Incesto

¡Si es por orden del doctor! … – Novena Parte.

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—Es de esperar que te sientas mucho mejor ahora … ¿verdad? …

 

Preguntó la doctora aún con el receptáculo de semen en sus manos, miro el líquido en el contenedor y luego olisqueó el vaso, después lo miró a contraluz:

 

—Has producido una gran cantidad de esperma … la viscosidad es normal … también el color … lo enviaré a la brevedad al laboratorio para su análisis … me sorprende la cantidad con la que te corres, Alberto … pero creo que eso se debe también a tú condición actual … probablemente eso también se normalizará cuando comiences el nuevo tratamiento …

 

Luego se volvió a mamá:

 

—Antonella … tienes un hijo excepcional … su miembro está en el extremo considerado como “grande” … excelentes dimensiones que harían la dicha y alegría de cualquier mujer … espero consideres eso y te ayude a tomar una decisión positiva al respecto …

 

Mamá se veía un poco cohibida, había cruzado un brazo a cubrir sus enormes pechos y prestando atención a lo que decía la doctora la interrumpió:

 

—Ya veo … discúlpame un momento, es que necesito volver a vestirme …

 

—¡Oh! … por supuesto … has lo tuyo …

 

Miré a mamá mientras tomaba sus ropas y comenzaba a colocar sus inmensas mamas en las copas de su sostén para luego abrocharlo detrás de su espalda, luego se puso su blusa blanca y finalmente su ajustada falda, no sé por cuál motivo abrochó su blusa hasta el último botón, volvía a aparecer la beata remilgosa.       Quizás lo hacía para aparentar delante de la doctora.

 

 

 

Yo ya me había recuperado y yacía sobre la camilla mirando a las dos mujeres, la doctora había observado con atención los movimientos de mamá, la vi lamer sus labios ante las portentosas tetas que mi madre luchaba por acomodar dentro su sujetador, también parecieron gustarles los movimientos de cadera de mama colocándose la ajustada falda.      No podía creer en lo que había sucedido, estaba sin palabras esperando el devenir de la situación irreal que acababa de vivir.

 

 

 

La doctora me miró y dijo:

 

—Tú también debes vestirte, Alberto … por hoy hemos terminado … voy a refrigerar esta muestra … los esperaré a ambos en mi consulta principal una vez que se hayan vestidos …

 

Salté de la camilla y me fui al baño a por mi ropa, me vestí y volví al lado de mamá, pero ella ya no estaba, así que me fui a la oficina principal, donde encontré a la doctora detrás de su escritorio y mamá sentada en una silla frente a ella.    Me acerqué y senté junto a mí madre.

 

 

 

 

La doctora también se había vuelto a vestir, lucía su bata blanca.     Apenas me parecía posible pensar que ambas estaban medio desnudas hace algunos minutos ayudando a masturbarme ¡¡Se veía todo tan correctito y remilgado!! La doctora me sonrió mientras me acomodaba frente a ella.

 

—Alberto y Antonella … no saben cuánto me han complacido al mostrarme la modalidad que usan para la recolección de la muestra … los vi bastante cómodos y mi presencia no les disturbó … me pareció positivamente sorprendente el modo en que ambos interactúan el uno con el otro … la situación podría parecer bizarra entre madre e hijo … pero ustedes lo hicieron parecer del todo natural …

 

Luego se volvió hacia mi madre y continuó diciendo:

 

—Estoy totalmente satisfecha de ver tú entusiasmo, Antonella … eres excepcional ayudando a tu hijo … quizás la gente no entendería todo esto … pero yo sí … y me alegro por cómo han abordado el tratamiento en el modo debido …

 

Mamá agachó su cabeza por un momento, pero luego se sentó en su silla muy derecha y orgullosa.     Al parecer las palabras de la doctora la hacían ver que estábamos haciendo lo correcto.       Luego la doctora prosiguió:

 

