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Mi Hijo, Mi Sobrino Y Sus Amigos. *PARTE: 5* final

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La tremenda calentura que tenía me hacía actuar sin pensar mucho. Me acerqué al grupo de penes erectos que apuntaba hacía el techo y me puse de rodillas en el piso. Supuse que debía que comenzar con Adriano ya que él fue el de la idea y además estaba sentado primero de la fila. Tomé su verga con ambas manos y la miré detenidamente, de verdad tenía un tamaño considerable. 

 

Pude ver unas gotitas de líquido pre seminal saliendo de la punta de su verga pero eso no me detuvo. Acerqué mis labios y lo besé justo ahí, sentí el líquido pegajoso en mi boca, me quedé allí por unos segundos dejando mis labios y apretandolo en su glande y luego me aparté sólo para acercarme a la verga siguiente, éste era el de Gabriel. Repetí la acción de tomarlo con las dos manos y darle un suave beso en la punta. 

 

No era la gran cosa, podía hacerlo tranquilamente hasta con el de mi hijo. De hecho a continuación le tocaba a él. Mis manos se aferraron con firmeza a su tronco y mis labios se posaron sobre su glande. Sentir esos penes rozando mis labios me ponía aún más arrecha. Tomé el  pené, el de Santiago, y lo besé con las mismas ganas que a los demás. Y llegaba el último,  era Ariel,  se lo agarré con una mano la verga, y acerqué mis labios hacia su glande, le de un buen besó. Mis labios estaba muy mojado de cada jugo preseminal de los chicos. 

 

Noté que habían quedado poco satisfechos, de hecho yo también lo estaba, por eso partiendo desde Adriano hasta Ariel besé los penes otra vez haciendo nuevamente la ronda, solo que ahora di un primer beso en los testículos, luego un par más en el tronco y al final otro en el glande, esto les gustó mucho más y yo podía sentir el sabor a verga viva en mi boca. 

Estaba tan excitada como ellos y necesitaba más, mi mente pedía más. 

 

Me levanté y caminé hasta el sillón individual, allí me senté y me abrí de piernas en par en par, colocándolas sobre los apoyabrazos. Usando dos dedos abrí mi concha para deleite de ellos y les dije:- Yo también quiero besitos, así que venga. No esperaron ni un segundo, se acercaron los cincos. Ariel y Isaac se sentaron en el piso justo delante de mí y los otros tres se quedaron de pie alrededor de mí. Al estar prácticamente acostada en el sillón, las vergas de los chicos que estaban parados quedaban a pocos centímetros de mi cara podía olerlos.

 

 Los dedos de Ariel se introdujeron en mi concha y mi hijo se concentró en tocar mi clítoris, parecían estar analizándola mi vaginota. Agarré las dos vergas que tenía a mi alcance y comencé a jugar con ellas mientras los otros exploraban el exterior e interior de mi vagina. Tanto toqueteo hacía que me mojara más, veía cómo  salía jugo de mi panocha mojada, introducían sus dedos con total libertad. Luego Ariel se colocó de rodillas y apuntó su verga, primero pensé que me la quería meter pero me equivoqué.

 

 Comenzó a frotarla por afuera, se movía como si me estuviera cogiendo pero el pene se mantenía en el exterior, no la metía aún.- Mmmm, si, sii… eso me gusta bebé – dije, y le di un beso en la verga de Santiago.

 

Ariel se movió a mayor velocidad, yo sentía mi clítoris a punto de estallar, ¡quería venirme ya!, quería que me la metiera pero no me animaba a decirlo, la cosa es que el muchacho no siguió con eso, sino que metió la cabeza entre mis piernas y pasó la lengua por el centro de mi concha, solté un gemido de placer y pasé la verga de Santiago por mis labios. Luego Ariel se animó a más, comenzó a chuparme la concha con ganas, se centraba más que nada en mi clítoris, ese muchacho sa había lo que estaba haciendo. Mientras él me la comía, yo daba besos a los penes que tenía aferrados, me animé a sacar un poquito la lengua y a darle finas lamidas casi imperceptibles. 

 

Mi hijo tomó el lugar de Ariel, al parecer habían establecido una rutina, primero frotó su verga por el exterior de mi concha, tal y como lo había hecho su predecesor, y luego se mandó directo a comerme la concha, ver a mi hijo comiendo la chepa de mami era algo de locos, está panocha que solo se la comía su papá, ahora él se lo estaba disfrutando. Verlo así a mi hijo, comiendo mi concha me hizo venir aún más. 

