Incesto

El mejor sueño de mi vida "IV" (18)

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Ella se fue para el apartamento, se me olvidaba decir que la reunión se hizo en el salón social de nuestro condominio. En mi cabeza rondaba lo último que ella me había dicho, tal vez esperaba una respuesta negativa para darme el perdón, porque no podría ser otra cosa, no era posible pensar que existiera la más remota posibilidad que ella accediera a mis deseos, pero no entendía porque a pesar de reprocharme las cosas, me decía que porque nunca le pregunté cómo se sentía o qué pensaba, eso me ponía a pensar y ahora cuando me dice que si deseo que pase todo lo que le dije, me deja peor y si tal vez ella en algún momento de esos quiso que pasaran las cosas y eso es lo que trata de decirme, ¿será que por eso me dijo que la escuche y que le hubiera gustado saber esas respuestas antes?

 
Tantas cosas pasaban por mi cabeza en esos minutos que no sabía qué hacer, pero en el fondo solo quería que ella me perdonara, que no se fuera a la universidad con ese dolor que le causé por todas las cosas que le hice, estaba sumido en mis pensamientos que no me dí cuenta que mi esposa me hablaba.
 
Padre: Por Dios, me quede pensando en que le pasó a Cristina que no te escuche, perdoname.
 
Madre: Precisamente de eso quería hablarte, se veía bien, ¿será que le sentó mal algo en la comida?
 
Padre: Si ella estaba bien, viste como bailamos y no le note nada extraño, igual no me dijo nada, solo que estaba un poco cansada pero nada más, ¿Te parece si voy un momento a verla?
 
Madre: Me parece bien, ve que yo estoy pendiente de todo, no te preocupes y si puedes la traes de una vez.
 
Me fui para el apartamento, iba dispuesto a responderle la pregunta, sin importar que pasará, se lo debía, era lo menos que podía hacer.
 
Cuando llegue abrí la puerta suave, no quise hacer mayor ruido, luego me dirigí a su cuarto, pero estaba a medio cerrar la puerta, entonces golpee antes de entrar, debía hacerlo, no podía repetir lo que hacía años atrás, al momento ella preguntó:
 
Hija: ¿Eres tú papá?
 
Padre: Si hija soy yo, ¿puedo seguir?
 
Hija: Que bueno que preguntes, si puedes seguir.
 
Padre: Hija no me pude quedar esperando en la reunión a que bajaras, me has dejado sumamente preocupado y la verdad, quiero de una vez terminar todo este asunto, por el bien de los dos, no se si quieres que continuemos o ¿prefieres que hablemos mañana?
 
Hija: Cuánto me alegra que me preguntes las cosas y me tengas en cuenta, es lo que siempre debiste hacer. 
 
Padre: Lo se hija, debí tenerte en cuenta, perdóname por no haberlo hecho, pero es tiempo de remediar todo, solo busco tu perdón por el daño que te ocasione cuando eras una niña, por eso te voy a responder la última pregunta que me hiciste para que estés tranquila.
 
Hija: Recuerda lo que te dije, piensa bien las cosas antes de decirlas y siempre con la verdad.
 
Padre: Lo se hija, aunque me duela tengo que decirte la verdad, si deseo que pasen todas esas cosas, pero no quiero, después de todo lo que me dijiste y ver tu cara, estoy seguro, pero quiero saber que sientas y piensas ahora que lo sabes.
 
Hija: Me alegra que me digas la verdad, es importante para mí y que me preguntes que pienso y siento ahora papá, pero antes creo que es mejor que llames a mamá y le digas que estoy bien, no quiero que se preocupe y salga también de la fiesta y los invitados se queden solos.
 
Me pareció algo bonito de su parte que le dijera a la mamá que estaba bien, eso hice, la llamé a su móvil y le dije que Cristina está bien, que solo quería descansar un momento pero que en un momento bajaba con ella.
 
Hija: Si tu me hubieras tenido en cuenta y me preguntas en ese entonces, te hubiera dicho que tenía miedo porque no entendía porque hacías y querías hacer cosas conmigo, pero te hubiera pedido que me dijeras si te gustaba o no como me veías y que si me prometias que no me ibas a obligar a hacer el amor contigo, yo lo hubiera permitido papá, porque igual que tú, sentí necesidad de que me vieras desnuda y me dijeras cosas bonitas, que me hicieran sentir bien, eso hubiera querido que pasara, pero nunca me preguntaste.
Me gusto verte desnudo, quería preguntarte porque tenías tu pene erecto en ese momento, me parecías todo lindo por las formas que usaste para que te viera así, parecías un adolescente y ese día me hubiera gustado que me preguntaras si quería quedarme a verte, porque lo hubiera hecho, ese día no tenía miedo, por el contrario, solo esperaba que me lo pidiera y me hubiera quedado para que me consintíeras.
 