—Ahora … confío en que pasaran a la siguiente etapa en modo natural … entiendo que es algo difícil, pero confío en que lo lograrán … sin embargo, puede que consideren ser ayudados a enfrentar la etapa sucesiva … entonces, Antonella … me tienes a mí, estaré dispuesta para ayudarte a intentarlo entre ustedes … si lo necesitas recurre a mí … para eso estoy yo …

 

Dijo mirando a mi madre en modo particular.    ¡¡Me pareció entender de que la doctora estaba dispuesta a ayudarnos a mí y a mí madre a tener relaciones sexuales!!      Mamá volvió a bajar su cabeza un poco cohibida y respondió:

 

—Es bastante inusual lo que nos propone, doctora … lo pensaré y le haré saber … agradezco la deferencia y la atención que nos ha dado …

 

La doctora se levantó y sacó de un mueble una carpeta verde y volvió a dirigirse a mamá:

 

—Antonella … soy médico tratante de muchas pacientes … algunas tienes grandes impulsos sexuales y no están satisfechas por sus maridos o sus parejas … algunas de ellas tienen fetiches …

 

 

 

 

Hizo una pausa y se volvió a mí:

 

—¿Entiendes lo que es “fetiche”, Alberto? …

 

—¡Emh! … creo que sí, doctora …

 

Respondí dócilmente, sin saber a ciencia cierta qué cosa decir, entonces ella continuó:

 

—Quiero decir que ellas son algo particulares y tienen ciertos gustos a veces peculiares en relación con el sexo … hay muchas mujeres, especialmente maduras y con un alto apetito sexual … que disfrutan de cosas específicas para lograr el orgasmo … algunas solo lo logran al hacerlo con jovencitos como tú, Alberto …

 

Moví mi cabeza en sentido afirmativo, pero contemporáneamente mi verga inició a pulsar bajo mis pantalones ¡¡¡Pero hacia donde está yendo la doctora!!! Miró a mamá enseñándole la carpeta que tenía en sus manos:

 

—Antonella … si no logras iniciar la etapa sucesiva … puedo recomendarte algunas mujeres que podrían ayudar a Alberto a superar esta etapa de transición de su condición médica … los veré la próxima semana … entonces me dirás que hacer para continuar con su tratamiento … ¿estás de acuerdo? …

 

Mamá asintió con su cabeza, pero no dijo una palabra, es más, noté en su rostro una cierta sorpresa por la propuesta de la doctora.      Con esto, la doctora dio por terminada la consulta, nos levantamos y nos despedimos.

 

 

 

 

Mientras nos dirigíamos a casa en el carro de mamá, me moría por ganas de saber que pensaba mi madre de todo lo que había dicho la doctora, pero ella estaba concentrada en el tráfico y encendió la radio para escuchar un poco de música, no hizo ningún comentario sobre el tema.      Poco antes de llegar a casa, me preguntó:

 

—¿Cómo te sentiste al dar una muestra frente a la doctora? …

 

—Bueno … al principio estaba un poco incomodo … pero luego cuando ella se metió a colaborar, me gustó … y por extraño que te pueda parecer … me sentí excitado por ella …

 

Mamá me miró de reojo y para mí sorpresa, dijo:

 

—¿Sabes una cosa? … sentí lo mismo que tú … al principio no estaba segura, pero cuando se unió para ayudarte y se quedó solo en bragas y sostén … me pareció excitante también a mí … rozó mis senos en un par de oportunidades … y si no hubiésemos tenido que ocultarlo … te habría chupado y follado allí delante de ella …

 

Las palabras de mamá hicieron que mi pene se endureciera casi al instante, un lampo de lujuria atravesó todo mi ser.     Jamás imaginé a mamá diciendo algo así.     Luego agregó:

 

—Lo bueno es que finalmente sabemos lo que tienes y el modo de tratarlo … pero no me siento cómoda pensándote a ti con otras mujeres … supongo que como están bajo tratamiento de la doctora, todas son sanas y no corres el riesgo de contagiarte de algo … sin embargo, la idea de que tengas que hacerlo con alguien extraño no me seduce para nada …