 

Adriano se apartó para reservar su turno y Ariel me ofreció su verga. Continuaba dando besos a diestra y siniestra sin reprimir mis gemidos de placer, la lengua de mi hijo entraba y salía de mi vagina y luego me daba fuertes chupadas en el clítoris.Tenía la cabeza inclinada hacia atrás y las piernas muy abiertas. 

 

Ya no podía luchar contra la tentación, me dirigí hacia la verga de Santiago y le di una lamida a todo el largo de su tronco justo cuando mi hijo dejaba de chupármela y Adriano ocupaba su lugar. Mientras Adriano frotaba su pene contra mi concha yo le daba una lamida a la verga de Gabriel pasando por su glande. 

 

El muchacho se apartó para dejarle lugar a mi hijo, inmediatamente pasé mi lengua por su verga, como si se tratara de un helado. Yo gemía sin parar, me sorprendía que Adriano chupara tan bien mi concha, se la comía con placer, su cabeza se sacudía de un lado a otro haciendo brotar líquido de mi interior, era la.mejor mamada que estaba dando en ese rato. 

 

En el momento en que estaba dándole una lamida a la verga de Gabriel ocurrió algo inesperado y rico, pero que en algún momento tenía que pasar. Mi lengua estaba a punto de llegar a su glande cuando fuertes chorros de espeso y caliente de semen cayeron salieron directo a mi cara, al instante lo masturbé con más ganas para que largara hasta la última gota. Casi al mismo instante Isaac hizo lo mismo, haciendo saltar más semen sobre mi cara y mis tetas, como yo gemía por las chupas que me daban parte del semen terminó dentro de mi boca, estaba tibio y cremoso, me lo tragué. 

 

Le llegó el turno a Santiago, quien repitió la rutina de sus amigos, se frotó contra mi mientras Adriano volvía a brindarme su verga, yo estaba empapada de semen con un olor fuerte tenía y él vino dispuesto a darme más, acabó rápidamente sobre mi sin dejar de masturbarse, pude sentir algo más de leche dentro de mi boca aunque la mayoría había caído sobre mi cuello y mis tetas.

 

Estaba cubierta de semen, literalmente me bañaron de leche calientita y rica, -Vanessa, me vengo-,  Ariel a punto su verga en toda mi cara, entiendo que se iba a venir, abrir mi boca lo que más pude, y al instante soltó una gran cantidad de leche calienta que entraron a mi boca, y gracias parte cayó en mis ojos, -¡¡ayy nooo, que ricooo!!-, exclame temblando todo mi cuerpo, por dios estaba sintiendo un orgasmos de en sueño que llegué a mi punto de quiebre llenando de jugo la boca de mi sobrino, lo moje toda su cara. 

 

Santiago comprendió lo que había ocurrido y en pocos segundos dejó de chupármela, se acercó hasta mí con su verga en mano y se masturbó mientras yo frotaba mi clítoris. Recibí nuevamente esa rica leche sobre mi cuerpo, me sentía una puta de primera y no me importaba, por que lo disfrutaba. Con una mano me masturbaba y con la otra esparcía toda esa gran cantidad de semen sobre mi cuerpo. Po día ver mucho, por la cantidad de semen estaba en mis ojos. 

 Poco a poco me fui tranquilizando y recobré la cordura. Estos chicos debían pensar que yo era igual a las mujeres de las porno.Me reincorporé y los miré a todos con una sonrisa, ya había terminado todo y lo más extraño es que no me arrepentía de lo ocurrido..jajaja, estaba feliz, ellos lo habían disfrutado y yo también.

 

 Les dije que quería darme una ducha antes de irme a dormir, no podía acostarme con el cuerpo cubierto de semen. Y ahí iba yo, caminando desnuda hacía mi cuarto con semen calienta en todo mi cuerpo.

Entre al baño.

El agua de la ducha estaba tibia, tirando a fría, eso me ayudó no solo a quitar la leche de mi piel sino también a bajar mi temperatura corporal, dejé que el agua cayera sobre mi cara y cerré los ojos. No podía quitarme de la mente la imagen de esos de esas vergas juveniles. Sentía que me habían poseído. Estaba como drogada. Lavé mi vagina pero aún podía escuchar su llamada. Me invitaba al placer. Tuve que admitir que aún no había quedado satisfecha me faltaba la penetración, solo eso.

