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Mi Hijo, Mi Sobrino Y Sus Amigos. *PARTE:2*

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Entendí que no tenía que molestar, así que sólo voltee para dirigirme a mi cuarto, – voy mirar la televisión, aunque estoy cansada por la rutina de hoy, así que me voy a acostar temprano, chicos-, le mencioné, mientras volteaba a ver mi hijo, aunque  era mentira,  pero no quería que ellos pensaran que la señora(yo) les aguaría la fiesta o lo que tenía planeado hacer.  

 

Me acordaba que no había preparado nada para la merienda, por que  nosotros tenemos la costumbre de no comer los días viernes en casa. Y ahora estándo los amigos de mi hijo, y mi sobrino tenía que ver,  que le podía ofrecerles a esos chicos. Sin pensarlo, – podemos pedir unos papi pollo para cenar-, di la idea, y todo estuvieron de acuerdo. 

 

Así fue, llame al encargado de comidas rápidas y le podí. El encargo si se iba demorar ya que eran 5 pedidos. 

 

Estaba en la cocina tomando agua, mientras que mi hijo, santi y sus amigos estaba en sofá hablado con voz baja, mientras que Adriano seguía mirándome tímidamente mis pechos, yo de reojo lo miraba, pobre, estaba en una especie de limbo ese muchacho, hasta que Santiago le dijo,- hey, que te pasa Adriano, estas medio pendejo-, al comentario que le hizo Santiago hizo reír a los muchachos, y la burlas comenzaba hacía el pobre muchacho Adriano, que en su rostro dibujaba una sonrisa de vergüenza, yo de verdad si me reía al escuchar eso, pero ya verlo a él incomodo, -¡¿eh, que pasó ahí Santiago, ah?!-, lo miraba fijamente a mi sobrino, con mirada de rechazo por lo que hizo.  

 

Me entro unas ganas de ir al baño urgente, creo que tomar mucha agua ya tenía que botar todo eso. Me dirji rápidamente a mi cuarto, al baño, abrí rápidamente la taza levante el camisón pero no alcancé del todo bajar mi bombacha, que afloje todo ese orine que sonó al chocar con la taza del baño, cómo pueden intuir, moje mi bombacha. 

 

Mi terminé de lavar bien mi panocha, con mi jabón íntimo que deja una fragancia única. Me puse a buscar unos calzones, pero oh sorpresa, la mayoría estaba sucios o mojados, y los que tenía a mi disposición eran bikinis y tangas. Accedí por ponerme una tanga negra bastante diminuta y con una tela que transparentaba un poco,  que hacía sobresalir mis labios vaginales por  los lados.  Era ese, o los bikinis que ya no me quedaban, así que me puse la tanga, de verdad es una mini lucha que tengo cuando me pongo unas tengas, por me contextura gruesa, y de mis piernas y peor aun de mi culo, era una batalla para colocarme la tenga. De un jalón hacia arriba estirando las tiras de la tenga, me pude acomodar bien, de una metida, la tira trasera se me introdujo entre mis grandes nalgas, desde ahí perdí la visto de la tanga en mi culo. 

 

Me acomodaba mi zona vaginal(*por cierto, mi panocha la tengo muy cuidada sin nada de vellos púbicos, mis labios vaginales son gruesitos color rosados, que cada vez que me pongo licras o shorts se me hace la famosa pata de camello*),

 ya que con la fuerza que hice para meterme la tanga, mis labios  quedaron abierto en par en par, y en medio de ellas estaba la tira de la tanga, así que la acomode un poco mis labios, abriendo un poco las tiras para que así en cierto modo que no llegue a incomodar demasiado, pero iba hacer imposible, porqué al momento de caminar  mis labios vaginales se iban saliendo  de lado a lado de la tira.

 

Me puse de nuevo mi camisón negro, y me dirijí nuevamente a la sala, dando los pasos pude sentir mis labios vaginales moviéndose de un lado al otro,  era de suponer que esa diminuta tanga no me iba a tapar todo. Nuevamente los chicos me quedaron viendo, – mamá, ¿que te pasó,  por que saliste corriendo así?-, le respondí, – nada mijito, sólo fui haber la plata-, haciéndome la loca a la pregunta, no le iba a decir lo sucedido en el baño. 