 

Ya se me había pasado por la mente el gozar de algún coño diferente al de mamá, me sentí un tanto decepcionado por lo que ella me estaba diciendo, pero ella era mi guía y mi madre, solo a ella debía obedecer y seguir.     Me animé cuando ella dijo:

 

—Pero he pensado a algunas cosas que podríamos hacer … en la siguiente cita con la doctora … fingiremos que nos gustaría que nos ayudara a pasar a la etapa siguiente … ella nos ayudará a que tú me penetres …

 

Mientras escuchaba en silencio, mi verga continuaba creciendo y estrechando mis pantalones.

 

—Tenemos que dejarla pensar que es ella la que nos ayuda a follar por primera vez … no quiero que sepa que ya lo venimos haciendo desde hace mucho … entonces podríamos verla un par de veces a la semana y hacerlo en su presencia … si te dejó tocarla el día de hoy … quizás podría involucrarse un poco más … la vi cómo miraba mis pechos … pareciera que le gustan … ¿Dime que piensas? …

 

Mi verga ya pulsaba y el malestar a mis cojones comenzaba a hacerse sentir, mamá era una caja de sorpresas para mí, me ruboricé excitado.

 

—¿Y por qué te sonrojas, Alberto? …

 

—¡Hmmm! … bueno … me excitas al hablar así, mamá … y … ¡emh! … se me ha puesto duro, mami …

 

Mamá dio una rápida mirada hacia mi entrepierna y vio el bulto en mis pantalones.

 

—¡Oh!, pobre niño …

 

Luego sin quitar sus ojos del camino, deslizó su mano y frotó mi polla tiesa con firmeza a través de la tela de mis pantalones.      Al momento comencé a jadear y sentí el hormigueo en mi espina como que me venían ganas de correrme allí mismo.

 

—Mami … si sigues así me correré en mis pantalones …

 

—¡Aguanta, cariño! … estamos casi llegando a casa … yo lo arreglaré entonces …

 

—¡Hmmmmm!, mami … ¡Ssiii! … apúrate …

 

Un par de minutos después, mamá entraba a toda velocidad en el camino de ingreso a nuestra casa y se bajó rápidamente, yo la seguí torpemente tratando de ocultar mi tremenda erección en caso de que hubiese algún vecino fisgón.     Apenas entramos a casa, mamá cerro con llave la puerta principal y luego me empujó contra el muro, cayo de rodillas ante mí y apresuradamente me soltó el cinturón y bajo mis pantalones y boxers a la vez y dijo:

 

—No necesitamos de ese tonto vaso, hijo … déjame hacer a mí … puedes correrte en mi boca …

 

Fue algo incomodo, pues mi verga tiesa se enredó en mis boxers, pero mamá tomó mi verga en sus manos y la sacó reluciente, instantes después mi pija desparecía completamente en su boca, mamá comenzó a chuparme desaforadamente casi como una ninfómana enloquecida.   ¡¡Reconchas!!   Que lujuria ver a mi madre con que gusto lamía y chupaba mi polla.     Agarré su cabeza y cabellos mientras bombeaba mi pija en su boca, la hacía toser metiéndosela hasta tocar su garganta.

 

—¡Chúpamelo, mami! … ¡Házmelo rico! …

 

Eran tantas las ganas de correrme que no resistí mucho la frenética mamada de mamá y ni siquiera alcancé a advertirla simplemente comencé a inundar su boca con un mar de esperma:

 

—¡Aaaahhhh! … ¡Oooohhhh! … ¡Umpf! … ¡Umpf! … ¡Umpf! … ¡Aaaahhhh! …

 

Gemí y me estremecí follando la boca de mamá, ella me había inmovilizado contra la pared, me sujetó con destreza mientras mi pene expulsaba lefa caliente, tragando como sedienta toda mi leche ¡¡Jesús, Jesús!!  ¡¡Esto sí que se sentía bien!!   El dolorcillo en mis cojones inmediatamente cedió en intensidad.      Mamá restregó su rostro contra mi polla, luego se levantó y me dio un beso en la mejilla.