 

 

Tomé una toalla y me sequé, me envolví en ella y regresé a la sala donde estaban los chicos. Aún no quería irme a dormir. Al regresar a la sala de estar encontré a los chicos sentados en el sillón pasando canales en la tele, al parecer se habían lavado sus penes con agua de la cocina (luego debería darle una buena limpieza al lavatorio) pero no se habían vestido. Yo estaba envuelta en mi toalla roja y en cuanto aparecí todos se voltearon para verme.

 

 Estaban sorprendidos pero alegres. Me acerqué a ellos y se pusieron de pie, inmediatamente me despojaron de la toalla.- Que bueno que haya vuelto, Vanessa – me dijo Gabriel al mismo tiempo que agarraba una de mis tetas y la apretaba. Ahora sus penes estaban flácidos, los toqué uno por uno y me sorprendió mucho ver con qué facilidad volvían a ponerse duros. El entusiasmo juvenil hacía milagros por dios. No pidieron permiso para colarme los dedos en la concha, a cada rato podía sentir un nuevo dedo entrando. En ocasiones metían de a dos a la vez. Eso me calentaba muchísimo. Además todavía tenía muy presente en mi mente la lluvia de semen que me dieron estos chicos. 

 

El semen es mi parte favorita,  tragarmeloes lo más rico, podía excitarme mucho con solo imaginarlo. De joven, cuando tenía apenas un par de años más que estos muchachos y estaba experimentando sexualmente, solía hacerles sexo oral a algunos de mis amigos o conocidos sólo para poder tomarme su semen, ya con eso podía masturbarme locamente. 

 

Aún inhibía un poco la idea de chupársela a estos chicos, en parte seguía sintiéndome como la madre de cada uno, especialmente de Isaac, de mi sobrino. Había llegado muy lejos y había cometido muchas locuras con ellos, pero ya era demasiado tarde para detenerme.

 

Me incliné hacia adelante dejando mi cola levantada, al instante sentí unos dedos introduciéndose en mi concha y a mi cola también le dieron palo. El de la cola me dolía un poco ya que llevaba tiempo de no hacerlo por ahí, mi marido, últimamente no me la había pedido. Mientras dos de ellos exploraban mis partes bajas, tomé la verga de Ariel y le pasé la lengua a su glande, luego hice lo mismo sobre otro pene que encontré cerca de mi cara,  era de Gabriel. Mi hijo se paró atrás de mí y me tomó por la cintura.

 

 Presionó su polla contra mi culito, sabía que él disfrutaba apretándose contra eso, pero no podría introducirlo tan fácilmente así que lo dejé seguir. Adriano me acercó su verga y también le di una linda lamida desde abajo hacia arriba y luego repetí la acción sobre su glande. Mi hijo desistió y cedió su lugar a Santiago, quien también se abalanzó contra mi cola, la presión de su verga era considerable y parecían no olvidar humedecer sus penes, yo podía sentir mi culito abriéndose de a poco, que rico.

 Lamí otro ma verga pero esta vez, cuando llegué al glande, lo apreté entre mis labios. – tía, Siempre he querido su culo-, me mencionaba Santiago que seguía intentando lograr algún resultado, pero a pesar de empujar con fuerza no podía meterla, eso me tranquilizaba un poco. -lo sé mijito,  lo sé perfectamente-, le respondí.

 

Giré mi cuerpo para ofrecerle mi culazo a Ariel, tomé su verga con una mano y lo orienté hasta mi agujerito, si bien no quería que me la metan, me calentaba mucho que lo intentaran… y a ellos también. Pasé mi lengua a lo largo de la verga de Isaac y apreté la punta entre mis labios como había hecho antes. Ariel presionó contra mi cola y sentí algo diferente. Ésta se abrió más de lo normal. El glande me penetró y mi culo volvió a cerrarse una vez que éste entro. No me dolió, pero el placer hizo que mis rodillas temblaran y no pude reprimir un gemido. Para disimulaba mientras lamí la verga de Adriano dejando su glande entre mis labios por unos segundos. Por suerte el chico no siguió presionando sino que se conformó con sentir la punta de su verga allí dentro, luego lo retiró con cuidado. Estos chicos me respetaban, no querían lastimarme, aunque si querían divertirse con mi cuerpo.

