútil todo eso, por que en cierto punto me estaba gustado, y tampoco quería decirle algo a esos chicos y que ellos pasaran vergüenza, o también yo.

Por eso me mantuve estática hasta esperar mi parada.
Los toqueteo eran un poco más intenso, esta vez lo hacía ya con seguridad el chico alto que estaba detrás mío, sentí su palma de la mano abrirse, y dando pequeños toque contra mis nalgas, que lo presionaba de a poco con firmeza. Yo de pronto sentía una sensación de placer, era poca pero si importante, por que esos niños de colegio estaban ahí haciéndome eso en el bus, en la vista de todos, seguro que las demás personas(no todas) se habían dado cuenta de éso, que esa mujer(yo) se estaba dejando tocar por esos niños.

Lo manoseo eran más notorio, está vez la mano de especialmente que estaba detrás de mí, lo podía sentir con más claridad, ese chico se estaba dando un verdadero festín con mi culo. Los otros chicos presionaba sus manos con mis muslos, en cierta media ya me estaba poniéndo más excitada pero tenía que continuar así de quieta, sin parar bola a los hechos.

El chico que estaba poseído por mi culo, le comencé a sentir su pene parado, su verga la tenía presionando contra mis nalgas, al movimiento del bus y del vaivén, el pegaba con más fuerza su verga en mi culo, y yo me movida; detrás a hacía delante. Así estaba por buen rató, hasta que por fin el bus llegó a la parada dónde tenía que  bajarme. Tocaron el timbre del parada,  por que yo no podía hacerlo por lo que estaba atrapada de tanta gente, cuando iba a salir de ése bus, créeme,  sentí varias manos tocando y presionando mi pobre culo que lo estaban manoseado a diestra y siniestra.

Abrí pasó cómo pude. – está gente son puercos y de degenerado-, mencionó una señora indignada por que ella había visto todo eso cuándo me bajé del bus. No le puede decir nada por que al rato que descendía del bus, por ahí mismo en prendido la ruta el bus.

Pero al fin ya estaba pisando la calle, en dirección a mi trabajó me dirijí. Sin antes haber acomodado mi vestido, porqué lo tenía medio desbaratado y con unas cuantas arrugas de todo eso -¡¡ni más vuelvo viajar en bus, ni más!!-. Exclame molesta pero con una sensación de excitación que había vívido. Aunque en cierto modo ya estaba familiarizada con esa situaciones en los buses desdé mi niñez.

El transcurso del día fue normal en el trabajó;  papeleos,  quejas de los usuarios, problemas con los sistemas etc. Es el pan de cada día, ya es costumbre para mí. Estresada y agotada es lo normal estar durante esos días de jornada. Pero ese día era distinto, no había tanto ajetreo de la gente, un día que no suele ser los «normales» de la semana, siempre los días últimos son lo más cansado. Pero en fin, ese día no lo fue, me siento cómoda por momentos.

Ése día inclusive salí  temprano(16:00 p.m) de lo habitual, todo se debe por que a partir  de la hora prevista a las cuatro de la tardé, iban hacer unos arreglos en los sistemas que últimamente estaban fallando.  Excusa perfecta para ya estar en mi casa.

Bueno, no iba tener esa paz. Cuándo llegué a la casa(cómo lo imaginaba), Isaac no había arreglado la casa. -¡¿Isaac, dónde rayos estás?!-, exclame muy enojada, – mamá que pasó-, me correspondía mi hijo. Yo soy una mujer pasiva, alegré y de mente abierta, no me gusta regañar a mis hijos de la nada, pero en ése momento de ver que no cumplió lo que habías pactado, pues me arrecho.
-¡que no ves la casa cómo está, Isaac! -. mientras recogía las cosas que estaban tiradas en la sala, Isaac no me dijo nada, sólo hacía silencio, por si sólo comenzó a barrer el pasillo. – mamá, no pensé que ibas salir temprano-, todo incrédulo y con esa carita que era una ternura, yo solo le mencioné que terminara de barrer, y que yo sola iba a terminar con todo el arregló.

Pasaron las horas, no me dio el tiempo necesario para ir al gym, pues, ya con la rutina que me eché arreglando la casa ya con eso era más que suficiente.
Al instante de terminar todo la rutina de limpieza, me fui a mi cuarto me di un buen baño, me puse un camisón color negro holgado muy cómodo, que me llegaba hasta más arriba de las rodillas, que dejaba al descubierto mis hermosos y grandes muslos. Mis piernas son suaves y brillantes, buena pantorrillas, el gym hace su resultados, todo mi cuerpo me lo cuido muchísimo.

Me puse un sostén transparente, de color blanco, son de esos sostenes que te hace levantar aún más los pechos, y la parte favorita mía. Buscando en ropero y precisamente en mis calzones; me puse una bombacha de color blanco, con tirante que van  alrededor de la cintura de color dorado, y la parte delantera exactamente mi zona íntima, con unas tirante cortitos, muy cómodo donde mi panocha podía descansar muy bien.

