Mi nombre es Orlando, tengo 31 años, de un 180 cm de alto, mantengo mi físico al comer de forma sana, aunque soy malo para ejercitarme, tengo el pelo castaño oscuro y una piel morena, mi esposa Claudia tiene 29 años, de 165 cm, algo rellenita, con una tetas grandes, redondas y firmes, un trasero abultado ya que a ella si le gusta hacer ejercicio para mantenerlo firme, pelirroja natural con unos ojos verdes grandes, mi suegra Amalia tiene 48 años, algo alejada de la mano de Dios en cuanto a pecho se refiere, ya que son pequeños, tanto como caber en una mano, pero con unos muslos regordetes y un trasero en pompa grande y carnoso, que al igual que mi mujer dedica su tiempo a trabajarlo, también pelirroja como mi mujer, mide un poco más que ella, diría unos 5 centímetros más y hoy les voy a contar como le quitamos con mi mujer su virginidad anal.
Llevo casado con Claudia unos 6 años y siempre hemos tenido una relación sexualmente activa, lo hacemos donde podemos, baño, cocina, el auto, etc. Nos gusta experimentar y probar cosas nuevas, por lo que una vez mientras lo hacíamos en el baño y la estaba penetrando analmente, pude ver a través del reflejo la puerta de nuestra habitación a mi suegra que había llegado de improviso y estaba viendo como mi miembro entraba en el trasero de su hija. Al ver que ella estaba de pie supuestamente oculta, ya que pensaba que la puerta la mantenía alejada de nuestra vista, se me paso por la mente ver hasta dónde podía llegar, tome a mi mujer por los brazos para que se enderezara, haciendo las penetraciones más profundas, mi mujer solo recibía y apretaba su esfínter para aumentar el placer, y con mi mano que se encontraba en un ángulo que mi suegra no pudiera ver le hice señas para que mirara el espejo, ella al ver a su madre espiándonos, se volvió más apretada y con algo de morbo me hace un comentario para ver el terreno.
– Me encanta cuando me lo haces analmente, sentirte entrar por donde no debes, sentir mis paredes abrirse a ti es demasiado rico.
– Lo mismo digo, sentir tu calor, sentir como me aprietas me fascina, además tienes el culo como tu madre, y uf eso me encanta.
Ambos miramos a través del reflejo, ella se estaba tocando sobre la ropa, llevaba una mano a uno de sus pechos la otra estaba sobre su pantalón, se estaba mordiendo el labio para no meter ruido. Mi esposa al ver eso y sabiendo que su morbo es grande, ya que más de una vez los experimentos o lugares donde lo hacíamos eran idea suya, siguió tentando aún más el terreno.
-y te gustaría follarte a mi madre, he cabron, estar dentro de ella, llenarla toda.
-claro que me gustaría, llenarla entera y vaciarme dentro de ella, tenerla como te tengo a ti ahora sería una exquisito
-uff no se… eres muy aaa bueno y dudo que pueda soltarte mmm, y sentirte en lo profundo de mi… es aaa mierda no pares, sigue, harás que me corra, quiero que me llenes, quiero tu leche en mis entrañas
-yo también me voy a correr pronto si sigues apretando así uf
Llegamos al orgasmo juntos, vacié mis huevos en el esfínter de Claudia y cuando me salí de ella, su agujero quedo abierto y emanaba mi leche. La bese y la limpie para así darle tiempo a mi suegra de irse o también le tocaría lo mismo, pasado unos minutos nos duchamos y vestimos, cuando íbamos saliendo hacia el living la puerta de entrada se cerró, era mi suegra que estaba entrando a nuestra casa, haciendo como si recién acabara de llegar.
-mamá estas roja como un tomate, ¿estás bien?
-claro hija solo que hace calor afuera y casi no hay sombra.
-entonces suegra tírate un rato en el sillón, te preparare un trago para que te refresques.