 

Me aparte de ellos sin darle las espalda, me fui a la cocina por que justo mi esposo me estaba llamado por el celular. Mi espeso me comentaba todo lo que había pasado allá, bueno todo eso hablamos, mientras charlaba por el celular, no dejaba de mirarme nuevamente Adriano, por dios, ese niño ya era demasiado, pero tierno a la vez, por que para disimular no lo hacía perfectamente.

 Lo miraba, cuando una de esas, cruzamos miradas, el rápidamente miró hacia el suelo. No quería que él se sentirá incómodo, o por que lo pille piense que me molestaba eso, así que esperé que nuevamente me mirará para lanzarle una sonrisa simpáticamente. 

 

Cómo era de esperarse, mi miró nuevamente y le lancé una pequeña sonrisa, si que nadie de los chico nos me vieran. Solo mi miró y volteó rápidamente para otro lado.

Estuve hablando por un buen rato con mi esposo, que se me había olvidado del el pedido de la comida, le tuve que decir a mi esposo que tenía que llamar al señor que traía el pedido, que hasta la vez podía traer ese bendito papi pollo,  nos despedimos, y llamé al encargador.

 

En unos 40 minutos llegó el encargo, llegaron los 5 papi pollo,  bien calientes, para mi hijo, mi sobrino y los amigos que eran 3. Yo de verdad no quería comer, no suelo comer en las noches ya es normal en mí.  Pero si me preparé una en salada y un pollo asado. 

Los chicos se sentaron en la mesa en la sala frente al televisor,  y yo con ellos también.

Comieron los papi pollo  en cuanto llegaron, a ninguno le disgustó que yo cenara con ellos en la mesa, de hecho estaban alegres. Y partir de ahí comenzaron los halagos de los chicos.

 

En vez en cuando escuché comentarios que los chicos me halagaban, le mencionaba a Isaac cosas cómo “tu mamá es muy buena”, “oye, que hermosa está tu mamá”, y cosas así. Yo sólo me hacia la boba y la sorda, pero no puedo ocultar que esos comentarios hacía mí, me dibujaban una leve sonrisa en en mi rostro, esos muchachos se hacían coger cariño y lo estaban logrando. 

Estuvimos conversaron unas cuantos minutos ahí en la mesa. 

 

Ariel, el otro amigo de mi hijo, este muchacho parecía que se iba a quebrarse el cuello intentando mirar por de  bajo de mi camisón, que no era muy largo y más aún que estaba sentada en el mueble, la tela me daba muy arriba de mis rodillas dejando ver todo mi muslo, y mis  piernas se veía en toda su plenitud.  

 

Ariel, era el único que estaba sentado frente a mí, los demás de un lado estaban, y cómo sólo había una mesa muy pequeña y ratona entre nosotros, podía tener una buena visión privilegiado de mis extremidades intimas. Al principio me sentí un poco incómoda de la situación, que agarré un cojín y me las puse en mis piernas, tapando así mis muslos, pero aún así el chico ése, no sabia disimular, lo hacía muy mal, su comportamiento de éste si era un poco descarado por que me seguía mirando, es como si su visión me quería desnudar, pero en cierto punto me provocaba cierta ternura verlo intentar varias veces. 

 

 Ariel, era el más chaparro de todos, de hombros anchos caídos y nariz grande, daba toda la apariencia de ser muy atrevido ése muchacho, según Isaac él era el más listo del salón de clases.  No parecía muy listo que digamos, porque no lo estaba demostrando en ése momento. Mientras que los demás chicos hablaban y miraban la tele. Yo estaba mirando Ariel de reojo, el chico insistían en querer pescar algo en mi entrepiernas, para que así lo guardé en su memoria la foto de mi lugar íntimo.

 

Soy buena mujer, verlo así a ese chico me daba cierta pena, de cómo intentaba ver mis parte por varias veces y no lo consiguia. 

Asi que decidí darle una pequeña recompensa por sus valiosos esfuerzos, antes de hacerlo, mire disimuladamente a los demás para asesorarme que nadie me miraba de lo que estaba  punto de hacer.