 

Adriano ocupó el lugar de Ariel y en el momento en que me introducía la punta de su verga por mi culo yo lamí la verga de Gabriel y lo dejé entre mis labios, pero el muchacho  no se conformó con eso, me tomó de la cabeza y me metió toda su verga en la boca, llegando casi hasta la garganta, (ahh agrgrgga) sonido de mi garganta al intenté sonaron, no pude gemir cuando mi cola se abrió para dejar pasar la punta del pene del otro chico. Gabriel la sacó y finos hilos de saliva quedaron colgando entre su verga y mis labios, quedé con la boca abierta, un poco aturdida, no me esperaba eso, pero tampoco me disgustó Isaac no quiso ser menos así que también metió de lleno su verga dura dentro de mi boca, esta vez estaba un poco más preparada, hasta pude disfrutarlo más cuando la fue sacando de a poco. 

 

Ariel le habrá parecido divertido el nuevo jueguito ya que también quiso probarlo, lo esperé con la boca abierta, mientras lo miraba, y me la tragué. Cuando Adriano soltó mi cola caí suavemente de rodillas al piso. Ariel no quitaba su pene y yo quedé con toda esa carne en la boca mirando como los cinco muchachos me rodeaban sosteniendo sus vergas apuntandome. Esa imagen me calentó más todavía. Me hicieron un círculos, mientras que yo estaba de rodillas y ellos alrededor de mi. Tragué el pene de  Santiago sin que él me lo pidiera y a los pocos segundos me lancé sobre otra verga y lo succioné con fuerza, me estaba volviendo una loca sádica, tenía cinco vergas para mi solita y solamente una boca, no sabía cuál comerme primero, tenía ambas manos ocupadas, masturbando siempre a dos de ellos y pasaba mi cabeza de un lado a otro, me tragaba sus penes y les daba fuertes chupadas, los podía sentir poniéndose bien duros dentro de mi boca, mis labios se apretaban con fuerza a ellos cuando los iba sacando y luego volvía a introducirlos.

 

 Ellos presionaban mi cabeza contra sus respectivos penes y me hacían comerlas por más tiempo.- Que buenas mamadas hace tu mamá – comentó Gabriel.- de los  mejores – les respondió mi hijo. Esos halagos hicieron que pusiera aún más entusiasmo en el sexo oral, me atragantaba con sus vergas y lo disfrutaba. Mi cabeza se columpiaba de atrás hacia adelante mientras introducía algún sus vergas.

 

No olvidaba chuparles bien los testículos, sé muy bien que a los hombres eso les encanta. Mis chupadas eran frenéticas y con toda la intención de hacerlos acabar, pero estos chicos tenían buena resistencia, si quería lograrlo debía utilizar otro recurso.- Siéntense acá – les pedí señalando el sofá. Obedecieron sin chistar, se sentaron uno al lado del otro con sus vergas apuntando al techo, gateé hasta Gabriel y bajé mi cara para comerme su verga, mientras lo hacía logré poner el falo entre mis grandes tetas, al muchachito pareció gustarle mucho ya que comenzó a gemir.

 

 Apreté bien mis tetas para que él sintiera la presión, las subía y bajaba al unísono sin dejar de chupársela. Aproximadamente un minuto más tarde sentí el dulce néctar sexual manando de su interior, saboreé el semen con placer y fui tragando todo lo que me dio, el chico apretaba mi cabeza hacia abajo para que yo no dejara de tomarme su leche.

 

Pasé al siguiente en la fila, que era Ariel, él me esperaba con ansias y prácticamente me clavó su verga en la boca, esa brusquedad me ponía cachonda así que le comí la verga con ganas ayudándome de mis pechos. La imagen de una madre haciéndole la paja turca a un amigo de su hijo me hacía delirar de placer, ni siquiera podía creer que realmente lo estaba haciendo, era un efecto de la droga sexual que recorría mi cuerpo. 

 

Él también acabó en poco tiempo, comprendí que antes habían aguantado tanto porque no recibían atención directa sobre sus vergas, ahora era yo la que estaba haciendo todo mi esfuerzo para que acaben y mi experiencia en sexo oral era demasiado para estos chicos. Llenó mi boca de semen y no dejé escapar ni una gota, tuve que bajar una mano a mi concha para poder pajearme, no daba más de la calentura. 

 

Ahora venía el momento más esperado para mí, atender a mi propio hijo, quería demostrarle de lo que su madre era capaz. Lamí sus testículos y recorrí todo su pene con la lengua hasta llegar a la punta, me la tragué y giré mi lengua alrededor de su glande, eso lo hizo estremecer, cuando mis tetas se unieron a la acción él pareció no tolerarlo, comenzó a moverse frenéticamente de un lado a otro mientras sostenía mi cabeza con una mano, a él le estaba dando una atención especial, hacía juegos con mi lengua o le daba fuertes chupadas en los lugares justos, en poco tiempo inundo mi boca con su espesa leche, no la tragué al instante sino que tiré mi cabeza hacia atrás, cerré mis ojos y comencé a pajearme con ganas mientras saboreaba y tragaba su esperma.