Nos miró a ambos y por un segundo pude ver como se relamía los labios, mire a mi mujer, y ella me devolvió una mirada y una sonrisa maliciosa, no sé qué pasaba en su mente, solo sé que iba a involucrar a su madre. La tarde paso sin penas ni gloria, actuamos con naturalidad, charlando, viendo una serie en Netflix. Cuando llego la hora de la cena, mi esposa me comento que tenía antojo de comida italiana, así que me proponía a salir a comprar solo cuando ella también se sumó. En medio del camino, me hizo virar el auto a una calle poco iluminada y transitada, se quitó el cinturón de seguridad, desabrocho mi pantalón, lo bajo junto con el bóxer y mi miembro quedo al aire, empezó a jugar con el acariciándolo, cuando estuvo a media erección se lo llevo a la boca y empezó a lamerlo, a ella siempre le ha gustado que mi pene se ponga rígido en su boca cuando me hace una mamada, y obviamente yo no iba a poner resistencia, así que me eche para atrás en el asiento y disfrute. Claudia estaba concentrada en su labor, pasando su lengua por mi frenillo, jugando con mis huevos, recorriendo el largo de mi miembro con su boca, cuando de pronto empezó a decirme
-me gustaría verlo.
-¿Qué cosa?
-que te folles a mi madre, cuando la vi en el espejo, la vi tocándose, me puso más cachonda y he pensado toda la tarde en como lo podemos hacer- volvió a chuparme con frenesí.
– Clau también me encantaría, sobre todo metérselo por el culo, pero no creo que sea tan sencillo, digo nosotros somos unos salidos de eso no hay duda, pero que tu madre acepte es otro cuento.
Ella no contesto siguió mamando como si no hubiera un mañana, cuando estaba cerca de correrme le di un aviso para que estuviera consiente, pero eso solo hizo que moviera su lengua más rápido, cuando ya estaba en mi limite, tome su cabeza con mi mano y presione hacia abajo, inundando la garganta de mi mujer con mi leche calientita, ella trago lo que pudo y una vez pare de vaciarme, recogió lo que quedo con su lengua para no desperdiciar. Se incorporó mostrándome lo que quedaba en su boca y trago para después mostrarme que estaba vacía. Verla hacer eso siempre me ponía duro otra vez y esta vez no fue la excepción, sin embargo ella fue la que metió mi pene en los pantalones para que fuéramos a comprar.
-tal vez no será fácil, pero me encargare de ir tentándola, total un tema así es fácil de hablarlo con ella, ya que nos tenemos confianza, hare que sea como una duda y poco a poco iré introduciendo la idea en ella, y no creo que sea la primera vez que nos ve o escucha cuando hemos tenido sexo.
-¿pero estas segura de lo que dices? , digo si nos vamos por ese camino, terminare follandomela.
Mi mujer me miro con extrañeza- ¿no quieres?
-claro que sí, solo te pregunto si estas segura
-si lo estoy, pero yo me hare cargo, tu solo tendrás que llegar cuando el camino este despejado-
-Ok lo dejo en tus manos, si fracasas te castigare- una sonrisa apareció en su cara, ya que se imaginaba en la forma que la iba a castigar.
Volvimos de la compra, mi suegra estaba viendo una serie y con la mesa puesta, al vernos se levantó para irse a lavar las manos y nos soltó el típico comentario si habíamos ido a comprar o a preparar la comida. Como toda respuesta y años siendo cómplices, ambos dijimos que estaba lleno, que no había estacionamiento y que después había un tráfico horrible, y aunque todo fue una mentira, siempre nos hemos complementado así, sobre todo cuando nos atrasábamos por tener un momento sexual. Cenamos pasta y lo acompañamos con un vino, y entre la conversa mi mujer quería recabar algunos datos, así que abordando un poco el tema.
-mamá tenemos alguna duda, no sé si podrás ayudarnos.
-haber dímela- preste atención a lo que fuera a decir mi esposa y ver la reacción de mi suegra-
– el otro día estábamos viendo una película y hablaban del sexo anal, nos llamó la atención, pero como nunca lo hemos intentado, y queríamos ver si sabes algo del tema que nos puedas aconsejar
Mi suegra se puso de todos colores, se notaba incomoda, como queriendo decir que era mentira, pero si lo hacía se iba a exponer que nos estaba espiando hace un rato cuando su propia hija estaba experimentando un anal. Bebió un poco de vino como para ordenar sus pensamientos y luego contesto.