 

—¡Hmmmm!, Alberto … eso fue encantador … necesito ducharme … ve también tú a lavarte y luego bajas para que cenemos algo …

 

Me dejó ahí con mis pantalones a los tobillos y comenzó a subir las escaleras sonriéndome seductoramente, me acerqué a la escala para mirar su culo mientras subía.     Luego me senté en el último escalón mientras me arreglaba mis vestimentas y también para recuperarme de mi orgasmo   ¡¡Santo Cristo, mamá es increíble!!

 

 

 

 

Mientras subía a lavarme, pensaba en lo sucedido en la consulta de la doctora María Paz.      No puedo negar que había sido excitante.      Me encantó que el tratamiento para recuperar mi equilibrio bacteriano sea mantener relaciones sexuales en forma regular   ¡¡¡También con la posibilidad de hacerlo con otras mujeres!!!     Estaba claro que a mamá no le gustaba esta posibilidad, pero se allanó a tener sexo delante a la doctora y tratar de involucrarla en algún modo.     Recordé cómo la doctora miraba los senos de mamá, al parecer no le eran indiferentes.

 

 

 

 

Finalmente, fui a ducharme.      Apenas terminé me estaba terminando de secar frente al espejo, cuando escuché a mamá gritar a alta voz:

 

—¡Cariño! … ¿Has terminado de bañarte? …

 

—¡Sí!, mami … me voy a vestir ahora …

 

—¿Todavía estas desnudo? …

 

—¡Emh! … ¡Sí! … Estoy terminando de secarme …

 

—Bueno … ven y hazlo aquí … no seas tímido …

 

Me miré al espejo y vi que mi pene estaba semi duro con tanto roce de la toalla.      ¿¿Qué cosa querrá mi madre?? Mi curiosidad pudo más, me fui secando mis cabellos hacia el dormitorio de mamá.      Había ya pasado más de media hora desde cuando llegamos a casa y ella me hizo correrme.      Mi verga estaba lista para algo más, podría volver a correrme.      Ya no me cohibía el hecho de estar desnudo frente a mamá, así que tal cual estaba, me fui caminando al dormitorio de ella.      Mi polla era una especie de péndulo que se movía de lado a lado.       Me estaba terminando de secar mis cabellos y la parte frontal de la cara, cuando bajé la toalla me encontré con una maravillosa y sicalíptica vista de mamá.

 

 

 

 

Mamá estaba recostada de espalda apoyándose en los cojines y almohadas de su cama, hacia la cabecera.      Estaba totalmente desnuda, tenía las piernas abiertas de par en par con los labios hinchados de su coño abiertos, relucientes, rosados y húmedos.      Estaba jugando consigo misma, dos dedos de su mano izquierda estaban dentro de su chocho, mientras que, con el índice y el dedo medio de la mano derecha, restregaba suavemente su clítoris ¡¡¡Se veía tremendamente caliente!!!   Me miró con sus ojos lujuriosos, sonriendo y mordiéndose su labio inferior, me dijo:

 

—¿No quieres un poco de la medicina prescrita por la doctora? …

 

Como un reflejo automático, tiré la toalla sobre una silla cercana y me subí a la cama directamente en medio a sus piernas, me arrodillé allí tocando sus pantorrillas, la vista del sabroso coño de mamá me había enmudecido, ella dijo:

 

—Lámeme primero cariño …

 

Su voz sonaba rauca y cargada de pasión.      Incliné la cabeza entre sus muslos y recibí en mis fosas nasales el aroma de la fuente que da vida:

 

—¡Hmmmmm! …

 

Su olor era hechizador y cautivante.      Besé su monte de venus.     Su piel era tersa y lisa, al parecer mamá acababa de rasurar su coño.     Mi lengua separó sus labios y saboreé sus fluidos que rezumaban apetitosos néctares.      Lamí los suaves labios de su cálida y empapada concha, luego metí mi lengua profundamente en ella, comenzando un movimiento de mete-y-saca como si la estuviese follando con mi lengua.      Contorsionándose sobre la cama, mamá gimió de placer.