Imedientamente dejé un lado el cojín que lo tenía sobre mi y separé un poco las piernas,  lo justo y lo necesario cómo para que sólo él me pudiera ver mi ropa interior(que se deleite al menos por unos segundos).

 

Abrí las piernas al ancho de mis hombros lo suficiente cómo para que él lo notara con facilidad. 

Yo disimuladamente miraba la tele, mientras que por segundo lo miraba Ariel, sus ojos se abrieron como si hubiera visto lo más impresionante de su vida(se que soy muy rica, pero no era para tanto, o  puedo intuir que esos chicos son muy pajeros),  no paraban de mirar mi intrepierna, inclinaba su cabeza de un lado para apreciar más la imagen de mi cositas. Decidí  abrir aún más mis piernas para que él pudiera ver todo el paisaje. Y ahí estaba yo, disque mirando la tele, mientras tenía abierta mis piernas frente al pobre muchacho. 

 

Estuve en esa posición al menos unos minuto y cuándo  lo miré detenidamente pero sin que él se diera cuenta, me sorprendí al notar un  bulto que sobresalía  de su pantalón.

El ni siquiera se dio cuenta de éso, estaba muy concentrado viendo mi zona vaginal al aire, con mi bombacha puestas que no era la gran cosa por que me tapaba en general casi toda la puchita.

 

Asi que cobré la cordura.  Inmediatamente cerré las piernas, no no quería provocarle una erección completa al pobre chico. Pensándolo bien lo que había echó me sentía avergonzada, yo una mujer madura con todos sus sentidos bien puesto y haciéndole esas cosas semejante a un chico apenas de 18 años. Pero de todas formas me sorprendió que el chico se excitara tanto con tan poco, se que pasa su edad ver algo así en vivo en directo y una mujer cómo yo, muy madura, entendible que se comporte así(era como verme desnuda para él). Después de que terminamos de comer, y yo me encargué de recoger lo que había sobrado y limpiar todo.

 

 -señora, disculpe, ¿la puedo ayudar?-, volteé ver quien era que me había dicho eso, vi al chico muy guapo entre los (3) amigos de mi hijo, era Gabriel, uno de 19 años de edad el mayor del grupo, un chico alto, de tes de piel blanco, con el cabello ondulado medio largo, y una cara muy fina del muchacho, con la contextura atlética, – gracias mijito, ud tranquilo, yo puedo sola-, le dije en tono de amabilidad, pero rechazando su propuesta, aunque el seguía insistiendo en ayudarme, y yo volvía decirle que no se preocupara por ayudarme, a la verdad ya estaba terminando. ¡que chico más amable!. 

 Los chicos se fueron a la cocina a lavarse la caras y manos, de ahí volvieron a la sala; dónde se encontraba el televisor, viendo las películas( «que iban a ver esa noche»).

 

Con mi esposo Raúl nos habíamos encargado de hacer un pequeño cine en casa, era nuestro sueño desde novios. Teníamos un televisor moderno(con internet y todo incluido) y de gran pantalla, y con un sonido tipo sala de cine y un gran sillón de color negro en el que entraban cuatro  o hasta cinco más, realmente cómodo. Y aparte había  otros tres sillones individuales más, uno a cada lado del sillón principal. En total, para ir a mi cuarto tenía que pasar por la sala de cine hogareño, dónde yacía los chicos.

 

Había ido a la cocina a limpiar las pocas cositas que estaban ahí sin quitarme la idea de lo que ¡yo había echó!. Y sin más preámbulo, me despedí de ellos tan rápido cómo pude, ellos se despidieron de mí, y agradeciéndome por la cena, hice todo de prisa, no quería que mi presencia les incomodaba o robarles más el tiempo, ya ellos tenía sus planes para esa noche. Me dirigí rápidamente a mi dormitorio quitándome las sandalias mientras caminaba, y en cuanto llegué cerré la puerta me quité el camisón. 

 

«¡¡PUTA MADRE VANESSA, QUE BURRA ERES, QUÉ HAZ ECHÓ¡¡-, sorprendida quedé lo que vi… sinceramente soy muy olvidada de las cosas, jajaj, ¡¡ay dios mío, que había echó!! Con una risa de nerviosismo dibujado en mi rostro de boba.