 

Ahora, cuando terminaba de tragar el semen de propio hijo, de  allí tenía la cuarta verga de la noche, la de Adriano.

 Me la metí en la boca sin dudarlo y se la mamé con unas ganas especiales, me movía más rápido que de costumbre, casi podía sentir que mi cabeza se saldría en cualquier momento. Sentía la verga golpeando contra mi garganta y eso me producía arcadas que me obligaban a tranquilizarme un poco, pero aun así seguí chupando, metí la verga entre mis tetas y las moví de arriba hacia abajo sin parar hasta que por fin sentí que estallaba dentro de mi boca con fuertes chorros de leche tibia, alcé mi cabeza para que la gran cantidad de leche se me bajara rápido por mi garganta y así tragarmela.

 

Ahora era el turno de mi sobrino, yo me acerqué  él, caminando en cuatro patitas, el estaba con su verga erecta, con mi mano agarre su verga, y desde abajo, desde su bolas le comencé a chupar, dándole lenguetazos, hasta llegar al glande y así abrí mi boca para que entre todo ese pedazo de carne de mi sobrino, le di unas cuantos cabezazos, que la verga llegado hasta mi garganta(que hasta ese punto ya me estaba doliendo), se lo chupaba sin importa el dolor de mi garganta, mientras lo miraba, al rato me lo saque y puse su verga en mi pechos, movía mis pechos de arriba, hacia abajo, con una velocidad considerable hasta que Santiago me decía ¡¡tía pare!!, comprendí que se iba a venir, nuevamente le di unas chupadas rápidas en su verga, el agarro mi cabeza y la presiono contra su verga, hasta que sentí  su verga moviéndose dentro de mi boca,  y al instante salió esa Rica leche llenandome, estaba muy caliente que sin pensarlo me lo tragué todito. Y abrir mi boca enseñándole a él,  que me había tragado toda su leche.

 

Ahí nomás me tendí de espaldas sobre el piso, abrí las piernas y me masturbé frente a los chicos. Empecé por frotarme frenéticamente el clítoris y masajearme las tetas con la otra mano hasta que decidí que necesitaba algo adentro, me metí los dedos(los dos del medio) con pasión, ellos podían ver cómo entraban y salían mientras mi conchita se llenaba de viscoso fluido.

 

 Gemía y me sacudía, mantenía los ojos cerrados así que no podía ver a los muchachos, pero me calentaba el doble saber que me estaban mirando. ¿Cómo imaginaría yo que esta noche iba a terminar pajeándome frente a mi hijo, mi sobrino y sus amigos? Lo importante es que sucedió y todos lo disfrutamos mucho y no había quejas.

 

 Cuando acabé sentí que de mi vagina salía mucho líquido, quedé toda mojada y satisfecha. Cuando me reincorporé me despedí de los chicos dándole un besito corto en la boca a cada uno y me fui a bañar nuevamente y a dormir, ellos hicieron lo mismo, estábamos muy agotados.

 

*al día siguiente*

 

Me levanté como a las nueve menos veinte de la mañana aun pensando en lo que había ocurrido. Mi boca olía abundante verga y leche, por esa razón me fui a lavar. Seguía totalmente desnuda, me cubrí con bata transparente muy chiquita  que apenas llegaba a tapar hasta la mitad de mi cola. Los muchachos seguían durmiendo en el cuarto de mi hijo, debían estar rendidos. Fui hasta la sala de estar y noté que ni ellos ni yo habíamos ordenado nada de aquel desastre, había ropa tirada por todos lados, incluida mi tanga sucias de líquidos. También la tele estaban prendida en las escenas de porno, cogi unas ropas tiradas en el piso,  en ese momento alguien me abrazó desde atrás aferrándose a mis tetas, sentí una verga dura moverse entre los labios de mi concha, que aún estaba seca y sin dilatar.- Buen día Vanessa – me saludó el efusivo muchacho, me di cuenta que se trataba de Gabriel.- Hola Gabriel, buen día – lo saludé con naturalidad – me di cuenta que yo misma provocaba esas reacciones en los chicos, estaba casi desnuda, gracias a la bata transparente, por más que yo creyera que ellos iban a seguir durmiendo, inconscientemente quería que se levanten y me vean así. 