 

—¡Hmmmmm! … Alberto …  es taaan riiico lo que me haces … ¡Aaaahhhh! …

 

Continué a lamer su coño enardecidamente, mamá cerró sus muslos alrededor de mis orejas y con su mano empujo mi cabeza contra su chocho, gimiendo y follando mi rostro con su pelvis.     Sentir el delicioso coño de mamá en mi boca era un manjar selecto y celestial, sus húmedas, rosadas y jugosas carnes saciaban en parte mi sed por ella.     En un momento al parecer toqué sus partes más sensibles y ella grito más fuerte:

 

—¡Oooohhhh! … ¡Aaaahhhh! … ¡Ssiii! … ¡Ssssiiii! … ¡Cariño! … ¡Oooohhhh! …

 

Soltó mi cabeza y comenzó a convulsionar en espasmos que levantaban sus caderas de la cama, violentamente mi boca dejó su ojete rosado e hinchado, sentí un deseo loco de meter mis dedos en ella:

 

—¿Puedo follarte con mis dedos, mami? …

 

—Mejor méteme tú polla dura … ahora … métela de una vez …

 

 Me alineé con su coño y empujé, su ojete se abrió y mi pene campante penetro sus cálidas membranas vaginales, las piernas y los brazos de mamá se cerraron alrededor de mi cuerpo:

 

—¡Aaaahhhh! … ¡Aaaahhhh! … ¡Ssiii! … Culéame fuerte … bien fuerte … ¡Ssssiiii! …

 

Dijo mamá empujando su pelvis contra mi verga enterrada profundamente en ella, mi pene duro como una roca entraba y salía de su vagina y mamá no cesaba de chillar y apretarme con fuerza inaudita.     Entonces tomé sus muslos y los empujé hacia arriba hasta aplastar sus gigantescas tetas, para luego embestir su coño frenética y enérgicamente, los cosquilleos en mis bolas comenzaron a provocarme ligeras descargas eléctricas en mi espina, las paredes del coño de mamá hicieron su magia succionando mi verga, aprisionándola y ordeñándola, bombeé con todas mis fuerzas antes de correrme en un aluvión de semen que me hizo estremecer de pies a cabeza:

 

—¡Aaaahhhh! … ¡Umpf! … ¡Umpf! … ¡Umpf! … ¡Argh! … ¡Oooohhhh! …

 

Me desplomé exhausto soltando sus muslos y abrazándola le susurré al oído:

 

—¡Reconchas!, mami … tú coño de puta caliente es soberbio … te voy a culear fuerte todas las veces que mi pija se ponga dura …

 

Mamá me apretó contra sus tetas y me beso en la mejilla para luego susurrarme:

 

—Si me lo haces así de rico … ¡Ssiii! … ¡Todas las veces que tú quieras! …

 

Me vinieron unas ganas de besarla que nunca antes había tenido.    Aplasté sus tetas con mi pecho, ella abrió sus ojos y me miró, yo cerré los míos y me incliné depositando mis labios sobre los suyos, inmediatamente su lengua entró prepotente en mi boca, nos besamos largamente con mamá, había una pasión desenfrenada entre ambos, mi pene todavía latía dentro de su concha, goteando y chorreando su panocha inundándola toda, ella dijo:

 

—Dame toda tú lechita, bebé … tenemos que mezclar nuestros jugos … es por orden de la doctora … no lo olvides …

 

—Así es, mami … pero no es lo más importante … lo que cuenta de verdad es que tú y yo estamos juntos y unidos …

 