-la verdad hija es un tema algo guarro para la mesa, no es que me moleste pero creo que hay momentos y lugares, pero respondiéndote, la verdad no sé del tema, nunca lo he intentado ni lo he visto, pero si quieren intentarlo creo que sería de mucha ayuda que consultaran con un profesional para que no tengan problemas.
-lo siento suegra si te incomodo, pero creo que es lo mejor, ¿no crees Clau?
-ah? A si, si tienes razón, perdona mamá no quise preguntar eso- diciendo eso mi esposa empezó a recoger las cosas de la mesa.
Ya una vez acostados y luego de nuestra sesión de sexo pre sueño nos pusimos a conversar mi esposa y yo sobre lo que había pasado en la mesa, no solo sacamos un poco de información, como por ejemplo que mi suegra era analmente virgen, sino que no le molesto el tema, que ella sabía que estábamos mintiendo y aun así se hizo la santa, asi que empezamos a ver que podíamos hacer para seducirla y que ella entregara el culo. Estuvimos hablando del tema y cada vez que salía un pensamiento nuevo, nuestra lujuria iba aumentando, no aguantamos más y nos empezamos a manosear y a besarnos, estábamos prendiendo motores nuevamente cuando mi esposa me susurra al oído- “dejemos la puerta semi abierta, si quiere ver, mostrémosle un show digno de ver”- mi libido estaba por las nubes con solo imaginar a mi suegra tocándose si nos viera de nuevo. Así que mi esposa se levantó, abrió un poco la puerta, lo suficiente para decir que queríamos privacidad, pero que también se podía mirar sin ser visto. Empezamos nuestra nueva sesión de sexo, cuando de pronto una sombra aparece en la entrada del dormitorio, sabiendo quien era empecé a besar el cuello de Claudia, asegurándome que estaba lo suficientemente cerca de su oído para que solo ella pudiera escucharme, le dije “tenemos visita”, ella al instante supo quién era, se acostó en la cama y haciéndome señas que me acercara tomo mi miembro y me condujo a su boca, me daba una mamada acostada mostrando su sexo hacia la puerta, empezó a masturbarse mientras su cabeza hacia un vaivén delicioso, luego se giró un poco y se abrió de piernas, sabiendo lo que quería tome sus piernas y las puse en mis hombros, apunte mi miembro a su entrada y empecé a bombearla, rápido y constante, mi mujer gemía despacio fingiendo que no queríamos hacer ruido para no despertar a mi suegra, ella cada vez iba diciendo comentarios más morbosos, “como que bien se sentía cuando golpeaba su útero, lo mucho que sus paredes se abrían o que le encantaba mi tamaño y grosor”, yo por mi parte correspondía con mis propios comentarios como “que me encantaba que me apretara, que su calor fundía mi miembro y a conciencia le decía que tenía un trasero como su madre y que me gustaría follarmelo”. Luego mi mujer se puso en cuatro y yo me monte sobre ella, me decía que se sentía rico o como debería de sentirse mi pene en su ano cuando lo hiciéramos. Estuve tentado a dejarla por un segundo para dirigirme a la puerta, abrirla de golpe y sorprender a mi suegra para arrastrarla a ese mar de lujuria y pasión que teníamos en el dormitorio, pero preferí apegarme al plan de Claudia.
Estuve bombeando a mi mujer por unos minutos sin tregua, luego me salí de ella para que mi suegra pudiera ver bien el tamaño de mi miembro, mientras yo jugaba con la entrepierna de mi Claudia, acto seguido la tome y le dije que me montara de espaldas, ella entendió que quería hacer, así que cuando me acosté apuntando a la puerta del dormitorio, mi mujer se sentó sobre mi miembro dándome la espalda y quedando de frente a la puerta. Empezó a bajar lento, moviendo sus caderas, tener la vista de ir entrando tan lento en ella y sabiendo que lo estábamos haciendo a unos cuantos metros de su madre, hicieron que casi me corriera por lo cual tuve que hacer un esfuerzo titánico para evitarlo. Claudia me monto de maravilla, luego se dejó caer de espalda en mi pecho y yo aproveche para marcar el ritmo, con una mano agarre uno de sus pezones y jugué con el tirándolo y masajeándolo con mis dedos, mientras con la otra buscaba su clítoris para hacer lo mismo, siempre me ha gustado esta pose, dado que puedo atacar muchos puntos al mismo tiempo. Claudia gemía rápidamente, por lo cual tuve que decirle que bajara la voz ya que su madre estaba en la habitación de al lado y nos podría oír. Saber que yo mentía y recordar que su madre estaba tan cerca viendo, hacía que apretara más de la cuenta. Sincronizamos nuestros orgasmos y cuando termine de correrme en su coño, me quede hasta que la última gota salió, ella se salido un poco para que mi semen fluyera de su agujero y su madre pudiera ver el creampie que acababa de recibir.