 

Gabriel me soltó y cuando di media vuelta vi a los otros chicos, todos llevaban una remera, pero tenían sus vergas bien duras completamente al aire. Después de lo que vivieron la noche anterior era lógico que se despertaran en ese estado, más sabiendo que me tenían en la casa para ellos solos.- Hola chicos, buen día – los saludé a todos – estoy limpiando un poco todo este desorden. 

 

Caminé hasta donde había un pantalón tirado y me agaché de una forma muy provocativa mostrándoles mi concha. De inmediato sentí que otro chico se pegaba a mí su verga se deslizó por fuera pero con una mano lo orienté para que apuntara hacia adentro. Él presionó contra mi agujero de concha pero aún permanecía cerrado y sin lubricar, igual sentí que la punta del pene lo iba abriendo un poco, eso hizo que comenzara a mojarme. Doblé el pantalón y lo dejé sobre el sofá, cuando me moví a recoger otra cosa me di cuenta que el que me había arrimado era Adriano, entonces se apartó y dejó lugar a Ariel, que se pegó contra mi conchita y logró introducir su glande, no le dije nada pero me aparté a los pocos segundos. 

 

Estos chicos parecían más dispuestos que nunca, y eso sí me gustaba sentir esa tensión. Uno a uno me fueron arrimando mientras yo ordenaba la sala, a veces intentaban introducir sus vergas por mi vagina, aunque se dieron cuenta que yo me apartaba rápido si lo hacían, entonces optaron por arrimarme por la cola, sus vergas no entraban en un principio pero de a poco fueron abriéndome más. Lo extraño es que a mí misma me daba curiosidad, por eso no me apartaba, sentía sus glandes introducirse con más facilidad, se sentía muy rico cuando entraban y luego salían. En un momento(no se como paso) terminé con las manos sobre la mesa y dejé mi cola levantaba para el siguiente que quisiera arrimar, vino Santiago muy entusiasmado y con una fuerte empujón y metió la mitad de su verga, solté un gemido de placer, me estaban desflorando analmente y era muy placentero(mi sobrino lo estaba logrando). Santi la sacó enseguida apurado por que Ariel que aguardaba su turno, me quedé en el mismo sitio y recibí la otra verga que también se introdujo en buena medida y me obligó a ponerme de puntas de pie. Él comenzó a darme con fuerza, se movió de atrás para adelante haciendo salir y entrar su pene repetidas veces(mi ano lo sufría de placer), comenzó a dolerme un poco:- Despacito que me duele – le dije entre gemidos de putas.

 

Se apartó y todos me miraron asustados, pensaron que me había enojado, les demostré que no era así cuando le ofrecí mi culo Adriano y guie su verga hasta el interior. Él fue más suave, me dio por el culo con más gentileza, lo disfruté más y me calentó mucho, si bien el pene no entraba completo, con lo que lograba entrar yo gozaba y gemía.

 

 Luego vino Isaac a metérmela, me dio aún más morbo que mi hijo me diera por mi ano(algo que su papá no lo hacía por buen tiempo, ahora mi hijo me lo estaba haciendo) y lo mejor era que mi culito ya se estaba acostumbrando a recibir esos pedazos de carne en su interior. Mis piernas se estaban sintiendo débiles y tuve que aferrarme de los hombros de Ariel,  mientras que mi hijo me siguia dando por detrás. 

 

Me sorprendió lo que hizo, cuando me tuvo muy cerca suyo me besó en la boca. Yo le correspondí el beso, nuestras lenguas se entrelazaron mientras Gabriel reemplazaba a mi hijo, su verga entró completa en mi ano(sentí un ardor muy rico)  sentí como se abrió por completo,  sus testículos rebotaban contra mis nalgas mientras me la metía. Ariel me metió los dedos en la concha y después me dijo:- Tiene una vaginota muy linda, Vanessa, yo me la cogería y la haría gritar como una puta – habiendo bien, cualquier otra circunstancia esas palabras me hubieran hecho enojar, pero ahora estaba muy pero muy caliente.- ¿Me la meterías con fuerza,? Me los Juras? – le pregunté con jadeos mientras seguía recibiendo profundas embestidas en el culo.- Se lo juró, se lo meto con mucha fuerza y se la llenaría de leche – al oír eso me aparté de ellos rápidamente, me quité la bata y caminé hasta el sillón individual, me senté sobre él poniendo mis piernas en los apoyabrazos, quedando bien abierta, abrí mi concha con los dedos.- Entonces no hables más, ve, metemela y hazme gritar como una puta.

