Sexo con Maduros

Bianca.

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Con mi mujer, Alessia, compramos una pequeña finca en los suburbios acomodados de la ciudad, mi nombre es Nico y yo y ella somos profesores.     Nuestra propiedad son cinco hectáreas de terreno muy fértil, por lo que en el transcurso de los años hemos creado un vasto jardín con arbustos, arboles de pequeñas dimensiones y arbustos que forman una especie de muro divisorio de nuestra propiedad con las parcelas colindantes.    Todos nos admiran nuestro trabajo, porque no hay nada similar en los alrededores, somos como una especie de isla florida y bien cuidada.

 

La última inversión que hicimos con Alessia fue un elegante y cómodo Jacuzzi al aire libre, dada nuestra edad ya adulta, fue nuestra preferencia espontanea, la piscina la descartamos por lo onerosa y gastadora de agua.

 

En el trabajo tuve un accidente al resbalar en una escala recién lavada y me fracturé un brazo, razón por la cual estaba con licencia medica disfrutando de los primeros días de sol primaveral, mi esposa continuó trabajando y acordó con la nana de mi nuera, de venir los sábados a ayudar con la limpieza, así que de lunes a viernes, me quedaba solo en casa tratando de engañar las horas y que estas pasaran rápidamente.

 

Dada la privacidad de nuestro jardín, yo y mi mujer solemos tomar el sol en traje de “Eva”, totalmente desnudos, así esa tarde estaba dormitando sobre una tumbona, había almorzado lo que mi mujer me dejaba preparado, agarré una cerveza fría y satisfecho después de haber saciado mi hambre y mi sed, me quedé dormido.     Nada presagiaba que mi vida iba a cambiar y a tomar un nuevo rumbo, no creo haber dormido mucho, pero algo me despierta, abro los ojos y me encuentro con una visión encantadora.

 

Sentada en mis pantorrillas, con ambos brazos a los costados y las manos juntas en el medio, mirando mi pene desafiante, orondo y duro, yacía la pequeña Bianca, hija de nuestros vecinos.

 

Bianca va en cuarto básico y su hermanita en sexto, a menudo rondan por nuestra casa.     Somos como parte de una misma familia.     Ya me había dado cuenta de que tanto esta niña como su hermana, habían comenzado precozmente a desarrollarse como pequeñas mujercitas, las ajustadas remeras mostraban esos cachitos puntiagudos de incipientes tetitas tiernas.

 

Bianca estaba tan fascinada con su descubrimiento, que entornaba sus ojitos como mirando un preciado juguete nuevo, ni siquiera se había dado cuenta de que me había despertado.

 

Manteniendo mi calmada respiración, trato de no moverme para no asustarla, mis ojos están abiertos solo como estrechas grietas para no perderme nada de las reacciones de la niña.

 

La situación es inverosímil y surrealista, estoy aquí cómodamente gozando de un sol esplendido con una pergenia que todavía no sabe ni limpiar su nariz y tomando mi cipote entre sus manitas suaves e inmaculadas.     Con sus deditos estira mi prepucio casi por completo y la cabezota amoratada de mi glande emerge a la luz del astro rey.     Sus minúsculas manos no alcanzan a abarcar toda mi polla, pero instintivamente comienza a moverlas de arriba abajo en un sutil movimiento.     Pareciese como si toda su vida hubiese estado haciendo este tipo de acto lascivo.    Quien sabe si ha ya jugado con la polla de alguno de sus compañeros, ¡Vaya uno a saber con los chicos de hoy en día!       Esta concentradísima en el orificio de mi cabezota.     Mi glande está aún completamente seco, trato de mantener mi compostura, pero se está haciendo cada vez más difícil.     Escondo mis gemidos y respiro casi con una pequeña abertura de mi boca, luego me vuelve a sorprender.

 

Como si nada se inclina hacia adelante y su nariz casi toca mi glande, observa con mucha atención ese intrigante hoyito de mi glande, comienzan a aflorar las primeras gotitas de esperma.     Como la cosa más natural del mundo, acerca su boca y con su lengua recoge ese líquido perlado que emana de mi verga, lo saborea y humedece sus labios con su lengua y luego se acerca a lengüetear el resto de semen que sale de mi pija.