 

Me llevé un gran golpe SORPRESIVO, de pronto recordé que no cargaba puesta la bombacha, ¡¡me la había quitado, por que se me mojó de orine!! justo, hace una hora, y había tenido puesto mi tenga negra con esas madres de tiras finitas que estaban metidas en mi panocha, dejando de lado a lado mis labios vaginales ¡¡que se veía todo!! Ya no sentía mis labios vaginales con la tenga puesta, ya me había acostumbrada a esa sensación, por eso fue que no me acordaba lo que cargaba. ¡¡Ay no!!, que había echó, me daba  mucha vergüenza.

 

Ahora comprendía por qué Ariel cargaba su bulto muy notorio, le había excitado muchísimo al verme tan así, yo una mujer madura, con esa tanga puesta, y mis labios vaginales al aire libre tapado con la minuta tiras, era algo que a ése pobre nene, debí haberle causado una especie de trauma. ¡Chucha!, cómo pude ser tan burra, me había olvidado por completo de ése detalle tan grande. 

 

*Al instante, sentada en la silla frente al espejo*. 

 

De pronto un calor invadió mi cuerpo bajando así hasta mi panocha, me movía de la excitación que estaba en esos momentos, de un lado a otro, cerrando levemente mis ojos. *me estaba pidiéndo sexo, ¡¡ay no!!* 

 

En parte me arrechaba(excitada) un poco el saber que Ariel amigo de mi hijo… si, leyeron bien, ¡¡amigo de mi hijo!! Me había visto mis labios de mí panocha, no es que nadie más ha visto mi panocha,  aparte mi esposo hay otros más, pero no precisamente él amigo muy cercano de Isaac.

 

Me quité el sostén que me estaba estorbando, y así dejando salir a mis tetotas de un brincon se movieron, mis pezones se estaban poniendo algo erectos, los comencé a tocar haciéndolo con las llemas de mis  dedos dando círculos, y así puede  comprobar que en efecto, me había puesto super arrecha. Pero tenía que controlarme a esos impulsó de puta que guardaba en mi interior, debía que hacerlo, estaban afuera los chicos y no quería que me escucharan gemir, no era el momento ni la hora.

 

 Me fui al baño, me saqué el camisón y la tanga, me lavé mi panocha ¡no puede ser!, la tenía húmeda, miré mis dedos y estaban con ese jugo vaginal, si al tocarme ya sentía esas ganas de masturbarme, *no debo hacerlo*, me repetía a mi misma. Ignorando así lo que mi cuerpo quería, ¡me pedía a gritos! Que le dé esos masajes delicado pero frenéticos a mi clitoris.  Terminé de lavarme rápido, me coloqué nuevamente el camisón, dejando de lado la tenga que tenía puestas ya estaba mojada de jugo vaginal. Sólo iba tener puesta mi camisón. 

 

Acto seguido, me acosté en la cama y encendí el televisor, estuve mirando algunas películas por casi una hora y media. (Eran las 23:34). Pero, así de repente, unos potentes pensamientos de una ramera excitada habían vuelto pero con gran fuerza  para joderme la noche, ¡puta, que carajo!. 

 

No podía dejar de pensar que ése chico me habia visto así mi chepa. Tan poco  podía sacarme  la idea de que esos chicos pubertos(incluyendo a mi hijo y a mi sobrino, ni siquiera me importaba) fantasearan con mi cuerpo desnudo, en frente de ellos, que me miraran de esa forma, y yo lo quería. 

Comencé deslizar mi mano hacia mi entrepierna y tocando así mi vagina dando pequeños apretones y dándole masajes por todo mi labio inferior de mi vagina ardiente, mientras que me tapaba con mi otra mano la boca para no soltar ningún gemido. En unos segundos ya me estaba masturbándo mi clítoris y podía sentir cómo mi vagina se estaba humedeciéndose por toda la zona vaginal.

 

 Me llené de una gran excitación enorme. No comprendía bien qué me pasaba, estaba perdiendo el control de mi cuerpo y de mi cabeza, y  no solía excitarme de esta forma por alguien que no sea mi esposo, pero ya lo estaba haciendo, y era muy superior la arrechera que no podía controlarlo. 