 

Él no esperó a que nadie más le dijera que vaya, se tendió sobre mí y le agarré la verga, la apunté hacia mi vagina y de inmediato sentí como se clavaba entera dentro de mí. Solté un grito de placer tirando la cabeza hacia atrás, el chico comenzó a cogerme como un burro el celo.

 

 Sus embestidas eran fuertes y me abría las piernas todo lo que podía, yo sentía todo el peso de su cuerpo con cada penetración, el chico no era un experto pero si me estaba haciendo gozar. Yo gritaba y gemía cuando Gabriel de nada llegó y me metió su verga en la boca, comencé a chupársela con ganas. Me la tragué tanto como pude, el roce contra mi clítoris y las penetraciones de Ariel me estaban calentando mucho, sabía que me había puesto toda roja y sentía gotitas de sudor acumulándose en mis tetas.

 

 Estuvimos así por más de 14 minutos sin parar, mi concha estaba completamente mojada y el pene de Ariel seguía metiéndose tan adentro como le era posible, en ese momento sentí como el chico acababa dentro de mí, llenándome con su lechita caliente. Cuando se apartó me arrodillé sobre el sillón dejando mi cola expuesta. La abrí con mis manos y Gabriel entendió el mensaje, se acomodó detrás de mí y me la metió por el culo. 

 

A la primera logró meterla hasta la mitad, pero después de entrar y salir un par de veces logré sentirla adentro por completo, comencé a gritar como una puta en celo, las penetraciones anales me encantaban, sentía la succión en mi interior y mi culo intentando cerrarse alrededor de esa verga, la leche que Ariel me había metido empezó a salir por mi concha, la sensación de ese líquido chorreando fuera me excitó mucho, la dejé salir mientras recibía duras embestidas contra mi culito. Ya nada me importaba, solamente quería que me cojan. 

 

Estaba disfrutando mucho de esas penetraciones de las vergas juveniles dentro de mi ano,  apoyaba mi cara contra el respaldar del sillón y mantenía mi cola abierta con las manos, las penetraciones eran rápidas y profundas, no podía parar de gemir. En poco tiempo Gabriel acabó tirando fuertes chorros de leche dentro de mi cola, ahora los chicos tardaban mucho menos en acabar, por suerte aún quedaban tres para seguir disfrutando, porque aún no estaba satisfecha.

 

Quise ir más lejos, ya no era tía, mamá, ni madre de familia, solo era una puta que esos chicos me usaban. Acto seguido, le pedí a mi hijo que se sentara en el sillón y yo me senté sobre él, mirándolo a la cara, me acosté sobre él, y le comencé a montármelo jugando con su verga en mi interior, y le pedí a Santiago que me metiera la verga en mi boca, mientras a Adriano le pedí que me clavara por mi ano, volvi a estar así hace tiempo, teniendo mis huecos ocupados de verga; en mi culo, en mi vagina y boca, disfrutaba de una triple penetración. 

 

 Adriano me la metió toda de una vez, mi culito estaba bien lubricado gracias a la leche de Gabriel, entre los tres me cogieron sin parar durante varios minutos, intentaba mover mi cuerpo todo lo que podía acompañando sus movimientos, podía ver la cara de satisfacción de Isaac y eso me llenó de ternura, como madre estaba siendo testigo de la primera vez que mi hijo me cogiera tan rico. -hijo, te amo mucho cariño-, me puse sentimental, verlo así con esa carita, uff… mucha ternura, pero recordé que esto era solamente sexo.

 

 Tuve un gran orgasmo recibiendo verga por mi culo, boca y vagina, a los pocos minutos los tres chicos acabaron en mi interior, y en mi boca gran cantidad de semen que tragué, gracias a Santiago, algunas gotas cayeron en el pecho de mi hijo, que después le pasé la lengua para limpiarlo.

Nos quedamos exhaustos los cuatros, en esa posición abracé a mi hijo y yo sonreía, no me moví del lugar, intentaba recuperar el aliento, estaba agitada pero muy feliz.

 

Cuando me recuperé un poco, me levanté, y cuando me puse de pies,  gran cantidad de semen se deslizaba por mi piernas, me seguía temblando

mi cuerpo, especialmente mi vagina, y mi ano me latía. Me fui hasta el baño a lavarme, me sentía muy feliz y estaba llena de semen, pero aún estaba caliente, me sentía una puta insaciable, me habían cogido entre cinco y yo todavía quería más. 