 

Literalmente tiene la situación en mano.     Se envalentona y se pone más arriesgada, agarra mi polla con sus dos manos y la tira hacia su rostro, luego se inclina y engulle toda mi cabezota violácea, siento su lengua envolver los bordes de mi corona y moverse como un pequeño remolino.

 

Esta nenita sin saberlo me está haciendo feliz, no puedo evitar una mueca como una sonrisa en mi rostro, estaba disfrutando el inesperado evento.     Ella comenzó a moverse hacia atrás y adelante en una mamada casi Pro, sorbía y tragaba todos los jugos que se filtraban de mi pene, a veces se quitaba la polla de la boca y se golpeaba suavemente las mejillas con ella, y sus manitas apretaban mi verga cada vez con más fuerza.

 

Evidentemente, esta estimulación bestial no puede tener otro fin que una corrida bestial.     Trato de aguantar, quiero prolongar esta sensación nueva.    Me muevo en modo casual, levanto una mano y la coloco en su cabecita de sedosos cabellos claros, empujo mi polla en su boca.     En ese momento abro mis ojos y la miro con cara de sorprendido.

—¡Bianca! … ¿Qué estás haciendo? …

Me olvidé completamente de quitar mi mano de su cabeza y con mi verga profundamente enterrada en su boca la nena no me podía responder.     Me golpea un muslo con sus puños y le suelto la cabecita.

 

Bianca echa la cabeza para atrás y trata de levantarse, su cara esta roja y sus ojos denotan un pánico terrible, salen una lágrimas de sus ojitos azules, tose y traga saliva.

—Tranquila … cálmate … no te haré daño …

Con sus ojitos llorosos trata de sonreír, paulatinamente se calma.     Yo finjo de no haberme dado cuenta de nada.

—¿Cuánto tiempo llevas aquí? … ¿Cómo llegaste? …

—¡Emh!, no tanto, tío …

Bianca y su hermana usan llamarnos tíos tanto a mi como a mi mujer.

—¿Te das cuenta de que no debes hacer lo que estabas haciendo? … No es para niñas pequeñas … ¿Me entiendes? …

—Lo sé, tío … pero me están saliendo tetitas y hay algunos chicos que han intentado de tocarme, tío … algunos quieren que yo pruebe sus pollas … me asusta eso … y cuando te vi a ti durmiendo y con tu cosa así durita, pensé que podría probar primero contigo … siempre has sido dulce y amigable conmigo …

No era una explicación del todo plausible, además, todo el rato mientras conversábamos, ella no había dejado de jugar con mi herramienta, qué a propósito, estaba a punto de explotar.

—Si quieres deveras experimentar que sucede cuando le tocas el pene a un chico, debes continuar haciendo lo que estas haciendo … solo si tú lo quieres, por supuesto …

—¡Sí!, tío … tengo muchas ganas de verlo … ¿me dejas probar? …

Tomo su mano y la muevo con mayor rapidez arriba-abajo, ella instintivamente entiende y comienza a menear sus manitos con mayor velocidad.

—Puedes hacerlo también con tu boca y tu lengua …

Tan pronto como mi pija entra en su boca, tomo su cabecita y comienzo a follarla demencialmente, poco después, ese electrizante impulso de la espina dorsal que me recorre todo el cuerpo y exploto con gruesos chorros de semen en su boquita virgen, en el epilogo de mi corrida, fuerzo mi polla hasta sentir la estrechez de su garganta.     La nena se desespera por un momento al quedar sin aire para respirar y me da con su puño en mis flancos.

 

Pensé de encontrarme con la cara de una niña atemorizada y gemebunda, pero al contrario, tenía una cara esplendida, lucida, como si hubiese recibido el mejor regalo navideño.     Comienzo a tornar en mi y a tratar de entender la situación, es cierto que lo he disfrutado, sin lugar a duda, también es cierto que esta es una de las primeras experiencias sexuales de la niña, sino la primera de todas, tampoco dudo al respecto.      Me quedo un rato confuso, cierro mis ojos queriendo encontrar una explicación que deje tranquila mi conciencia, es una pequeña niña.     Quizás si … todos mis pensamientos se interrumpen cundo siento otra vez la boca de la pequeña chupando mi verga, mi masculinidad está toda entera dentro de su pequeña boquita, aprieta mi polla como para estrujarla y saborear los últimos remanentes de mi corrida.     Me mira con ojos de adoración, brillan con sumisión, juega otro poco con mi polla y ésta flácida se desliza a un costado.   Me regala la más sexy de las sonrisa que jamás he visto hasta el día de hoy.