—Podrás follarme cuando y donde quieras … podremos hacerlo todo el tiempo … y lo haremos delante de la doctora … si es necesario traeré a tu tía Giovanna para que la folles … y si eso no basta … te dejaré follar las mujeres que recomiende la doctora …

 

Las palabras de mamá tuvieron el inmediato efecto de endurecer mi pene.      La concupiscencia de mamá estaba a flor de piel, ya muy lejana de la mojigatería de no hace mucho, incluso ahora me ofrecía de follar con otras mujeres, esto me quedó girando en la cabeza.     Me derrumbé a su lado, pero mi pene estaba todavía duro, completamente mojado en los fluidos de mi madre, pero duro como un palo, mamá envolvió mi capullo con su mano y me masturbaba suavemente.      Respirando todavía entre jadeos, le pregunté:

 

—Mami, ¿Qué dijiste sobre la tía Giovanna? …

 

—Que podríamos involucrarla en la toma de muestras …

 

—Pero ya no necesitamos más muestras … ¿Creí escuchar que me dejarías follarla? …

 

—¡Ah! … En su juventud tú tía era la oveja negra de la familia … cambiaba novio todas las semanas … papá la amenazó con internarla con las monjas … mamá se opuso … entonces tú tía se sintió apoyada por mamá y se relajó tanto que la amenazaron con echarla del colegio … por ahí se anduvo calmando … luego en la universidad se fue a vivir con un novio y luego se casó con él … al parecer había encontrado la horma de su zapato …

 

—O la pija que colmaba su chocho …

 

—Lo has dicho muy bien, hijo … su marido Jorge, la adoraba … él iba manejando al momento del accidente donde fallecieron nuestros padres … desde entonces. Giovanna no se ha recuperado … quizás es hora de ayudarla a ella también …

 

—¿Y tú dices que ella me dejará follarla? …

 

—Bueno cuando conversé con ella y le conté sobre tu problema … también le dije que te estaba ayudando a correrte … pero no le conté todo … ella nada sabe de qué hemos follado …

 

—¿Y tú crees que ella no sospecha nada? …

 

—Bueno … no le pareció muy bien de que yo te ayudara a correrte … pero cuando le dije de que era por sugerencia del doctor y solo por algunos días … a ella le hizo sentido y me preguntó algunos detalles … la sentí muy interesada en los pormenores …

 

—¿Y tú le hiciste una reseña de ellos? …

 

—Por supuesto qué no le conté todas las particularidades … pero le dije que habías visto y tocado mi culo y mis senos … a ella le pareció algo atrevido, pero necesario … quiso saber si me excitaba y yo le dije que me despertabas recuerdos pasados …

 

—¿Entonces es eso lo que te ha sucedido conmigo, mamá? …

 

—Creo que sí, hijo … estoy casi segura de que también sucederá con tú tía … la invitaremos a venir a ayudarnos la próxima semana ¿Te parece bien? …

 

—Sí, está bien … Pero ¿cómo harás para que ella me ayude? …

 

—Pues le diré que tu necesitas ayuda y que yo no puedo ayudarte como es debido porque tengo que trabajar … ella no tiene necesidad de trabajar y está siempre en casa … le hará bien salir …

 

—¡Ay!, mami … no veo la hora … ¿Y tú crees que deveras me ayudará? …

 

—Ella nunca tuvo hijos … tú eres como un hijo para ella y eso será su leitmotiv … después serás tú a incitarla … ella era muy caliente cuando más joven …

 

Mamá acariciaba mi pecho seductoramente mientras me daba a conocer sus planes, escuche atentamente, disfrutando la sensación que me provocaban sus caricias, mí pene se había reblandecido un poco y el malestar a mis bolas se estaba manifestando levemente:

 

—¿Mas joven? … ¿Qué edad tiene la tía ahora? …

 

—Treinta y cinco … yo soy dos años mayor que ella … te tuve a ti a los veintiunos …

 

—¿Y tú crees que el apetito sexual de tía Giovanna se ha mantenido? …

 