Me mordí mi labio inferior, cerrando mis ojos, y moviendome cómo una serpiente en la cama, y teniendo mis piernas abiertas. Y así llegó la siguiente y muy, muy loca idea que se cruzó por mi cabeza que estaba perdida en la excitación, la rechacé inmediatamente, era una lucha que tenía internamente, pero de a poco fue agarrando más fuerza esa puta idea pero excitante a la vez. 

 

Me fui convenciéndome de que podría hacerlo pero sin tener  mayores consecuencias, «no sería más que un jueguito divertido para mí», mi lado de puta necesitada, intentaba convencer a mi cordura de mujer madura. Y ya era una batalla perdida así que lo iba hacer, ya no había marcha atrás. 

 

*Tenía muchisima ganas: no me culpen*. 

 

Me levanté de la cama, con algo de nerviosismo en mi cuerpo, pero con la excitación al máximo, era una mezcla perfecta, ¡vale ya!. Abrir el cajón dónde tenía mis demás tangas, agarré una de color rosado, era la misma forma y detalles de la otra que tenía puesto, solamente era el color mi favorito que hacía una mezcla perfecta con mi vagina. Me coloqué mi tanga y de un tirón entró de una, y mis labios de mi chepa quedaron nuevamente abierta de una lado a otro, ya no me sentía incómoda gracias a la excitación que tenía por todo mi cuerpo, y mi mojada que estaba.

 

Busque otro camisón que tenía por ahí, está vez era uno levemente transparente, tipo encaje, que en el pecho me quedaba algo ajustado desdé mi cintura para arriba, pero desde la cintura para abajo el camisón era todo lo contrario, no era ajustado para nada, parecía flotar como una falda sobre mis piernas sin casi tocarlas. Me daba muy arriba de las rodillas, igual con la luz media apagada no creo que fuera muy notorio, aunque cubría apenas lo necesario cómo para que mi tanga y gran parte de mi culo no se viera, pero eso si, dejaba al descubierto mis gruesas piernas. 

 

me acomode mi camisón  y sin  ponerme el sosten dejando a mis pechos libre solamente con el camisón que lo tapaba dónde se me marcaba exageradamente mis tetotas y mis pezones. Ahora más decidida que nunca,  con un nerviosismo y con mucha arrechera y con el pulso acelerado, abandoné mi cuarto,  dispuesta a pasearme delante de los chicos pajeros vestida cómo una verdadera puta, que ni siquiera me importaba que estuviera allá afuera mi hijo, mi sobrino.

 

Sólo constaba que tenía que modelar frente a ellos y luego regresaría a mi cuarto a masturbarme, es una idea super cachonda. Por suerte, por así decirlo,  necesitaba pasar por la sala para así  poder llegar a la cocina con la excelente e inocente excusa que iba a tomar agua. Caminaba por el pasillo hacia mi objetivo y muy arrecha. 

Abrí la puerta de la sala de cine hogareño, está  puerta quedaba hacía el costado del sofá principal. Y apenas entré… ¡oh, por dios! vi a los chicos ¡madre Santísima!,  me quedé congelada literalmente, con los ojos abiertos cómo una lechuza, ellos me escucharon mi llegada y la puerta abriéndose, y reaccionaron de la misma forma que yo lo estaba.

 

 Un  silencio abrumador y sumamente incómodo se manifestó al instante entre todos, y yo la seguía cagando la fiesta a los chicos por la calentura que tenía, pero me di cuenta de unos leves sonidos, precisamente de gemidos que  provenía del televisor.

 

Absolutamente nada de lo que pudiera imaginar en ese rato, excepto mis pensamientos cochinos, me hubiera preparado para la semejante escena que vi. Los cinco chicos, incluido mi hijo y mi sobrino, estaban sin pantalón lo tenía hasta las rodillas y otros sin el puesto, y pude ver cinco vergas juveniles totalmente erectos,*¡¡la verga de mi hijo y de mi sobrino estaban ahí, parados!!* yo no podía creer lo que estaba viendo.