-me encanta sentir la leche caliente en mí, sentirme llena, saber que puedo tener este miembro que me deja tan abierta cada vez que lo quiero es demasiado. Yo creo que cualquier mujer que experimente esta sensación debe sentirse en la gloria y la que no lo ha hecho aún no sé qué está esperando.
Escuchamos un ligero mmm desde la puerta, fingimos que no sabíamos que estaba ahí, así que me levante y fui a nuestro baño, mientras Claudia, se acostaba, abrió sus piernas para que se pudiera ver bien como había quedado su entrepierna y ya cuando regrese con papel higiénico y se lo entregue a mi mujer, me mira y me dice
-Dios, fue muy rico, ¿crees que mi madre haya escuchado?
-no creo, debe estar durmiendo, si al final fue silenciosa esta sesión de sexo, no como otras veces que se nota que te gusta porque gimes mucho, pero de todas maneras iré por un vaso de agua y de paso pasare a ver si está dormida.- diciendo eso esperaba que ella huyera de la escena del pecado, sin ser vista. Así que para darle tiempo busque mi pantalón de pijama y fui a la cocina.
Al abrir la puerta, no había nadie, sin embargo el piso de cerámica la delato, ya que mi pie piso un pequeño charco de líquido proveniente de mi suegra. El paso uno estaba hecho, sabíamos que había visto todo y que se había tocado mientras le mostrábamos la escena de nosotros expresando nuestro deseo. Ahora tocaba entrar al paso dos, pero de eso se iba a encargar mi esposa. Fui a la cocina por agua y después pase por su dormitorio, abrí suavemente la puerta y ella fingía estar dormida, solté un comentario de “a esta dormida, menos mal que no se despertó” solo para molestarla y volví al dormitorio.
Había pasado casi dos semanas desde que empezábamos a tentar a Amalia, y una noche mí mujer me comenta
-Orly mañana llega más tarde del trabajo, jugare un rato con ella, y quiero tomarme más tiempo, ¿podrías llegar como las 7?
– si claro, no hay problema.- acto seguido la bese y nos acomodamos para dormir.
Al día siguiente fui al trabajo así que me despedí de Claudia y le dije que me mandara un mensaje para saber si debía llegar a casa o no. La conducción al trabajo se me hizo difícil, ya que por mi mente estaba revisando la sesión de la noche anterior, y no solo recordaba el cuerpo de mi mujer, sino que imaginaba a mi querida suegra al otro lado mandándose dedos. Ya una vez en la oficina, no recordar la escena fue mucho más fácil, porque el día a día no deja distraerse. Ya en la tarde aún no había recibido ningún mensaje de Clau, así que sin saber que iba a hacer dado que tenía cerca de 3 horas libres, decidí ir al cine a ver algo. En medio de la película llego el mensaje esperado “fase 2 completa, en la casa te cuento la fase 3, ya puedes llegar”.
Termino la película, fui a mi auto y pase por una chocolatería, compre dos, uno para cada mujer de la casa, al abrir la puerta me encuentro a mi suegra con ropa nueva, obviamente la alago y le digo lo bien que le queda, le paso el chocolate, acto seguido saludo a mi mujer con un beso largo, también le digo cumplidos por la nueva ropa y le entrego su regalo correspondiente. Pregunte cómo la pasaron en el centro comercial más que nada por cortesía, porque ambas mujeres se veían estupendas y quería lanzarme sobre ellas.
-bien, nos divertimos mucho, compramos algunos conjuntos y pasamos una tarde madre e hija.
-qué bueno, me alegro que se diviertan.
-si amor, se nos hizo corto, ya si quieres podemos mostrarte los conjuntos, te hacemos un mini desfile.