 

Por suerte me encontré a los chicos a la salida del baño, los cinco se tocaban sus vergas para ponerlos duros otra vez, les sonreí y les hice señas para que me siguieran.

 

 Terminamos en mi cuarto, me senté en la cama y cuando tuve a uno de ellos cerca comencé a mamarle la verga, sentí el sabor a semen y me excité, chupé un rato cada una de las cinco hasta que se pusieron bien duras, luego agarré a Santiago lo acosté sobre la cama, ya que mi sobrino faltaba que disfrutara mi vagina, pero esta vez el trato tenía que hacer diferente con Santiago, -ven tú(señalando a mi sobrino), así que me manoseabas cuando yo dormía, ahora ya me tienes aquí-, lo acoste, y me monté sobre él y comencé a cogerlo como una profesional, saltaba sobre como una loca, movía mi cadera haciendo círculos y intercambiando movimientos de atrás hacia adelante, Santiago me miraba atónito, no podía creer que su tía le estaba cabalgando tan sadicamente y le estuviera dando semejante cogida. 

 

No tuve que esperar mucho hasta que Ariel me la metió por atrás, mientras que chupaba la verga de Gabriel y lo hacía por turnos con los otros  muchachos, estaba disfrutando del sexo como nunca.

No esperé a que los dos que me cogían acabaran, les dije que quería que cambien y aceptaron de mala gana, sólo porque sus amigos le insistieron que ya eran su turno, ahora  Isaac me dio por atrás y yo me monté sobre a la de gabriel, mientras que Adriano me daba su verga a mi boca.

 

 Estuvimos cogiendo sin parar varios minutos, después le estaba dando unos buenos sentones a Gabriel, hasta que tuve otro fuerte orgasmo, el líquido de mi concha mojó el cubrecama pero no me importó para nada. Me tendí de lado sobre la cama y quedé rendida.-Eso fue espectacular – le dije a los chicos, Adriano ocupó el lugar de mi hijo y me la dio por mi ano, estábamos haciendo cucharita, yo ya ni me movía, simplemente dejaba que me la meta, Ariel se tendió delante de mí y quedamos los tres en una pose que se asemejaba a un sándwich, donde yo era el centro – tengo que pedirles que no le cuenten nada a nadie, porfavor.- Sólo si promete que se va a repetir – dijo Ariel.- Si, haré lo posible para que se repita – la idea de tenerlos a mi disposición me encantaba, no pensaba con claridad pero debía aprovechar lo que había logrado, tenía a cinco vigorosos jóvenes ardiendo por mí y dos de ellos era mi familia, pues quería que me cojan todos los días de ser posible – y no hace falta que vengan siempre los cinco a la vez, si alguno tiene ganas de estar conmigo, me avisa – me sentía una puta de 20 años menos, me encantaba.- Le tomo la palabra, Vanessa – dijo Ariel metiéndomela en la boca.

 

Estuvieron metiéndomela bastante tiempo, yo estaba rendida pero ellos parecían insasiables, simplemente me tendía en la cama y dejaba que abusen de mí, que me la metan por donde quieran, que me obliguen a tragarme su leche o que me acaben en algún otro agujerito, estaba como drogada por el sexo y quería que durara para siempre, y al rato seguido, sentí otra vez las leche calientita saliendo de esa vergas ricas que me llenaron en mi culo y vagina, y gran parte cayó en la cama. Yo estaba toda ida y perdida, quería más, 

pero ellos se percataron de que no podían estar todo el día metiéndomela. 

 

Me liberaron y me permitieron darme una renovadora ducha, eso me despertó un poco y retomé mi ritmo habitual. Eran las 11 de la mañana, Ariel, Adriano y Gabriel se despidieron, cada uno me dieron un buen besó y unas cuantas nalgadas también, y se fueron a sus respectivas casa, mientras que Santiago y Isaac  se fueron a dormir al cuarto, lo miré con ternura y supe que mi vida había cambiado por completo. Muchas cosas grandiosas podrían ocurrir de ahora en más.

Mi pequeña vecina María Gracia, La culona de 9 años.
Naturismo en la playa con mis hermanos / parte 2

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  1. Impresionante historia real de esta mujer como se dieron las cosas con detalles esos chamos estaban locos con semejante hembra y ella misma delató al sobrino que cuabdo dormía se dejaba meter mano ojalá siga escribiendo esta mujer de sus infidelidades saludos Vanessa si llegas a leer los comentarios