 

Siempre me dio curiosidad la idea de sorprender a mi hijo masturbándose, algunas veces lo intentaba verlo, pero no tenía éxito alguno, o aveces yo entraba al baño para poderlo ver desnudo, ya que cuando me abrazaba por detrás siempre sentía su bulto pegado a mis nalgas, y se que es grande la verga de mi hijo. Se que puede sonar mal todo lo que digo, pero como toda madre hay que enseñarle a sus hijos de la masturbación, siempre he querido hablar de tema sexuales con mi hijo, pero como todos saben es un tema de papá e hijos. ¡¡Ah cierto!! Y de mi sobrino Santiago ¡¡dios, que pensará mi hermana de mí!! Lo estaba viendo tocándose de verga.

 

Los chicos estaban sentados frente al televisor con un volumen bajó,  dónde unas escenas pornográfica se estaba reproduciendo en esas páginas porno en internet, y obviamente ellos se jalaban sus verga erectas al verla.

Soy una mujer(cómo lo mencioné) de mente abierta, y partidaria de que la masturbación es muy necesaria que debemos auto satisfacerse, por esa razón no discriminó  a mi hijo y ni a nadie, y me encanta que él lo haga.

 

Los cinco chicos continuaban estáticos con esos ojos de búho mirándome fijamente, fue tal grado de sorpresa al verme ahí que ninguno había intentado cubrir sus vergas paradotas, de hecho, aún seguían con sus manos tocándose la verga, no la movía solo permanecía agarrándose sus respectivas vergas, es como si solamente hubieran detenido la paja.

*muy estupida fui al llegar ahí, te pasas Vanessa*

 

 Me arrepentí grandemente, hasta que llegó a mí un impulso de dar media vuelta y cerrar la puerta, e irme corriendo a mi cuarto con la vergüenza en mi rostro, pero pensándolo bien, eso sólo preocuparía a los chicos, sentirían mucha culpa de que fueron descubiertos haciendo algo malo y eso les produciría mucha vergüenza, y pensaría que yo estaba muy molesta por esa situación y no era así. 

 La culpa era mía, yo muy pendeja llegue a incomodarlos por cometer la gran estupidez de venir hasta acá a hacerme la puta madre arrecha.

 

 Soy muy estúpida.- ¡Uy, disculpen chicos, en serio perdoné! – Dije mientras mis mejia se sonrojába al máximo – n… no, sabía… – ni siquiera podía pronunciar muy bien las palabras se trababan en mi boca, después de que terminé de decir todo eso, los chicos inmediatamente intentaron cubrirse con sus manos sus vergas, pobres de ellos,  se veían tan avergonzados tal cuál cómo yo lo estaba, – está bien…chicos, porfavor no se detengan, es mi culpa… no pensaba – ¡puta madre! no sabía cómo explicarles ellos para que no se sientan mal.- ¡pero Mamá! Perdón, pensé que ya estabas dormida, lo siento mamá – mi hijo se levantó, e intentó levantar su pantalón del suelo tapando medio a su vergota erecta.

 

 Yo le respondí, – No pasa nada, en serio. Porfavor, no quiero arruinarles la… – no sabía si llamarlo fiesta o que chucha era eso, y seguían diciendo, – fue mi culpa, no debí venir, chicos sigan con sus asuntos-, una sonrisa de nerviosismo se asomaba en mí cara. – seño… señora, disculpe, lo que hicimos estuvo mal, y es en su casa, porfavor disculpe– se lamentó Ariel mientras se ponía de pies agarrando su camisa e intentaba tapar su pene.

 

Yo seguía intentado apaciguando la situación — chicos, le repito ¡no tiene nada de malo!, de verdad… es normal, todos lo hacen… jajaja -, nuevamente la sonrisa de nerviosismo me salía.

 

Santiago, reaccionó de inmediatamente por que al instante puso en pausa la página dónde estaban viendo el porno, – tía perdone, por favor no le diga a mi mamá, no sabía que ust… –, lo interrumpi a mi sobrino   *que se tranquilizará, que su tía no iba a decir nada a nadie, que sugieran viendo éso, que no había nada de que tener miedo*. En la tele se veía una mujer morena de cabello rizos y cuerpo monumental(típica de mujeres así de esa tes), la chica estaba recibiendo un grueso y grande pene dentro de su vagina.