-claro, quiero verlo
Cuando me dirigía a ducharme y cambiarme ropa, me siguió Claudia, susurrándome me dijo que no bebiera tanto y me explico que no solo compraron ropa, sino lencería, que pasaron la tarde hablando de cosas de mujeres y que la conversación poco a poco fue tornándose al ámbito sexual. Por lo que hoy iba a sumar un poco de alcohol para que su madre no estuviera nerviosa y que la llevaríamos a que desfilara la ropa interior, por lo cual necesitaba mi ayuda y que fuera sutil. Acepte los términos de esta nueva fase del plan de mi mujer, más que nada por morbo, ella me entrego una bolsa con bóxer nuevos, una talla menos de lo habitual, me explico que lo hizo así para que desfilara y tentara a su madre (conozco a mi mujer y sé que aparte del plan ella quería que la tentara a ella también) dado que mis genitales se marcarían más, por lo que yo sería el último en desfilar.
Cenamos como todos los días, la diferencia que mientras yo bebía una copa de vino, Amalia bebía dos, le hice un gesto a Claudia para que bajara un poco la dosis, ya que mi suegra no tiene mucho aguante con el alcohol y no quería que se quedara dormida. Ya cuando terminamos de comer, les dije que yo lavaba después que ahora me gustaría ver los conjuntos. Me hicieron un desfile paseándose por la habitación con lo traían ya puesto y luego fueron a cambiarse. Aproveche para recoger las cosas de la mesa y ponerme cómodo en el living .Cuando apareció mi mujer traía unos Jean con una blusa blanca que a duras penas podía contener su pecho, desfilo por la sala, mostrando el conjunto, y su trasero, se cambió con mi suegra que traía un vestido color verde que hacia juego con su pelo. Realizo los mismos movimientos que su hija y volvieron a cambiar. Volvió a aparecer mi mujer, esta vez con un vestido azul que le llegaba un poco más arriba de la rodilla, esta vez sus poses fueron más provocativas ya que me dio la espalda apoyándose en la pared y enseñándome la cola, se dio vuelta y se agacho para enseñarme el canalillo que hay entre sus tetas. Volvió a salir de la habitación y entro su madre nuevamente, sé que le daba vergüenza pero el vino y mis palabras y obviamente la excitación del momento estaba haciendo efecto en ella, más verla con ese vestido rojo me recordó al personaje Melisandre de juegos de tronos. Ella hizo los mismos gestos que su hija, mostrándome esa cola por la que estábamos haciendo todo esto, quise levantarme e ir por ella, mi excitación hacia que tuviera una tienda de campaña y mi suegra lo noto ya que se quedó mirando fijamente a mi entrepierna. Aproveche para jugar mi papel.
-Dios esos conjuntos te quedan muy bien, te hacen resaltar mucho esa figura e incluso te ves muchos años más joven, yo diría que estas bordeando los 35 años.
Ella se rio de una forma entre coqueta y avergonzada, al saber que quedaba la lencería se lo pregunte.
-¿es todo lo que se compraron o te queda algún conjunto?
-eee la verdad no- dijo tímidamente- también me compre un poco de ropa interior pero no sé si está bien mostrarte.
-vamos Amalia, te he visto con traje de baño, piensa que es lo mismo, además somos familia no hay nada de qué avergonzarse.-
-no se me da vergüenza
Mi mujer que estaba escuchando, salió de la pieza y empezó a jugar sus cartas también.
-mamá no pasa nada, yo le compre bóxer a Orlando, él también nos podría desfilar un poco, así estamos parejas.
-¿en serio?- se giró hacia mí- nos desfilarías en ropa interior.
-claro que lo hare, solo si tú te animas.