 

Mi mano acaricia una de sus mejillas y le digo:

—Bianca … tengo que darte las gracias por lo que has hecho hoy conmigo … pero debes entender que no es una buena cosa … aunque si es maravillosa, no debemos repetirlo … todo esto debe ser un secreto valioso … solo tú y yo debemos saberlo … nadie más … ¿me entiendes? …

La chicoca se incorpora y se sienta en mi vientre.     Inmediatamente me doy cuenta de que no porta ropa interior bajo su faldita y su coño virgen se coloca directamente sobre mi blandengue pija.     Se apoya en mi pecho y comienza a frotar su diminuta panocha sobre la longitud de mi pene que rápidamente revive de su letargo y se pone una vez más duro.

 

La nenita se da cuenta del efecto que me ha causado y me sonríe.     Estoy aterrorizado, me parece una sonrisa demoniaca ¿Pero que está haciendo esta criatura?, afortunadamente me queda un poco de criterio y rápidamente la empujo hacia un lado evitando la inminente penetración.

—¡Bianca! … no debemos hacer esto … ¿me quieres hacer terminar en la cárcel? …

—Nadie lo sabrá, tío …

—Quizás no … pero no está bien …

Me levanto y busco a mi alrededor mis shorts.     Raídamente me los pongo y me siento más seguro ante este Súcubo del sexo.     Bianca me sonríe y apunta a mi polla rígida que ha formado un característico bulto en mis pantalones cortos.

—Y recuerda que nunca debes mencionar esto a nadie … ¿quieres un refresco? …

—Lo sé, tío … lo sé … no temas … pero a mi me mando mi madre, ella quiere conversar contigo … no sé de qué cosa, pero quiere verte …

—¿Y ahora me lo dices? … Quizás que va a pensar tú madre de todo el tiempo que te has tomado … para venir a recogerme …

—Pues le diremos que estabas ocupado haciendo algo importante … los grandes siempre tienen cosas importantes que hacer … y tu eres grande … ¿verdad? …

Me sonrío por lo maquiavélico de la nenita, sin pensarlo más la tomo de la mano y nos encaminamos hacia su casa.    Después de una decena de minutos llegamos al umbral de la casa de Bianca, la puerta está abierta y ella grita:

—¡Mami! … estamos aquí …

Poco después aparece Loreto sonriendo y con las manos llenas de masa.

—Entra … entra … ¡Uy!, tanto tiempo sin verte … disculpa que estoy horneando unos bollitos …

Bianca no me suelta la mano y me lleva a la cocina.     Es una cocina enorme, muy bien equipada y se siente el agradable olor de los panecillos horneados de reciente.     Loreto me mira:

—Siéntate … ¿quieres un cerveza o un café? …

—Una cerveza fría, estaría bien …

—¡Vale! … Bianca, trae una cerveza para Nico …

La pequeña diablesa, regresa con una cerveza, la abre ella misma, toma un sorbo y con una sonrisa cómplice me la entrega.     Loreto, se da cuenta.

—¡Bianca! … ¡Sabes que no debes beber cerveza! … excúsala, Nico … pero las chicas de hoy … ¡Urgh! …

—Está bien, Loreto … es solo un sorbo … ¡Ah!, Bianca me dijo que querías hablar conmigo …

—Sí, hay algo que quisiera sugerirte … pero disfruta tu cerveza, luego cuando termine hablaremos calmadamente y disfrutaremos un bollo recién horneado …

Mientras tanto Bianca ha regresado con su Tablet, antes de que pueda evitarlo se sube a mi regazo, como suele hacerlo siempre.

—¡Bianca! … ¿Qué haces? … ¡Eres demasiado grande para eso! … ¡No molestes a Nico! …

—Está bien, Lore … déjala … me mostrará sus fotos …

—Sí, mami … quiero que vea las fotos de los caballitos …

Bianca me sonríe maliciosamente, todo el tiempo sentada en mi regazo rotando su culito sobre mi verga.   Cuando se sentó había echado su faldita para arriba y ahora su culito desnudo descansaba en mi vientre.     Mi polla lentamente comenzó a crecer otra vez.     Conscientemente, la pequeña coloco su vagina sobre mi pija, y ahora solo la delgada tela de mis pantalones cortos impedía la penetración.     Miré a Loreto y estaba ocupada con unas bandejas y controlando la cocción de los bollos, afortunadamente no se había dado cuenta de nada.