 

Mire hacia los chicos con una carita pasiva, – lamento muchísimo , en serio ¡mucho! de haberlos interrumpido, porfavor, hágamen casó, no se detengan por mí, por que eso si me haría sentir culpable y no quiero eso chicos -. *Sin dejarlo de mirar*.

– señora Vanessa, en serio no queríamos hacer esto, está es su casa, no debimos absolutamente hacer estas cosas yo… – preguntó Gabriel, el  chico guapo de los cuatro, seguramente era el que más atraía a las mujeres – uhmm, Es mi culpa – insistí en lo mismo – yo le di permiso a mi hijo para que ustedes se queden aquí para que pase un momento agradable en mi casa, y lo estaban haciendo y yo metida fui, así que ¡No tiene nada de malo!…- Tú mamá si que es muy buena – dijo Adriano el chico tímido– si mi madre nos veía así en estas escena ufff… nos mataba a todos juntos-. Mencionaba Adriano, ahora con más calma y un poco más de confianza,  – verán, 

yo soy una mujer comprensiva de mente abierta y isaac lo sabe muy bien de éso, yo también pasé por lo mismo que usted en la adolescencia… me hicieron cosas uff, cómo también hice muchas locuras, así que mijitos no tengo derecho de recriminarles nada a ustedes están en su libertad, siéntesen a gustó. Pueden seguir tranquilamente, yo solamente voy  la cocina y tomar agua y después los dejo tranquilos, ok-. 

 

Después de que terminé de decir ése mini discurso, los chicos se sentaron en el sofá principal. Mi hijo Isaac se sentó en medio del sofá,  a lado de él estaba Santiago, Gabriel y al otro extremo estaba Adriano y por ultimo Ariel. Y yo, ahora sí, con una sonrisa de confianza, caminé hacia la cocina pasando en frente de ellos, eso sí,  no podía mover mucho mis brazos al caminar, por que si lo hacía de esa manera, se iba levantar el camisón dejando ver así mi tanga y mi culo a la vista de ellos. 

 

Era obvió que todos me miraron pasar, es muy evidentemente que ellos  habían notado mi atuendo muy sexy que cargaba, pero la situación no era tal cómo la imaginaba en mi mente cochina, pude observar sus reacción de cada uno con mis propios ojitos, las vergas de los chicos(¡¡incluyendo de mi propio sobrino y de mi hijo!!)  se les pusieron aún más duros, bien erectas.- ¿De verdad madre, quieres que sigamos?-, me dijo Isaac con cara de sorprendido al ver que no molestaba  lo que estaban  haciendo. – En serio mijito,  no se incomode, sigan tranquilos, yo no los molestó más – mencione tomando un vaso con agua, viendo a cada unos de los chicos con su verga erectas,  y algunos continuaban con sus pajas, y yo estando en la cocina observaba toda esa escena, mientras bebía agua disimuladamente, creo que mi pedido funcionó. 

 

Gabriel, agarró el mando de la tele, y puso reproducir nuevamente esas escena de pornografícas otra vez.

 Pero aún los chicos parecían algo tímidos creo que le incomodaba un poco mi presencia, por que algunos de ellos me miraban con cierta incredulidad lo que estaba pensando en ese momento, y todo eso apreciaba desde la cocina.

 

 Sus masturbaciones no la hacían  con mucha energía, estaban analizando la situación con mucho cuidado, como si yo fuera a reprendeles todo eso(bobitos). Ver tantas vergas, de mi hijos, de mi sobrino y sus amigos, eran increíble. Mientras yo seguía  en la cocina sin apartar mi mirada(ninfómana) de las cinco vergotas en que estaban ahí en vivo y en directo, a los tiempo vengo a ver vergas así de todo tipo(incluido de mi propia familia), en mi niñez hice trío como no se lo imaginan con señores y chicos mayores que mí,  y ahora ver nuevamente todo eso después de tanto tiempo ¡wow! Eran una sensación muy divina, que no podría explicárselo. 

 

Pero me sentía un poco aturdida, no podía pensar claramente de eso, aunque estuviera echa una gata en celo, tenía que controlarme, era la madura de ahí presente y tenía que comportarme cómo tal. 