Me puse crema, perfume, me peine y quedé estupenda. -mama, perdóname si, estaba ocupado con las materias que había mandando, no es que no quería hacer nada,- mi hijo Isaac, acerdandose hacía mí, me abrazaba y me besaba, – tú creés que con eso me vas a convencer, no señorito. Estoy enojada contigo-, le dije mientras él me tenía abrazada. Comenzó a decir cosas lindas, de que hermosa soy, de que soy la mejor mamá etc.
Bueno, de todo esos halagos de mi  hijo me convenció, le dije que ya olvidará todo eso, que lo perdonaba.
Después con voz que medio se  entendía, – mamá, puedo pedirte permiso, van a llegar unos amigos y Santiago a ver unas peliculas-, a la cuál le respondí, -por éso me besaba, solo para pedirme permiso, idéntico a tu padre eres-. Me seguía  mirando con esos ojitos tiernos de gatito, que a la final me convenció, -¿pero Isaac,  dónde van a dormir tus amigos?-, se quedó pensativo, – no importa, lo harán en el mueble, solamente les doy unas sábanas y listo mamá-. Una gran solución era esa. – y tu primo, Santiago puede dormir contigo el dormitorio-.  Le decía, para que Santiago (hijo de mi hermana menor), para que él no duerma en la sala.

Santiago en ése entonces tenía 16 años; es muchacho muy guapo, tímido, bajito de estatura,  flaquito, blanquito una sonrisa muy pícara, y ojos claro caféces. Saco el carisma de mi hermana, a pesar que a ése muchachito lo cargaba cuándo recién daba sus primeros pasos.

Eran las 21:00 pm. Yo estaba en mi cuarto; arreglado la cama, acomando unas cositas que están por ahí. En eso escucho timbre de la casa. Mi hijo Isaac se dirigió abrir la puerta, y era mi sobrino Santiago que me saludo gritando mi nombre desdé la sala, y yo en mi dormitorio,- ¡¡tía vane, buenas noches!!-, yo le respondí, -hola mijito, que tal están por allá-. -bien tía, todo en orden-, me respondió Santiago.

A los minutos llegaron los amigos de mi hijo. Las charlas de los chicos los podía escuchar desdé mi dormitorio, ¡hablan fuertemente!, todos me saludaron mencionando mi nombre, en lo cual le correspondió con unas «buenas chicos, diviértesen». «Muchas gracia señora», me respondía ellos. Por las voces calculé que eran 
Al menos 3 muchachos, obvio dejando de un lado mi sobrino e isaac.

Mientras que los muchachos reía a carcajadas en la sala de estar, yo seguía preparando mis cosas de maquillajes. Marque a mi esposo para preguntarle sobre el viaje. Me mencionó  que todo salió perfecto que llegaron muy bien, y lamentaban  que yo y mi hijo no fuéramos al viaje. Hablamos por unos cuantos minutos y después colgamos la llamada.

Con mi esposo Raúl, llevamos años de casados, pese  que nos conocimos en una fiesta y desde ahí concebimos a nuestro primer hijo a Isaac. Y pese  los problemas que después se nos vinieron encima, seguimos siendo muy felices y lo bueno que aún nos comportamos cómo una pareja de adolescentes, activamente sexuales, tenemos sexo cada vez que podemos y lo disfrutamos al máximo. Pero hoy justito, lamentaba que él no se encontrará en está noche por que todas las noche tengo sexo con mi esposo, y también estaba en perfecto estado de humor para hacerle el amor salvajemente cómo a mi encanta, soy sumisa ante un buen macho, y mi marido lo es.

Estaba muy caliente por la situación que me paso en el bus, volvía a vivir los manoseos que hace mucho no lo había sentido. De solo pensar eso, me calentaba. Llevando mis manos y tocando mi zona íntima, dándole apretones leve en mi zona vaginal.
Pero bueno, no tenía que seguir, mi hijo, mi sobrino y los amigos, estaba en la sala, no me quedaba  más remedio que esperar hasta la 2 semanas ¡por dios, son muchos días!.

Reaccioné,  en el estado dónde me estaba metiendo, así que decidí ir a ver cómo estábamos los chicos.
Dos de sus amigos se encontraban con él, en la sala. Me acerqué donde estaba mi hijo con sus amigos para sugerir si  les hacía falta algo, los amigos de mi hijo se comportaban de una manera un tanto bruta por así decirlo conmigo. Creo que los intimidaba un poco mi presencia. ¡Si soy un amor!. 

Me percaté que unos de ellos  no dejaba de mirarme mis pechos,  y más aún por que tenía puesto el camisón negro holgado con mi sostén que aún más firmes y grande se denotaba  mis tatas de 36c y eso era muy exhibicionista,  hacía que llamara aún más la atención de ellos.

El primero que me di cuenta era  Adriano de 17 años, un joven delgado y alto, de casi 1,78 m, sus ojos marrones. Muy lindo.
Pero el parecía ser un chico tímido, por sus miradas muy tímida que me lanzaba, por eso no lo reprendía por mirarme, tal vez si yo le decía algo, eso lo mataría de la vergüenza no soy tan mala con el pobre niño, y además no me hacía ningún daño con mirarme.- En un rato, ponemos unas peli –  anunció mi hijo, luego de decirme que no necesitaban nada.

SIGUIENTE PARTE…

Con mi Vecino Pedro, Y Yo Con 11 años (parte 3)
Oscuros deseos de una madre.

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