No salía del asombro, no podía creer lo que ella me confesaba en esos momentos, no sabía qué decir ni hacer, quedo hipnotizado con las palabras que me acababa de decir, ella en todo momento quiso vivir esa experiencia conmigo y nunca le pregunté, por eso me decía que hubiera querido saber antes mi respuesta y que nunca la tuve en cuenta.
 
Hija: Te quedaste mudo, te das cuenta, por eso te decía que eras un egoísta y que no me tuviste en cuenta y menos escucharme, creo que solo hasta hoy, me pudiste entender y escuchar.
 
Padre: No se que decir, es la verdad hija, ahora entiendo todo, tarde pero lo entiendo, en el fondo como padre me alegra que no haya pasado, pero como hombre me arrepiento de nunca haberte preguntado y menos escuchado, siento que haber sabido es el peor castigo que he recibido hasta hoy Cristina, pero tengo que decirte algo ahora, debo decirlo y me tendrás que perdonar, ¿Te gustaría que pasará en estos momentos?
 
Hija: Tú lo dijiste, es demasiado tarde y es tu castigo, te lo mereces porque fuiste egoísta conmigo muchas veces y me dejaste con las ganas de saber porque me mirabas como mujer y no como tu hija, te imaginas que me hubieras preguntado uno de esos días, las cosas hubieran sido diferentes, aunque se que no estaba bien lo que me pedías, algo dentro de mí me impulsaba a experimentarlo, quería vivirlo, pero me daba miedo y pena decirte, por temor a lo que pensarás de mí, porque no sabía que sentías todas esas cosas por mí, era tan sola una niña a la que tu le despertaste esa curiosidad por experimentar, no sé hasta dónde hubiera llegado en ese momento.
 
Padre: Cristina, quiero saber si te gustaría que pasara en estos momentos, que dejes que te consienta, que me permitas apreciar la belleza de tu cuerpo y poder consentirte como siempre lo quise hacer y que puedas por fin experimentar lo que deseabas de niña. Te voy a decir algo que no debería hacer después de todo lo que te dije, pero quiero que me des la oportunidad de vivirlo y así podrás saber hasta dónde podemos llegar, es lo justo para los dos, ¿no lo crees?
 
Hija: No lo sé, dijiste que ahora no lo quieres, sabes, cuando te ví entrar por esa puerta, me alegré, porque entendiste mi mensaje y la excusa que usaste para subir, me encanto; por fin te arriesgaste cuando viste todo perdido, porque  tu quieres hacer algo conmigo y aunque te disculpaste de todo, en el fondo siempre has querido que pase, ¿estoy en lo correcto?
 
Padre: Estás en lo correcto Cristina, pero si quiero, siempre guardé la esperanza que pasará y hoy es el día donde pasan las cosas o debo renunciar a tí como mujer.  
 
Hija: Voy a cambiarme de vestido porque creo que ya casi es la hora de bajar, no creo que sea oportuno hacerlos esperar tanto tiempo, si quieres te puedes quedar en mi cuarto mientras lo hago, o ¿prefieres salir?
 
Padre: Me quedo, no voy a perder la última oportunidad de poder ver ese hermoso cuerpo que tienes.
 
Hija: No estés tan seguro que vas a ver mi cuerpo, no he dicho que me voy a cambiar delante tuyo, solo dije que me voy a cambiar de vestido, pero lo haré en mi baño.
 
Padre: No puede ser, no juegues conmigo, ya me castigaste mucho, no perdamos el tiempo, nos queda poco como tu dices, hazlo aquí en tu cuarto y si necesitas ayuda me dices.
 
Hizo una risa burlona, eso me encantó, pensé que ella me dejaría verla desnuda solo para mortificarme, pero para mí era suficiente.
 
Hija: Está bien, voy a complacerte, me cambiaré delante tuyo, espero que te sepas comportar y me escuches, por favor no lo vayas a olvidar.
 
Sigue el final…..

 

 

 

 
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