 

*era el momento de retirada de ése lugar* 

 

Caminé de regreso a mi habitación de puntitas y sin mencionar ninguna palabra, pero al instante que pasé por por detrás del sofá, Ariel me dijo:  Seño, no hace falta que se vaya(una pausa hizo, cómo agarrando aire)… si no le incomoda… – fue como un pedido eso,  seguramente el pajerito quería mirarme aun más mi cuerpo que estaba muy caliente,  y también le calentaba la idea de que yo lo vea sacando brillo a su vergas. 

 

Le replique Ariel, – Ustedes necesitan privacidad, y yo lo entiendo. Al instante añadió Gabriel – seño, disculpara pero usted no nos incomoda para nada, pero si no quiere esto, y le  pone incómoda, lo entiendo – esté chico si se sabia expresarse, guapo y sabe lo que estaba haciendo, un encanto,  parecía estar muy triste  porque me marchara.- ¿YO, Incómoda? – replique, (la verdad si me ponía bastante incómoda la situación estar ahí con mi hijo y mi sobrino , pues si es una situaciones rara, pero eso me pasa a mi por andar de mamá putona frente de ellos  y me la había buscado al venir hasta acá vestida de puta esquinera, pero pensé que podría quedarme un ratito, para que no se sientan culpables y luego de eso regresaría a mi cama), – no mijito, para nada, no me incómoda-. 

 

*Me dirijí al sillon que estaba apuntando a la dirección donde estaban ellos sentados*.  

 

Para demostrarles que no me incomoda para nada la situación y con mucha  seguridad me senté en el sillón individual de la izquierda, este no miraba para nada al televisor, sino que apuntaba derechito  hacia los chicos pajeros.

 

Me senté en el sillón, tan delicadamente, con mis manos agarré el camisón y lo estaba jalando para así tapar mis muslos ya que igual era imposible hacerlo por qué eso era  muy chiquito, y medio, medio podía tapar mis gruesos muslos, junte mis piernas cómo una niña buena, para que no se me alzará el camisón y para que no viera nada de mi zona vaginal y más aún con la tenga que traía puesta. 

Los chicos comenzaron a masturbarse a un ritmo considerable; agarrando sus vergas con sus manos, lo movía de arriba hacia abajó, de arriba hacia abajo, era ese vaivén que estaban haciendo, y conmigo  presente, verles las caritas a todos de excitación era  un placer enorme. De tanto pajasos que se estaban dando algunos le comenzaba a salir ése juguito rico del preseminal. Y también lo que esperaba después de mucho tiempo, ver a mi hijo masturbarse en frente de su mamita, ¡¡hasta que por fin se dio!!, le vi su vergota que cargaba(después de tanto tiempo, desde niño que yo no lo volví a ver), vaya si que ha crecido la verga de mi hijo, se la veía muy potente y fuerte, una cabeza de su verga grandecita, es mejor que la verga de mi esposo. Y ahora verlo como lo movía su verga ¡¡ay no puede ser que rico es!!. «Me perdonarán pero soy muy fácil en situaciones así».  

 

 Y ellos  me quedaban viendo, y algunas de esas miradas  me desnudaban, ricas miradas arrechas, pero aún así estaba muy sonrojada, no sólo porque se estaban masturbando frente mío, sino también por las explícitas escenas de de porno( la mujer Morena recibía vergas por donde quiera, le deban muy duro esos hombres con esas vergotas grandes), ya que nunca había visto pornografía  delante de mi hijo, mejor dicho, delante de unos muchachitos… y ahí estaba yo, mirando la tele y a los chicos masturbándose. 

Estaba muy perdida ante tanta acción. Mis ojitos iban de la pantalla a las vergas parada de los chicos, pero me encontraba muy tensa en esa situación, tenía las piernas muy juntas, estaba erguida, y las manos sobre las rodillas. Intenté relajarme un poco y pensar en otra cosa, aunque era muy difícil de conseguirlo.

 

Seguirá la tercera parte…

carla....en la tiendita!!!
Con Mi Vecino Pedro, Y Yo con 11 Años (parte 4)

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