—Bueno … su marido se fue hace dos años y no le he conocido ninguna pareja hasta el día de hoy … imagino que tiene deseos reprimidos … al igual que yo los tenía …

 

—¡Umh! … sería rico follar a la tía …

 

—Sabía que te iba a gustar … ella es casi igual a mí en lo físico … excepto que su culo es más pequeño … ella nunca estuvo preñada …

 

—¿Y tiene dos años sin coger? …

 

—Así es … debería ceder fácilmente … le diré que tiene que estimularte y le diré como … verás que hará de todo por ayudarte … sé que tiene impulsos y anhelos sexuales al igual que toda mujer, ella me lo confiado …

 

—¿Y cuándo piensas que podríamos invitarla? …

 

—La semana entrante … déjame disfrutarte unos días más … después la llamaremos …

 

Recordé que la situación de tía Giovanna es bastante acomodada.    Recibió un millonario seguro después de la muerte de mi tío.     Viste en modo muy elegante y juvenil, sus vestimentas siempre resaltan sus sinuosidades.     Me recuerdo cuando asistió a la fiesta de mi último cumpleaños, mamá había decidido de que todos deberíamos estar disfrazados.     Ella se presentó con esos Hot-pants y esas largas botas negras, dijo que era “La mujer bonita”, mamá se anduvo enojando con ella, todos mis amigos no le quitaban ojo de encima.     Cuando me saludó y me besó en la mejilla, me dejo la marca de sus rojos labios rojos.      Mamá apretó mi pene cuando se dio cuenta de que me había distraído.

 

—Entonces no le diremos nada sobre el nuevo tratamiento sugerido por la doctora … solo que necesitas más muestras de semen … creo que cuando ella comience a ver tu hermosa polla y tu cuerpo atlético y joven, sus lujuriosos antojos la traicionaran … yo la animaré y la tentaré … ella sucumbirá y terminará rogándote que la folles …

 

¡¡Guau!! Mi madre me sorprendía una vez más.      ¡¡¡Reconchas!!! Me estaba ya imaginando a mi madre y a mi tía magreando mi pene para hacer que me corra, le sonreí y le dije:

 

—Por mí, está bien … no me quejaré sin juegan con mi pene a cuatro manos … si eres tú junto a la tía, va a ser algo maravilloso …

 

—Además … tú tía tiene un culo bastante figurativo y bonito … sé que te va a gustar …

 

Dijo mamá sonriéndome contenta y agregó:

 

—Imagínate con dos culos como los nuestros para estimularte …

 

Por supuesto que me imaginé algo así, mi pene pulsó con energías propias.    Debo confesar que el culo de la tía Giovanna siempre me llamó la atención, hasta me he pajeado pensado a su trasero formidable, es muy parecido al de mi madre, pero ella es menos ancha de caderas, por lo tanto, su culo es más pronunciado hacia atrás.     No quise decirle a mamá que ya había tenido fantasías con el culo de la tía, no por el momento.

 

—Mami … eres increíble … ¿Cómo se te ocurren tantas cosas? …

 

No pude evitar de preguntarle, estaba sorprendido y excitado por las elucubraciones de mamá, desde un principio mi madre me ha impresionado por su forma de enfocar cada situación, pero ahora mucho más.     Entonces ella prosiguió:

 

—¡Espera! … ¡Espera! … no he terminado … mientras Giovanna esté aquí, también comenzaremos a tener algunas sesiones con la doctora … haremos que ella crea que nos ayuda a tener relaciones sexuales por primera vez … tengo la sensación de que ella puede ayudarnos mucho más de lo que lo ha hecho hasta ahora … ¡Sí sabes a lo que me refiero! …

 

Mi pene se agito bajo las palabras y los toques de mamá.     Solo pude mirarla lleno de admiración, mi boca estaba abierta y sin palabras, prácticamente estupefacto …

 

 

 

 

Continuará …

 

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