-está bien
Volvieron a desaparecer las dos, supe que mi suegra estaría nerviosa por lo que fui a buscar unas copas de vino y una botella, no quería abusar del alcohol con ella, porque quería que estuviera consiente, pero también quería que pasara algo, así que fue la mejor opción. La primera en salir fue su hija, que empezó a caminar por la habitación con un conjunto morado muy sexy, que consistía en un sostén con encajes y una tanga que apenas cubría algo, luego se paró frente a mí me mostro la cola y se las abrió un poco, se dio la vuelta juntó un poco las tetas y luego se puso a cuatro patas y gateo hacia mí, mi erección estaba doliendo y por un instante olvide porque lo hacíamos, iba a tomarla pero quería ver a su madre. Ayude a Claudia a levantarse y que se sentara a mi lado, le susurre que no le diera mucho a su madre solo en caso de que se notara muy nerviosa. Cuando salió Amalia, traía un conjunto negro de encaje, que permitía ver tanto sus aureolas en su pecho como su rebelde vello púbico en su entrepierna, empezó a caminar por la habitación y luego se paró frente a nosotros, nos dio la espalda donde podíamos su trasero, para luego agacharse un poco y mirarnos.-
-Guau Amalia, tienes una figura muy bonita, dan ganas de comerte, te queda exquisito el conjunto, hace que tu trasero se vea más grande
-si mamá, dan ganas de morderlo, estas muy buena.
Amalia se acercó a nosotros, extendió su mano hacia mí y me dijo.-
-ahora te toca a ti, no seas fresco y desfílanos.
-claro vuelvo en un minuto.
Al levantarme pude ver que Amalia no quitaba la vista de mi entrepierna, se sentó al lado de su hija, quien le estaba sirviendo una copa de vino. Fui a cambiarme mientras pensaba como iba a desfilar si quería tentar a mi suegra, de pronto se me ocurrió una idea, me puse el bóxer nuevo haciendo que mi erección apuntara hacia arriba, tome mi bata de baño y salí, la cara de decepción de mi suegra al verme en la bata me dio a entender que ella esperaba que saliera en ropa interior desde el principio, pero ella no sabía lo que tenía pensado, así que desfile hasta ellas, mientras iba mostrando mi pecho, mi músculos, abriendo mi bata poco a poco, cuando estuve lo suficientemente cerca de las dos, me saque la bata y la deje caer al piso, mostrando los bóxer y mi muy notoria erección. Mi suegra abrió mucho los ojos al verla, mientras que mi mujer se relamía los labios. Estaba al alcance de la mano de cualquiera de las dos, por lo que les mostré mi trasero, luego lleve una mano a mi entrepierna y la sobaba sobre la tela, extendí mis manos a ambas y las dos me la dieron y puse cada mano en mis muslos cerca de mi pene erecto, quería que sintieran el calor que estaba emanando mis genitales, suegra ya no daba más se le veía en la cara, así que me senté entre ellas y las atraje hacia mí. Claudia se acercó y empezó a darme besos en el pecho, Amalia no sabía qué hacer, así que busque su cara y le di un beso, su reacción fue la que espera con el vino y todo lo que habíamos hecho antes, apenas sintió mis labios en contacto con los suyos se olvidó de todo y empezó a comerme la boca, su hija mientras tanto, tomo la mano de su madre y la llevo a mi entrepierna, ella al sentir la dureza que tenía, empezó a masajear por sobre la tela. Sentir su mano hacia hervir mi sangre, empecé a jugar con su pecho izquierdo mientras la abrazaba, y con el derecho de Claudia con mi otra mano, mientras que ella también se sumaba a las caricias en mis bajos.
Fue Amalia la que se separó, para bajarse del sillón e inclinarse delante de mí. Con un movimiento rápido y desesperado libero mi miembro de su atadura de tela, y empezó a chuparme, sus movimientos eran torpes y se notaba que no tenía mucha experiencia, Claudia busco mi boca para besarme y luego se unió a su madre para compartir ese dulce que ella estaba probando, Amalia al verla cerca, le cedió el puesto a lo que su hija le dio una pequeña clase de cómo hacerlo sin decirle nada, simplemente tomo mi pene, lamio de abajo hacia arriba y se centró en darle algunas lamidas al frenillo para después metérselo en la boca y mover la lengua en círculos. Luego le paso el turno a su madre quien repitió lo mismo que le había mostrado su hija pero con la diferencia que ella besaba la punta. Empezaron a chupar al mismo tiempo, mientras yo estaba en el paraíso, sentía sus lenguas recorrer cada centímetro, sus labios besarse conmigo al medio, su aliento caliente en mi zona erógena. No aguante mucho esa escena tan morbosa y acabe en la cara de las dos, mi leche saltaba y las cubría. Mi suegra hizo el primer movimiento y lamio la cara de su amada hija, y esta que a su vez no quería ser menos hizo lo mismo, recogiendo cada gota de la cara de su madre, ya al terminar de recoger todo y limpiarse ambas se besaron intercambiando no solo saliva, sino que mi semen. Claudia trago sin problemas, mientras Amalia al no tener costumbre le costó un poco más, pero ambas me mostraron sus bocas vacías. Verlas hizo que mi amigo estuviera firme y cuadrado, esperando tranquilamente sus órdenes para la siguiente batalla.