—Mira tío … estos son los caballitos y yo los quiero cabalgar, tío … así, tío … ¡Umpf! … ¡Umpf! … ¡Umpf! …

Bianca mimaba sus movimientos saltando con su chocho desnudo sobre mi pija dura como el acero.   No me cabía la menor duda de que sería una brava y hábil amazona montando no solo esos caballos, sino también algunas vergas humanas.      Sintiendo sus solapados movimientos no pude evitar de gemir y quejarme, más aún cuando con su mano derecha entre sus muslos y a través de la pernera del pantalón, aferró firmemente mi pene que ahora estaba totalmente duro.

 

Estaba aterrorizado de que Loreto se pudiera voltear y nos descubriera, pero ella estaba tan concentrada en sus labores que no nos brindó ni la más mínima ojeada.     Bianca frotaba mi polla con calma y energía de un lado a otro, tirándola hacia su pequeña ranura rosada.     Casi entro en pánico cuando sentí que mi glande se presentaba al ingreso de ese chocho brillante y húmedo, ella frotó mi virilidad contra su grieta cálida, tenía sus ojos entrecerrados y respiraba con afano.

 

Traté de aumentar el contacto de mi glande con su húmedo chocho.     Lo más increíble de todo es que simplemente me deje dominar por una pequeña niña, ella controlaba toda la situación y yo era un juguete de sus acciones lascivas.     ¿Alguna vez pensé en detenerla? —¡No! — ¡simplemente lo dejé pasar!

 

Y esto no terminaba.   Después de frotar su coño sobre mí, levantó una pierna y hábilmente dirigió mí glande hacia su entrada húmeda y tibia, al principio la cabeza entró y ella se detuvo para acostumbrarse al intruso.     Sus ojos ahora estaban completamente abiertos y sus mejillas habían adquirido un tono claramente rojizo. En breve, jadeó para respirar, y al mismo tiempo se mordió el labio para contener cualquier posible estallido de dolor.

 

Me senté completamente hacia atrás en la silla y empujé mi abdomen hacia adelante. No hice nada para empujar a la niña lejos de mí, si bien podía sentir que le dolía a la chica, y que su apretado coño nunca había tenido que dejar espacio para algo penetrante. Estuve a punto de levantarla, — para evitarle más dolor, — cuando la siento levantarse lentamente por sí misma.

 

Ella se levanta suavemente, hasta el punto de que mi polla todavía estaba dentro de su coño. Aquí hace una pausa, después de lo cual vuelve a bajar y deja que se mueva unos centímetros más hacia adentro. Así es como continúa durante algún tiempo, movimientos lentos hacia arriba y hacia abajo sobre mi polla rígida, para finalmente sentir la membrana transparente, que bloquea una mayor penetración.

 

Aparentemente, Bianca había decidido que este debía ser el día, por lo que ella continuó con ese movimiento constante hacia arriba y hacia abajo, justo hasta la barrera del himen.      Yo había tenido ya un orgasmo, de modo de que podía resistir y continuar durante mucho rato, pero la excesiva estrechez de su coño diminuto que ahogaba mi pene me hizo acercar a una nueva eyaculación.

 

Bianca continuaba a moverse rítmicamente controlando sus movimientos hábilmente, pronto agarró mi mano y la llevo a la convergencia de sus muslos y al vértice superior de su panocha, sobre su ardoroso botoncito.     Sin perdida de tiempo comienzo a frotar su clítoris.     Ella se aferra con fuerza al borde de la mesa y aprieta tan fuerte que puedo que ver sus nudillos se vuelven completamente blancos.

—¡Te sientes bien, Bianca? …

Preguntó su madre volteándose a mirarla, preocupada se acerca a ella.

—¿Te estás enfermando? …

Loreto vuelve a preguntar, Bianca abre sus ojos y mira felizmente a su madre y le responde.

