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Video de baile "indecente" de coelgiales de bachillerato

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Otro escandalo chimbo por que una morra es consciente de su rico culito.

©Stregoika 2023

Ayer se inauguraron los juegos escolares de uno de los colegios cercanos a donde resido. Es uno de los colegios llenos de las morras más mamasitas que imaginen. De hecho, de tanto salir a mironear (y a veces a perseguir) colegialas, me inspiré y escribí algunos relatos. Al final se los vinculo. La inauguración fue en la cancha pública del barrio ¡Qué pobreza! No en un poli-deportivo cubierto ni mucho menos en un coliseo. O sea que, los estudiantes que iban presentar números no disponían de un camerino sino que se preparaban en sus aulas y esperaban su turno para presentarse en la callejuela trasera de la cancha. Cuando vi ese tren de mamasitas en vestiditos de baile y porristas, se me salió el pervert. Me puse como loco instantáneamente, y me dije lo que siempre me digo: “Quiero ver culos ¡Quiero ver culos!”. Entonces rodeé la cancha un par de veces buscando un resquicio por dónde deleitar mis depravados ojos, pero no hubo por dónde. Todo estaba ya atiborrado de padres, visitantes y curiosos. Y claro, varios viejos rabo-verde y mirones. ¡Qué horror! No sé cómo puede existir gente así. Por eso digo lo de “pobreza”. Lo de sacar las morras así en público es un riesgo, con tanto manoseador y restreguista profesional suelto por ahí. Entonces volví a la callejuela no transitada y llena de estudiantes de bachillerato. Desde ahí la vista era espectacular, ya que toda la región (casi todo este país) es montañosa y la cancha está hecha sobre una explanación. La parte de la callejuela está un piso hundida bajo el nivel de la cancha, y desde ahí se veían todos los grupos que hacían fila para presentarse. Había un grupo de chicas vestidas de colegialas (o sea, de sí mismas pero en tono y falda subidas) para bailar, y un grupo de porristas. Vi una sucesión de culos que casi me infarta.

¡Bah! Sé que estas cosas ya no interesan a casi nadie. El culto a la mujer y a la feminidad, el gusto por su imagen y la obsesión por el sexo hetero han sido erradicadas en una diabólica obra de ingeniería social. Ahora más vale ser gay. Pero no voy a amargarme. A quienes le gusten mis confesiones, bien por ellos. A quienes no, jódanse.

Continúo: Creo que me quedé babeando ahí por unos segundos. El problema es que estaba en medio de decenas de estudiantes en la callejuela y era el único particular. Estaba dando demasiada boleta. Y, así, pervert y todo, no soy ningún idiota. Y he visto otros mirones (¡Qué horror de gente!) y no quiero verme así. Soy un mirón empedernido pero no soy un estereotipo de tal, con pelo de coco en las parietales y una calva encima, con los ojos medio apagados y el cuello de la chaqueta erecto. Ja-ja. No. Yo paso desapercibido.
Me tocó irme para un costado y ver las morras más de cerca pero a nivel. Hacía mucho que no tenía tantas diosas tan de cerca, a centímetros (aunque separados por una reja). Y “Diosas” es poco. Las adolescentes son perfectas físicamente, más que perfectas. Ellas se ríen de la perfección. Había una con una faldita negra a ras de nalga y un cacheterito igual de pequeño y piernas de patinadora. Yo quería hacer alguna cosa de esas infantiles que me excita tanto hacer, como agacharme a atarme el zapato y verle bien el culo. Pero no sé… creo que he madurado algo.

Si algún día dejan de gustarme las morritas de entre 12 y 16, mejor me pegaré un tiro.