Me incorpore del sillón, tome a mis mujeres desde la cintura y me las lleve a la pieza, al llegar tome a Amalia desde atrás y busque su boca, mientras que Claudia atacaba su cuello, la coordinación de los dos tenia a mi suegra respirando trabajosamente, solté su brasier y su hija bajo su calzón, nuestras manos recorrían cada rincón de su cuerpo, nuestras bocas atacaban diferentes puntos de ella, yo me centre en zonas erógenas como los lóbulos o los hombros, Claudia, su cuello y sus pechos. Fuimos explorando y jugando con ella a nuestra voluntad, el morbo que sentíamos de atrapar por fin a aquella sombra que nos había espiado tantas veces hacia que apenas si nos concentráramos, mi mujer se arrodillo antes su madre y le levanto una pierna, empezó a comerse aquel lugar donde ella había venido al mundo hace 29 años, mientras yo baje besando su espalda hasta llegar a aquel lugar donde sabía que era virgen. Empecé a comer con ganas como si fuera la última vez que comería. Amalia gemía a todo pulmón, por delante su hija le estaba dando un buen sexo oral, por detrás su yerno, le introducía la lengua en un lugar donde ella solo le daba el uso típico natural.
Al llegar al orgasmo la pierna que estaba de apoyo empezó a perder fuerzas y al darme cuenta de ello, con un movimiento rápido pude tomarla en brazos y la tire sobre la cama, ella pudo contemplar cómo nos desnudábamos y como nuestra mirada le daba a entender que éramos unos lobos que habían encontrado a un conejo. Me acerque a ella y busque su boca, nos volvimos a fundir en un beso mientras Claudia preparaba mi arma. Al estar listo me incorpore, abrí las piernas de mi suegra, apunte y entre lentamente, deje que ella se adaptara a mí un momento para acto seguido ir dándole más rápido, los gemidos de Amalia murieron en su garganta ya que Claudia también buscaba la boca de su madre, estuvimos follandola un rato, hasta que mi esposa me indico que me saliera, ella cambio lugar conmigo y empezó a comerle el culo a su progenitora. No quería que su primera vez le doliera, así que lamia y trataba de meter toda la lengua posible. Yo me dedique a jugar con los pequeños pero deliciosos pechos de mi suegra, amasándolos con mi mano, atrapando sus pezones y estirándolos para que se pusieran lo más duros posible a cambio recibía una mamada salvaje de ella, no solo se notaba que le faltaba experiencia, sino que estaba desesperada por tragar mi miembro. Volví la cabeza para ver a Claudia, ella ya no lamia pero si estaba jugando con su dedo en la entrada del ano de su madre, hacia movimientos circulares y presionaba un poco, cuando ya por fin pudo meter un dedo comenzó una penetración lenta y constante para aflojar aquella argolla café, luego introdujo otro dedo despacio y cuando ya estuvo lista su anfitriona, me indico con la cabeza que era el momento.
Deje a mi suegra que mamaba como un recién nacido, busque en el cajón condones y me dirigí a tomar su primera vez, sabía que debía ir lento, pero a diferencia de la primera vez anal de Claudia, ahora contaba con ella para que me ayudara, al llegar mi esposa tomo el condón, lo abrió y me lo puso hábilmente con su boca, ya preparado puse mi glande en la entrada y empecé a presionar lentamente para abrirme paso, Claudia empezó a lamer el clítoris de Amalia para que así pudiera aflojar un poco más. Esta última, solo cerraba los ojos y dejaba escapar gemidos tanto de dolor como de excitación. Cuando estuve completamente dentro de ella, me mantuve quieto unos minutos para que asimilara mi tamaño dentro de su esfínter, su hija mientras tanto estaba atacando sin tregua su sexo, empecé el movimiento de vaivén entrando y saliendo de una forma lenta pero constante.