—Sí, madre … estoy bien … quizás un poco cansada por que ayudé a Nico a ordenar unos muebles del jardín … tal vez debería regresar con él para que me regale uno de los refrescos que me ofreció …

—Si quieres beber algo te traeré un vaso de agua fresca …

Diciendo eso toma un vaso de la alacena y lo llena, luego gira alrededor de la isla de la cocina y se acerca y coloca el vaso frente a Bianca.      Se detiene un momento y creo que sucederá la catástrofe, el escandalo, nos descubrirá, pero no, fija sus ojos en la pantalla de la Tablet y pregunta:

—¿Qué estas mirando? …

Afortunadamente, la pantalla no había cambiado al modo de espera, porque aún mostraba la imagen de un caballo.

 

Loreto está ahí a un paso de su hija la cual está ensartada profundamente en mi verga, con mis dedos acariciando su pequeño clítoris de niña.     Luego se gira y corre a controlar la cocción de sus panecillos, en ningún momento mostró signos de observar la lujuriosa escena que estaba sucediendo en su acogedora cocina.     Abriendo la puerta del horno con el guante de silicona, exclama:

—¡Oh!, caballos … caballos … caballos … todavía estas loca por los caballos …

Me siento con la tranquilidad de afianzar sus comentarios y así desviar definitivamente su atención sobre nosotros:

—Quizás cuando sea un poquito más grande pueda tener su propio caballo …

—No lo creo querido … cuando crezca un poco más sus intereses cambiaran a algo llamado “Chicos” …

Responde la madre de Bianca, riendo con aires de autosuficiencia y continua con sus labores frente al horno.     En tanto Bianca se queda callada manteniendo mi polla dentro su estrecho chocho.     De repente mis dedos le procuran un fuerte orgasmo, la siento temblar en mis brazos y es claro que se está esforzando para ocultar sus espasmos y mantenerse calma.    Loreto vuelve a encuadrar a su hija que sacude un poco su cabeza:

—¿Estás segura de encontrarte bien, querida? …

—¡Aaaahhhh!, mami … que molestosa que eres … estoy divinamente bien … déjanos tranquilos …

—¡Perdona, muchacha! … pero me preocupo por ti …

Bianca respira profundamente, esta recuperando el control sobre si misma, su orgasmo la ha tomado por sorpresa e inconscientemente ha echado su cuerpo hacia atrás, haciendo que mi verga escape fuera de su cálido coñito.     Pero su reacción fue aferrar mi pene y comenzar a frotarlo fuerte y rápido y en un minuto disparé un violenta carga de esperma en su faldita, un chorro cayo sobre la mesa cerca el vaso de agua que su madre acababa de dejar.

 

La besé en el cuello y trato de limpiar el semen de su faldita, luego le susurro al oído.

—Levántate y ve a lavarte y trae un paño húmedo …

Se vuelve hacia mí sonriente y antes de que me de cuenta, me da un gran beso en los labios, acto que no pasa inobservado por su madre:

—A Bianca le gustas mucho, Nico … ella siempre está a hablar de ti …

La miro y me doy cuenta de que ha visto lo que ha hecho Bianca, respondo simplemente:

—Sí, Bianca es una niña muy dulce … Ojala todo el mundo fuera como ella … 

Trato de mantenerme lo más tranquilo posible, manteniendo mi verga oculta a los ojos de Loreto, la erección había disminuido, pero mi verga estaba bañada con mi esperma y los fluidos de Bianca, necesitaba limpiarme antes de acomodarla dentro de mis shorts.

 

Bianca regresó del baño trayendo a escondida un paño tibio, se volvió a sentar en mi regazo y procedió a limpiar mi pene fingiendo de mirar su Tablet.     Mi pene recibió un amoroso tratamiento por parte de la niña y por fin lo pude acomodar dentro de mis pantalones cortos.

 

Justo en ese momento Loreto venía con una bandeja llena de bollos frescos.

—¿Qué me dices? … ¿Quieres otra cerveza o te preparo una taza de café? …

Creo que aceptaré la taza de café … y si tienes mantequilla para acompañar estos panecillos que se ven deliciosos …

Loreto se giró a buscar el café y la mantequilla.     Bianca se había tranquilizada y restaba sentada sobre mí y yo me preparaba para festinar estos exquisitos bollos.

 

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Mi hijo, mi hija.
Mi padre, Goliath y yo.

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