Hacía mucho, también, que no me palpitaba la próstata así. Se siente un bombeo por dentro, de donde nacen las güevas. Se siente rico, aunque sabes que es porque estás fabricando leche y que tener que guadártela en vez de entregarla, te va a costar mucha ansiedad y luego quizá, depresión.
Hoy busqué en internet a ver si alguien había grabado algo y podía ver lo que no pude ese día allá, en vivo. Pero no encontré nada. En este país retrasado no hay cultura de internet. Si fuera México o Argentina, o ni se diga España, habría encontrado al menos cien videos.
Entonces, buscando colegio por colegio de esos donde solía irme a deleitar viendo culitos adolescentes en zonas empinadas, encontré esto:

 

 

Es algo muy lindo, de verdad. Qué envidia con ese morro, y qué pesar que no tenga la madurez necesaria para disfrutar lo que está haciendo. Está estrellando su pelvis contra el jugoso y voluminoso trasero de una colegiala de unos trece años, dispuesta y complaciente. Y apuesto que ni siquiera lo tiene parado. Yo ahí, ya me habría venido. Pero para ellos eso es tan normal como para uno es… ¿qué sé yo? Tomar agua… Si tú que estás leyendo, eres un adolescente y asistes a una escuela, sobre todo una pública, sabes lo que digo. Ustedes se la pasan disfrutando del sexo en una medida que nosotros los cuarentones apenas podemos imaginar. Yo fui docente y vi un poco de eso. Luego, en mis rutinas mironeadoras vi muchas cosas. Por ejemplo, que un chico de unos 13 sorprenda a su compañera metiendo la mano bajo su falda y enterrándole un esfero en el culo. Ella solo brinca, se ríe, le da una suave palmada y le dice “¡Estúpido!”, pero sintiéndose halagada.

Creo que nací unos 30 años antes de lo que habría querido…

Ahora, el desgarre de vestiduras. En esto sí vomito y defeco. Los titulares, la alarama, la indignación… mi enemiga de toda la vida. La maldita televisión. ¡Doble moral total! Me cito a mí mismo:
En otros países (el resto de ellos) de Latinoamérica, ver una nena bailando en micro-falda es como para enviarla a exorcizar. Es cultural. Si unas colegialas hacen un video bailando y muestran las piernas y baten el trasero, y el video se hace popular, en países que no sean Brasil, hay un terremoto noticioso, investigación al plantel, despido y hasta encarcelamiento de profesores y campañas por la virtud de los jóvenes. Por un video en el que imitan lo que ven en TV nacional. Prrr.

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Este baile ocurrió en uno de los colegios que menciono en “El mejor día de un manoseador”.

Yo fui docente de bachillerato por varios varios años. Me alcanzó a dar nostalgia cuando estuve en aquella Inauguración de juegos, pero luego recordé que el sistema educativo es un circo y me sostengo en que prefiero no ser uno de los payasos.
También, quiero decir que la lujuria y el morbo son la puntita del iceberg en mi atracción por las morras. El iceberg entero es, dicho sin miedo: Amor.

Si conocen padres de familia promedio o profesores, díganles que no sean hipócritas. Mientras yo ejercía, convulsionaba de repudio por la doble moral que se maneja en los colegios. Se les exigía a los estudiantes virtud. Pero los profesores y profesoras departiendo por su cuenta son peores que albañiles. Yo también, pero nunca le exigí a una estudiante que fuera lo que yo mismo no era. Luego no era un buen porfesor.
Los profesores que se desencajan de ira porque otro profesor le mira el culo a una estudiante, están luchando contra su propio reflejo.
Las profesoras, por su parte, están celosas.

Cuando era muy joven, de unos 17, empezó a trazarse la brecha digital. Los jóvenes eran quienes manejábamos los computadores. A mí y a unos compañeros nos pidieron que instaláramos programas en los computadores de sala de profesores (a cambio de nota, para no pagar técnicos ¿Si ven que es un circo?) y encontramos decenas de fotografías de inmensos penes erectos.

Por último, si eres un morro en edad escolar y tienes novia colegiala… es muy, muy probable que no sepas la fortuna que tienes. Si lo supieras, no tendrías novia. Así es la puta vida.

 

Lean:

 

Oda a las alumnas del IED Altamira,

El mejor día de un manoseador,

y

Manoseada a través de una cerca de colegio.

o

 

 

 

 

Primer masaje
Busco a alguien que me ayude a ingresar en la zoofilia

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