Claudia por su parte se subió arriba de la cara de su madre, lo que hizo que ella sacara la lengua y lamiera la vagina de su hija, prácticamente se estaban montando un 69 y yo está metido en el trasero de una. El trio que estábamos montando nos tenía a cien, y el morbo mezclado con el placer que me daba los apretones mi suegra hizo que empezara a acelerar más mis movimientos, al escuchar los gemidos ahogados de placer de la mujer que estaba acostada y los gemidos que daba la mujer que estaba sobre la otra mujer me llevaron al éxtasis, por lo que acabe lo más profundo de mi suegra, Amalia y Claudia terminaron al mismo tiempo. Necesitábamos recuperar el aliento los tres, así que me salí de dentro de mi nueva compañera sexual, me quite el condón y me acerque a ella, mi esposa se bajó de la cara de su madre y me hizo un gesto para que me pusiera al medio de las dos. Cuando me acomode, las dos me besaron y luego se besaron. Fue Amalia las que sorprendió a ambos diciendo
-se lo que hicieron, no soy tonta, pero no me arrepiento, me encanto el sexo anal, me encanto estar con mi primera mujer y me encanto comerte la verga, no soy tan joven como ustedes dos así que no puedo follar como conejo, pero esto debemos repetirlo otro día.- acto seguido se acurruco en mi pecho y se dispuso a dormir.
– me alegro que te haya gustado, la próxima vez te daré más y más, y bienvenida a nuestra relación.
-si mamá bienvenida y también me alegro que te haya gustado y no te preocupes, también te lo hare mucho.
Nos volvimos a besar los tres, abrí mis brazos para que mis dos mujeres se acomodaran y se acercaran a mi pecho para regalonearlas. Sentir los pechos de ambas a cada lado del mío hizo que volviera a ponerme duro. Madre e hija se miraron y como si se hubieran puesto de acuerdo con la mente, empezaron a besar mi cuerpo bajando ambas por mi pecho, abdomen, pubis y llegar finalmente a mi miembro. Volvieron a repetir los besos, lamidas y chupetones en mis genitales, mientras una se dedicaba a mi pene, la otra de dedicaba a mis testículos, se juntaban y cambiaban.
Cuando estuve a punto de correrme le pedí a Claudia que se sentara en mi cara mientras que a Amalia, le pedí que me cabalgara, ambas hicieron su parte, y formamos una especie de triangulo. Cuando no pude aguantar más, me corrí profundamente en mi suegra, ella espero hasta que no quedara nada en mis bolas para salirse, se acostó en la cama y llamo a su hija con el dedo. Esta sabiendo lo que quería su madre empezó a lamer su sexo, recogiendo con la lengua lo que era la mescla de mis fluidos con los de ella. Yo por mi parte solo me dedique a observar, cuando Claudia termino de recolectar los fluidos, se acercó a su madre y volvió a besarla, yo estaba rendido pero aun así mi libido estaba por las nubes al ver en directo las escenas tan morbosas que me mostraba mi familia. Sin embargo fue mi suegra quien nos sugirió descansar y tratar de dormir algo, dado que como ella dice no tenía aguante.
Así que a petición suya nos acostamos los tres en la misma cama, yo al medio y cada una a mi lado, mis mujeres me abrazaron con fuerza y se durmieron casi instantáneamente en mis brazos, yo por mi parte me dedique a verlas, dos mujeres con una belleza casi igual y a la vez únicas que se habían vuelto mis compañeras sexuales. Dormí como un tronco esa noche, cuando sonó la alarma en la mañana, trate de salirme de la situación en la que estaba pero tendría que despertarla a las dos, con una agilidad digna de un gato logre escabullirme para prepararme para el trabajo, ya casi listo mi suegra me comenta desde la cama.
-hoy llega temprano, necesito generar resistencia si quiero unirme a ustedes, por lo cual deberé entrenar mucho- acto seguido se acomodó y volvió a dormir.
Esa frase hizo que me empalmara casi al instante, estaba dispuesto a faltar y quedarme en casa, pero tenía responsabilidades que cumplir. Mire a mi esposa que estaba despierta, me dedico un te amo bajo para no despertar a su madre y también se durmió.
Continuara.